Una joyita isekai que desafía el género con emoción, inteligencia y una animación sublime. Crítica de “Zenshu”, una serie original de Studio MAPPA.
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Un despertar diferente
En pleno 2025, decir que un isekai vale la pena es, de por sí, una afirmación osada. El género está saturado de personajes reencarnados en mundos medievales, fanservice sin alma y tramas recicladas con la sutileza de un hacha. Pero entonces llegó Zenshu, una serie original de MAPPA de 12 capítulos que revitalizó el género.
Natsuko Hirose es una joven animadora, brillante y solitaria, que muere atragantada con una almeja en mal estado mientras trabaja en su primer proyecto como directora: una comedia romántica que odia. La ironía no se le escapa ni a ella ni al espectador.
Pero al despertar, se encuentra nada menos que en el mundo de A Tale of Perishing, su animé favorito de la infancia, el mismo que la inspiró a meterse en la industria. Y no solo eso: ahora puede dibujar personajes y criaturas que cobran vida para luchar contra el Vacío, la amenaza central de ese universo.
Lo que podría haber sido otro
isekai “creador-de-cosas-en-el-otro-mundo” se convierte rápidamente en una
exploración de la creatividad, la obsesión y el amor —por el arte, por los
demás y, eventualmente, por uno mismo.
Isekai con cerebro y corazón
Lo que hace a Zenshu especial es que se toma en serio tanto al animé como medio, como a su protagonista como artista. Natsuko no es una elegida ni una parodia del otaku promedio: es una profesional quemada por el sistema, con una sensibilidad artística aguda y una desconexión emocional igual de fuerte. Su reencarnación no es solo escapismo: es un proceso de sanación, confrontación y, finalmente, reconstrucción.
La serie tiene la inteligencia de jugar con los tropos del isekai (poderes absurdos, héroes con trauma, apocalipsis inminente) solo para desmontarlos y convertirlos en herramientas narrativas. La fantasía sirve para que Natsuko experimente por primera vez lo que significa el ba-dump, ese latido emocional que nunca logró plasmar en su comedia romántica.
Y cuando lo siente, con Luke Braveheart, el
caballero rubio de manual que termina siendo más profundo de lo que parecía,
todo el animé da un giro hacia lo personal, lo íntimo y lo trágico.
Un homenaje al anime en sí
MAPPA se luce. Zenshu no solo es hermoso: es una carta de amor animada al medio. Cada episodio rebosa de referencias visuales (Macross, Gundam , Gurren Lagann) que son guiños para el espectador veterano, pero nunca estorban la historia. Destaca el uso de animación como lenguaje dentro del lenguaje: los trazos de Natsuko en batalla no son solo ataques mágicos, son actos creativos cargados de intención emocional.
A medida que avanza la serie, Zenshu se oscurece. La misma historia comienza a resistirse a los cambios que Natsuko introduce, buscando restaurar su trágico status quo. El clímax se convierte en una lucha literal contra el determinismo narrativo: el mundo de A Tale of Perishing quiere morir, quiere cerrar con la tragedia original. Natsuko se enfrenta al Vacío, al dolor, a la muerte de los personajes que ama… y eventualmente, a su propia muerte.
Pero Zenshu no es un animé
cínico. El final —un Earn Your Happy Ending agridulce— presenta a todos
los personajes muertos resucitando gracias al acto final de Natsuko, que
reescribe el destino con su arte. Ella vuelve al mundo real, donde su película
se convierte en un éxito… y donde, mágicamente, ve a Luke y sus compañeros
cruzando la calle frente al estudio. ¿Fue real? ¿Un sueño? ¿Un milagro? No
importa: la experiencia la cambió, y ese cambio se refleja en su arte y su
vida.
Palabras finales
Zenshu no solo es uno de los mejores animés del año, sino un raro ejemplo de cómo tomar un género quemado como el isekai y convertirlo en una historia sincera, profunda y técnicamente impecable. Es una serie que habla del burnout, del amor no romantizado, del poder del arte y de cómo crecer implica dejar de controlar todo y empezar a sentir.
Es, en definitiva, una historia que
no solo arregla un mundo ficticio devastado, sino también el corazón de una
creadora. Uno de los animes más humanos, metatextuales y emocionalmente
devastadores del año. Ideal para fans de series como: Madoka
Magica, Shirobako,
Re:Creators,
y todos los que alguna vez soñaron con dibujar un mundo mejor.
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Vaya. Me lo tendré que ver. Me encantan todas las obras que reinventan un género y le devuelven algo de vidilla.
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