En un Moscú futurista, donde las marcas
corporativas han creado una población desilusionada, un hombre se esfuerza por
desbloquear la verdad detrás de una conspiración que disparará una épica
batalla contra las ocultas fuerzas que controlan a nuestro mundo.
O, por lo menos, eso vendía el avance de Branded.
***
Estoy cansado de los trailers que te mienten
descaradamente, editándolo de tal forma que el producto final no tiene
absolutamente nada que ver con lo que promocionaron en un principio.
Exactamente eso me pasó con Branded
(2012), traducida en Latinoamérica
como Código oculto.
Se trata de una producción rusa e independiente que, paradójicamente, está hablada en inglés. Tiene algunas escenas muy memorables, otras bizarramente geniales, unos efectos de dudosa calidad y un par de momentos que son un absoluto WHAT THE FUCK.
Sólo miren el maldito poster y díganme si no pinta
una película delirante y entretenida para mirar con un par de cervezas encima.
► Este es el avance:
Lo cierto es que no sé si esta película es una
basura absoluta o un potencial clásico de culto. Su ritmo es desbalanceado, hay escenas que no
tienen nada que ver con nada y no pega en lo absoluto con el estereotipo de
películas contemporáneas. Hay algo en la historia que recuerda al cine de Kubrick, pero muy superficialmente.
Yendo a lo concreto, esperaba una divertida
película sobre monstruos y me encontré con una exposición soporífera sobre la
maldad inherente del capitalismo y donde cualquier tipo de lógica argumental se
va por el inodoro.
Hay quienes van a poder encontrar la profundidad
entre los límites de lo absurdo que presenta la historia, pero yo la encontré
apenas llevadera y, por sobre todo, fallida. Pero: ¿es eso, o hay algo más?
Para una película que habla sobre los peligros de la publicidad, quizás hay una
ironía en el hecho de que no pueda cumplir con las expectativas de su propia
campaña de publicidad.
Uno de los grandes problemas es que se tarda una
hora, y una buena cantidad de escenas que no van para ningún lado, para que la
cinta se vuelva medianamente interesante.
El cambio de tono es muy abrupto y no
termina de encajar, pero al menos se empieza a parecer un poco más a lo que el
trailer vendía. Sólo para terminar rápidamente y con un final poco
satisfactorio.
Prefiero no revelar demasiado de la trama para que
cada uno pueda tener su propia opinión al respecto. Está disponible en Netflix o puede descargarse por torrents
fácilmente. Sin duda es original, y bastante diferente a lo que uno está
acostumbrado. Pero diferente no siempre es sinónimo de calidad. Así y todo,
creo que puedo llegar a entender a quien la vea y le parezca una genialidad.
Lo digo también porque Branded me recordó un poco a Cabin in the Woods
(que salió por la misma época) en cuanto a lo bizarro de la propuesta y las
expectativas que yo tenía.
Cuando vi Cabin
in the Woods por primera vez (una película que esperaba con muchas ansias)
la odié. Me pareció una basura, un experimento burdo, una parodia con
actuaciones pésimas, diálogos clichés, y momentos olvidables. Tuvo mucho que
ver la gente con la que la vi (gente bastante cerrada a películas fuera de lo
convencional).
Con el tiempo la aprecié mucho más, y hoy
(habiéndola visto varias veces ya) la considero una obra maestra del cine de
terror. No sólo es terriblemente divertida, sino que además todo lo que muestra
es adrede, y tiene cosas espectaculares. Es tremendo cómo me fue
cambiando la cabeza para comenzar a ver esta historia con mejores ojos.
Hoy en día la banco a muerte.
Entonces, no sé, quizás Branded necesito verla un par de veces más para que pueda
determinar si es un posible clásico de culto o si está destinada al olvido
eterno. A lo mejor, la forma en la que se promocionó tuvo sus motivaciones, y
quizás la historia funciona de formas que todavía no comprendo del todo.
Eso, o la película es un asco. Si quieren y pueden,
véanla. Después me cuentan.
► Podés
seguir las nuevas notas y novedades (además de humor y críticas de cine)
en mi fan-page: http://www.facebook.com/sivoriluciano. Si
te gustó, ¡compartilo o dejá un comentario!
Tirar una moneda al aire para tomar una acción
determinada es una práctica que se remonta hasta la Antigua Roma. En la
ficción, es muy común que un personaje no esté muy seguro del camino correcto a
seguir, así que decide que el destino elija por él.
Pero, al hacerlo, ¿sus posibilidades
son realmente de un 50/50?
En Scarface
(la versión de 1932), el
personaje de Guino Rinaldo
popularizó este método como un modus operandi de los gánsters y como un
elemento de las películas de gangsters en general. Varios años más tarde, el
villano de Sin
lugar para los débiles también tiraba una moneda para decidir si matar o no
a su potencial víctima.
