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lunes, 21 de mayo de 2018

10 consejos de escritura de Arturo Pérez-Reverte


Arturo Pérez-Reverte es uno de los autores españoles contemporáneos más importantes de la actualidad. Novelas como La Tabla de Flandes (uno de los primeros posts de mi blog) o El Club Dumas (llevada al cine por Roman Polanski, La novena puerta) son ejemplos de su interesante literatura.

En esta nota recopile 10 consejos de escritura que brinda el autor. Todos los que, como yo, comparten la afinidad por el arte de escribir seguramente encontrarán algo de utilidad o regocijo.




***

#1. “El mejor amigo del escritor es el marcador para tachar líneas

De mi primer borrador quedan, a lo sumo, dos tercios. Del resto elimino mucho. Tras escribir un párrafo de diez o quince líneas, si puedo eliminar una o dos, las quito sin compasión. Es duro ya que a veces esas líneas han llevado hora y media de trabajo. Pero llevo treinta años escribiendo novelas y hay una cosa que se desarrolla con los años: uno tiene instintos narrativos.

#2. “No hay palabras mágicas”

No hay truco que abra los escaparates de las librerías. Nada garantiza ver el fruto de tu esfuerzo, esa pasión donde te dejas la piel y la sangre, publicando algún día. Este mundo es así, y tales son las reglas. No hay otra receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y dedicarle horas, días, meses y años de trabajo duro.

#3. “Una mirada propia hacia el mundo

Lo que distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar sobre ello, así que procura vivir antes. No sólo en los libros o en la barra de un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y cicatrices. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o los pierden. Escribí cuando tengas algo que contar. Tu juventud, tus estudios, tus amores tempranos, los conflictos con tus padres, no importan a nadie. Todos pasamos por ello alguna vez. Sabemos de qué va. Practica con eso, pero déjalo ahí.

#4. “Es muy importante la sonoridad

Colecciono nombres. Desde hace muchos años. Miro guías telefónicas, bibliografía, para buscar apellidos. Los que pienso que son útiles los apunto y los guardo. Nombres como Ferro, como Corso, como Folques. Que son sonoros. Estoy convencido de que es muy importante la sonoridad. Casi ninguno de los nombres de mis personajes, incluso los secundarios, es casual. Todos responden a algo. Un cura que se llama Príamo Ferro, un viejo cura preconciliar, sucio, de sotana sucia, es perfecto.

#5. “Escribe el libro que te gustaría leer

No seas ingenuo, pretencioso o imbécil: jamás escribas para otros escritores, ni sobre la imposibilidad de escribir una novela. Tampoco para los críticos de los suplementos literarios, ni para los amigos. Ni siquiera para un hipotético público futuro. Hazlo sólo si crees poder escribir el libro que a ti te gustaría leer y que nadie escribió nunca. Confía en tu talento, si lo tienes. Si dudas, empieza por reescribir los libros que amas; pero no imitando ni plagiando, sino a la luz de tu propia vida. Enriqueciéndolos con tu mirada original y única, si la tienes.

#6. “No pidas consejos

Algunos te dirán exactamente lo que creen que deseas escuchar; y a otros, los sinceros, los apartarás de tu lado. Esta carrera de fondo se hace en solitario. Si a ciertas alturas no eres capaz de juzgar tú mismo, mal camino llevas. A ese punto sólo llegarás de una forma: leyendo mucho, intensamente. No cualquier cosa, sino todo lo que necesitas

#7. “La memoria es una aliada incondicional

Tengo una memoria prodigiosa. Mis libros, abundantes en escenas de violencia, son en buena parte el resultado de los recuerdos de mis más de veinte años como corresponsal de guerra. Por eso, mi violencia es violencia. Yo no he aprendido la violencia en la barra de un bar. Ni la he aprendido en los libros.

