En 40 minutos sale nuestro tren a Florencia
(Firenze) que nos costó 21 euros.
Estamos en la estación Termini
recordando las aventuras de Roma. A grandes rasgos (muy grandes rasgos) fueron
estas.
Día 1. 04/02 – La fontana di Trevi y
un barcito nocturno.
Llegue
a Roma a las 2 pm pero hasta que
llegué y me acomodé en The Yellow Hostel,
se hicieron como las 5. Ángel llegaba a medianoche, así que me fui solo a
caminar por la zona de la Fontana di Trevi. GRAN DECEPCION; está en
restauración y no se podía apreciar nada.
Para
llegar me tomé el metro equivocado (gran sorpresa) y terminé en cualquier lado.
Volví (habré perdido 45 minutos) y retomé el curso.
Caminé y pregunté mucho
porque ROMA ES UN QUILOMBO. (Más
sobre este tema en breve).
Después
de recorrer la zona (muy pintoresca) cené en un restaurant: brosqueta, lasagna,
birra y postre = 14 euros, caro pero no tanto. La cerveza era riquísima, pero
de 250 cm3. Comprar una más (igual) me habría salido otros 3 euros.
Me gustó la idea de sentarme en un lugar calentito y bien armado. La verdad es
que tenía hambre y había caminado mucho. La lasagna era orgásmica, del más
allá.
A
la noche, después de bañarme, tomé unos mates con unos chilenos y cordobesas en
el living. La sala común del hostel dejaba mucho que desear, era chiquita y muy
alejada de todo. Mi habitación (de 6 personas) estaba ocupada por otros 3
argentinos y una inglesa. Descubrí que Roma está lleno de argentinos, y eso no
me cautivó demasiado. No somos exóticos en este lugar, sino más bien moneda corriente.
Llegó
Ángel, y salimos al bar de enfrente, lo más cerca y sencillo. Estuvimos hasta
las 3 am. Tomamos algo (poco, es muy caro. Cerveza de latita = 3 euros) y
charlamos con un par de extranjeros. Fue una buena noche, sin nada demasiado
loco.
Personajes bizarros del momento
- Franzua, uno de los flacos del hostel. Un franchute
buena onda, carilindo, muy datero (te canta la posta) aunque medio agrandado.
- La francesa ebria, muy muy ebria que no hablaba
español, ni inglés... ni francés for that matter.
Día 2. 05/02 – Lluvia, Escher, mucha pizza y un hostel apestoso.
Nos
despertó una lluvia tremendamente decepcionante. Sabíamos que no íbamos a poder
aprovechar el día como queríamos. Ese día se iban los argentinos, pero antes
nos tiraron una data CLAVE que ya ampliaré. Nosotros mudamos a un room privado.
Resulta que se habían confundido en la reserva. Nosotros habíamos pedido
dormitorio mixto de 4 personas, y nos dieron de 6. Para enmendar el error, nos
dieron una increíble habitación doble: baño zarpado, camas cómodas, muchos
cajones, y tele pantalla plana. Creo que fue lo mejor que nos brindó este
hostel que dejaba mucho que desear.
Cuestión
que nos mudamos, nos emponchamos mucho (se caía el cielo y estaba fresco) y
salimos a hacer algo de shopping (compré unas botas impermeables muy copadas
por 60 euros). También nos hicimos con unas facturas para el desayuno y comimos
en la cocina del hostel con matecito.
Tipo
3 de la tarde estábamos listo para salir al centro, con lluvia y todo.
Una
de las italianas en la recepción del hostel nos propuso visitar el museo Chiostro del Bramante, donde había una
exposición de originales de M.C. Escher
(13 EUR).
Tomamos
un bus desde Termini con la data que nos habían pasado los argentinos esa
mañana. Nadie controla los tickets en el bus, a nadie le importa. ¡Ni siquiera
los italianos pagan! La primera vez lo pagamos (1.5 EUR) para ver qué pasaba, y
nos dimos cuenta que no tenía sentido. A partir de ahí, viajamos para todos
lados en bus sin poner un euro. =P
De
todas formas, llegar al museo no fue fácil. Las calles de Roma son muy
intrincadas, como un laberinto. No tienen forma rectangular, el GPS tiende a
fallar porque están muy próximas y no hay señalización. Perderse en Roma fue
una de las grandes constantes de nuestra estadía. Das vuelta a una esquina y no
sabés con qué te vas a encontrar. En ese sentido, Roma es mágica, caminar por ella te sorprende de forma constante.
