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jueves, 26 de febrero de 2015

[EUROPA 2015] – Parte IX: Praga, la ciudad de las cien torres

Un viaje improvisado tiene esas cosas. Mi idea original era conocer Austria luego de República Checa, pero estoy arriba de un bondi a Berlín, en Alemania. Dentro de cinco horas estaremos llegando a nuestro destino con Fran, que fue quien me convenció de cambiar el itinerario. El corazón de Europa, Praga, era uno de mis destinos más deseados en este viaje, y afortunadamente no decepcionó en lo absoluto. Comencemos.

Día 18 21/02 – Un día de viaje en trenes y la primera noche en Praga.

Esa noche, todavía en Eslovenia, un flaco no paraba de roncar. Juro que le tire cuantas almohadas, zapatillas y frazadas encontré. ¡Qué bronca, la puta madre! Por suerte, salíamos temprano (7.30 hs ya estábamos arriba). 

Partimos desde mi querida Ljubljana hacia la ciudad de las cien torres en tren. Fran consiguió una buena promoción que nos llevaba por 49 EUR. El primer tramo fue bastante caótico porque tomamos un tren hasta cerca de Kranj y luego tuvimos que pasarnos a un colectivo (una parte de la vía estaba en reparación). Desde ese colectivo nos subimos a otro tren y luego tuvimos un nuevo cambio de trenes.

Cuestión que, entre cambios, terminé dejando “La insoportable levedad del ser” en uno de los trenes, que encima era de una amiga. (¡Por suerte ya conseguí el reemplazo!).

El tramo del tren desde Ljubljana a Viena fue increíble, con asientos amplios y hasta wi-fi. Baños pitucos y puertas que se abren solas. El tramo Viena-Praga fue igual de cómodo para el tren ya no contaba con wi-fi. Llegamos a República Checa a las 21 hs y caminamos hasta Ritchie´s Hostel.

El hostel está muy céntrico, te atienden de diez y las piezas son lindas. Tiene un problema importante que es el wi-fi, que únicamente llega al área alrededor de la recepción. Su “área social” es muy chiquita también. Por fortuna, es económico. Pagamos 50 EUR por 5 noches, y está a solo unas cuadras del casco antiguo de la ciudad. Otra ventaja es que ellos te cambian los euros por coronas (la moneda checa) a una buena tasa.

En seguida nos ubicamos y salimos a recorrer la ciudad. La colorada de la recepción (una checa de nombre Adele) nos indicó un buen lugar para cenar y algunos bares para salir. También nos facilitó un mapa de la ciudad con muchísima información interesante. En el hostel cambiamos unos euros por coronas. Ahí te cambian 1 EUR por 26 CZK. Es una tasa muy pasable. En la casa oficial te cambian 1 EUR = 27,6 CZK, pero es mucho más cómodo hacerlo directamente en el hostel, a cualquier horario y por la plata que uno quiera cambiar.

La cuestión es que la plaza estaba muy avivada porque justo llegamos en la víspera del año nuevo chino (está lleno de chinos en Praga). Pasamos por el reloj astronómico y llegamos a Dlouha, una calle conocida por estar repleta de bares y restaurants. Comimos en Lokals, un restaurant muy conocido que se llena de checos todos los días. Encontramos una única mesa disponible.

Pedimos en plato de salchichas caseras (80 CZK cada uno) que estaban riquísimas y unas cervezas (60 CZK cada uno) muy buenas. República Checa es la principal consumidora de cerveza del mundo y ellos son conocidos por haber sido los primeros en crear la primera cerveza moderna. Al día siguiente, el chico del tour nos iba a decir exactamente eso: hay dos cosas que no podés dejar de hacer en República Checa: tomar cerveza, y ver checas.

Luego nos pasamos a un barcito cercano (Repete, sí... el nombre es perturbador). Yo probé por primera vez la absenta (80 CZK). Es una bebida alcohólica de un color verde debido a las hierbas que contiene (es apodada Diablo verde). Se hizo popular en Francia como la bebida inspiradora de los artistas y es conocida por su efecto alucinógeno. Dicen que en grandes cantidades te hace ver hadas verdes.