Por supuesto que la moneda es el ítem de cabecera
del villano Dos Caras, una de los
adversarios más conocidos del universo de Batman. Dos Caras antes fue Harvey
Dent, fiscal de distrito de Gotham City y aliado de Batman.
Hizo su primera
aparición en Detective comics #66, agosto de 1942.
Su historia de origen va cambiando según la línea
de continuidad que se siga, pero siempre hubo involucrado un accidente que le
desfiguró media cara y lo convirtió en un psicópata.
Desde entonces, tomas sus
decisiones mediante el lanzamiento de una moneda de dos caras, excepto que una está
marcada (para poder identificar de qué lado cae).
Habría que investigar hasta qué punto su método es
verdaderamente “justo”. Las posibilidades de tirar una moneda no son realmente
del 50/50 (como
lo comprobó esta gente) sino que hay una ligera tendencia a que caiga del
lado que inicialmente estaba hacia arriba. De hecho, las posibilidades de que
la moneda caigan del lado que está arriba son de un 51%, lo que hace que dé una
pequeña ventaja a quien conoce cuál es dicho lado.
Y, si bien las posibilidades son minúsculas, la
moneda siempre podría caer en el filo, o nunca caer (existe una chance, si bien
prácticamente imposible, de que la moneda desaparezca en el mismo aire).
El personaje tuvo diferentes versiones en la
ficción, pero una de mis preferidas siempre va a ser la de la
serie animada.
En uno de los episodios que lo tienen como
protagonista, llega hasta a atar a Batman
a una moneda gigante y la tira al aire mediante una catapulta. Si cae de abajo,
lo aplasta, pero si no, se salva. Al final Batman termina escapando, pero uno
no puedo dejar de pensar que las condiciones no eran del todo justas para el
Caballero Oscuro.
Lo cierto es que, a niveles prácticos, es una de
las maneras más equitativas (y por lo tanto, justas) de tomar una decisión de
tipo A o B.
El juego Magic:
The Gathering tiene varias cartas que requieren lanzar una moneda, y es
mucho más común en el juego de cartas Pokemon.
Claro que el genio indiscutido de la ciencia
ficción también dio su aporte respecto al azar y al lanzamiento de una moneda.
Lo hizo en el cuento corto “La Máquina
que Ganó la Guerra” (pueden
leerlo acá).
Publicado por primera vez en la edición de octubre 1961 de la revista The Magazine of Fantasy & Science Fiction, el relato es una
conversación entre tres líderes de la raza humana.
Celebran el éxito de la
guerra contra los Denebians y discuten la manera en la que su máquina de
inteligencia artificial (la Multivac,
que tuvo apariciones en otros cuentos) fue un factor clave para la victoria.
Sin embargo, las cosas se ponen interesantes cuando
cada uno admite que alteró los datos de entrada con los que alimentaba a la súper-computadora.
Uno de ellos, en los momentos finales de la historia, revela que no utilizó los
informes de acción que brindó la Multivac (ya que no confiaba en una
inteligencia artificial), sino que había tomado cada una de sus decisiones al
azar, mediante el lanzamiento de una moneda.
► Podés seguir las nuevas
notas y novedades (además de humor y críticas de cine) en mi
fan-page: http://www.facebook.com/sivoriluciano. Si te gustó, ¡compartilo o dejá
un comentario!
Hace bastante que no publico ningún cuento en el
blog (lo que no significa que no esté escribiendo). En esta ocasión les dejo un
texto de tinte humorístico sobre una curiosa obsesión por la militancia de
temas insignificantes.
Ganador de una mención de honor en XIII CONCURSO LITERARIO BONAVENTURIANO DE POESÍA Y CUENTO (Colombia, agosto 2017).
***
“Los
microdélicos”
Existen en este mundo algunas actividades del
hombre tan curiosas que su mera mención convierte a quien las practica en un
receptáculo de burlas y risas. Una de ellas, quizás la más notable de todas, es
la de los microdélicos.
El término, del griego mikrós = pequeño y délomai =
manifestarse, acuñado por primera vez en el 2009 por el filósofo, escritor y
filólogo Ricardo
Mux, se refiere a quienes hacen militancia en cuestiones mínimas e
insignificantes.
En el barrio porteño de Flores, en calle Remedios
al 2800, existe un fiambrero que no vende chorizos Paladini. Argumenta que Don
Juan Paladini (sí, tal fue el nombre del creador de estos embutidos) cortejó a
su bisabuela, allá por el año 1922, y que fue ella, la refinada Adelaida Brunelli,
quien le dio inicialmente la idea de elaborar productos inspirados en un viejo
cuaderno de recetas de Italia que ella poseía. El fiambrero hasta tiene un
cartel en la entrada que aclara, para que no quede lugar a dudas: “Acá no se venden chorizos Paladini.”
