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sábado, 27 de abril de 2013

LISTA TOP-5: las imágenes más perturbadoras de “¿Dónde está Wally?”



Mi infancia en cuanto a libros fue una mezcla rara. Leí clásicos como Momo, El Alquimista, El Principito y “Ami, el niño de las estrellas”; leí mucho cuento policial; historias de suspenso infantiles (“R.L. Stine”) o más adultas (Agatha Christie y Edgar Allan Poe, entre otros) y por momentos también disfruté mucho de una “literatura” que no sé si podemos considerarla como tal.

Los libros de “¿Dónde está Wally?” no se “leen” pero conformaron grandes momentos de interminables viajes en auto. Son parte de mi nostalgia infantil y merecían un post también.

Martin Handford publicó su obra originalmente en 1987 (año en el que nací) bajo el título “Where´s Waldo?”. Su “original” idea (que, en realidad, fue un robo a una idea anterior que tenía como protagonista a un chimpancé de nombre Wallace) se vendió como pan caliente.   

Wally era un viajante que recorría el tiempo y el espacio, enviando postales al lector que tenía que encontrarlo entre panoramas altamente cuidadosos que incluían playas, circos, museos, estadios y algunas épocas históricas.


Las imágenes eran extremadamente detallistas y se podían encontrar muchas peculiaridades en cada una. Predominaba el humor de “causa-efecto”, donde veíamos como un hecho particular (ejemplo: un nene dejando ir a su perro) generaba resultados en cadena en las personas de la imagen (uno se tropezaba, tiraba su helado que golpeaba a alguien y esto creaba todo un efecto dominó).

Impactantes, bizarras (en ocasiones) y muy minuciosas… cada escena preparaba al lector con un desafío visual atractivo donde uno no sabía con qué se iba a encontrar. ​Muchas veces estos libros fueron prohibidos porque algunas situaciones eran demasiado “extrañas” para un niño. Hoy vamos a hacer un repaso de las 5 más interesantes:

1) Un travesti de fiesta


Mientras Wally visita un baile parisino de Napoleón en 1970, nos encontramos con estatuas que cobran vida, animales borrachos y bailarines inútiles. Pero lo que quizás uno no esperaría sería ver a un hombre vestido de mujer y llamando la atención de algunos de los muchachos.

2) El museo de las torturas


Los libros de Wally se especializaban en personas en situaciones de dolor, pero en esta imagen el autor llevó la experiencia un paso más adelante. No solo se exhibe una escena real de hombres bajo tortura, sino que además el mismo público les genera aún más sufrimiento. ¡Incluso uno está atado de pies a cabeza! Además, por su estado y barba uno podría llegar a asumir que llevan allí bastante tiempo.

3) Lolas al viento


La escena de la playa (que salió en el primer libro) generó que la obra fuera prohibida en varias librerías y escuelas. En ella vemos una mujer en topless exponiendo sus atributos a los vecinos debido a la travesura de un niño. En la reedición de 1997 se decidió tapar los senos de esta pobre mujer.

4) Sacrifico a la azteca


Acá las cosas empiezan a ponerse bien bizarras. El sacrificio ritual no parece molestarle a Wally mientras recorre los últimos días de los aztecas. En la imagen vemos a un hombre a punto de ser inmolado y varios más en fila que compartirán pronto su destino.

5) Violación salvaje


Esta imagen pide a gritos el número uno de la lista. Vemos a un hombre, disfrazado de tigre que acaba de matar a un hombre (¡Ohhhh!) y detrás un felino que parece haberse enamorado. Solo podemos imaginar lo que va a pasar después. Difícil que la situación se vuelva más surrealista que esta.


Como sea, eran este tipo de cosas las que se volvían más interesantes (al encontrarlas) que el mismo Wally, ¿no? ¡Si les gustó la nota, no se olviden de hacérmelo saber!

