Todos los lectores y críticos literarios están de
acuerdo en que Fahrenheit 451 tiene
como tema principal la censura. Todos, curiosamente, menos Ray Bradbury, el propio autor, quien llegó
a pelearse fuerte por explicar que su novela habla de algo completamente
diferente. ¿Será que una de las obras más emblemáticas de la ciencia ficción
distópica ha sido universalmente incomprendida?
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Fénix
brillante
Recientemente vi la adaptación de HBO de Fahrenheit 451. Una adaptación moderna que me resultó bastante
tibia, si bien es entretenida. Puede leer mi reseña en este
link.
Más allá de algún que otro retoque argumental, la
esencia de la historia (y el hilo argumental general) no varía: estamos ante un
futuro donde los bomberos no apagan incendios, sino que los producen. Guy Montag es uno de los encargados de
quemar los libros por orden del gobierno, y también una de las grandes
promesas. Todo cambia en su vida cuando comienza a dudar de los mismos
fundamentos para los que sirve.
Fahrenheit 451 - adaptación de HBO
Si bien Bradbury también escribió obras del género
fantástico (La Feria de las Tinieblas
es genial, tuvo su reseña
acá) su legado se corresponde con la ciencia ficción moderna, tanto en
relatos como en novelas. De sus textos, indudablemente el más asociado a su
nombre es el que da origen a esta nota.
El autor primero escribió un cuento corto llamado Bright Phoenix (“Fénix brillante”) en 1947. El trabajo se expandió hasta
convertirse en una novela corta, The
Fireman. Finalmente llegó a ser una novela hecha y derecha, en 1953.
Este fue su primer trabajo importante, aunque ya
venía publicando muchas de sus más famosas historias de ciencia ficción en
revistas especializadas, y que luego se compilaron en Crónicas Marcianas (1950).
Sus historias lo pusieron en el mapa, pero fue Fahrenheit la obra que lo inmortalizó.
Una novela
incomprendida
Fahrenheit
451 está en el programa de estudio de cualquier curso de Literatura en la
secundaria (yo mismo lo leí por esa época) y puede interpretarse a través de
los lentes de la opresión social, la censura, lo distópico, la colonización,
etc.
El libro en sí mismo estuvo (paradójicamente) prohibido
en Estados Unidos durante la presidencia de McCarthy, un ejemplo de vida imitando al arte y de cómo una obra
artística puede tener significancias políticas y sociales más allá de las
intenciones del autor.
Hasta el día de hoy siguen apareciendo trabajos
académicos –literalmente miles
y miles– que buscan atravesar al texto a través de algunas de sus temáticas
más evidentes. Sin embargo, Bradbury se peleó con todo el mundo para demostrar
que, en realidad, su novela habla de otra cosa.
Esta anécdota es bastante conocida. Resulta que el
tipo estaba dando una clase sobre su propia novela a un grupo de estudiantes
universitarios. Luego de mencionar que, según él, el tema de la novela son los
peligros de la televisión, fue detenido por un insolente alumno que gritó: “¿Qué? ¡Pero si trata sobre la censura!”
Luego de recuperarse de la sorpresa, Bradbury trató
de corregir al estudiante (probablemente mostrando que en la tapa del libro
está su nombre en gigante). Explicó:
«La radio y la televisión han contribuido a una creciente falta de atención. En nuestra existencia es imposible –y yo me incluyo– sentarse a leer una novela. Nos hemos convertido en lectores de pocas palabras o, peor aún, lectores de lectura rápida.»
Si el profeta Bradbury dijo eso en los años
´50, no me imagino qué habría dicho en nuestra época. Consideremos lo que
cambió en sesenta años de historia: prácticamente todo. Para el autor, su novela expresa el miedo de que la
televisión potencialmente reemplace a los libros, causando que nos olvidemos de
pensar por nosotros mismos. Temía por la velocidad en la que avanzaba la
tecnología.
La cuestión es que estaba tan enojado con su
estudiante maleducado (qué irónico que lo haya condenado por pensar de forma
diferente, ¿no?) que terminó yéndose de la clase con urgencia y prometiendo
nunca más dar una lección de nuevo.
¿Qué quiere
decir la novela realmente?
Entonces para Ray Bradbury, Fahrenheit 451 no es una novela sobre la censura. ¿Tiene razón?
¿Vale más la interpretación de un autor sobre su propio texto que la de cualquier
otro lector?
Yo creo que no. Las intenciones de un autor y los
escondidos significados de un texto no siempre se traducen como uno querría. El
significado de obras famosas, estudiadas generación tras generación, está en
los ojos de quienes las observan.
Es el concepto de la muerte del autor del que hablé en esta
nota sobre Roland Barthes. Para el crítico y ensayista francés, la
interpretación personal de un escritor sobre sus propios trabajos no es más
válida que la interpretación de cualquiera de sus lectores.
Umberto Eco
apoya esta noción con su planteo sobre los intersticios de un texto. Dice:
«Los textos tienen intersticios, espacios en blanco que el lector tiene que completar. Un escritor nunca debería proveer explicaciones de sus trabajos o, directamente, nunca haber confeccionado una novela, que es una máquina de generar interpretaciones.»