Pero ubicarse es arena de otro costal.
Llegamos
al museo gracias a la bondad de una señora italiana que nos dio direcciones
correctas, después de vagar por casi una
hora entre calles empedradas. La verdad es que el museo lo disfrutamos
mucho. Pocas veces tiene uno la posibilidad de ver los originales de un artista
tan famoso, y de escuchar sus historias de vida, sus motivaciones, sus
temáticas exploradas. Valió mucho la pena, aunque no sé si tanto el precio.
Costó encontrarlo, pero lo que ves ahí te vuela la cabeza.
Alrededor
de las 6 de la tarde comimos una tremenda pizza capresse (11 euros) con una birra de 1 litro (10 euros) en una
pizzería al azar. ¡Muy rico! Creo que ya dije que Roma es un quilombo, no hay
señalización de nada. Por eso volver costó un poco. Encontramos un bus que nos
llevaba a Termina y tampoco lo pagamos porque nadie lo cobra. Es loco, pero es
así. Seguía lloviendo, pero mis botas súper impermeables hacían milagros
(realmente me cambiaron la vida).
En
la pequeñísima cocina del hostel estaba lleno de argentinos, un grupo de 10 u
11. Apenas tenían 18 años. Me molestó no poder ser “exótico”. Además, ellos ni
siquiera habían llevado mate (y nos pedían el nuestro). En el living había una
parva de alemanes viendo Angeles y Demonios y también un grupo de asiáticos cocinando
fideos.
Mientras
Ángel se bañaba y lavaba ropa, me llevé la PC para ponerme al día con las
cuentas y terminé charlando con una chica de Seattle fanática de la papa
(“Kira”) y que trabajaba en una granja en Italia; era muy hippona y había
venido a Roma por un par de días. Resultó ser muy interesante porque era
fotógrafa, miraba animé y se parecía a Clementine,
pero restó puntos cuando me comentó que era fan de Shia la Beouf. A nuestra charla se sumó un australiana que resultó
ser excelente haciendo imitaciones de acentos.
Para
ser un día de mudanza de habitación y mucha lluvia, terminamos aprovechando
bastante. Cenamos pizza y birra en una trattoria
de la esquina. Las trattorias son pequeños restaurantes familiares y al paso
que venden pizza por peso, y también helado casero. Son mucho más económicas
que los restaurants y te permiten probar más variedades. La de la esquina era
dirigida por un indio (Abdul) que
estaba bien loco, pero era agradable.
The Yellow Hostel ya nos desagrada por completo.
Tiene onda, y el servicio es bueno, pero te cierran la cocina / living a las 12
y prácticamente te obligan a ir a su bar de enfrente, que es caro.
Por la noche
fuimos de nuevo, pero no nos terminó de convencer.
Otro
punto negativo del hostel es que las duchas comunitarias no tienen lugar para
colgar las cosas y es muy desorganizado. Se ve que están muy a full y siempre
llenos, pero parece como que faltaba personal. Los dorms tienen lindo aspecto,
pero es muy molesto que no haya una verdadera área social en el lugar más que
el bar de enfrente, donde te “obligan” a consumir.
Personajes bizarros del momento
- Kira, la chica hippie con el nombre del antihéroe
de Death Note y fan de Arrested
Development.
- Abdul, el pizzero demente de la esquina que se colgaba
y hablaba italinglish.
- Los chilenos, que son nuestra contraparte del
país vecino. Un flaco de novio y otro medio fiestero y medio barbudo. Un cago
de risa.
- Los bolivianos que les cobraron 25 euros por 4
cuadras en taxi desde Termini. El desconocimiento
se paga caro.
Día 3. 6/02/2015 – Vaticano y centro de Roma.
Nos
levantamos muy tarde (10.30). Tomamos bus a Vaticano (sin pagar, obvio). Hicimos un tour en español medio pelo
hasta que llegó el momento de pagar, ahí seguimos haciendo la nuestra. Habíamos
sacado el ticket para Museo Vaticano
y Capilla Sixtina (16 euros + 4 euros
por sacarlo online). La verdad es que no valió la pena el online porque no
había fila, pero sí llovía. En cualquier otro momento habría sido una buena
forma de ahorrarse un par de horas. Creo en verano debe ser clave.