Es igualmente llamativo el caso de un profesor de
literatura cordobés que intentó liderar una marcha contra los escritos de Dan
Brown. Las pancartas leían “No leo a
Brown. Es pura mierda”. A la marcha fueron siete personas.
Todos somos acreedores de alguna pequeña microdelia
en nuestra vida. Hay quienes se rehúsan a comprar una Coca-Cola para hostilizar
a la maligna empresa (como si ellos pudieran llegar a darse cuenta), hay otros
que repudian con fervor a los amantes de los Reality Show, que se ponen
incordiosos ante la presencia de médicos oftalmólogos o que se niegan a
escribir con tinta negra porque “puede no distinguirse la fotocopia del
original”.
Hay, sin embargo, una familia argentina que saltó
repentinamente a la fama por contar con una larga herencia de integrantes
microdélicos. Todo comenzó con Fernando Aguirre, un kiosquero de Capital que no
vendía historietas de Marvel por tener argumentos demasiado incoherentes. Su
hijo, Miguel, heredó la microdelia del padre –algunos científicos han comenzado
a considerar que podría existir un gen que la arrastre– y fundó la Asociación
Contra el Pan con Manteca y Mermelada. La ACEPCMYM. Su lucha, por lo pronto
solitaria, busca concientizar al público de los peligros de mezclar ambos
productos (provocarían acidez). Agrega que las poderosas compañías de mantecas
y mermeladas trabajan en colaboración, aumentando los precios de productos hoy
considerados como complementarios, generando un oligopolio oculto y –en última
instancia– perjudicando el bolsillo del consumidor final. Quien además probablemente
tenga acidez.
Miguel tuvo tres hijas. Sofía, la mayor, sólo salía
con tipos más bajos que ella. Micaela, la del medio, no compraba ropas los
jueves (según sus estudios, publicados en su blog personal, las empresas
aumentan los precios un 15% exclusivamente en esos días, pero no lo informan al
público). Bianca, aun en edad preescolar, intenta convencer a todos sus
compañeros del colegio que los controles remotos intoxican el ambiente más que
el humo de los cigarrillos.
Cuando la hija de Sofía, hoy de dos años y medio,
comenzó a mostrar indicios de preferir los colores rojo y amarillo por sobre
cualquier otro, los estudiosos de la materia comenzaron a concebir la idea de
una cuarta generación de microdélicos (algo jamás visto).
Estudios de la Universidad de Princeton, donde
opera el Centro de Investigación de la Microdelia, muestran que el 67% de los
microdélicos están convencidos de que una periódica e imperceptible militancia
va progresivamente carcomiendo las entrañas de un enemigo difuso, y que aquel
acto desinteresado les brindará un pedazo modesto del mismísimo cielo.
Según el último censo mundial realizado a través de
la red mundial Facebook, un 17% de la población sufre de microdelia, y las
posibilidades de que la obsesión por la militancia de cuestiones
intrascendentes se transfiera aguas abajo en la genealogía es de aproximadamente
un 20%. ¿Es usted un microdélico? ¿Siente fanatismo por alguna manía en
particular, que combate con fervor y milita con entusiasmo? Si es así, todavía
está a tiempo de corregir el rumbo. La ardiente batalla contra los microdélicos,
individuos creados por corporaciones oscuras lideradas por enanos y zorros
parlantes, financiadas por gobiernos imperialistas, puede ganarse.
Debajo de esta nota encontrará el contacto de mi
organización: “Juntos contra la microdelia”, un espacio participativo donde
podrá movilizarse contra aquellos que militan sobre lo insignificante. El mundo
es demasiado caótico y tenebroso como para andar preocupándose por las pequeñas
cosas.
***
***
DE YAPA: En este link pueden leer el libro de la antología creada a raíz del concurso. Contiene mi cuento y muchos más que están buenísimos:
► Podés seguir las nuevas
notas y novedades (además de humor y críticas de cine) en mi
fan-page: http://www.facebook.com/sivoriluciano. Si te gustó, ¡compartilo o dejá
un comentario!
Vi Juan de los muertos
como parte del “Festival Internacional de Cine 2012” en Panamá (por
esa época vivía allá).
Recuerdo que junto a El gato desaparece (de Carlos Sorín)
fue la producción latinoamericana que más me gustó. Se trata de una delirante
comedia de terror que tiene la particularidad de ser la primera (y única)
películas de zombies en Cuba.
