Una nueva entrega que comenzó
fuerte, tamboleó un poco en el medio y finalizó con un subidón emocional que
hizo que todo valiera la pena. Reseña de Demon
Slayer (Temporada 3).
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Ecos del pasado
Los 11 episodios que componen la tercera temporada de Demon Slayer (o trece episodios, si tenemos en cuenta que el primero y el último son dobles) volvieron a demostrar que éste es uno de los mejores animés de los últimos años.
Desde luego, la vara estaba muy alta luego de la impresionante segunda temporada que pudimos disfrutar en 2022 (por cierto, tuvo su reseña por acá). Me parece que, en la comparación, esta nueva tirada de episodios se queda un poquito atrás, lo que no significa que haya estado mal.
El tema es que los arcos del Tren Mugen y el Distrito Rojo no sólo brindaron coreografías espectaculares y ampliaron el universo de Demon Slayer, sino que además cerraban un circulo narrativo perfecto.
Durante la segunda temporada, la muerte de Rengoku resonaba constantemente en nuestros héroes y la analogía de hermanos entre el par de demonios y Tanjiro y Nezuko tenía un peso emocional en la historia, especialmente en el desenlace del arco.
Ahora, en Demon Slayer (Temporada 3), los hermanos siguen estando en el
centro emocional de la historia. Luego de los eventos pasados –que dejó la
espada de Tanjiro arruinada– él y su pequeña hermana Nezuko son escoltados a la Aldea de los Herreros para recibir una
nueva. Mientras tanto, un grupo de demonios de rangos superiores prepara un
feroz ataque.
La llegada de Hantengu y Gyokko
Esta tercera parte comienza con un excelente episodio doble que prepara el escenario de lo que está por venir. Conocemos a un montón de Lunas Superiores, todos con diferentes apariencias y personalidades. Entre ellas están las Lunas 4 (Hantengu) y 5 (Gyokko), que jugarán un rol importante en las aventuras de Tanjiro.
En el universo del animé, los herreros funcionan como un macguffin viviente, porque son los únicos capaces de forjar espadas para cada asesino de demonios. Es precisamente por eso que se ordena a los villanos Hantengu y Gyokko que los eliminen.
Como ha ocurrido en el pasado, cada demonio tiene habilidades únicas que hacen que cada enfrentamiento sea distinto y memorable. En esta oportunidad, Hantengu puede divirse en pequeños demonios que representan emociones (Alegría, Tristeza, Ira, Placer, etc) mientras que Giokko –quien ostenta la posición de la Quinta Luna Superior– es capaz de desplazarse de un jarrón a otro para atacar e incluso mudar de piel.
De por sí, el magistral opening (Kizuna no Kiseki) ya establece un estándar
increíblemente alto, con el estudio UFOTABLE nuevamente demostrando que son
capaces de subir la apuesta con cada nueva entrega.
Los nuevos personajes de Demon Slayer (Temporada 3)
Curiosamente, Inosuke y Zenitsu tienen apariciones limitadas durante este arco, marcando un pequeño alejamiento de los momentos cómicos más exagerados de Demon Slayer, algo que la serie necesitaba desesperadamente.
En reemplazo de ellos dos como los personajes secundarios, acá tendremos a Genya Shinazugawa, Muichiro Tokito y Mitsuri Kanroji, estos dos últimos Pilares de la Niebla y el Amor, respectivamente.
No solo son un paso adelante en términos de sus capacidades de pelea, sino que además son notablemente menos irritantes que sus contrapartes. A lo largo de esta tercera temporada conocemos sus historias de fondo que ayudan a establecer las relaciones con Tanjiro.
Estos personajes tienen cada uno la oportunidad de brillar. Es refrescante ver nuevos secundarios desarrollados en el mundo de Demon Slayer, ya que agrega cierta profundidad al universo propuesto.
Desafortunadamente, esa exposición narrativa a menudo se interponía en el camino de lo que Demon Slayer Temporada 3 estaba tratando de lograr. Hay episodios completos dedicados a flashbacks en medio de batallas muy emocionantes.
Sí hay que decir que este arco se
siente como bastante de relleno, pese a algunas cuestiones importantes que
ocurren sobre el final. Todo el conflicto se resume en que Nezuko ahora será el
objetivo prioritario de Muzan, debido
a algunas sorpresas que ocurren en el episodio de cierre.
Una trama floja de papeles
Demon Slayer es un shonen hecho y derecho, con su historia clásica y lineal incluida. Lo vamos a seguir viendo debido a lo súper entretenida que es y lo impresionante que se ve. Pero digamos que no tiene demasiada complejidad y esta tercera temporada lo comprueba.
Si bien cada episodio es muy llevadero en sí mismo, al reflexionar sobre el panorama general, no ocurrió mucho en esta temporada. Uno se queda esperando algún gran avance, pero Demon Slayer simplemente no lo hace. Esto es porque UFOTABLE ya decidió reservar el siguiente arco para una venidera Temporada 4.
La pelea con Hantengu ocupa la mayor parte de esta tercera temporada y, aunque brinda emociones y mucho asombro, no hay demasiada narrativa que se puede rescatar.
Pese a la liviandad de la trama, la acción –como ya estamos acostumbrados– es de primera categoría. El animé nos pone frente a algunas escenas de lucha súper épicas, como Tanjiro usando la Respiración de Trueno de Zenitsu o la espada con forma de látigo de Mitsuri contra Zohakuten, la manifestación del odio de Hantengu.
El desenlace del arco es también muy satisfactorio, con un Hantengu en una tensa carrera contra el amanecer y Tanjiro enfrentándose a una decisión imposible. Él ya ha tenido que tomar algunas elecciones complicadas anteriormente, pero ninguna de ellas ha sido tan tremenda como tener votar entre su objetivo demoníaco y la vida de su hermana Nezuko.
Lamentablemente, insisto, este arco no hace nada realmente interesante por avanzar la trama hacia nuevos territorios. En cambio, se contenta con desarrollar a algunos personajes nuevos mientras ofrece varias peleas copadas. Se ve increíble, claro, si bien no es nada que no se haya logrado en el pasado.
No me tomen por un hater. Es sólo que Demon Slayer es capaz de mucho más. La primeras dos temporadas supieron balancer trama y acción con delicadeza. Sólo espero que las próximas entregas sepan aprender de los errores y ajustar algunas tuernas para que la historia recupere el ímpetu mientras nos agasaja con la impecable coreografía de estos asesinos de demonios.
Demon Slayer sigue mejorándose a sí misma en lo que respecta a la animación y las escenas de batallas impresionantes, aunque en términos de ritmo o desarrollos narrativos, no está a la altura de entregas anteriores.
A pesar de todas las fallas y frustraciones, es difícil para cualquiera que alguna vez se haya preocupado por este animé y sus personajes no movilizarse con el abrazo final entre Tanjiro y Nezuko. Las pocas palabras que comparte con su hermano transmiten un crecimiento enorme que hace que este arco argumental haya valido la pena.
Nota originalmente publicada en Alta Peli.
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