El
Museo del Vaticano te vuela la cabeza: hay antigüedades
griegas, egipcias, romanas. La sala de mapas geográficos es increíble, las estatuas
romanas son tremendas y hay muchísimos cuadros católicos que rozan lo
esotérico. Creo que no tiene tanto sentido pagar un tour, es mejor perderse por ahí, ir haciendo un recorrido propio. En
todo caso, uno puede sumarse de incógnito a lo que dice un guía y escuchar un
rato. Igual no llegamos a recorrer todas las secciones, es demasiado gigante y
uno se cansa. Vimos cosas muy locas, algunas hasta están al límite de lo tétrico.
A veces nos pusimos a pensar si los artistas no habrán querido esconder
mensajes secretos en algunas de sus obras.
Después
recorrimos Vatican City (el estado
independiente más chico del mundo) y nos fuimos (siempre en bus) hacía el
centro romano: Piazza Venecia, Fontana di Trevi (en restauración), Piazza di Spagna (en restauración) y el
Panteón (cerrado porque ya era de
noche).
Sí, muchas cosas en restauración. La peor de las suertes. Comimos un excelente
helado artesanal, era chico, de 2.50 euros. Ángel clavó un Mc Donalds. Nos perdimos muchísimo para volver al hostel. En serio,
como dos horas dando vueltas hasta que encontramos un bus que nos llevara a Termini.
Al
día siguiente debíamos salir para Florencia.
Nos faltaba el Coliseo, que pensábamos recorrer por la mañana. Después de 10
horas caminando (literalmente) llegamos al hostel donde compramos unas birras (cortesía
del gran Abdul) y caímos al área
principal a reservar el hostel de Florencia, revisar las fotos y comer unos
pedazos de pizzas.
Día 4.5. 7/02/2015 – Coliseo y salida en tren a Florencia.
Se
puede decir que madrugamos. Nos levantamos a las 8.30. La noche anterior
habíamos armado las mochilas. Calzamos el mate, la campera (lloviznaba) y
fuimos hasta el coliseo con el termo en la mano. Al mediodía salíamos para
Florencia, así que supimos que no íbamos a poder entrar, solo verlo desde
afuera.
El coliseo es majestuoso. Creo que la entrada estaba 12
euros y hay audio-guías opcionales (en todos los idiomas) por unos 6 euros. Sin
embargo, solo lo recorrimos por afuera y sacamos fotos. Quizás en el próximo
viaje hagamos tiempo para entrar.
Ahora,
en este preciso momento, estoy en un tren hacia Florencia que costó 21 euros y va a tardar unas 3 horas y media.
Para en varios lugares y no es de alta velocidad, pero éste costaba el doble y
estamos intentando no gastar en cosas innecesarias. Ángel intenta leer Un guijarro en el cielo (de Asimov) pero cada dos minutos cabecea.
Yo termino este post y me meto de lleno con un libro, o quizás alguna película.
Recién
el inspector pasó a revisar los tickets. Resulta que había que “validarlo”
antes de subir, y nadie nos advirtió. Nos cobró 5 euros y encima fue muy
amargo. Decididamente, los italianos no son amables con los turistas, y estoy
cercano a empezar a pensar que son unos idiotas. Preguntamos a 4 personas
diferentes sobre el trámite de viajar en tren (cómo sacar el ticket, dónde
encontrar la plataforma, etc.) y nadie nos avisó de esto. Entre esas personas,
una era la recepcionista de la agencia de trenes y otro un agente de turismo.
Todavía lo pienso y me da bronca, pero no vamos a dejar que nos arruine el
viaje. El desconocimiento sale caro. Me siento tan embaucado como los
bolivianos que pagaron 25 euros en el taxi para hacer 4 cuadras.
Impresiones generales de Roma
De
Roma puedo decir que es realmente pintoresca, pero creo que se disfruta más en
primavera. Fue un plus que, por ir en invierno, no sufrimos el amontonamiento
de gente ni las filas eternas, pero también hizo mucho frío. Una lástima que
tantas estructuras estuvieran en restauración.
Tiene
una arquitectura muy llamativa, y cada vez que das vuelta a la esquina, no
sabés con qué te vas a encontrar: una estructura inmensa, una iglesia o ruinas
milenarias. Sin embargo, también pienso que no está tan bien preparada para
turistas. La ciudad es un caos, no está bien señalizada e invita a que uno se
pierda por completo. Los italianos no son demasiado amables (con excepciones,
claro) y es cómo que se enojan cuando uno les habla en inglés. El transporte es
rápido, pero también desorganizado, ineficiente.
