Cuatro brillantes relatos que
coquetean con lo fantástico y pertenecen, más acertadamente, al género weird.
Reseña del libro Flores que se abren de noche, de Tomás Downey.
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Reseñar a un contemporáneo
Hay algo de vouyerista, o incluso de perverso me parece, en la posibilidad de poder leer y reseñas a un autor contemporáneo. Tomás Downey es argentino, tiene 38 años y probablemente podría contactarlo mediante su Instagram, cuenta de Twitter o Linkedin.
O sea, es muy loco pensar que Tomás tranquilamente podría toparse con esta reseña y escribirme diciendo “che, me alegro que te haya gustado” o también “me parece que tu blog se quedó en los 90. Pero gracia igual”.
El pibe está ahí, todavía produciendo textos y reflexionando sobre la literatura, brindando entrevistas sobre sus libros, dando talleres, escribiendo guiones. Está ahí, como todos nosotros, haciendo lo posible por sobrevivir en este hormiguero prendido fuego que es Argentina.
Esto siempre me genera un acercamiento distinto que cuando leo a los clásicos como Bioy Casares o Cortázar. O cuando me topo con literatura extranjera donde las costumbres del lugar me son más sombrías.
A lo que quiero llegar con esta introducción penosa es que Flores que se abren de noche es un libro indudablemente argentino (pese a no tener referencias tan obvias o estar atravesado por alguna coyuntura específica) y está escrito por alguien no mucho más grande que yo.
Sobre cómo llegó este libro a mis manos
Este es mi primer libro de Downey. Me lo prestó un amigo de Neuquén, Tincho (gran lector, padre y excelente jugador de Valorant… aunque ya abandonó esa última etapa). En realidad, fue más bien un intercambio.
Charlando de literatura por Whatsapp un día, le comenté sobre mi segunda novela (El Alma Dividida, la que se publicó en España) y le dieron ganas de leerla. En lugar de mandarle un PDF, que me parece re aburrido, le llevé una de las pocas copias que me quedan.
Nos juntamos con otro grupo más grande en un bar y él me trajo el libro de Downey como para poder darme algo a cambio. Yo desconocía por completo al autor y quedé absolutamente boquiabierto ya con la primera historia, que la leí durante un viaje de trabajo en avión a San Lorenzo.
Recuerdo haberle dicho a Tincho:
“chabón, el primer relato es brutal. De lo mejor que leí en mucho tiempo”. Ahí
entendí que el libro está conformado por cuatro cuentos largos (o novelas
cortas… los textos están ahí en un limbo). Cada uno tiene una estructura
diferente y dura unas 50 hojas. Funcionarían muy bien como capítulos de La
Dimensión Desconocida.
Los relatos de Flores que se abren de noche
El primer cuento es el que le da nombre al libro y me pareció soberbio. Está escrito con una maestría envidiable. Dos primos (Anahí y Migue) viven en algún lugar del delta junto a una mujer (madre de Migue, tía de Anahí) que es cruda y violenta. Toda da a entender que estaríamos en una Argentina medio pos-apocalíptica, aunque no se dan demasiadas referencias a lo que ocurre fuera de las islas. A medida que la situación de Anahí y Migue se vuelve insostenible, comienzan a develarse una serie de peligrosos secretos.
«Migue cocina un pollo. No sé. Parece una nada, y es tanto. Las manos sucias, el fuego en la hoja del cuchillo, los chasquidos de la leña quemándose, el olor de la gran en la parrilla. La paciencia, el hambre, el zumbido de los insectos. Las flores que se abren de noche.
Él me pregunta qué pasó, por qué lloro.
No, digo, no sé, es que estás cocinando un pollo»
La historia es tremenda y muy terrenal, con apenas pequeños toques de realismo mágico. La tensión va en aumento, el argumento es devastador. Fue mi relato favorito de la antología por el impacto inicial que me generó. Y ESE final, les juro que no me lo olvido más. Impresionante.
A partir del segundo relato la cosa se pone más “blackmirrorense”, si se quiere. Odio esa comparación, pero es la manera más fácil de ubicarlo dentro de algún estilo particular. Los textos que siguen tienen todos un elemento de ciencia ficción muy marcado y varios toques de comedia negra.
En “CET”, el segundo cuento, unas criaturas curiosísimas caen en meteoritos hasta algún lugar del conurbano bonaerense. Parecen ser amables y juguetonas, a tal punto que son adoptadas como mascotas.
En este contexto, Pedro y Lucas son una pareja cuya relación ya venía pendiendo de un hilo. El argumento nos habla de cómo ellos tratan de darse otra oportunidad con la llegada de este nuevo integrante a la dinámica familiar.
«Pedro odiaba que Lucas lo tuviera encima. Desde que el CET estaba en la casa apenas se tocaban entre ellos. Era probable que esa distancia viniera de antes, pero ahora había algo concreto a lo que echarle la culpa.»
Amé el tercer relato (“La paciencia”, también de muchísima calidad literaria), que es el que más se acerca al género del terror. En un mundo en el que existe un proceso médico súper burocrático para volver a la vida a familiares muertos, una mujer (Carolina) se plantea revivir a su hijo que falleció en un accidente.
En una entrevista reciente, Downey comentó que esta historia está adaptándose a un medio audiovisual. El autor no dio demasiados detalles, aunque la noticia me entusiasma porque el planteo filosófico y los aspectos de horror del texto son geniales.
«La chica se incorpora y se aleja a una distancia prudencial, me mira con un gesto que pretende ser cómplice, como si ambas supiéramos que es un chico, que estuvo en un accidente tremendo, que estuvo muerto dos meses y ahora está vivo otra vez (…)
Hay que tener paciencia, digo. Sí, dice la chica, paciencia, sí.»
