Los antiguos romanos pensaban en el nombre como un
portador del destino de las personas Repetían: «nomen es omen», que significa “el nombre es destino”.
Varios años después, el fundador de la psicología
analítica (Carl Jung)
complejizaba esta misma concepción. Decía: «Uno
se ve en apuros para determinar cómo ha de interpretarse el fenómeno que
Wilhelm Stekel denomina la compulsión del nombre. Se trata de una, en
parte, grotesca coincidencia entre el apellido y las peculiaridades o la
profesión de un hombre».
No sé si Jung
hablaba en serio (o, para el caso, si estaba bajo los efectos lisérgicos de
estupefacientes) pero él ejemplificaba con sus colegas de la época: Adler significa águila y él psicoterapeuta austríaco se refería
a la voluntad del poder; Freud
significa alegría en alemán,
y él defendía el principio del placer; por último, Jung significa joven, y él se divertía con la idea del
renacimiento.
Estas curiosidades de los nombres lo llevaron a
pensar en la predestinación que esconden los nombres. Esta teoría de los
nombres existe (la revista británica New Scientist le daba forma allá por los nostálgicos
´90) y es la idea de que el nombre de una persona cumple un rol significativo a
la hora de determinar los aspectos importantes de su vida.
La ficción se divierte mucho, muchísimo, con la
idea de que los nombres tienen un significado mayor.
Prácticamente todos los
villanos de Batman tienen un nombre
temático: Calendar Man (Julian Gregory Day), El Acertijo (Edward Nigma, E.
Nigma), Mr. Freeze (Dr. Victor Fries).
Sucede muy frecuentemente en la Biblia (Satan se deriva del hebreo ha-satan, que significa "el adversario"), en la
mitología nórdica (Thor es, literalmente, "Trueno") y constantemente en la saga de Harry Potter ("Severus" es el nombre de un emperador romano y significa cruel y escricto. Hay tantos casos que imposible nombrarlos todos).
Si yo fuera seguidor de estas locas ideas, el
número de integrantes de mi propia familia ya estaría cementado, porque
“Benjamín” (el nombre que decidimos ponerle a nuestro bebé) deriva del hebreo ben-yamin y significa tanto “el
preferido” como además “el más chico”.
Lo cierto es que poner nombres significativos a los
héroes y villanos de las historia brinda un sentido de mayor profundidad
temática a un argumento. Y a veces el nombre hasta suele tener muchas capas.
Me gusta mucho, por ejemplo, el caso de Winter Soldier en la segunda película
de Capitán América.
Su
nombre juega, por lo menos, en tres niveles. No sólo se refiere al hecho de que
el personaje pasó gran parte de su vida en crio preservación (congelado a muy
bajas temperaturas). También referencia a la verdadera Winter
Soldier Investigation que llevó a cabo Estados Unidos y al hecho de que Bucky
ya no tiene sentimientos por nadie, ni siquiera sus amigos de la infancia.
En la película Cube,
convenientemente todos los personajes tienen nombres de cárceles famosas.
También todos tienen nombres significativos (y muy graciosos) en Dr. Strangelove (una película súper interesante
que ya
reseñé en el blog).
Hace unas semanas mencionaba a Ex-Machina en relación a la
falta de ciencia ficción en el universo creado por los autores. En esta
brillante película, los cuatro personajes principales tienen nombres tan
importantes que hasta son relevantes a nivel argumental.
Caleb tiene múltiples significados en hebreo. El
principal es el de “perro” o “mascota”. Nathan es “regalo de Dios”, adecuado
para un hombre con el talento de crear inteligencia artificial. Ava es una
variante de Eva (vida) y después tenemos a Kyoko, cuyo nombre puede traducirse
como “ñiña espejo”.
En algunas películas las asociaciones son mucho más
categóricas. Inception es una gran
película que hace un uso fuerte del determinismo nominativo. Ariadna es la
arquitecta del mundo de los sueños (en relación al famoso personaje de la
mitología griega). Yusuf (la forma arábiga de Joseph) es el interpretador de sueños, según la Biblia.
