Hay blogs de cine repartidos por toda la Internet,
pero pocas veces en mi vida conocí uno como Cinescalas,
que todavía hoy (en un momento en el que se encuentra inactivo) sigue siendo el
más importante que alguna vez tuvo el sitio web de La Nación.
Hace un tiempito, su creadora Milagros Amondaray logró financiar –gracias al apoyo de la
comunidad– un documental sobre la historia del blog. Y ésta es la historia
sobre esa historia, pero desde mi propio costado bloguero.
***
Mi año más
hippie
Conocí Cinescalas
en un momento muy particular de mi vida.
El año era 2012. Yo vivía en Panamá, donde decía que trabaja para Dell pero en realidad estaba
en mi momento más hippie. Hice de todo, desde participar de un festival de cine
latinoamericano, probar comidas de 50 países en un día, construir una casa con Un Techo para mi País (no
es joda) y mochilear por todo Centroamérica, hasta tocar la guitarra por
dinero y dormir literalmente en el piso.
Guitarreando y pintando en Casco Viejo...
Pero la verdad es que extrañaba horrores a mi
familia, a mi novia (que hoy es mi esposa) y ese atroz encanto de vivir en Argentina. Por eso leía muchas noticias
de mi país, algo que nunca había hecho antes (ni tampoco hago ahora). Leer
noticias era una manera de mantenerme conectado con la realidad que se vivía a
miles de kilómetros. Así llegué a La Nación.
Y así llegué hasta el blog de Milagros, que llevaba ya un par de años funcionando.
Cinescalas:
call to action
Con Cinescalas
pasaba algo muy loco. Las notas escritas por la autora (luego se sumarían otros
colaboradores) eran lindas y cortitas. Buscaban pensar a una película desde una
perspectiva diferente, interpretándola más por lo que generaba que por lo que
contaba en sí. Luego venía un “call to action”, un disparador para que la
comunidad participara.
Mi blog
de vicios personales lleva más de 5 años y, si bien cada nota suele superar
las 500 o 600 visitas, son realmente muy pocos los que se quedan para seguir
debatiendo el contenido. Una nota mía puede tener tres o cuatro comentarios y ya
con eso me vuelvo loco.
Yo sigo muchas páginas y blogs. Leo, por ejemplo, Altapeli (adonde también
escribo), Gizmodo o Cinesargentinos.com prácticamente todos
los días. Sigo a lectores del blog como Frodo
y el Demiurgo, soy
parte de la comunidad de Literautas y
me encanta mi crítico de cabecera, Hugo
Zapata. Escucho los podcasts de Quémese
después de escuchar y los programas de Malditos
Nerds, pero muy rara vez participo activamente de cualquiera de esos
espacios.
Y esto le pasa al 99,9% de las personas. Leemos
todo el tiempo, y después seguimos. A otra cosa mariposa. No es tan frecuente
dejar un comentario o una compartida en tiempos donde no hay tiempo para nada.
Blog de Cinescalas
Pero la comunidad de Cinescalas fue creciendo y retroalimentándose. Cada entrada tenía 200 comentarios como mínimo, y
eso no es poca cosa. Todo lo contrario. El debate comenzaba por la mañana, con
la publicación de la nota, y continuaba hasta el día siguiente. Ese crecimiento
impresionante es lo que la autora describe en el documental No estás solo en esto, que fue
financiado por los propios seguidores, juntando una suma que superó los 20.000
pesos.
Una válvula
de escape
Tanto para ella –a quién se le diagnosticó un
trastorno de ansiedad en 2010 que la llevó a iniciar el blog– como para el
resto de la comunidad (en la que yo me incluí durante muchos años) el blog funcionaba
como algo terapéutico, una válvula de escape, un cable a tierra.
En cada nota se armaban todo tipo de intercambios
cordiales. Los lunes escribía alguien distinto de los seguidores, proponiendo
un tema (acá hay una de las notas
que escribí yo, allá por el 2013).
¡Hay personas que se conocieron gracias al blog, se
hicieron amigos y hasta formaron pareja! Eso me parece una locura hermosa y es
una de las cosas curiosas que se cuentan en el documental.
Antes comenté que arranqué a formar parte de la
comunidad en un momento especial de mi propia vida. Esto es cierto en más de
una forma. No era sólo que extrañaba Argentina viviendo a lo hippie en Panamá,
sino que además me inspiró a perseguir con mucha más fuerza aquellas cosas que
realmente me apasionan, como el cine y la escritura.
El inicio del documental "No estás solo en esto"
Viajar
Leyendo arrancó por esa época, en parte porque yo también tenía ganas de
comunicarle cosas al mundo. Viviendo allá, y leyendo las notas de Cinescalas,
me animé a terminar mi primera novela, que terminó publicándose un año después,
cuando
regresé a Argentina.
Unos años más tarde llegarían El alma dividida, mi segunda novela y muchas más
publicaciones.
