Transmutarse en “otra cosa” es un concepto que ha sido tomado por la literatura (y otros medios de difusión)
como una forma de explorar los intrincados
conflictos de nuestra identidad.
Una temática fascinante son las
transformaciones que provoca la mente para generar una realidad alternativa,
como las alucinaciones que sufría Don
Quijote (uno de los primeros esquizofrénicos
del mundo de los libros) al cazar molinos por gigantes. Situaciones similares
viven personajes del maestro del terror (Stephen King), el protagonista de “El lápiz del carpintero” o, incluso, el héroe de mi cuento “Un ruido en el cajón”.
Pero hoy no creo que sea la ocasión para ir
tan profundo en el agujero de la madriguera. Más sorprendentes que la
metamorfosis de Bruce Banner en Hulk (manteniendo intactos sus apretados
pantalones) y que Optimus Prime
convirtiéndose en un camión con acoplado…
... estas son las 5 transformaciones más memorables de la literatura.
5) “La
Bella y la Bestia”
(cuento tradicional de Jeanne-Marie de Beaumont)
(cuento tradicional de Jeanne-Marie de Beaumont)
Todos sabemos de qué va la historia (gracias a la magia de Disney). Un tema global que fue utilizado repetidas veces a lo largo de la historia, pero que generalmente incluye
a un príncipe convertido en un monstruo –por el maleficio de una bruja– y su eventual regreso a la humanidad
(cortesía del poder del amor). Alejandro Casona hizo algo muy similar (pero sin
una transformación per sé) en su obra dramática “La tercera palabra”.
Shrek
tiene un poco que ver con esto también…. si se ponen a pensar.
4) “La
Odisea” (Homero)
Uno de los poemas clásicos
más relevantes de la historia; cuenta las
peripecias de uno de los guerreros de Troya (el intrépido Odiseo) para volver a casa.
Como todos los dioses están enfurecidos (particularmente el engreído de Poseidón), ninguno de sus soldados tiene un viaje tranquilo.
Como todos los dioses están enfurecidos (particularmente el engreído de Poseidón), ninguno de sus soldados tiene un viaje tranquilo.
Durante las aventuras se
narran hechos extraños e increíbles.
Uno de los más notables es el encuentro con la diosa Circe, una bella pero lujuriosa
tentación. Ella invita a la tripulación a comer un almuerzo convenientemente
hechizado. Ellos, ingenuos, se
convierten en sucios cerdos (literalmente). Es Odiseo el único con la
astucia para no caer en la trampa y rescatar a sus muchachos.
Cabe preguntarse… ¿se trata solo de un relato fantástico o hay un significado oculto sobre lo que le
sucede al hombre cuando sucumbe ante los deseos más pecaminosos?
3) “Alicia
en el país de las Maravillas” (Lewis
Carroll)
Una historia plagada de simbolismo; Alicia inicia
un viaje a través de lo surreal y lo absurdo. Toda la trama se puede analizar
como una metáfora sobre “crecer”, y
el aprendizaje y responsabilidades que toda esa maduración conlleva. Pero en el
libro, además, ella realmente CRECE.
Dentro de la madriguera (cuando sigue al Conejo Blanco) encuentra unas puertas
cerradas. La llave está arriba de una mesa, pero es “muy chica para alcanzarla”. Cuando come el pastel (que pide a
gritos “Cómeme”) se vuelve gigante a la Gulliver
y llega a tomar la llave… ¡pero ahora es demasiado grande para caber por
las puertas! Y si… crecer puede ser incómodo…
2) “Dr. Jekyll and Mr. Hyde” (Robert Louis Stevenson)
Una novela que adoro.
Stevenson tomó el concepto de la lucha entre el bien y el mal para darle un
giro sorprendente: la batalla se libra
dentro de un mismo cuerpo.
Cuando el Dr.
Jekyll crea una droga para separar sus emociones más oscuras (y así
volverse más perfecto), termina por engendrar a una criatura amoral e
inescrupulosa (Mr. Hyde).
Una joya de la
literatura que persigue un tema tan universal como atemporal.
1) “La Metamorfosis” (de Kafka)
No podía ser de otra
manera. El puesto número 1 tiene que ser
de esta obra fantástica de Kafka, que contiene –además– una de los mejores inicios de novela de todos:
“Esa mañana, cuando Gregorio Samsa se despertó de sus perturbadores
sueños, se encontró a sí mismo convertido, en su cama, en un horrible y
verminoso insecto.”
Kafka es un maestro en
utilizar lo bizarro para explorar la
banalidad de nuestra existencia. Nunca terminaremos de entender por qué
Gregorio se transforma en esta deformidad; la historia se centra, en realidad, en cómo
el protagonista maneja los cambios en sus relaciones (con su familia, con
el jefe, etc).
Un concepto muy
interesante de esta historia es que los miembros de la familia de Gregorio
también sufren una transformación
(menos literal y más metafórica) al volverse un grupo con mayor capacidad para
ayudarlo y esconder su vergonzoso secreto.
La última gran
transformación del hombre, la muerte, resulta ser también el tráfico final de Gregorio Samsa.
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Con tantas historias con el tema de las transformación humana como leitmotiv, seguramente me están faltando
miles. ¿Conocen algún otro? ¡Los invito a que me dejes tu opinión en el post o
en mi página!