Un saludo y hasta la próxima, si me encuentran.

lunes, 22 de abril de 2013

“La feria de las tinieblas” (novela, 1962)

Autor: Ray Bradbury (USA)
Género: terror / suspenso / “coming-of-age”
Leído: Bahía Blanca, abril 2013.

Uno de los eventos que marcaron la infancia de Ray Bradbury como escritor fue su encuentro en un carnaval con un mago llamado Mr. Eléctrico que le ordenó vivir eternamente. Este hecho, además, inspiraría (años después) una de sus novelas más extrañas: “La feria de las tinieblas” (traducción del título original: “Something wicked this way comes”, tomado de una frase de un drama de Shakespeare)

Bradbury es más conocido por sus historias de ciencia ficción (“Fahrenheit 451”, su obra maestra, y “Crónicas Marcianas”, entre otras).

La feria de las tinieblas” se interpreta como una clásica alegoría de la lucha entre el bien y el mal, con un mal personificado por un carnaval del terror con criaturas detestables.

Bradbury inserta en la historia mucha nostalgia infantil y un estilo gótico barroco que llama la atención. Se exploran temas variados, dentro de una atmósfera nocturna y lúgubre, al tiempo que se combinan con personajes sobrenaturales y cultura popular.

Les comparto el libro en PDF, aunque en inglés: http://bit.ly/ZhpHOd

Básicamente es una historia de horror moderna centrada en dos niños de 13 años, Will y Jim, que descubren secretos terribles sobre un carnaval que ha llegado a la ciudad. Estoy convencido que Stephen King tiene que haber leído esta novela porque muchas de sus novelas tienen el mismo estilo (particularmente “The Dead Zone” e “IT”; de esta última hablaré en otra ocasión).

También me pasó algo muy loco con esta novela, tiene elementos que ya había leído recientemente en una muy buena obra de Cornelia Funke: “El señor de los ladrones” (lo que me lleva a preguntarme: ¿plagio de Funke… u homenaje?)

Mr. Dark es quien encarna al mal en este relato, y es uno de los personajes mejor logrados. Junto con el padre de uno de los chicos, Charles Halloway, comparten algunos de los mejores momentos de suspenso de la historia.

Las escenas que comparten juntos son terribles y uno realmente no sabe lo que va a pasar.


Un dato loco es que este villano es, también, el protagonista de una antología de ciencia ficción excelente que reseñé hace poco: “El hombre ilustrado” (también de Bradbury).


La escritura es algo que me llamó mucho la atención. Tiene un estilo muy barroco donde las ideas no se enuncian naturalmente sino que de forma ingeniosa, rebuscada y hasta laberíntica. En la obra, el idioma se tortura, se retuerce en su sintaxis. Entre los temas que trata encontramos mucho realismo mágico y fantasía: la magia como parte de la vida, el miedo y las creencias (y como eso puede hacerte sumiso o liberarte) y lo difícil que es crecer.

 ¿Por qué leerla?

Si disfrutan de historias de suspenso y sobrenaturales al mejor estilo de R.L Stine (aunque con contenidos más adultos), o las novelas de King y sus seguidores (y sin llegar a ser tan sombrías como los cuentos de Edgar Allan Poe), estoy seguro que les va a gustar. 

Además, Bradbury comprende totalmente lo que significa tener 13 años, y detalla esa época de forma estupenda. En ese sentido, la novela tiene un toque nostálgico que le da un plus.

=> Un libro escrito de forma maravillosa. Quizás una de las novelas de terror más poéticas que alguna vez haya leído. Hay muchos elementos extraños e, incluso,surrealistas... 