La verdad es que yo no vi a ningún duende, pero sí puedo afirmar que pega fuerte. La garganta te queda on fire durante un buen rato. Se comenta que muchos artistas del siglo XIX como Oscar Wilde, Hemingway, Picasso y Baudelaire se daban con este trago para sentirse creativos. Incluso hay un mito que afirma que Van Gogh estaba ebrio de absenta cuando se cortó el lóbulo de la oreja y se lo ofreció a una joven prostituta.

Día 19 22/02 – El Walking Free Tour de Praga y el Beer Tour nocturno.

Desayunamos en el hostel. 90 CZK, todo lo que puedas comer. ¡Vale la pena! Por la mañana hicimos el Walking Free Tour con los muchachos de White Umbrella (acá pueden encontrar su página web). Se juntan a las 10 a.m. en la plaza principal (se los puede reconocer por sus paraguas blancos) y tienen recorridos en español, italiano e inglés. El tour se hace caminando y tiene una duración de 3 horas donde se ven muchísimas cosas de la ciudad. Al final del viaje uno deja una propina a gusto.


La verdad es que este tour fue tremendo, uno de los puntos más altos del viaje. Recomiendo a todos que sea lo primero que hagan al llegar a la ciudad. El guía se llamaba Daniel, y era un español de Andalucía. El flaco era un fenómeno. Mientras caminábamos nos contaba sobre los 41 años de Praga bajo el comunismo, de la Revolución de Terciopelo, de Mozart y su “inspiración” con las checas, de Kafka y sus miedos, de las particularidades del Reloj Astronómico, de la cerveza.

Lo mejor de todo es que Daniel te cautivaba con sus historias, te hacía reír con sus bromas y hacía muy llevadero. Te explica las ironías de la ciudad (un casino y un McDonald’s al lado del “museo del comunismo”, por ejemplo), te muestra una de las 5 calles más costosas de toda Europa (donde se ubican las grandes marcas como Hugo Boss), caminás por el barrio judío y ves el cementerio con lápidas como salidas de una película de Tim Burton (todas dobladas), la Torre de Pólvora (parte del Camino Real).

Daniel era una Wikipedia viva. Te explica todos los porqués y lo hace de forma muy entretenida. Caminás por la ciudad nueva y por la ciudad vieja. Pasás por la universidad y por el teatro donde Mozart expuso sus obras. Ves la estatua de Kafka montando a su peor pesadilla y las polémicas esculturas de David Cerny. Es increíble cuando Daniel te explica (y te muestra) los lugares que fueron bombardeados por los Nazis, la historia de la Iglesia Acorralada. Miles de curiosidades, grandes aspectos de la historia Checa. 

Es absolutamente recomendable, y muy intenso. Su discurso final (cuando habla de cómo los mismos checos recuperaron la ciudad de los Nazis) les juro que te pone la piel de gallina, y los aplausos que recibió al final se extendieron por varios minutos.

Por la tarde nos fuimos hasta la terminal para sacar pasajes a Berlín en bus. Pagamos 35 EUR en Student Agency. No tenía pensado conocer Alemania en este viaje, pero Fran me terminó por convencer. Creo que eso es lo lindo de no tener un viaje demasiado armado. En la terminal también comimos un Burger King que cumple con las “tres B´s” (bueno, bonito y barato).

De vuelta en la ciudad, nos encontramos con un local que promocionaba una realidad virtual de tipo flight simulator. Costaba 9 EUR el recorrido de 10 minutos, pero convencimos a la checa que atendía de subirnos los dos por ese dinero. Nunca me había subido a una realidad virtual, y la verdad es que es impresionante. Pudimos ver Praga desde las alturas y es genial que movés la cabeza y la imagen de la ciudad se mueve con vos. Por momentos hasta sentimos vértigo.

El domingo no podía terminar sin un tour más: el Beer Tour que ofrece la empresa White Umbrella. Cuesta 250 CZK y ellos te llevan a recorrer cuatro bares de cerveza tradicional y no pasteurizada (Checa es el único lugar en el mundo donde se hace este tipo de cerveza con el “verdadero sabor a lúpulo”, ya que no contiene ningún tipo de aditivos). Nos tocó otro español (Anxo). En cada lugar probás una cerveza diferente y el flaco (que sabía muchísimo) te va contando curiosidades sobre esta bebida. La última, para mí, fue la mejor. Fue la primera cerveza moderna del mundo, la Budweiser Lager. (Pocos saben que Budweiser es originalmente checa).

