El pistolero es el primer volumen en la saga de la
Torre Oscura, que el mismo Stephen King
considera como su
magnum opus. Hace muchísimo tiempo que tenía ganas de comenzar a leer esta
obra que representa el trabajo más extenso y complejo que alguna vez escribió
el autor.
King comenzó a redactar “El pistolero” incluso antes de publicar su primera novela (“Carrie”).
Había quedado fascinado por el universo épico creado por J.R.R Tolkien en “El señor de
los anillos” y quiso elaborar el suyo. El resultado fue un mundo
post-apocalíptico y paralelo al nuestro, donde los recursos escasean y el
entorno se ha vuelto del estilo del Lejano Oeste, una idea que hoy es común –mezclar
futurismo con vaqueros lo hicieron Cowboy
Bebop y Firefly, por ejemplo–
pero que en ese momento fue absolutamente novedoso.
Stephen King
arrancó a pincelar la historia allá por el año 1970. Inicialmente publicó cinco
historias cortas entre 1978 y 1981, que se fueron publicando en The Magazine of Fantasy and Science Fiction.
Eran: “El pistolero” (octubre, 1978), “La estación de tren” (abril, 1980), “El
oráculo y las montañas” (febrero, 1981), “Los mutantes lentos” (julio, 1981) y,
finalmente, “El pistolero y el Hombre de Negro” (noviembre, 1981). Al año
siguiente, y debido al éxito de la historia, reunió todas las partes en un solo
libro.
La versión que se imprime hoy, sin embargo, es una que revisó en el año 2003, donde corrigió errores de
continuidad con respecto a las demás sagas y arregló algunos problemas de
ritmo, expandió la trama y modificó algunos detalles menores.
La trama se centra en Roland Deschain, el último pistolero del mundo, quien está detrás
de un feroz adversario: el Hombre de
Negro. Esta primera parte sigue la travesía de Roland a través de un vasto
desierto, luego en una estación abandonada, en las montañas y, finalmente, en
cuevas subterráneas. En el camino tiene que sortear las diferentes trampas que
le deja el Hombre de Negro y va conociendo a muchas personas, entre ellas a un
chico (Jake Chambers) que resulta
ser parte esencial de la verdadera misión del pistolero: llegar a la Torre
Oscura.
Para los fans de la saga, hace poco se confirmó una
gran noticia. Esta primera parte de la historia va a tener su adaptación
oficial al cine en el año 2017. El
Pistolero va a ser el actor Idris Elba
(“Luther”, “Zootopia”, “Thor”, “Beasts of no Nation”) y el rol de El
Hombre de Negro quedó, contrariamente a lo que alguno habría pensado, para Mathew
“Alright, alright, alright”, McConaughey. El director elegido fue el
dinamarqués Nikolaj Arcel, célebre
por su adaptación de “Los hombres que no
amaban a las mujeres”.
***
Ya saben cómo viene el tema. #SpoilerAlert: se revelan partes
fundamentales de la trama. Obviamente, sólo del primer libro.
***
“El pistolero”
es una obra en la que cuesta sumergirse. Los primeros capítulos son densos en
descripciones y se toman el trabajo de presentar el extraño mundo de Stephen
King con un alto nivel de detalle. Si bien maneja con mucha sutileza el
ambiente (no es obvio a la hora de contarnos el lugar donde viven los
protagonistas) desde el vamos queda claro que estamos ante un futuro distópico
que volvió a las raíces: no hay tecnología, existe la magia, el escenario es
similar a nuestro “lejano oeste”, pero también aparecen rastros de lo que fue
el mundo antes.
La novela es una mezcla entre lo épico de Tolkien y lo “cool” de películas como “El Bueno, el Malo y el Feo”. Es todo
muy místico, hay profecías y no existen religiones claras. Parcialmente tiene
un aire a las leyendas arturianas también.
En Internet se suele comentar que este libro es una
suerte de “precuela” a la historia, y que verdaderamente nada concreto sucede.
Creo que es un poco cierto. De hecho, el final no es demasiado conclusivo, pero
sí nos introduce al protagonista, Roland,
y entendemos su origen a través de jugosos flashbacks.
Me quedaron muchísimos
interrogantes al terminar la historia, pero eso sólo indica que la novela, como
inicio de la saga, funciona. Cuando terminé quería saber cómo iba a
seguir todo, y hay eventos en “El
pistolero” que son durísimos y esenciales para comprender qué tipo de
persona es.