... Pero al final es una novela sobre crecer, con varias reflexiones interesantes y donde los elementos más oscuros forman únicamente parte del paisaje. Me gustó bastante esta historia, aunque admito que el final está muy tirado de los pelos. ¡Recomendada! <=


EL DATO CINÉFILO: “La feria de las tinieblas” tuvo su adaptación al cine (1983) gracias a la magia de Disney. No la vi aún, pero les dejo el tráiler:



"Papá, ¿soy una buena persona?"
"Creo que sí. Sé que sí."
"¿Me… va a ayudar eso… cuando las cosas se pongan difíciles?"
"Va a ayudar, sí."
(Ray Bradbury, “La feria de las tinieblas”)

miércoles, 17 de abril de 2013

R.L. Stine – el Stephen King de los niños


Hay algo sobre lo oculto y lo sobrenatural que nos resulta indescriptiblemente atrapante, y especialmente cuando somos chicos. ¿Qué es eso que cruje por la noche? ¿Hay algo debajo de la cama o tras el placard? Recuerdo que cuando me pedían que fuera a buscar algo a un lugar alejado de la casa, iba encendiendo las luces de los pasillos detrás mío… por ese miedo irreal (e ilógico) de que una criatura estuviera allí esperando, agazapada en la oscuridad. Pero al mismo tiempo mi corazón siempre daba un vuelco, bombeaba sangra como nunca. Esa sensación de espanto te recordaba que estabas vivo, y superar aquellos grandes desafíos te llenaba el alma de orgullo.


Odio asustarme y pasar miedo, aunque al mismo tiempo me atrae. Seguro es un sentimiento que compartimos varios. Por eso los libros de R.L. Stine y yo teníamos una excelente relación. Tuvieron el boom en los años 90, cuando tenía 11 u 12 años. Las historias eran de misterio y terror (con una fórmula siempre similar) pero se mezclaban situaciones cómicas o de suspenso, incluso hasta de ciencia ficción. Asustaba, ¡pero tampoco tanto!

Cuando mamá iba de compras me quedaba en la librería del supermercado y enterraba mi prominente nariz en uno de ellos.  Esto sería un preanuncio de mi personalidad “ahorrativa” (raras veces llevaba uno) al mismo tiempo que empezaba a moldearme como ávido lector.

R.L Stine (que en realidad se llama “Robert”… o Roberto, para los amigos) escribió una serie de más de 60 libros que llamó “Goosebumps” (“Escalofríos”, según su traducción latinoamericana), con un primer ejemplar que salió en 1992. La mayoría de las tramas tenían a niños de 12 años como protagonistas. 

En una época se decía que “ocho de los diez libros de jóvenes más leídos eran suyos” (un tiempo en el que J.K Rowling todavía era pobre)

Los libros eran livianos, baratos y parecían escritos por un niño. ¡OJO! Esas eran ventajas. Los infantes (como yo) nos sentíamos fácilmente representados. 


¡La terrorífica historia del protagonista nos podía pasar a nosotros! Cada página se deshacía en nuestras manos. ¿Querías algo que asustara sin perturbarte por las noches? “Escalofríos” era la respuesta. Fueron libros que definieron el horror de toda una generación de jóvenes.

En Argentina, la cadena Fox Kids (GRAN canal de dibujos animados y series infantiles) presentaba la serie, junto a otras muy interesantes como Eerie Indiana (que era del mismo estilo), o “¿Le Temes a la Oscuridad?”. Lo mejor de “Escalofríos” es que casi todos los capítulos terminaban con un cliffhanger (aunque en esa época no lo sabía ni lo entendía) y el final –casi siempre– tenía un giro de tuerca al mejor estilo “La Dimensión Desconocida".


Muchas veces, el autor nos dejaba un guiño (una frase o una última palabra) advirtiendo que tal vez no todo había terminado tan bien como parecía.

“Sangre de Monstruo” es, seguramente, su saga por excelencia. Evan es un muchacho que encuentra una botella rotulada (oh… sorpresa) “sangre de monstruo” en una antigua tienda… una especie de moco verde que hace crecer a quien lo come. 

La saga se extendió en 4 partes originales.

