Phillip K.
Dick (1928-1982), quizás uno de los autores de ciencia ficción más influyentes, sufrió severas
alucinaciones y distorsiones de la realidad. Sus novelas reflejaban esa
condición y muchas de sus geniales historias han sido adaptadas al mundo del cine. Algunas resultaron buenas (Total Recall, Minority Report,
A Scanner Darkly) y otras no tanto.
Una cosa es cierta: Phillip Dick es una
de las grandes fuentes de inspiración de Hollywood en materia de sci-fi.
“Blade Runner” (1982), sin duda la
historia más famosa de Dick, ligeramente basada en su novela “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”.
Los personajes de Dick pasan gran parte de su
tiempo preguntándose quienes son, o
si sus memorias son reales. Las temáticas que trabaja el autor se relacionan
con el gnosticismo, la realidad como
una ilusión, los sueños y las conspiraciones corporativas, siempre en un
contexto de futuro distópico. “Blade Runner” no es la excepción, y es
además uno de esos curiosos casos donde la
película se vuelve algo mucho mayor que el libro en el que se basa.
Redefiniendo el policial negro en el cine y asociándolo
al ciber-punk, “Blade Runner” (título
que se escogió simplemente porque “sonaba cool”) es una cinta visualmente impresionante (para su
época) que relata la historia de Deckard (Harrison
Ford), un policía retirado asignado a una última misión: eliminar a una
serie de Replicantes (androides que no deberían estar en la Tierra).
¿Qué
es lo que nos hace “humanos”?
¿Los robots
tienen almas? ¿Puede una computadora tener sentido del humor? ¿Sueñan los androides? En esas preguntas
reside la esencia filosófica detrás de las obras de Dick. El leit-motiv siempre
es el siguiente: ¿qué es lo que nos hace
humanos? Blade Runner también plantea el debate de si es posible que una
forma de vida artificial tenga las mismas cualidades de un hombre.
Deckard
(que suena como Descartes… “Pienso, luego existo”), quizás un alter-ego de Phillip Dick,
está extremadamente confundido sobre su propia identidad y entorno. Uno de los
grandes debates de la película es si él
es realmente un replicante o no. Las pistas parecen no ser claras en ese
punto. Los androides, por ejemplo, muestran una afinidad especial hacia las
fotografías (igual que el protagonista). Tenemos al jefe de Deckard cuidándolo
un poco demasiado, su falta de relaciones sociales (no tiene amigos ni familia)
y sus extraños sueños con unicornios
(en algunas versiones de la película).
«It's too bad she won't live.
But then again, who does? »
¿Cuál es la
medida de un no-humano? La historia nos muestra androides con capacidad de
sufrir, llorar, alegrarse, manipular,
asesinar… y hasta soñar. Los límites
entre ambas especies se presentan difusos. Incluso Deckard admite que el único
motivo por el que el test Voight-Kampf
es efectivo es porque todos los sociópatas humanos se encuentran encerrados. Se
ha dicho que el autor tuvo la idea para el libro al pensar que los Nazis no
podían ser humanos, luego de todas las cosas horribles que habían hecho.
Su influencia en la cultura popular
Blade Runner, para muchos la obra maestra de Ridley Scott, es un clásico atemporal
que sobrevivió al paso del tiempo como un relato oscuro (filosófico) que trasciende al género de la ciencia ficción.
Es una de las narrativas modernas más analizadas, plagada de simbolismo, y
prácticamente inventó el género “ciber-punk” (“El futuro es “noir”, al parecer, y dominado por asiáticos”).
Incluso reimpresiones de la novela original han salido con el título de la película,
que superó ampliamente la fama de la obra literaria. Blade Runner fue relanzada
5 veces. Cada versión presenta finales
ligeramente distintos que continúan el debate de si Deckard es o no humano. La última versión (el
corte del director del 2007) es, según se dice, la obra que Ridley Scott
siempre quiso presentar… y posee la famosa escena del unicornio que tanta
controversia generó.
Aun hoy: el
cine sigue aliméntadose de la estética y la filosofía profunda que presenta
Blade Runner. Pensemos en Matrix,
Dark City y el resto de las cintas de ciencia ficción que salieron después (y siguen saliendo). Una obra
absolutamente maravillosa, intelectual y detallista, que redefinió el género. Una alegoría futurística del verdadero valor
de la vida.