La crisis de
los zombies en Cuba
Esta comedia es una historia completamente loca,
pero que funciona a la perfección. Juan (Alexis Díaz de
Villegas) es un cuarentón que nunca hizo nada en su vida. Sin embargo,
cuando el apocalipsis zombie desata su furia sobre Cuba, él encuentra una forma
de enfrentar a los muertos-vivos y hasta hacerlo redituable. Monta un negocio
bajo el lema: “Juan de los muertos: matamos a tus seres queridos”.
La ambientación es tan genial como triste. Las cosas
están tan mal por allá que los protagonistas ni siquiera se
sorprenden cuando todos se convierten en zombies (o “disidentes” como
ellos los llaman). Este enfoque me pareció muy creativo.
Y si a esto
le sumamos un humor inteligente, políticamente incorrecto y grosero, el
resultado es un potencial clásico del género.
Quizás peca de tener algunos
minutos de relleno sobre la mitad y que los personajes a
veces se fuerzan demasiado para ser graciosos. Pero son detalles que no
tiran abajo esta gran producción del cine independiente. Desde lo técnico, me
sorprendieron los efectos especiales (con un aire muy comiquero) y el trabajo
de maquillaje. El soundtrack suma bastante y las actuaciones son memorables (incluso
las de los “disidentes”).
Homenaje a
los grandes maestros
La cinta nunca oculta que está parodiando a la
brillante comedia inglesa Shaun of the Dead
(que, a su vez, es una parodia de Dawn of the Dead,
el clásico de George Romero de 1978). Lo que la hace especial es que, con la
excusa de una invasión zombie en La Habana, se muestra una visión metafórica de lo
que es vivir en Cuba bajo el régimen comunista.
La película del argentino Alejandro Brugués no
para de hacerte reír y tiene situaciones muy ingeniosas. El director
es fanático del género zombie y se nota. Acá se divierte con estas criaturas
pero también se las ingenia para homenajear a los grandes maestros.
Por
ejemplo, en una escena en la que los sobrevivientes quieren escapar de Cuba en
una balsa (cualquier parecido con la realidad…) aparecen muertos bajo el agua,
como en Land of
the Dead (también de Romero), una de las pocas historias que exploran la
posibilidad de zombies acuáticos.
Palabras finales
En definitiva: Juan de los Muertos puede jactarse
de ser única al presentar zombies en Cuba.
Es un refrescante combo para esas
historias de zombies que tanto nos gustan y recomiendo que la tengan
en cuenta para pasar un rato divertido y, especialmente, si son asiduos al
género.
► Podés seguir las nuevas
notas y novedades (además de humor y críticas de cine) en mi fan-page:
http://www.facebook.com/sivoriluciano. Si
te gustó, ¡compartilo o dejá un comentario!
Lutherapia
es el último espectáculo “nuevo” de humor musical de Les Luthiers. El grupo lo grabó en el 2009 e hizo giras durante los años siguientes. Durante los últimos años tuvieron que reemplazar a Rabinovich por Tato Turano (en instrumentos) y Martín O´ Connor (en canto y actuación). Luego comenzaron
a presentar obras antológicas (como ¡Chist!, que vi
hace poco en mi ciudad).
Cuando en su momento arranqué a ver Lutherapia por
primera vez (aclaro que ya había visto todo lo anterior de Les Luthiers y que
soy un fanático enfermo y obsesivo que se conoce todos los chistes) tenía
miedo. El comienzo (con la opereta medieval El cruzado, el arcángel y la
harpía) es mediopelo y no termina de convencer.
Por un momento pensé que me
iba a encontrar con otro bodrio como el que fue “Premios Mastropiero” (2005), quizás su show menos inspirado.
Lo cierto es que Lutherapia remonta mucho,
especialmente sobre la mitad, y compensa el comienzo lento. Analizándolo de
forma completa, está muy trabajado y tiene un nivel humorístico difícil de
conseguir. Si bien se nota la falta de colaboración del negro Fontanarrosa en
los guiones, creo que está bastante completo.
Es muy divertido, creativo y
tiene varios gags con juegos de palabras destacables.
***
Psicoanálisis y Mastropiero
El guión, en esta ocasión, va por el lado de la
terapia psicoanalítica… pero siguen apoyándose en el sexto integrante del
grupo: el indescriptible Johann
Sebastián Mastropiero. Incluso acá le dan un protagonismo interesante al
relacionarlo en varios de los sketches y desarrollar más su particular vida.
Los argentinos somos ávidos consumidores de la
terapia, y ya era hora de que formara parte del hilo argumental de Les
Luthiers. Acá Mundstock y Rabinovich recuperan a sus personajes
de Murena y Ramírez, pero en los papeles de psicoanalista y paciente.