En casa teníamos algunos de la serie “Fear Street”, también de R.L. Stine, que me encantaban. De chico era ideal porque no era tan escalofriante como H.P. Lovecraft ni tan morboso como Edgar Allan Poe

Recuerdo haber leído varios cuentos de las antologías de Ellery´s Queen Magazine (en inglés) que sinceramente me trastornaban profundamente. Incluso los relatos de Edgar Allan Poe (“La muerte y el Péndulo”, “El gato negro”, “El corazón delator”) son demasiado duros para alguien menor a 13 años.

Otro autor que supo encontrar un nicho de mercado y explotarlo de forma maravillosa.


=> R.L. Stine tiene un lugar especial en mi nostálgico corazón por introducirme a los relatos de suspenso y ciencia ficción que hoy tanto adoro. ¿Era literatura de calidad? Quizás no bajo los cánones que uno maneja de grande. Pero sus libros entretenían y hacían que los chicos leyeran… y eso es, me parece, lo importante. <=


¿Leyeron algún libro de la serie “Escalofríos”? ¿Qué libros infantiles recuerdan haber leído? ¡Espero sus comentarios!

domingo, 14 de abril de 2013

Sincronismo, el arte de las coincidencias.


Roy Sullivanel hombre pararrayos” fue golpeado por rayos en siete distintas oportunidades y sobrevivió a cada una de ellas. Falleció a causa de una herida de bala en un intento de suicidio luego de sufrir un desengaño amoroso.

Edgar Allan Poe escribió “El misterio de Marie Roget”, uno de sus tres cuentos policiales más famosos con Dupin como protagonista. Una crónica policial que contenía datos precisos de un asesinato extrañamente similar al de Mary Rogers (asesinada y violada en julio de 1841). Muchos especularon que Poe era el verdadero asesino, pero él alego que se trataba de una “desafortunada coincidencia”.

Otra desafortunado coincidencia le ocurrió al autor con su libro “La narración de Arthur Gordon Pym”, donde 3 sobrevivientes de un naufragio deciden matar y comer a un niño de nombre Richard Parker. Algunos años más tarde la historia se repitió de forma exacta… con tres sobrevivientes canibalizando a un pobre chico del mismo nombre.

 

¿Coincidencia o… algo más? Para algunos (incluyéndome). Se trata de “sincronismo”, y aprovecho esta introducción para hablarles del tema al tiempo que brindo homenaje a un nuevo año del hundimiento del Titanic (que sucedió un 14 de abril de 1912, hace 101 años).



El sincronismo es la experiencia de 2 o más eventos aparentemente sin relación, o improbables de que ocurran en simultáneo, que –sin embargo– ocurren con algún sentido más allá de la coincidencia. El tema entra en el ámbito de lo filosófico pero es fascinante.

Todos conocemos la historia del gran barco que “ni Dios habría podido hundir”. Hace poco hice mi propio homenaje del evento con un pequeño relato de suspenso (“Almas que se pierden”). 

El gran Jacques Futrelle (autor de uno de mis cuentos preferidos) se hundió con el barco, junto a otras 1516 personas.

Pero 14 años antes Morgan Robertson había escrito una obra con un guión muy similar. Su novela “Futilidad” habla del Titan, el transatlántico más grande alguna vez construido. ¡Oh, casualidad! Choca con un iceberg en su viaje inaugural y se hunde.

Las “coincidencias” con el incidente del Titanic son asombrosas. Ambos barcos golpearon un iceberg en el Atlántico Norte, ambos zarparon en abril, con pocos botes salvavidas y estaban construidos de forma extrañamente similar… por mencionar algunas.




Algunas teorías proponen que los incidentes con sincronismo suceden debido a un poder divino. Otros encuentran alivio en la idea de fenómenos psíquicos o paranormales mientras que unos consideran largas cadenas de causa-efecto que conllevan estos destinos. Sea como sea… ¿nunca les pasó de estar pensando en una persona y justa la cruzan? ¿O tener una misma canción todo el día en la cabeza y que alguien la empiece a silbar de repente?