El tour está muy bueno, pero no tuvimos suerte con el grupo. Éramos ocho: dos parejas de españoles (gente grande, en sus 50), dos flacos españoles (creemos que eran pareja) y nosotros dos. Como decimos en argentino, un auténtico garrón. Fue mala suerte, porque un grupo más joven habría hecho de la experiencia algo bastante más placentero.


Antes de volver al hostel pasamos por un bar en el que se escuchaba música en vivo. Dos flacos que sonaban muy bien estaban tocando High n´ Dry. Apenás nos sentamos empezaron a guardar las cosas porque era el final de su show. Fran gritó desde lejos: “One more guys!” y los pibes, riendo, respondieron: “One more? You guys like The Beatles, right?”. Hicieron Come Together y tengo que decir que fue uno de los mejores covers que escuché en mi vida. Mucho talento tenían ambos.

Por la noche eran los Oscar y quería verlos, pero todavía no arrancaban. Por la diferencia horaria, iban a empezar alrededor de las 2 am. Para hacer algo de tiempo, salimos a dar una última vueltita, esta vez por Ciudad Nueva. El lugar, en este caso, nos sorprendió para mal.

Resulta que por la noche Praga se convierte en una suerte de mini-Amsterdam. Ciudad Nueva estaba plagada de chulos, cabarets, casinos y luces rojas. Creo que fue el único momento del viaje donde nos sentimos un poco incómodos. O sea: es súper seguro, pero pasaban negros ofreciendo mujeres o marihuana. Nos impresionó un poco. Quién habría dicho que Praga tenía una zona roja tan a la vista. Liquidamos la noche con una buena pizza al paso y nos fuimos a dormirla.

Personajes bizarros / destacados del momento:

- Daniel, el guía de White Umbrella. Un grande que me hacía acordar muchísimo a Mario Ortiz, mi profesor de Literatura Contemporánea. Divertido, enciclopédico y energético.
- Las mendocinas, dos pibas que viajaban con la vieja e hicieron el tour de la mañana con nosotros. Qué cómodo que se siente uno con otros argentos.
- Anxo, el guía del Beer Tour. ¡Una enciclopedia sobre la cerveza! Aunque lo sorprendí con una curiosidad que él desconocía de la cerveza Brahma.
- Los asiáticos. ¡Están por todos lados! Hay un supermercado chino en cada esquino, era el año nuevo chino y los turistas asiáticos eran como una estampida.
- ¡Los pimps de la noche! Se te acercaban y te susurraban: “Joints? Women? Wanna party?”. Emm... not with you, no.

Día 20 23/02 – El tour por el Castillo de Praga.

El lunes nos despertó con ganas de ser medio ratones. Así que desayunamos barato: mate y pan con manteca. Por la mañana salimos a un centro comercial a averiguar los precios de tecnología y celulares en general. ¡Están baratos! Probablemente menos de la mitad de lo que cuesta en Argentina. El problema es que teníamos muchas dudas de si iban a funcionar en mi país, y no quería arriesgarme. Para agregar complicaciones, el checo común no habla inglés para nada.

Praga es tan económica como todos me habían dicho. Se puede conseguir cerveza en bares por 1 EUR o 1,5 EUR, el hostel nos costó 10 EUR la noche y comer es muy barato. La tecnología no es la excepción. Daniel, el muchacho del tour, nos contó que se puede “vivir” con 500 EUR (unas 13.000 coronas checas). En relación a Croacia o a Eslovenia, me parece que los costos son similares. Pero sí es muchísimo menos costoso que la sobrevalorada Italia.

Esa tarde hicimos el tour al Castillo de Praga con la gente de White Umbrella. Cuesta 250 CZK y nos llevó una simpática chica española (Ana) a las 15 hs. El tour está excelente, y Ana sabe muchísimo, pero no tuvimos suerte con el grupo. Éramos solo cuatro: nosotros dos y una pareja de españoles.