Desde un diván de hilarantes sesiones –que se
disparan porque el personaje de Rabinovich está trabado con una tesis
relacionada con Mastropiero– se van sirviendo los distintos números que
acompañan con música y risas.
El espectáculo recibió elogios absolutos de la
crítica y el público y es considerado uno de sus mejores trabajos. Está
compuesto por diez obras totalmente nuevas. Se extrañó la clásica libreta roja,
pero ya era hora de un cambio y hay muchos guiños hacia las clásicas
presentaciones de Marcos Mundstock. La idea de Daniel en el sillón del
psicoanalista es fantástica y ata a la perfección los problemas del paciente
con cada obra.
Un astuto uso del lenguaje
Siempre me pareció que hay dos aspectos donde Les
Luthiers se luce espléndidamente. El primero es en el timing cómico cuando Marcos y Daniel están (estaban) juntos. Lamentablemente
Daniel Rabinovich ya no está entre nosotros, pero sus participaciones van a
quedar para la eternidad gracias a las diversas filmaciones.
Ambos siempre tuvieron una química especial. Su “biólogo del merengue” es
impresionante, así como sus obras “Lo que
el sheriff se contó”, “Daniel y el
Señor” o “La hija de Escipción” (que
están entre mis favoritas). En Lutherapia hay grandes momentos entre
ellos dos, aunque no están en su máximo esplendor.
Lo segundo en lo que destacan es en sus chistes rápidos,
inteligentes y astutos. En Lutherapia este aspecto está muy bien
aprovechado y hay un par de gags maravillosos. Sobresalen obras musicales
como "El
flautista y las ratas" (excelentes juegos de palabras) y la genial
parodia del “tarareo” “Aria Agraria”, que la disfruté un montón:
Musicalmente hablando, Les Luthiers sigue siendo
único. La obra “Rhapsody
in Balls” no es la más cómica del show, pero hay un manejo impresionante
del piano por Carlos Núñez Cortés tocando un “azul” (un blues), y la
magia de la comedia pícara de Jorge Maronna. También se destaca mucho la Exorcítara que el grupo presenta en el
divertido número final, el cierre donde un cura tiene que evitar que nazca
el Anticristo:
Uno de los aspectos más positivos del grupo es cómo
se han sabido actualizar con el tiempo en materia musical. En una época
presentaron el soberbio “Los jóvenes de
hoy en día” (clásico infaltable de Les Luthiers) y en esta obra sorprenden
con “Dilema
de Amor”, donde los ancianos se animan a parodiar a la cumbia.
Conclusiones
Lutherapia presenta grandes dosis de humor y
referencias a la cultura popular, fundamentalmente en la segunda mitad que es
muy superior a la primera. En mi opinión, la obra no llega a ser tan
maravillosa como “Bromato de Armonio”
(1996) o “Todo por que rías” (1999),
pero la encontré sumamente mejor que “Premios
Mastropiero” (2005).
Sigo sacándome el sombrero con estos caballeros
que, a pesar de sus canas, mantienen una mente fresca, humor inteligente y la
voz muy a punto.
► Programa completo
1.El cruzado, el arcángel y la harpía (Opereta medieval)
► Podés
seguir las nuevas notas y novedades (además de humor y críticas de cine)
en mi fan-page: http://www.facebook.com/sivoriluciano. Si
te gustó, ¡compartilo o dejá un comentario!
Este post viene a ser continuación directa de uno
que escribí hace unas semanas sobre Roland
Barthes y la Muerte del Autor (pueden
leerlo acá). En esta oportunidad la idea es ejemplificar el concepto con un
caso brindado por el artesano de las palabras Jorge Luis Borges.
Repasemos: la Muerte del Autor hace referencia a la
idea de que las intenciones del autor y su rasgos biográficos (tendencias
políticas, religión, ideas, valores) no deberían pesar a la hora de buscar
interpretar un escrito. En otras palabras, la interpretación de un escritor
sobre su propio trabajo es tan válida como la de cualquier lector. En la nota
anterior hablé un poco más al respecto y busqué dar algunos ejemplos prácticos.
***
Un caso concreto de esta temática aparece en un trabajo
de Jorge Luis Borges titulado Pierre Menard, autor del Quijote.
Se
trata de un análisis sobre un autor imaginario; una especie de ensayo literario
respecto a Pierre Menard, escritor del siglo pasado que se puso como ambicioso
proyecto escribir “El Quijote”, no como una copia del trabajo original, sino
como un libro que coincida palabra por palabra con El Quijote de Cervantes.
► Texto completo
de “Pierre Menard, autor del Quijote”:
LEER.