Este temática es también un recurso literario, del que se han aprovechado autores como Paulo Coelho en sus obras (“El Alquimista” tiene al sincronismo como leitmotiv). Encontrarle sentido a estos raros eventos puede llegar a ser una misión imposible, pero no por eso dejar de interesar al alma. ¿Dios juega a los dados con nosotros o todo sucede por una razón? Encontrarle el “sentido” a las cosas involucra muchas influencias complejas y procesos mentales que, quizás, todavía no podamos entender.

Hay mucha tela para cortar en un tema tan seductor como el sincronismo. Nuestro mundo está rodeado de aspectos fascinantes, misteriosos, increíbles, maravillosos. 

¿Robertson tenía conciencia de estar prediciendo el futuro o fue todo el resultado de una mera, aunque perturbadora, coincidencia?

La verdad, como suele suceder, ha quedado oculta en lo más profundo. Tan en lo profundo, quizás, como el Titanic mismo.



El sincronismo es un tema mágico para tratar dentro de la literatura, y yo mismo he utilizado dicho recurso como una inspiración literaria. ¡Pero de eso hablaremos en otro post!

martes, 9 de abril de 2013

5 claves para mejorar la escritura (que nos enseña Aristóteles)


Para quienes no lo sepan, la Poética es una obra legendaria de Aristóteles, que escribió en el siglo IV a.C. En ella, el filósofo reflexiona sobre la tragedia (principalmente) y otras artes imitativas, hace consideraciones lingüísticas y define algunos conceptos relacionados con el arte de escribir. Propone tanto una teoría general sobre la literatura como una sobre los géneros literarios. Al parecer, la obra era parte de un conjunto de notas que le servían de apuntes para dar clase.

Quiero aclarar que en ningún momento Aristóteles habla de estos 5 consejos para escribir, sino que son el resultado de una reflexión mía y personal. Tienen el objetivo de entretener y no pueden ser tomados como una fuente del autor. Básicamente, entre todo lo que pensé luego de leerlo… se me ocurrió que muchas de las cosas que mencionaba me serían útiles, hoy en día, para mejorar mi trabajo como aspirante a escritor.


1) Peripecia y anagnórisis como conductores de una historia

Aristóteles teoriza que, en la tragedia, la acción se desarrolla en cierto sentido hasta que el héroe comete un error que lo lleva a pasar “de la dicha al infortunio”. A este cambio de suerte en sentido contrario se lo conoce como peripecia. Ampliando el concepto, podríamos estar hablando de un primer “punto de giro” que da lugar al conflicto general de la historia y que, obviamente, genera interés en el lector.

Una obra debe tener un conflicto, y este debe darse de forma natural (sin forzarse) pero de tal manera que empuje al protagonista (muchas veces contra su voluntad) hacia una aventura excitante.

Por otro lado tenemos la anagnórisis, que representa el paso de la ignorancia al conocimiento que un personaje experimenta acerca de la identidad de alguno o varios de los demás o del personaje acerca de algún hecho. Toda historia tiene que implicar un descubrimiento del personaje principal de nuestra obra. Harry Potter descubre su identidad de mago, Frodo su verdadero destino o el Psicoanalista (de Katzenbach) descubre que le hizo mal a alguien que ahora lo quiere matar.

El grado en el que estos dos conceptos estén presentes en una obra será fundamental para el desencadenamiento de la catarsis (que veremos más adelante).


2) La extensión justa de un texto

Aristóteles analiza la duración de una tragedia y no la establece en términos de tiempo. Para él, dos cuestiones son fundamentales: la magnitud (para que pueda recordarse íntegramente) y la disponibilidad de tiempo, para que pueda desarrollarse una peripecia de forma verosímil.

Una de las premisas del filósofo era el mesotes (término medio, armónico o virtuoso entre conductas extremas). Su base del pensamiento es que la virtud está en el término medio. Una obra debe ser suficientemente extensa para que puedan desarrollarse los cambios que el héroe necesita (según el conflicto que enfrente) y no aburrir al lector.