Subimos al castillo en tranvía. Recorrimos la Catedral de San Vito, el salón principal, vimos el cambio de guardia real (lo tengo en video). Ana nos relataba varias anécdotas de reyes y de la República Checa. Al igual que Daniel, te cuenta todo de forma muy amena y dinámica. Sin embargo, a diferencia de Daniel, le faltaba ese humor picarón que lo caracterizaba. Con Fran estamos preocupados de habernos enamorado de nuestro primer guía. (Nadie pudo hacernos sentirnos lo que él).

El pequeño Callejón del Oro, donde está una de las casas donde vivió Kafka, es magnífico. La de él era la casita número 22. El callejón está armado con bares, lugares de artesanías y museos, pero uno todavía puede sentir lo que significó vivir en esas zonas tan pobres. 

Ahí me compré “Un médico rural” (8 EUR), la antología de relatos que Franz Kafka escribió allí. Se dice que en este callejón vivían también los alquimistas, y al final hay una pequeña “torre de tortura” donde se puede ver, entre otras cosas, una silla de pinches.

La guía nos contó historias del actual presidente, querido por muchos y odiado por otros. Al parecer llegó borracho a su primer acto presidencial (puede verse por Youtube). También pasamos por el Muro de Lennon. Cuando te enterás de su historia y lo que significó para los checos, se te eriza la piel. También pasamos por las escalinatas donde sucede una escena de Tom Cruise en “Misión imposible”.

(Nota al pie: sigo sin poder encontrar a un famoso, pero no pierdo las esperanzas).

Debajo del Puente de Carlos, Ana nos habló de la historia de un santo (el confesor de la Reina) que se negó a revelar los secretos de ella al Rey y fue ahogado en ese puente.

Junto al Walking Free Tour, este tour del Castillo es ampliamente recomendado. No es lo mismo ver las cosas por uno mismo que cuando los guías (que saben una banda) te cuentan las historias detrás. Empezás a ver cada cosa con otros ojos.

Volvimos caminando a Ritchie´s Hostel por el Puente de Carlos, que atraviesa el río Moldava. Las esculturas que se encuentran alrededor son espectaculares, y teníamos ganas de volver a pasar de día. Pasamos por un Teatro Negro y me tenté con Aspectos de Alicia, la obra que estaban presentando. Lamentablemente, es carísimo. 35 EUR para el público común, y 22 EUR si sos estudiante.

Es una lástima, porque debe ser interesantísimo y es muy típico de Praga. Es un estilo de representación escénica muda que utiliza un escenario negro, luces y sombras para crear un juego visual e ilusorio. Vi un fragmento de Aspectos de Alicia por Youtube y parece ser una experiencia memorable. Desgraciadamente, mi presupuesto no me acompañó en esto.

Mientras tanto... en el hostel...
Charlé un rato con una chilena que había estado haciendo el clásico Working Holliday en Nueva Zelanda (hoy está muy de moda). Quería conocer Praga antes de viajar a Inglaterra, donde se encontraba con un pibe que había conocido trabajando en las granjas.

Cenamos pan con jamón y queso (que estratégicamente habíamos comprado antes) y probamos la Kofola, la coca-cola comunista que todavía se puede comprar en algunos supermercados. A los checos no les gusta, ¡y con razón! ¡Es una de las cosas más desagradables que probé en mi vida!

Por la noche charlamos con dos agradables chicas de Georgia (un país que recién me entero que existe). Resulta que son parte de un grupo de 16 georgianos que vinieron a Praga como parte de un coro. De hecho, nosotros ya las habíamos visto cantar antes en el desayuno del domingo y pensamos que eran musulmanes rezando.

Nuka y Ana, estas dos chicas, eran muy simpáticas. Cantaban con una hermosa voz, eran fanáticas de Rebelde Way (sí, Rebelde Way) y bastante maduras para su edad. Caminamos un rato con ellas y terminamos dando unas vueltas por el Museo de Arte y Ciencia, que por las noches tiene una iluminación extraordinaria. Fue muy interesante intercambiar historias sobre las costumbres de nuestros respectivos países.