En este mundo que se “ha movido”, vivimos un
clásico ambiente de western pero con pequeños cambios. El primero, que
descoloca bastante, sucede cuando Roland llega a un típico bar, completo con
cantina, piano, barwoman y borrachos. Excepto que acá hay alguien tocando en el
piano la canción “Hey Jude” (de los Beatles). Esto ya nos revela lo que
está sucediendo: es el futuro del mundo que conocemos. Más adelante comienzan a
aparecer restos de máquinas viejas, que supieron funcionar con electricidad,
vapor, etc. Pero no sólo eso, es también un mundo paralelo al nuestro. Jake
Chambers, por ejemplo, murió en “nuestro mundo”, en Nueva York, y despertó en el de la novela.
Me fascinó todo el aire místico que presenta la
historia. Hay todo un tema rodeando el número 19, aparecen demonios en un
sótano, varias profecías, cartas de tarot, mutantes en una cueva, Roland puede
hipnotizar a gente y el Hombre de Negro
es capaz de seducir a las personas para que hagan lo que él desee.
En cuanto a su forma, “El pistolero” es una novela tranquila y más bien meditativa. Es una
manera muy peculiar de disparar una serie de fantasía épica. De nuevo: los
primeros capítulos son difíciles de seguir por su ritmo extremadamente pausado.
También tiene una estructura muy curiosa. Cada una de las cinco partes
distintivas presenta un pedacito de la historia de Roland, contada a través de
flashbacks. Se introducen personajes que pensás que van a durar mucho más, pero
terminan siendo secundarios (o mueren de formas muy violentas... George Martin, un poroto).
Algo interesante de la obra es que al principio sabemos que Roland está
impulsado por una sed de venganza, pero no entendemos bien por qué. A medida
que el libro progresa, pequeñas conexiones se van haciendo entre el pasado y el
presente que explican con mayor claridad cómo el Hombre de Negro fue
responsable del mundo del pistolero. Y, sin embargo, el final (súper spoiler alert) me tomó desprevenido:
Roland encuentra a su enemigo, hacen un fuego, cenan, tienen conversaciones
cuasi-existenciales, y entonces... BUM, un salto temporal. El Hombre de Negro
utilizó magia para hacer dormir a Roland, quien despierta 10 años después, sólo
para encontrar el cuerpo de Walter o´
Dim muerto y como un esqueleto. Se levanta y continúa su viaje hacia la
Torre.
Definitivamente muy lejos del final que habría
esperado encontrar. Y admito que me generó mucha ansiedad.
Es loco cómo la historia va mezclando diferentes
géneros que no deberían coexistir. Y no sólo coexisten, sino que además lo
hacen perfectamente. Algunos capítulos son puro
western (su estadía en Tull), otros pertenecen al género de fantasía y
terror (la estación de trenes y su encuentro con Jake) y la parte de los
mutantes lentos es ciencia ficción a pleno.
El aspecto más atrayente es el pequeño Jake Chambers, que brinda emoción a la
narración y le permite al protagonista tener conversaciones reales y honestas.
Nosotros, como lectores, llegamos a comprender que estamos ante mundos
paralelos, y nos termina de cerrar la vida de Roland. La historia del chico es
intrigante y las referencias que hace a películas, subtes y rascacielos ayuda a
entender que la mezcla de géneros es también posible en un mundo formado por
muchos mundos.
Jake es el punto más fuerte del libro. Es
simpático, relacionable, le brinda emoción al frío pistolero y genera varias
giros argumentales atractivos. Pero al final del día sabemos que no es más que
un medio para alcanzar el fin, y por eso también me encantó cuando Roland tiene
que tomar la decisión de salvarlo o continuar su búsqueda del Hombre de Negro.
Es el único personaje que nos permite ver la humanidad en lo profundo del
pistolero.
En resumidas cuentas: la primera parte de “La torre oscura” es un libro fascinante,
aunque extraño. Lejos de contar con grandes escenas de acción, es más bien
tranquilo, y nos sumerge con paciencia en un mundo extraño pero familiar.
Entiendo que muchos cabos quedan sueltos para ser resueltos en las otras seis
partes, y en ese sentido me atrapó por completo.
► Es una lectura muy
disfrutable, sagaz, pero igualmente frustrante. El final genera más confusiones
que respuestas claras, y es probable que King
haya hecho esto de forma intencional: nos deja con ganas de más, nos interpela
frente al inmenso tamaño del universo (guiño a que las próximas entregas van a
ampliar mucho más lo que ya conocemos) y presenta una introducción a su saga
que es compleja, dramática y mística.
Yo, con esta primera parte, compré. Ahora vamos por la segunda. ¡Hasta la próxima!
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de sueños, una novela de Stephen King”; “Reseña
de Zarabanda Nupcial”; “Joyland,
una novela coming-of-age de Stephen King”; “Un
análisis minucioso del libro de Jack Torrance”; “Mientras
escribo, la autobiografía de Stephen King”.
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