Recientemente –y luego de casi 30 años de incubación– se adaptó la película de la novela más
famosa de Orson Scott Card: “El juego de Ender”. El célebre autor de
ciencia ficción es el único que ha ganado los premios Hugo y Nébula en años consecutivos, y es considerado uno de
los grandes maestros de la ciencia
ficción contemporánea.
Históricamente, los relatos Card desarrollan historias
de ciencia-ficción y fantasía que inciden principalmente en cuestiones
morales y en la profundidad emocional y
psicológica de sus protagonistas. “Un
planeta llamado Traición” (la segunda novela del autor) no es la excepción.
La trama sigue la vida de los habitantes de Traición, un planeta donde La República ha arrojado a las familias
que desobedecieron.
La premisa de esta novela es fascinante. Traición es un planeta pobre en metal,
y la gente del lugar lo busca desesperadamente para poder construir una nave y escapar.
Cada familia posee una habilidad distinta, y esos recursos (esos dones) se convierten
en material de intercambio para el preciado metal. Durante 3 milenios, las
ciudades se han masacrado unas a otras, cada raza intentando ser la primero en
conquistar, aniquilar y construir una
nave que los haga libres.
=> #SpoilerAlert. Si no quieren conocer detalles de la trama, ¡están
advertidos! Se me hace
imposible hacer un análisis más o menos prolijo sin develar ciertas cuestiones.
¡El que avisa, no traiciona!
Dentro de este contexto, los Mueller (fundados por un genetista) poseen la habilidad de la regeneración. Lanik
Mueller –el heredero al trono– atraviesa el peor momento de su vida. No
solo descubre que es un regenerador
radical (es decir: partes del cuerpo le crecen aleatoriamente y en lugares
variados) sino que además ha sido traicionado por su hermano menor. Deshonrado,
es enviado por su padre a espiar a un pueblo vecino (Nkumai) para descubrir cómo están consiguiendo improbables
cantidades de hierro.
A pesar de tener una
premisa de ciencia-ficción, la historia rápidamente se convierte en una
fantasía épica al estilo “espada y
hechizo” (me recordó a “Una
princesa de Marte”, por ejemplo). Esta amalgama de géneros es una de las
marcas típicas del autor. No por nada, Orson
Scott Card también ha participado como escritor de LucasArts en alguna de sus aventuras gráficas más célebres (“The Dig” y “Monkey Island”, por mencionar dos).
Admito que me
costó un poco engancharme con el personaje, el mundo y las dinámicas que se
suceden. Los capítulos tienden a ser extensos y bastante descriptivos. Pero a
partir de la llegada de Lanik a Nkumai, donde
aprende su primera habilidad, quedé innegablemente seducido. La sensación
de explorar aquel mundo desconocido –descubriendo
sus secretos, su pasado– junto a la frescura de la pluma de Scott Card obliga a pasar las páginas sin parar. (En
inglés se diría que es un verdadero pageturner)
Cada familia posee
un don especial (casi mágico) dependiendo de la profesión de su antepasado.
Por ejemplo: la gente del bosque de Ku
Kuei maneja el flujo del tiempo a
voluntad (acelerándolo o ralentizándolo) y los de Schwartz se comunican con la naturaleza para molderla a
voluntad.
... A medida que Lanik aprende estos “nuevos poderes”, su personalidad se
va transformando también. Al principio del viaje es un joven privilegiado y
orgulloso, terco, avaricioso y –en parte– egoísta. La experiencia lo convierte en un adulto humilde, altruista,
orgulloso pero en busca de un bien mayor. No utiliza sus habilidades para ganar
fama o fortuna, sino para intentar
salvar al planeta.
Especialmente a partir de la mitad del libro empezamos
a encontrar las preocupaciones metafísicas que caracterizan Scott Card: el protagonista busca una
realización espiritual y emprende la búsqueda de un mundo mejor. La
extraordinaria amalgama de psicología, metafísica y aventura hacen de Un planeta llamado Traición una experiencia realmente memorable. Otro
detalle es que, gracias a un mapa del planeta adjunto en la novela, podemos
realizar el viaje junto al protagonista, y ubicar
cada ciudad en la geografía del lugar.
Una última aclaración respecto al género: supongo
que categorizarlo como “ciencia
ficción pura” no es ni completo ni adecuado. No lo digo por la “imposibilidad científica”
de los poderes o dones, que son prácticamente mágicos, sino por la propia estructura de la novela: tenemos
un mundo de civilizaciones medievales donde se impone el feudalismo, dividido
en un buen número de razas (o familias) con rasgos y características (poderes)
claramente diferenciados. Allí, se libra una sangrienta guerra de los
grandes contra los débiles. Pero además, la novela se asemeja a un libro de
viajes, a través del cual se nos
describe un maravilloso y nuevo mundo. En resumen: hablamos de pura
fantasía.
► Es cierto que esta es una novela menor dentro de la bibliografía del autor, pero la
encontré muy superior a otras novelas de ciencia ficción (quizás mucho más “comerciales”)
que me tocó leer. Un planeta llamado
Traición fluye a un ritmo correcto, tiene constantes sorpresas, una
narrativa compleja y, por supuesto, una buena dosis de acción con espadas.
El final hace un uso impredecible de una pistola de Chejov que aparece al principio de la historia, y eso me sorprendió mucho. Me pareció un final tan perfecto como inesperado. Recomiendo mucho la novela para los amantes de este tipo de historias.
El final hace un uso impredecible de una pistola de Chejov que aparece al principio de la historia, y eso me sorprendió mucho. Me pareció un final tan perfecto como inesperado. Recomiendo mucho la novela para los amantes de este tipo de historias.
=>> Las últimas veces en los REVIEW
LITERARIOS del blog analizamos: “The
Killing Joke”, una novela gráfica de Alan
Moore, “Cuna
de Gato” (del genial Kurt Vonnegut)
y “La
excepción y la regla”, esa maravillosa obra de teatro del maestro Bertolt Brecht.
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¡Excelente post! Nominé tu blog a un premio; no es necesario que lo aceptes, pero acá está. http://wp.me/p2S1mo-f7
ResponderEliminarWow! No me esperaba esta mención!! Te lo agradezco muchísimo. Así sí dan ganas de escribir!! =)
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