Roy
Batty: un anti-villano memorable
Si Deckard es un anti-heróe (está lejos de ser simpático, y su trabajo es
ambiguamente moral), Roy Batty (Rutger
Hauer) es un anti-villano. Sí: es un violento asesino. Pero, por otro lado,
es también un pobre esclavo escapándose y en busca de algo de paz en su vida.
En la célebre lucha final entre ambos, Roy Batty le salva la vida (otro gran debate es el “por qué”) y
recita su famoso soliloquio antes de morir.
Batty me
parece el personaje más fascinante de la película. Un aspecto llamativo es que atraviesa
los 5 estados del dolor antes de su propia muerte: negación (escapando con las esperanza de una mejor vida), enojo, negociación (su intento de alargar su vida al encontrar a su propio
creador), depresión (al ver el
cuerpo muerto de su amante Pris y
entendiendo que ya todo está perdido) y, finalmente, aceptación (durante su último gran discurso). Rachel (el interés
romántico de Deckard, que es también un androide) pasa por un estado muy
similar.
«All those... moments... will be lost in time,
like tears... in... rain. Time...
to die... »
Las críticas han elogiado el discurso final del actor,
que fue improvisado en el último momento:
"Si hay un gran discurso en el cine
de ciencia ficción, es las palabras finales de Batty". También se
afirma que "subraya las
características humanas del replicante, mezcladas con sus capacidades
artificiales".
Estas últimas palabras le muestran a Deckard (y a
nosotros como espectadores) de lo que
está hecho un hombre. Batty quería marcar su propia existencia, trascender, dejar su huella. Trascender
es la única forma que el hombre encontró de ser infinito.
Esa imperiosa necesidad es la verdadera característica de los humanos: la necesidad de dejar algo luego de partir.
Esa imperiosa necesidad es la verdadera característica de los humanos: la necesidad de dejar algo luego de partir.
Durante la batalla, Batty quiebra a Deckard tanto
físicamente (le rompe los dedos) como psicológicamente (pone en tela de juicio su trabajo). Al mismo tiempo le habla sobre
las experiencias únicas que vivió, las
memorias acumuladas que se perderán con su muerte. Batty, como cada ser
humano, ha vivido, es único: no se perdió una máquina, sino una fábrica de experiencias.
Una idea, a mi criterio, interesante para analizar.
Una idea, a mi criterio, interesante para analizar.
Cómo se define un clásico atemporal
Phillip Dick
logró, con sus obras, lo mismo que Ray Batty: trascender, quebrar los
umbrales del tiempo. Ha mezclado, deconstruido y reconstruido una serie de
ideologías filosóficas y psicológicas desde el existencialismo de Jean-Paul Sartre hasta los fundamentos del gnosticismo.
Aunque la película tiene poco que ver con la novela, Ridley Scott hizo un trabajo maravilloso a la hora
de transportar la estética y esencia de las ideas de Dick al cine.
En su momento sorprendió al ser muy distinta que la película de acción que se esperaba. De hecho, se apoya muchísimo en diálogos.
Es una de esas películas que requiere
múltiples revisiones para terminar de aprehenderla. Las temáticas que se
exploran (¡gracias a PKD!) son varias, desde la deshumanización de las personas
en sociedades controladoras, hasta la
dialéctica creador / creación, pasando por la naturaleza del hombre (¿qué nos hace realmente humanos?), la
moralidad, el sentido de la existencia y la
búsqueda de un propósito (transcendencia).
Por lo demás, la cinta nos presenta situaciones que
han generado arduos debates, simbolismos, excelentes pistolas de Chejov (el origami de Gaff, por ejemplo) y una
historia trepidante con suspenso hábilmente dosificado.
Así es cómo se define un clásico atemporal.
Así es cómo se define un clásico atemporal.
Muy buena (y detallada reseña). Me ha encantado, como la película (que vi en su momento)
ResponderEliminarHemos Visto
http://hemosvisto.blogspot.com
¡Gracias, Joan! Estuve mirando tu blog. Leí el post de Invictus (que aún la debo) y "Frozen". Esta última viene cosechando muchos elogios...
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