Aparte (y prepárense para que su mente estalle) las
primeras letras de los personajes deletrean DREAMS: Dom, Robert (Fisher), Eames, Ariadne, Mal, Saito. (OK: esto capaz que ya fue
estirarlo demasiado).
Otro caso es el de El Rey León: en el idioma swahili, Simba es “león”, Mufasa es
“rey”, Timon es “de gran espíritu” y Pumbaa “simplón”. Skar... bueno, tiene una
cicatriz. Aunque se dice que antes de que se le pusiera ese nombre al villano,
se llamaba “Taka” (basura en swahili).
Seinfeld
se divirtió con el determinismo nominativo y la jugó de manera diferente:
Kramer: Bookman? The library investigator's name is actually, Bookman?
Librarian: It's true.
Kramer: That's amazing. That's like an ice cream man named, "Cone".
La historia prueba, de todas maneras, que el
proceso de colocar nombres supo darse, en realidad, a la inversa. Los primeros
apellidos, por ejemplo, nacieron para identificar a personas ligadas a un
linaje particular, principalmente en los estratos nobles durante el medioevo.
En la sociedad feudal, las familias comenzaron a
habitar pueblos y ciudades, donde se ganaban la vida trabajando en diferentes
oficios. Se hizo necesario individualizar a cada persona y grupo familiar. Por
eso, los primeros apellidos derivan de los oficios a los que se dedicaban: (Black)smith,
Shepperd, Fisher, etc.
Otra costumbre era la de denominar a las personas
por sus características físicas (rubio, calvo, blanco), personalidades o
gentilicios.
¿Mi nombre? Luciano
deriva del latín Lucianus y su
significado es luminoso, brillante… aparentemente.
“Es un hombre muy nervioso en general, pero de todas formas destaca por ser muy hábil e ingenioso en todo lo que se propone. Siempre está alerta de todo lo que ocurre a su alrededor, y como es inteligente, sabe sacar partido de las situaciones.”
Gracias, Internet. Me describiste a la perfección
(¿?)
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la moneda en la ficción”; “Las
puertas de la percepción, de Aldous Huxley”; “El
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secreto y la filosofía New-Age de Rhonda Byrne”; “Ex
–Machina es un mundo sin ciencia ficción”;
“Doctor
Strangelove y el extraño amor hacia la guerra”.
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En las ficciones, los nombres puede ser algo planeado, para representar a los personajes, definir lo que son. En la realidad, no suele darse. ¿Y si la realidad es una ficción escrita por un demiurgo?
ResponderEliminarSaludos.
MIND=BLOWN.
EliminarMe hiciste acordar a una cosa que decía mi abuela, que criticaba nombres como Linda: "¿Qué pasa si es fea?" XDDD
ResponderEliminarSí, o la idea de que todos los "Arieles" son pelirrojos (ergo: mufas). Alguna vez escuché que todas las "Noelias" están buenas y que todass las "Guadalupes" son rapiditas. Qué se yo, uno nunca sabe.
EliminarMe encantan estos temas. Aunque me gusta más el proceso contrario. No que un nombre determine algo sino que ese algo determina su nombre, su apodo. Y todas las variantes que existen con respecto a esto.
ResponderEliminarPero a veces esas coincidencias que encontramos son tremendas. Que un árbitro se llame Amarilla ¿puede ser casual? ¿Que Solari arrastre 300 mil personas? Por poner dos ejemplos que se me vienen ahora.
Abrazo!
En mi carrera teníamos a un compañero futuro ingeniero. Martín Cuadrado. El ingeniero Cuadrado. Cosas que pasan.
Eliminarinteresante por ejemplo que el apellido de los Hermanos que inventaron el cinematógrafo, fuera LUMIERE. Luz=en Francés
ResponderEliminar#datazo!
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