El narrador compara ambos trabajos a la luz de las
experiencias vividas por cada autor y, así, un extracto del libro de Menard acaba
teniendo una interpretación completamente diferente al mismo pedacito de texto
(que es exactamente igual, letra por letra) del libro original de Cervantes.
Todo esto lleva a análisis totalmente absurdos pero
consistentes, como encontrar influencias de Nietzsche en El Quijote escrito por Menard (mientras que el de
Cervantes no las tiene porque, claro, Nietzsche ni existía en el siglo XVI).
El relato-ensayo de Borges finaliza con la propuesta
de que atribuirle el libro La imitación
de Cristo –un texto de devoción católica, y el más influyente después de la
Biblia– a James Joyce podría
empaparlo de todo un nuevo significado.
Lo divertido de la proposición borgeana es que el
irlandés James Joyce,
uno de los escritores más aclamados del siglo XX, se hizo famoso por sus vanguardistas,
extrañas, polémicas y controvertidas novelas. De pronto establecerlo como el
autor de un libro devoto que busca “instruir al alma en la perfección
cristiana, proponiéndole como modelo al mismo Jesucristo” llevaría a análisis
muy locos.
Dentro de los relatos de Borges, Pierre Menard, autor del Quijote,
incluido en su antología Ficciones (1944), es indudablemente uno de los menos
convencionales. No tiene ningún tipo de argumento o nudo, se asemeja
enteramente a un ensayo serio de un anónimo crítico literario y, aunque corto,
es denso para leerlo.
Pero no por eso deja de ser fascinante.
Pierre Menard es un oscuro escritor francés recientemente
fallecido, cuyo mayor logro fue escribir, en el siglo XX, los capítulos
noveno y trigésimo octavo de la primera parte del Quijote, y un fragmento
del capítulo veintidós.
En este universo bizarro que pinceló Borges, Pierre
Menard (este “otro autor” del Quijote) no quería hacer una nueva
versión de El Quijote, ni tampoco pretendía
escribirlo tal y como lo hizo Cervantes.
Directamente quería serMiguel de Cervantes, pero en los años
30:
«saber
el español, recuperar la fe católica, guerrear contra los moros o contra el
turco, olvidar
la historia de Europa entre los años de 1602 y de 1918.»
Y lo gracioso es que el crítico encuentra que «el fragmentario Quijote de Menard es más
sutil e infinitamente más rico que el de Cervantes». ¡Y el texto es exactamente
el mismo!
Está en uno decidir si el texto de Borges es una
ironía fina e ingeniosa o no (a mí me gusta pensar que sí) pero es sólo
cuestión de que el lector decida si verdaderamente podemos atribuirle “Pierre Menard, autor del Quijote” a
Borges (en lugar de al lector, a todos los lectores).
***
Es muy conocida la anécdota de cómo llegó Borges a escribir este delirio. Resulta
que cuando tenía 39 años (durante la Navidad de 1938), se lastimó la frente con
el borde de una ventana abierta. La herida se le infectó a tal punto que los
médicos creyeron que moriría
No murió, pero sí comenzó a temer haber perdido sus
capacidades mentales. Hasta ese punto, Borges no había escrito mucho más que un
puñado de poemas y reseñas literarias (sus más grandes obras literarias
llegarían unos años después). Se le ocurrió pensar que si intentaba escribir
una reseña y no lo lograba, se sentiría incapacitado para siempre. En cambio, si
trataba de hacer algo nuevo, algo que nunca hubiera intentado antes, y fallaba,
no vería la derrota como algo tan grave. Decidió escribir un cuento y el
resultado fue "Pierre Menard".
Isaac Asimov frecuentemente
relataba esta otra anécdota: una vez se sentó en una clase donde el tópico de
discusión era uno de sus trabajos. Se sentó bien atrás, manteniéndose
relativamente oculto. Luego de que la clase terminó, se acercó al profesor y se presentó. Dijo que
le pareció que la interpretación del profesor era muy llamativa, pero que no
era ni cerca lo que Asimov había querido realmente decir con esa obra.
El profesor respondió:
“sólo por que la hayas escrito, ¿qué te hace pensar que
tenés alguna idea sobre lo que está diciendo?”.
► Podés
seguir las nuevas notas y novedades (además de humor y críticas de cine)
en mi fan-page: http://www.facebook.com/sivoriluciano. Si
te gustó, ¡compartí y dejá un comentario!
En agosto del 2016
la BBC realizó una encuesta a varios críticos alrededor del mundo para
determinar las cien mejores películas del siglo XXI.
177 críticos realizaron la votación y el resultado
fue una lista que se publicó en su
sitio web. El primer puesto fue para Mulholland Drive (2001), la obra maestra de David Lynch que desconcierta a los
espectadores y fascina universalmente a la crítica.
