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lunes, 21 de enero de 2019

“Incomodidad cósmica” (cuento)


Les comparto otro relato de ciencia-ficción con un pase de comedia con toques. La propuesta consistió en escribir un cuento que contuviera las palabras sombra, baraja y dragón. 

¡Espero que lo disfruten!




***

Incomodidad cósmica
Luciano Sívori

Tuve la pésima suerte de toparme con una tormenta cuántica en el planeta ßtôr-ǧöµ (lindo lugar, por cierto. Su gente hace unos deliciosos postres de Feen-moof). Y encima todavía estaba a 4,2 años luz de casa. No sé si alguna vez les pasó, pero esas tormentas son verdaderamente exasperantes. Las leyes de la física que gobiernan el universo conocido tienden a enredarse a lo grande. Aunque la nave vaya en piloto automático, no sabés ni a dónde ni a cuando estás yendo. Así, de la nada, descubrís que tu dragón ya no está ni vivo ni muerto. Está un poco de los dos y mucho de ninguno. Tu cuerpo se vuelve traslúcido, con lo cual corrés el riesgo de atravesar una mesa y quedarte atascado en el medio. En serio, a mi tío le pasó. Volvió a solidificarse justo cuando una lámpara le atravesaba la rodilla izquierda y ahora la lleva con él para todos lados. Cuando le dan quince días de vacaciones en su oficina sale a buscar otras tormentas para ver si logra sacarse el aparato de su cuerpo.

En fin, como les venía contando, me agarré una cuántica de aquellas. Y, aunque traté de quedarme lo más quietito posible, la tormenta era más brava que mi exmujer Sankar cuando la llamaba por otro nombre en la cama. La tormenta me revoleó por varias líneas temporales alternativas, sumergiéndome en irregularidades interdimensionales, haciéndome chocar con barreras metafísicas y bifurcándome en inoportunas cuerdas cósmicas (que, según escuché, son muy malas para el colesterol). Mi sombra se separó de mí por un momento. Creo que eso fue lo único positivo de este desastre, porque hacía buen rato que venía viajando con mi escamosa mascota y la Guía Intergaláctica Artificial como única compañera. Aproveché que tenía una baraja española guardada por ahí y jugamos unas cartas del mismo modo que me había enseñado mi abuelo (a quien, a su vez, le enseñó su propio abuelo). Al final resultó ser una tarde agradable.

Para cuando terminó el mal clima, ya no estaba seguro de si seguía en el mismo universo o en otro completamente diferente. Si me preguntan, todavía no estoy seguro. Pero llegué a mi hogar y todo estaba bastante parecido a como lo había dejado. Aunque a Sankar la noté menos mal arriada y un poco más compasiva. Ya no me hincha tanto las pelotas. Así que yo hago de cuenta como que no pasó nada y sigo tranquilamente con mi vida.

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4 comentarios:

  1. Deben de ser algo notablemente molesto esastormentas cuanticas, al provocar que no se pueda medie si simultaneamente la velocidad y la posicion de una nave espacial.
    Por lo menos Sankar estaba mas tratable, con el cambio de ex mujer a mujer del protagonista.

    Muy buen tema para acompañar el relato

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  2. Cósmico!
    Me gusta los pasos de comedia con toques, me interesó saber de barajas ¿a qué habrán jugado?
    Justo el día que lo publicaste hubo un espectacular eclipse total de luna que no me dejó dormir, no me lo podía perder ya que el clima se portó de diez esta vez.

    Abrazo!

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    Respuestas
    1. Quizás te levantaste en otra realidad en la que Argentina es un país primermundista con un riesgo país inexistente y altas tasas de empleo. O quizás no. (Soñar no cuesta nada, canta Kevin).
      ¡Abrazo cósmico!

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