En una entrevista a Cortázar, el escritor se sorprendió muchísimo cuando descubrió que
su texto Casa
Tomada había sido tomado como bandera política. Para muchos lectores, el
relato simboliza la situación política y económica de Argentina en los años
cuarenta, durante la época del Peronismo. ¡Y Cortázar admite que esa nunca fue
su intención! Él escribió el cuento porque lo soñó y le pareció divertido llevarlo
al papel.
Entonces, no importa si crean que Fahrenheit 451 habla sobre los peligros
de los medios de comunicación masivos o de la censura. Lo importante (como
siempre) es que la lean y saquen sus propias conclusiones. Porque, se los
prometo, es una novela que no tiene desperdicio.
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=>> Otros notas sobre CIENCIA FICCIÓN Y LITERATURA en el blog: “El
hombre del 4-D (relato de mi autoría)”; “To
the Moon: una novela visual sobre la memoria”; “El
hombre ilustrado, antología de Ray Bradbury”; “Las
tres leyes de la robótica de Isaac Asimov”; “¿Sueña
Phillip Dick con ovejas eléctricas?”; “Anochecer:
un relato de Asimov”.
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Yo recién terminé de ver la película ayer, me pareció bastante aburrida. Ahora tendré que leer el libro en algún momento.
ResponderEliminarLa película no se le compara en profundidad temática al libro. Dale una oportunidad.
EliminarVi esa adaptacion y me pareció que le faltaba la fuerza de la novela. Creo que está mejor lograda una anterior adaptación, que ya tiene sus años. Una de las claves es el papel del Clarise, una de las razones para el cambio de Montag.
ResponderEliminar¿Puede ser que un lector entienda una obra mejor que su autor? ¿Puede ser que un autor no note que al escribir se ha desviado de la intención que tenía al empezar la novela?
Recuerdo lo que un personaje le dice a Montag, en la novela, que lo que seencuentra en los libros también podría ser encontrado en los medios masivos.
Bradbury tal vez no haya advertido que su libro tiene muchos matices para interpretarse. Algo que no me parece menor es la fascinación por los payasos, cierta obligación de estar alegre (uno de los aciertos de la nueva adaptación). Y los planteos que hace Clarise al bombero.
La interpretación que se hace sobre el cuento de Cortazar me parece algo arbitrario.
Interesante reseña-
Sí, como decís vos creo que la adaptación de HBO tuvo algunos aciertos (no demasiados) pero le faltó fuerza. Es una película llevadera que no alcanza a abordar toda la complejidad de la novela original.
Eliminar¡Saludos!
Qué tal Lupa, me dejo pensando la nota y me di cuenta que esto se extiende a todo el arte. Justo tengo a mano un video (https://www.youtube.com/watch?v=OwgLAZ3AtaI) que publico un YouTube analizando una canción de un album de synthwave (o retrowave). El análisis es demasiado completo y va mucho más allá de lo que el autor del tema tenia en mente. Tanto, que el mismo artista (slimetony) dice que "le puso más entusiasmo al análisis que yo mismo a la canción" (http://slimetony.com/post/162292752677/lean-and-spill-slimetony). Saludos! g-boy
ResponderEliminarAbsolutamente de acuerdo. Efectivamente se extiende a todo el arte, debido a su naturaleza subjetiva. Por eso siempre me gusta volver a los conceptos de Barthes y Eco respecto a la interpretación del lector sobre un texto.
EliminarHay un caso muy famoso que es el de Alan Moore con "The Killing Joke" (el famoso cómic que representa el origen más definitivo de el Joker de Batman). Cuando Moore terminó de escribir la historia (que la hizo de mala gana y por encargo de DC Comics), él expresó que la historia no le gustaba porque no tenía "nada para decir". Curiosamente, los lectores encontraron que es todo lo contrario.
"The Killing Joke" tiene miles de interpretaciones, reinventó al archienemigo de Batman y fue tan fundamental que ahora es parte del canon de la historia. Efectivamente, tenía mucho para decir esa historia aunque el autor no lo haya considerado así.
¡Saludos!
PD: me agendo el video youtubero. =)
Esto sí lo he leído bastante, la historia de Bradbury frente a lo que el resto del mundo entendió de su novela. Y es que lo que él dice que quiso reflejar en el libro se observa más claro en otras obras clásicas como "1984" de Orwell o "Un Mundo Feliz" de Huxley, donde la TV y los medios cobra un sentido mucho más negativo para la sociedad.
ResponderEliminarYo igual creo que la novela vale más por el sentido final -no quiero decir de qué va exactamente por las dudas-, que tiene más que ver con la acumulación de conocimiento, de la cultura.
Abrazo!
PD: si a Bradbury le jodía tanto hubiera puesto notas al pie... esto significa tal cosa. Acá quise decir tal otra pero uso una metáfora...
¡Ja! Me resulta curiosa (e interesante) la idea de colocar notas al pie sobre el "significado" de cada aspecto de una historia. Quizás te lo robe para un cuentito.
Eliminar¡Saludos!