► ¿Por
qué es Mulholland Drive considerada
la mejor película del siglo XXI? En esta nota vamos a tratar de aclararlo.
***
El cine en el cambio de milenio
A partir del año 2000, el cine experimentó una especie de crisis existencial.
Muchos comentaristas están de acuerdo en que el
siglo XXI vio el renacimiento de la televisión como medio para contar historias
de manera más profunda y desarrollada que el cine. Apareció un Don Draper (Mad Men), un Walter White (Breaking Bad). Series como “24”
revolucionaron el formato televisivo mientras que otras como “Game of Thrones”
colocaron a la fantasía por encima de todo.
Hoy la televisión no es más considerada una forma inferior
de arte. En el peor de los casos, está al mismo nivel que el cine (si bien
comercialmente siguen teniendo años luz de distancia). Pero hoy grandes actores
del cine están queriendo volcarse a la televisión para poder desarrollar
personajes más complejos y perfeccionados. Lo vimos con Matthew McConaughey en True Detective y con Kevin Spacey en House of Cards.
Por su parte, el cine tuvo que reinventarse a sí
mismo para parmanecer comercialmente rentable siendo que uno podía descargar el
torrent, ver películas por streaming o esperar no demasiado tiempo para que
llegara a canales como Cinemax o HBO.
Así: el
cine se volvió franquicia, buscando cada vez más el merchandising,
presentando cada vez más sagas, secuelas, precuelas y reboots. Surgieron los
superhéroes en el cine como un producto estable y fructuoso. El cine de terror
se volvió más experimental, retornando a la esencia de las películas de los
años ´70 y ´80, introduciendo las nuevas tecnologías (internet, redes sociales,
cámaras go-pro, found footage). Volvió el western (¿quién lo habría dicho?) y
se multiplicó la comedia de situaciones.
En este sentido, no resulta tan extraño que exista
una fascinación desmedida por Mulholland
Drive, una historia que nació como un piloto de TV fallido y fue salvado
para convertirse en largometraje. Por
otra parte, es un comentario brillante sobre las maquinaciones que se hacen en
Hollywood.
Pero para ello, primero tenemos que conocer de qué
va la historia.
Sueños,
misterios y secretos
Luego de un accidente automovilístico en la
carretera Mulholland Drive de Los Ángeles, una joven Rita (Laura Harring)
se esconde en una casa, todavía en shock por lo sucedido. Betty (Naomi
Watts, en el rol que lanzó su carrera) es una chica que sueña con ser
actriz y está recién llegada a Hollywood. La casa es de su tía, y al
encontrarse con Rita descubre que está en estado amnésico.
En el bolso de Rita hay mucho dinero y una
misteriosa llave azul. También está el brumoso recuerdo de un nombre (“Diane
Selwyn”). Betty decide ayudar a la desconocida y ambas emprenden una
surrealista aventura para averiguar su identidad y los motivos del accidente.
Hasta acá la cosa va bastante lineal.
Faltaría
agregar que ellas se vuelven más que amigas rápidamente, que hay un director (Justin Theroux)
que parece no tener descanso, cuya mujer le es públicamente infiel, una
excéntrica ama de casa, un asesino a sueldo inútil, un cowboy aterrador que
podría no ser de este mundo, un teatro surrealista donde ocurre magia de
verdad, una misteriosa caja azul, un hombre que parece controlar todo Hollywood
desde una silla de ruedas en una oficina oscura y una especie de linyera-zombie que le da a un hombre un ataque cardíaco solo
con verlo.
¿Todo lo que sucede acá es un sueño? ¿Sólo algunas
secciones? Se hace difícil saberlo a ciencia cierta, pero David Lynch fue lo
suficientemente amable como para dejar 10 pistas que le servirían al espectador
para descifrar la historia. Son estas, pero
algunas son tan enigmáticas como la película en sí.
¿Por qué Mulholland Drive es considerada la mejor del siglo XXI?
Acá quiero aclarar –si bien es comprensible– que no
soy yo quien la considera la mejor de este siglo, sino los críticos que
armaron la lista para la BBC. Sí me gusta un montón, y la he visto (y
analizado) más de una vez. Pero no está entre mis cintas más destacadas (creo
que ese es un lugar que guardaría para Memento, Unbreakable,
The Dark Night, Eternal Sunshine… ¿quizás Identity?).
Mulholland
Drive ni siquiera es mi favorita de Lynch (adoro Carretera Perdida, que comparte varias temáticas similares y la
considero superior).