Por último queda “Hombrecito”, un relato muy cruel donde humanos diminutos son convertidos en mascotas por sus dueños. En comparación con los demás relatos (que me parecen un 10/10), éste fue quizás el que menos me copó. No deja de ser súper original y oscuro, algo que -por si no quedó claro todavía- es un poco el leit-motiv del libro.
Catalina es una pre-adolescente que perdió recientemente a su madre. Su padre, Leo, trata de juntar los pedazos y reordenar su vida. Durante su cumpleaños, Cata recibe de regalo un Hombrecito, Ferdinand, con quien empieza a forjar un lazo inquebrantable. Dudando sobre si dar a conocer a Ferdi al resto del colegio, termina involucrándolo en una actividad salvaje y primitiva.
«Catalina sueña que apaga el despertador pegándole un manotazo al celular, pero que en su lugar está Ferdi y lo aplasta como a un insecto. Se despierta de golpe, sobresaltada, y lo ve despierto, sentado en la mesa de luz.
Dormiste mal, dice él, tuviste pesadillas. Me hubiera gustado espantarlas pero no supe cómo.»
La obra de Downey se podría enmarcar dentro del género weird / raro, una forma de contar historias que me fascina (como conté hace poquito en esta nota cinéfila). Hay algo también de Samanta Schweblin en esto de armar historias súper enrarecidas.
Los cuatro textos son todos muy
siniestros, pensando en lo “siniestro” como lo extraño que se vuelve familiar y
lo familiar que se va tornando extraño. Un concepto que me interpela (y
fascina) profundamente.
La literatura de Tomás Downey
No puedo hablar sobre las otras dos antologías de Downey porque aún no las leí. Sí sé que son antologías de cuentos, si bien más breves. Su primer libro se llama Acá el tiempo es otra cosa (2015) y tuvo el enorme reconocimiento de hacerse con el primer premio del concurso de Letras del Fondo Nacional de las Artes. En 2017 publicó su segundo libro de cuentos, El lugar donde mueren los pájaros. El flaco sabe elegir buenos títulos, by the way.
Por lo que entendí de entrevistas y noticias, toda su literatura es muy fotográfica y visual. Yo me re imaginaba cada cuento de Flores que se abren de noche como una película. Hasta parecen pensados para convertirse en adaptaciones en el futuro. Esto comienza a tener más sentido cuando te enterás de que Downey es guionista de profesión.
Aclaremos un punto: este libro es un bajón literario. No hay demasiada luz al final del camino. Ningún relato es realmente feliz. Por el contrario, las tragedias golpean a los protagonistas de cada cuento de forma constante e inesperada. Si bien encontramos escenas alegres o breves momentos de felicidad, las cuatro historias son tan fatalistas como deprimentes.
Esto, por supuesto, no implica que se trate de malas narraciones. Por el contrario, en Downey me encontré con algunos de los mejores textos que leí en muchísimo tiempo. Tiene una manera de escribir sencilla, con diálogos indirectos y oraciones muy breves. Utiliza recursos súper interesantes en todo momento (analizarlos sería entrar en terreno de spoilers) y es muy hábil para aprovechar la economía narrativa. El autor logra decir mucho con muy poco.
En otras palabras, Downey es un escritor de puta madre. Y puedo darme cuenta de ello porque sus cuentos me generan una envidia sana. Cada vez que terminaba uno pensaba dos cosas: 1) ¡Qué bien que estuvo! y 2) ¡Me habría gustado escribirlo yo!
Lo que más destaco de esta antología es la sutileza con la que se construye el universo de cada relato. Las tramas tienen premisas súper creativas y, al mismo tiempo, están ejecutadas con ingenio, técnica y destreza.
Cada relato/episodio finaliza justo cuando está poniendo increíble, dejándote con ganas de mucho más, pero simultáneamente brindando un cierre satisfactorio al arco de cada personaje. Es todo muy redondito en ese sentido.
Hay mucho sexo. Sexo sin tabúes,
desaforado, carnal, muchas veces descomprometido. Otras veces polémico. A
excepción quizás del cuento del Hombrecito (que igualmente tiene sus momentos
picantes) todos los relatos están atravesados por un libertinaje sexual
bastante posmoderno.
Palabras finales
En resumen, Flores que se abren de noche es una hermosa colección de nouvelles impactantes, extrañas y siniestras. Downey es muy hábil para manejar la tensión, el tiempo y el espacio, muchas veces eligiendo narrar en tiempo presente. Aprovecha los elementos del sci-fi y la fantasía para llenar a sus protagonistas de fragilidad y -casi siempre- sumergirlos en una profunda melancolía.
El mundo de Downey es el de futuros precarios donde podemos revivir cuerpos muertos, llevar a muñequitos vivos a peleas ilegales o convertir a extraterrestres amorfos en mascotas. Ninguna de sus cuatro propuestas te deja indiferente.
Un tremendo librazo que sólo puedo
recomendar al 100% mientras espero, con ansias, poder sumergirme en sus demás
publicaciones.
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=>> Otras RESEÑAS LITERARIAS en el blog: “Sobre el placer de la lectura”; “Los pájaros en la boca de Samantha Schweblin”; “Plop, una novela de Rafael Pinedo”; “La danza de las mariposas (Antología EdiUNS I)”; “Buena puntería, de Kurt Vonnegut”; “Tuya, una novela policial de Claudia Piñeyro”; “Los 14 cuadernos, de Juan Sklar”. <<==
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