 #8. “Escribir es, sobre todo, una dura artesanía

El verdadero escritor se distingue del aficionado en que aquél está siempre dispuesto a aceptar cuanto mejore su obra, sacrificando el ego a su oficio, mientras que el aficionado se considera perfecto. Y la palabra oficio no es casual. Aunque pueda haber arte en ello, escribir es sobre todo una dura artesanía. Territorio hostil, agotador, donde la musa, la inspiración, el momento de gloria o como quieras llamarlo, no sirve de nada cuando llega, si es que lo hace, y no te encuentra trabajando. Y recuerda un principio básico: un buen escritor, si tiene talento, tenga éxito o no lo tenga, es aquél que se muestra a sí mismo en su obra. Un mal escritor es el que muestra a todos aquellos escritores que le gustaría ser, y no puede.

 #9. “Colecciona historias. Todo lugar es bueno para escribir… o imaginar

Colecciono nombres para mis personajes que encuentro en los lugares más variados, tomo a cada paso notas en una libreta pequeña. Mi hábito de reportero me enseñó que cualquier lugar es bueno para escribir. Y, sobre todo, tengo los oídos atentos y los ojos muy abiertos para detectar historias. Como todo escritor, vivo con un montón de historias a mi alrededor. Son como moscas que me acompañan, que me siguen. Una copa, una voz, una persona que pasa, una risa, una música que suena...

 #10. “Todo ya está escrito

En la antigüedad clásica casi todo estaba escrito ya. Echa un vistazo y comprobarás que los asuntos que iban a nutrir la literatura universal durante veintiocho siglos aparecen ya en La Ilíada y La Odisea —relato, éste, de una modernidad asombrosa— y en la tragedia, la comedia y la poesía griegas. De ese modo, quizá te sorprenda averiguar que el primer relato policíaco, con un investigador —el astuto Ulises— buscando huellas en la arena, figura en el primer acto de la tragedia Áyax de Sófocles.  Para dominarlas debes poseer las bases de una cultura, la tuya, que nace de Grecia y Roma, la latinidad medieval y el contacto con el Islam, el Renacimiento, la Ilustración, los derechos del hombre y las grandes revoluciones.

Todo eso hay que leerlo, o conocerlo, al menos. En los clásicos griegos y latinos, en la Biblia y el Corán, comprenderás los fundamentos y los límites del mundo que te hizo. Familiarízate con Homero, Virgilio, los autores teatrales, poetas e historiadores antiguos. También con La Divina Comedia de Dante, los Ensayos de Montaigne y el teatro completo de Shakespeare. Te sorprenderá la cantidad de asuntos literarios y recursos expresivos que inspiran sus textos. Lo útiles que pueden llegar a ser.



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«Un novelista sólo es bueno si cuenta bien una buena historia. Lo demás son cuentos chinos. Si no tienes nada que contar o si no sabes cómo hacerlo, dedícate a otra cosa.» (Arturo Pérez-Reverte)

Fuente

 A mí me gusta imaginar historias – Nota de La Nación



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6 comentarios:

  1. Interesantes consejos. No estoy de acuerdo con el punto 6, hay quienes pueden sugerir buenas ideas, buenos aportes. No me parece necesariamente cierto algo del punto 3. Algo de la experiencia personal puede importar. Que es lo que se cuenta en el punto 7.
    Lo demás es para pensarlo, como que toda historia esta escrita, los mitos siguen muy vivos. Muy compatible con la mirada propia del mundo, aun escribiendo la misma historia que se ha escrito una y otra vez.

    Saludos.

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    1. Me pasó algo muy similar. Estoy terriblemente de acuerdo con los puntos #2, #5 y #8, pero no puedo (ni quiero) comulgar con las ideas de los puntos #6 y #3, por ejemplo.

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  2. Rolando Martiñá22 de mayo de 2018, 12:14

    Como casi siempre, de acuerdo en lo general. Como casi siempre con reparos en algunos detalles. Pero de eso se trata, no? Una historia interesante puede surgir de una breve vivencia personal: y, de hecho, al leer este decálogo, estamos aceptando consejos... En fin, cuenta lo que quieras, pero cuéntalo con ganas y con la menor cantidad de palabras posibles. Y siempre aprendiendo de los que ya lo contaron.

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    1. Vale la pena aclarar: los 10 consejos los armé yo en base a entrevistas y artículo del autor. No es que él literalmente dio estos 10 consejos.
      ¡Gracias por comentar!
      Saludos

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  3. Buena entrada, con interesantes consejos y gran ritmo de lectura.
    Gracias!
    SALUDOS!!

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