En fin, entiendo por qué muchos la encuentran tan
cautivante. Para empezar, las obras de Lynch están llenas de elementos oníricos,
sombríos, con argumentos surrealistas y una estética siniestra que no parece
guardar ninguna relación con el mundo real. Eso es siempre una experiencia
fascinante. En ese sentido, Mulholland
Drive quizás sea la que mejor describe el cine de Lynch: presenta una
historia llamativa, atrapante, pero además nos desafía a buscar nuestras
propias interpretaciones.
Y esto vuelve a la trama interesante para debatir y estudiar.
Es también una cinta hipnótica, donde una gran
cantidad de escenas memorables (imposible olvidar la secuencia en el bar “Silencio”)
generan un efecto inquietante de ilusión. La magia de los sueños, y la magia
del cine, son presencias constantes a lo largo de la trama. Incluso la cámara parece
estar siempre flotando.
A su vez, Lynch se las arregla para presentar un
estudio minucioso de Hollywood y sus manipulaciones, y simultáneamente homenajear
al cine clásico. Gran parte de la película puede verse como una narrativa de
suspenso con toques de policial negro. Por ejemplo, el personaje de Betty Elms (Naomi Watts) está
claramente inspirado en las muchas heroínas rubias de Hitchcock. Hasta en una
escena se viste igual que Kim Novak en Vertigo
(gigante película que ya
reseñé en el blog).
Por su parte, Rita obtiene su nombre de la actriz Rita Hayworth, que se
muestra en un póster de una de sus películas.
Hay tantas referencias al cine clásico como
simbolismos escondidos en esta película. Por ejemplo, la cinta Sunset Boulevard también tiene
a una “Betty” como ingenua protagonista, y el auto utilizado en la película se
ve en el estudio donde ella va a audicionar. Hay también algo de El Mago de Oz en esta historia, sin
duda.
Asimismo, existe todo un análisis minucioso sobre
la memoria y la interpretación de los sueños. Algunos autores han sabido encontrar
en Mulholland Drive los cinco
mecanismos simples que quien sueña utiliza para reinterpretar recuerdos descontextualizados:
1.La
atribución errónea.
2.La
sugestión.
3.El
bloqueo.
4.La
persistencia.
5.La
propensión.
Quienes quieran conocer más del tema puedan revisar
este
impecable artículo del español Alfonso
Muñoz Corcuera donde estudia la memoria, la ficción y la realidad en esta
película, desenredándola en términos muy sencillos.
***
Por su labor técnico formidable (hay un trabajo de
edición y montaje interesante) y la estructura narrativa fragmentada que
utiliza Lynch, sumadas al carácter simbólico de la historia y los múltiples
homenajes al cine clásico, Mulholland
Drive –una auténtica sinfonía de la confusión– es innegablemente una de las
obras maestras del cine del siglo XXI. Y si no estuviera en el primer puesto, merecería
por lo menos un lugar entre los primeros.
La selección de la BBC
En este
link pueden encontrar las 100 mejores películas del siglo XXI según la
encuesta realizada por la BBC. Yo acá dejo los primeros 20 puestos. ¿Cuántas de
estas películas vieron? Yo, lamentablemente, sólo diez de las veinte. Algunas
ni siquiera las escuché nombrar. Espero poder ir encarándolas todas a mi
ritmo.
20. Synecdoche, New York (Charlie Kaufman, 2008)
19. Mad Max: Fury Road (George
Miller, 2015)
18. The White Ribbon (Michael Haneke,
2009)
17. Pan's Labyrinth (Guillermo Del
Toro, 2006)
16. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
15. 4 Months, 3 Weeks and 2 Days
(Cristian Mungiu, 2007)
14. The Act of Killing (Joshua
Oppenheimer, 2012)
13. Children of Men (Alfonso Cuarón,
2006)
12. Zodiac (David Fincher, 2007)
11. Inside Llewyn Davis (Joel and
Ethan Coen, 2013)
10. No Country for Old Men (Joel and
Ethan Coen, 2007)
9. A Separation (Asghar Farhadi,
2011)
8. Yi Yi: A One and a Two (Edward
Yang, 2000)
7. The Tree of Life (Terrence Malick,
2011)
6. Eternal Sunshine of the Spotless Mind
(Michel Gondry, 2004)
5. Boyhood (Richard Linklater, 2014)
4. Spirited Away (Hayao Miyazaki,
2001)
3. There Will Be Blood (Paul Thomas
Anderson, 2007)
2. In the Mood for Love (Wong
Kar-wai, 2000)
1. Mulholland Drive (David Lynch,
2001)
►Podés seguir las nuevas notas y
novedades (además de humor y críticas de cine) en mi fan-page:http://www.facebook.com/sivoriluciano. Si te gustó, ¡compartilo o dejá
un comentario!