Y,
por sobre todo, Roma es muy cara. Habrá que ver el resto de las ciudades, pero
Ángel me comentó que es más mucho más económico viajar por España.
Algunos consejos generales
- Los clásicos lugares turísticos (Panteón, Vaticano, Coliseo, etc) cierran muy temprano, así que es
recomendable hacerlos por la mañana. El Coliseo, por ejemplo, cierra 15.30, y
el Vaticano a las 17 ya te van invitando a retirarte. El Coliseo y el Vaticano
se pueden adquirir online para ahorrar la fila, pero terminás pagando un
pequeño plus. Por ejemplo, por sacar el ticket online en el Vaticano cuesta 16
euros + 4 euros extras.
- La mejor forma de moverse es caminando. Hay
que estar dispuesto a salir temprano (tipo 8 o 9 am) y patear hasta la
noche. Todo está bastante cerca, pero si el día no acompaña, una buena forma es
el bus o el metro. Ambos cuestan 1.5 euros. También existe la posibilidad de
adquirir un Roma Pass que incluye
transporte público por 3 o 4 días y algunos descuentos en tours y hoteles.
- El metro también es una opción para moverse (1.5 euros). Recorre las
afueras de la zona 1 y es muy rápido. Hay dos líneas (A y B) que tienen forma
de X. No hay demasiadas estaciones porque no se puede escavar (debido a las
ruinas del viejo imperio) pero, por ejemplo, te deja en 5 minutos en Piazza di Spagna o en el Coliseo.
- No fue nuestro caso, pero se recomienda visitar la Fontana di Trevi en las primeras horas de la mañana,
porque está siempre atestada de gente y no se puede disfrutar tanto del lugar.
- Ubicarse alrededor de la zona de Termini es
muy útil porque es más económica que el centro y uno está cerca de las mejores
conexiones de transporte. La zona no es la más “linda” ni la más elegante de
Roma, pero es perfectamente segura. Además, Termini es una suerte de centro
comercial donde se pueden conseguir muchas cosas a precios razonables.
- The Yellow Hostel es
agradable, tiene buena vibra y está bien ubicado. Pero es costoso (20 euros,
dormitorio compartido, con un plus de 3 euros por día de tax fee) y no tiene una buena área social. Cuentan con un bar
enfrente que se vuelve cansador al segundo día y es muy caro. No me terminó de convencer.
- Para ahorrar dinero en cenas, se puede comer en las trattorias, pequeños restaurantes familiares y al paso que venden pizza por peso,
y también helado casero. Son mucho más económicas que los restaurants y te
permiten probar más variedades.
- El agua es muy costosa (de hecho, la cerveza
salía más barata en algunos lugares). Por suerte, en Roma hay fuentes de agua potable en todos lados. Lo mejor es
andar con una botellita y recargarla en cada fuente que se encuentre. Clave
para ahorrar dinero.
- ¡OJO al viajar en Tren por Italia! Si los asientos no son numerados, hay que validar el ticket en unas máquinas
especiales antes de viajar. De no hacerlo, te cobran multas. En nuestro
caso, preguntamos a 4 personas diferentes (recepcionista en agencia de trenes,
oficial de turismo y dos policías) y nadie nos advirtió de esto. A mitad de
viaje, cuando revisaron el ticket, nos cobraron 5 euros a cada uno.
Decididamente los italianos no son amables con los turistas.
¡Hasta la próxima!
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I: Mi itinerario” “Parte
II: la eterna llegada a Roma”
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¡Cuántas recomendaciones! Muy bueno para alguien que viaja pronto.. lástima que yo no, jaja
ResponderEliminarSi Roma es un quilombo, entonces creo que está bien que en Bs. As. sucedan las cosas que te sucedieron,(llegar tarde a Retiro, que te cancelen los subtes) como para que te vayas acostumbrando, jeje. ¿en eso se parecen no?
Recuerdo en la película Roma de Fellini se muestra todo lo que vos comentás.
¡Que siga el buen viaje!
Abrazo
La idea es que estos posts después van a ir a Viajeros.com, para dar una mano a la gente que se cope con este estilo de viajes. =P
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