Aristóteles da el ejemplo del animal muy grande o muy chico. Con uno muy chico (ej: mosquito) se pierden los detalles, pero uno muy grande (como un elefante) escapa de la visión completa del ojo humano.


3) Cómo debe ser el héroe (nuestro protagonista)

De nuevo: los personajes deben ser intermedios entre vicio y virtud, aquel "que ni sobresale por su virtud y justicia ni cae en la desdicha por su bajeza y maldad”. Un protagonista vil y totalmente malvado nos genera repugnancia, por ejemplo. Estamos hablando de tener personajes multidimensionales a los que podamos llegar a amar y odiar en la misma proporción. Un héroe que es tan noble que nunca comete errores (o nunca se encuentra en peligro) no nos llama la atención.

Nuestro personaje, sea como sea, debe ser identificable. Una obra es más interesante cuanto más podemos ver en sus protagonistas, cualidades que nosotros mismos poseemos. Tiene que generar “compasión” y el temor a la situación que se nos presenta (que podría sucedernos a nosotros).

4) Fábula y verosimilitud

La fábula es para Aristóteles el elemento esencial de la tragedia. Se describe como “la estructuración de los hechos” y que ésta debe darse de forma “verosímil o necesaria”. Los hechos tienen que tener algún tipo de ordenamiento lógico. Cada obra tiene su propio universo y sus reglas, pero dichas reglas quedan establecidas al principio de la obra y se tienen que seguir en estilo de “causo-efecto” para que la historia tenga sentido. Si se trata de una obra romántica donde al final un Dios termina por asesinar sorpresivamente al protagonista, seguramente nos vamos a sentir defraudados. Aceptamos las reglas que propone una historia (por más imposibles que sean) pero después queremos que se mantenga cierta coherencia. Esto tiene mucho que ver con los finales Deus Ex Machina (pero de eso hablaré en otro momento)

La verosimilitud en una obra le agrega calidad e interés. Cuanto mejor se organicen cada uno de los hechos (“fábula”) y cuanto más “verosímiles” sean, mejor será nuestro texto y menos estaremos tomando al lector por tonto.

5) Catarsis como expurgación de las pasiones

Este es un término fundamental en la “Poética” y tenemos que entenderlo como expurgación de las pasiones. Teniendo en cuenta cada uno de los puntos anteriores, una obra llegará a un clímax donde, indefectiblemente, experimentaremos la catarsis. Al involucrarse en la trama, el lector puede experimentar las pasiones junto con los personajes.  Al identificarse con una trama verosímil, que cuentan con altos niveles de peripecias (puntos de giro que movilizan la trama hacia adelante) y reconocimientos del protagonista sobre una nueva realidad, terminamos por compartir el mismo destino de nuestro héroe.

Si el libro es de terror, el final debe dejarnos perturbados. Una obra romántica o dramática debe llevarnos a las lágrimas mientras que una historia de suspenso tiene que sorprendernos de formas inesperadas. Cuanto mejor este construida la historia, mejor será el efecto final (catarsis) que se pueda imponer sobre el lector.

Por último, la catarsis también tiene que ver con aprender las lecciones y enseñanzas de una obra y poder reflexionar sobre nuestra propia vida a partir de los hechos que se relatan

Todo aspirante a escritor debería contar una historia con el objetivo de generar la expurgación de las pasiones en su público.


Ahí los tienen. 5 consejos para mejorar nuestra escritura que podemos rescatar de una obra con más de 2000 años de antigüedad. ¿Están de acuerdo con estos puntos? ¿Cuál de todos les llama más la atención?

Quiero volver a aclarar que esta nota no puede ser tomada de forma académica, sino que sus fines son, únicamente, entretener. Próximamente hablaré de la “Poética” de Aristóteles con un poco más de nivel académico y mencionaré, también, algunos de los grandes misterios que rodean a la obra.


=> Si les gustó la nota, háganmelo saber con un comentario y compartiendo el post. ¡No se olviden de seguirme en mi página para tener todas las novedades! <=
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