Personajes bizarros / destacados del momento

- Ana, la guía que nos llevó al Castillo de Praga, con su divertida tonada española y su frase de cabecera: “Laz cosas como zon”.
- La chilena que había hecho Working Holliday en Nueva Zelanda. Siempre es bueno encontrarse con un vecino.
- Nuka y Ana, las georgianas del coro. Resulta que Praga es un destino popular para la gente de Georgia.

Día 21 24/02 –  Un día de descanso.

Hoy fue un día relativamente tranquilo. Nos levantamos tarde, desayunamos tarde. Las chicas de Georgia tenían su concierto y nos invitaron. Nuka me dijo el lugar y la hora. Tenía muchas ganas de ir (cantan realmente bien las dos).

Salimos con bastante dejadez hacia Černý Most, un área residencial y de centros comerciales. Para esto tomamos el metro. Dimos algunas vueltas, averiguamos algo de tecnología y compramos un poco de ropa, además de almorzar unos buenos pedazos de pizza. El centro comercial me hizo bastante acordar a los que conocí en Panamá. Volvimos al hostel para tomar unos mates y jugar unas partidas de ajedrez. Ya era tarde para llegar al recital de las chicas de Georgia. Me lamenté por eso, pero era realmente lejos y se complicaba.

Esa tarde yo quería ir a la Opera (daban Otello, de G. Verdi) así que me fui solo para allá. La función era a las 19 hs y yo llegué sin ticket a las 18 hs. Me habían dicho que si compras sobre la hora los podés conseguir mucho más baratos (hasta un 70% más barato). Así que me arriesgué. Me salió mal. Estaba todo vendido.

Volví caminando tranquilo por New Town y me encontré a una parejita tocando la guitarra por monedas. Me acerqué. El flaco era argentino, un tal Pablo. Era cantautor y estaba en Praga con una checa mostrando su arte. Ella no cantaba increíble, pero era realmente linda, así que eso alcanzaba para que la gente dejara sus monedas. Con solo dos canciones recibieron una buena cantidad de plata. Nos quedamos un rato largo charlando con el argento sobre su forma de vida y sobre lo que significa vivir en Praga. Me contó, por ejemplo, que a los artistas callejeros no los dejan tocar en la plaza principal a menos que toquen exclusivamente Jazz.



De vuelta en el hostel, fuimos con Fran a comer goulash (comida típica de Rep. Checa) a un lugar que ofrecía wi-fi y jazz en vivo. No tuvimos ninguna de estas dos cosas. Igual era barato. Por 200 CZK comimos una entrada, plato principal (el goulash, una especie de carne con salsa y guarnición) y un postrecito. Estuvo bien, pero no nos pareció nada del otro mundo.

Volvimos a casa tipo 9. Fran iba a ver su partido de la Champions League y yo tenía que organizar algunas cosas del viaje, reservar el hostel en Berlín y revisar algunas cosas de mi vida en Argentina.

En un momento pensamos en ir al tour de Kutna Hora, donde hay una conocida Catedral hecha de huesos humanos, pero era caro (700 CZK). Era un lujo que no nos podíamos dar. También tuvimos que decirle que no al Pub Crawl (un tour nocturno), pero salía 500 CZK (20 EUR).

Cuestión que a la noche compramos unas Pringles y unas cervezas y colgamos en el hostel, charlando con la gente del lugar. Ahí conocimos a una argentina (Soledad) que recién llegaba. Tipo 11:30 me estaba por ir a dormir cuando Fran me arrastró a salir. Dimos una vuelta, había algo de movimiento, pero no demasiado. MUCHO FRIO.

Personajes bizarros / destacados del momento

- Soledad, una argentina de 32 que (no sabemos cómo) parece de 22.
- El flaco del chichón. Estaba prácticamente en coma alcohólico. Los amigos trataban de levantarlo y se volvía a caer. Se pegó dos o tres palos bárbaros.
- El chileno piola (Rafael) que se reía del flaco del chichón. Obviamente nos reímos con él. Buen momento de hermandad.
- El grupo de franceses. Nos preguntaron adonde salir y les cantamos la posta, como verdaderos checos. No sabemos cómo, pero una francesa adivinó que éramos hermanos.
- Pablo y la checa tocando en la calle: es más fácil hacer dinero cuando sos agradable a la vista.