No vivo de la escritura (lo he comentado muchas
veces en este espacio) pero sí es lo que me da el combustible para seguir todos
los días. Justamente de esto se trataba el blog de Cinescalas y es lo que se expresa en el documental de No estás solo en esto.
Un viaje
simbólico y literal
Paso a hablar un poquito del largometraje.
Tuvo su
estreno oficial en el Festival Internacional de Mar del Plata de 2014. (Sí, ya
sé, llegué re tarde a armar esta nota. Things happened). Después fue
recorriendo diferentes puntos del país, incluyendo Rosario, Capital Federal,
Córdoba, Mendoza y llegó incluso hasta algunos países limítrofes como Uruguay.
El documental no fue el único que viajó, sino que
Milagros también fue acercándose con una cámara hacia los hogares de la
comunidad para entrevistarlos y entender qué implicaba el blog para cada uno de
ellos. El resultado fueron varios testimonios: historias personales sobre cómo
dejar de preocuparse (tanto) y amar el cine, junto a todo lo que lo rodea: la
posibilidad de inquietarse e incomodarse, de sanar, de contraponer ideas.
El ciudadano promedio ve al cine como escapismo
puro. Lo ven y lo olvidan. Pochoclo. La última de Suar, la nueva de
superhéroes, una de terror. “Abro Netflix
e hago click en lo primero que me sugiere”. Les preguntás que les pareció
una película y sólo les sale un “me gustó” o un “no me gustó”.
Pero para otros –quizás más apasionados, pero no
por ello más dueños de la verdad– el cine representa mucho más. Para ellos, el
“me gustó / no me gustó” no alcanza. No los define. No les cierra. El cine es
una parte intrínseca de su vida, los hace sentirse acompañados, los interpela,
los emociona, los recorre de punta a punta. Les habla. Y Cinescalas fue esa forma de descubrir que aquellos amantes del
séptimo arte no estaban solos.
El documental, si bien muy sencillo, es una parte
importante de esta historia. Hoy en día no es comercializado y sólo quedó
disponible para los seguidores de Cinescalas.
En esta
entrada pueden leer sobre las maneras de verlo. Si tienen una horita de su
vida, se los recomiendo.
¡Hasta la próxima!
***
► POSDATA LOCA:
Además de un documental, el blog también tiene un pituco libro: Démosle un buen final a esta historia.
Está muy copado y actualmente hay una copia en mi preciada estantería. La obra
recopila algunas de las mejores notas para Cinescalas.
En esta nota hay más
información al respecto.
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=>> Otros posts sobre ENTREVISTAS y DOCUMENTALES en el blog: “Story
of film: an oddisey, un documental de Mark Cousins”; “Nina:
con sonrisa pero sin cuerpo (entrevista a León Peredo)”; “Ser
escritor independiente (según Alejandro Laurenza)”; “Con
el espíritu inquieto: un uruguayo en Irlanda”; “Room
237, un documental sobre El Resplandor”.
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► Podés seguir las nuevas
notas y novedades (además de humor y críticas de cine) en mi
fan-page: http://www.facebook.com/sivoriluciano. Si te gustó, ¡compartilo o dejá
un comentario!
Gracias totales por rescatar el doc, el blog, el libro... y sobre todo por contar tu historia de ese momento. Creo que el común denominador de Cinescalas fue que nos encontró a todos en un viaje particular, y sacamos algo de esos años, para mí, definitorios. Gracias también por haber sido parte de la comunidad. Te mando un beso grande. Mily.
ResponderEliminar¡Un comentario! ¡Explota Viajar Leyendo!
EliminarGracias a vos por haber creado ese espacio tan preciado para muchos. =)
Me meto a comentar y a decirte que leerte me recordó todas esas noches que llegaba del laburo a la que antes era mi casa casi desesperada para leer la nueva publicación de Cinescalas y ver cuál era la consigna que tocaba ese día. La verdad que nunca me había pasado de sentirme tan parte de algo con tanta gente que no conocía, fue una experiencia hermosa, que a mi, como a vos y a muchos nos cambió la vida, yo conocí a quien años después sería mi esposa, la persona que más admiro en el mundo. La película fue una experiencia inigualable, hermoso poder documentar todo lo que se sentía en ese espacio y verlo en pantalla grande, el cierre perfecto. Gracias por llevarme un ratito a esas épocas, muy lindo todo lo que escribís. Saludos, Molioh o milib
ResponderEliminar¡Gracias por compartir tu experiencia! En mi caso, era pasarme toda la mañana NO laburando y SÍ leyendo las notas, ja.
Eliminar¡Saludos!
Como siempre, llego tarde a todo. Pero anduve recorriendo un poco Cinescalas y entre otras cosas me di cuenta que anduve por ahí varias veces, sin querer.
ResponderEliminarInteresante tu etapa hippie.
En cuanto pueda veo el documental
Abrazo!
Nunca es tarde cuando no hay ninguna carrera, Mr. Frodo.
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