No cabe ninguna duda que Mr. Shakespeare es el más grande escritor moderno inglés a la fecha. 400 años
después, sigue siendo el preferido del país británico. Sus obras se han
convertido en películas, sus sonetos aparecen en libros y música, y sus
trabajos fueron traducidos a todos los
idiomas del universo. Asimismo, su
contribución al lenguaje del inglés es inmensurable.
Estamos en el nuevo milenio, y William sigue disfrutando de una popularidad descomunal. Históricamente,
cada generación ha adoptado a Shakespeare como suyo, atribuyéndose sus
trabajos, creencias, frases, reflexiones e ideas y considerándolas “inteligentes”, “cool” y apropiadas en cada época. Incluso –seamos sinceros–: ¿qué otro dramaturgo puede nombrar la gente
común?
Muchos conocen sus obras a través de lo que quizás podríamos denominar
Osmosis Popcultural. Las últimas
tragedias del autor, “Ser o no ser” Hamlet y el Rey Ricardo III –ese pícaro drama sobre la vida de un rey muy aficionado a la lectura y tan zoofílico que incluso es capaz de cambiar su reino por un caballo–
se consideran obras cumbres, máximas, emblemáticas.
... mientras tanto, el resto de
sus trabajos (Macbeth, Otelo, Romeo y Julieta) han tenido un impacto en la cultura popular tremendo.
¿Cuántas historias son, a fin de cuentas, un
recuento de la trágica historia de Romeo y Julieta? (Me viene a la cabeza
la interesante película de ciencia ficción “Upside Down”).
Sin ir más lejos, el autor ha llegado a tener hasta cinco de sus obras estrenándose simultáneamente en distintos
lugares del mundo. En el cine y la TV, cualquier personaje (sea héroe o
villano) gana clase y nivel citando algunas de las famosas citas del dramaturgo
inglés. ¡Funciona todo el tiempo!
En el blog, ya estuvimos hablando de Ray Bradbury y su “Feria de las Tinieblas”. El título original (“Something Wicked This Way Comes”) sale
de Macbeth, mientras que la obra más
representativa de Aldous Huxley (“Brave New World”, traducido como “Un
mundo feliz”, del cual hablaremos en otro post) llega de la obra de La Tempestad. Jorge Luis Borges tomó “There are More Things”
de “Hamlet” igual que Alfred Hitchhock lo hizo con “North by Northwest” (quizás su obra más importante,
tema que discutiré también en otra oportunidad).
A la Sra. Agatha Christie, por
otro lado, le fascina tomar títulos de las obras de su compañero británico (“By the Pricking of My Thumbs”, “There is a Tide”, “The Mousetrap”)
Los elementos que Shakespeare
ha popularizado son varios y recurrentes. La idea de tener personajes ambiguamente homosexuales (aquellos que no tienen
aparente interés en el sexo opuesto) se debe, en gran parte, a su imperio de
influencia. De igual modo podemos mencionar el reiterado uso de las profecías que siempre se cumplen –exceptocuando no– y casi siempre significan algo
distinto que lo que uno pensaba. (Claro que este elemento es más propio de
la tragedia griega, pero se encuentra muy presente en la obra shakesperiana).
Por último, me animo a opinar que la ambientación al estilo “cuento de hadas” se le atribuye en gran
parte. Muchas de sus obras se ubican en
cortes reales o bosques mágicos e incluyen criaturas mágicas, mitológicas,
sangre real, etc.
¡Ah… y la idea de “MÁTALOS
A TODOS!” no se le ocurrió a George
Martin. La mayoría de las tragedias de este simpático autor terminan en un
horrendo mar de sangre.
Estoy debiendo varias obras de él; particularmente me interesa “Mucho ruido y pocas nueces”. Cuando la
lea y reflexione, seguramente habrá un
post para debatirla en este humilde espacio.
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nota, háganmelo saber en un comentario, compartiendo el contenido o bailando Thriller como Michael Jackson.
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Capítulos anteriores:
Episodio I: “La dimensión desconocida”
Episodio II: “Tras las huellas de Scooby-Doo”