Día 22 25/02 –  Un típico paseo praguense, Jazz y mi aplastante victoria en el ajedrez.

Los días pasaron volando en Praga. Yo personalmente me quedé con ganas de más. En nuestro último día, todavía seguíamos solos en una habitación de 6 personas que ya habíamos proclamado como nuestra con cosas desparramadas por todas partes.

Tempranito, nos metimos en la cocina a tomar unos mates. La georgiana (Nuka) me robó un par de mantequitas y quesos para nosotros. Una genia. Somos tan tacaños que no quisimos pagar el desayuno. Solo teníamos un pedazo de pan.

Todavía nos faltaba ver algunas cosas, así que salimos a pie por una última vez. Primero visitamos la Dancing House, e intentamos entrar. Es un edificio poco tradicional y deconstructivista que llama muchísimo la atención. También lo llaman Fred and Ginger en honor a la conocida pareja de bailares estadounidense. El par de edificios, en efecto, hace alusión a un sensual baile. Adentro hay algunas galerías de arte, oficinas y el Glass Bar en la cima. Es un bar con el suelo hecho de espejos. Antes de entrar nos cruzamos a otras pibas de Georgia (ni siquiera conocía ese país, y resulta que ahora están en todos lados).

Luego cruzamos uno de los tantos puentes y terminamos caminando por la “Venecia de Praga”. Una pequeña isla falsa que intenta reproducir la conocida arquitectura veneciana. Ahí hay un museo de arte moderna (Kampa Museum) al que entramos gratis (sale 130 CZK, pero no había nadie ahí para cobrarnos) y vimos figuras de lo más extrañas. La que más me llamó la atención fueron los bebes del artista David Cerny. Si bien los cuerpos y las cabezas (todo hecho de bronce) están bien proporcionados, los bebés no tienen rostro, en su lugar hay un rectángulo hundido como si fuera resultado de un golpe.

Ese flaco es absolutamente polémico y transgresor (si no me creen, lean este post).

Cruzamos por segunda vez el Puente de Carlos. Es mucho más vivo de día, lleno de artistas haciendo caricaturas y turistas tomando fotos de los santos que se levantan en los lados del puente. Almorzamos algo rápido en KFC (¡tienen free refill!) y seguimos hacia el barrio judío. Vimos una vez más el particular cementerio judío, las varias sinagogas y la estatua de Kafka montando a su peor pesadilla.

Caminando por Praga uno fortalece los músculos del cuello, además de las piernas, de tanto levantar la cabeza para ver las fachadas de los edificios y las sorpresas que lo esperan a uno en las alturas.

El paseo terminó en el Mercado Central (artesanías de Praga en la calle) donde compramos algunos regalos. 

A la tardecita nos tomamos unos mates con Fran y terminamos nuestra Champion´s League de ajedrez (gané 5-4, pero debo decir que se vivieron momentos muy intensos).

Por la noche salimos a escuchar jazz en vivo junto a Soledad, y tomamos unas muy buenas cervezas, que además eran súper económicas (26 CZK el medio litro de cerveza tirada). Dimos un par de vueltas por la zona de bares y la vida nos terminó llevando a KFC para comer algo rápido. Al final del día charlamos un rato con unas francesas en el hostel que tenían la particularidad de estar siempre (desde el primer día que llegamos) sentadas en el mismo sillón con sus celulares. (Linda manera de disfrutar Praga... sobre gustos...)

Nos fuimos a dormir, no sin antes ordenar el caos que había en nuestra habitación. Al día siguiente salíamos para Berlín, nuestro próximo destino.

Impresiones generales de Praga

Praga es hermosa. No encuentro otro adjetivo que le quede mejor. Ordenada y prolija, llena de vida, energética, económica, hipnótica. Los checos no hablan demasiado inglés, pero son muy amables (y las checas son muy lindas). Los amantes de la cerveza (como quien les escribe) no pueden no conocer el lugar donde se gestó la primera cerveza moderna, y que tiene el record de “mayor país consumidor de cerveza del mundo”.

Todo es muy barato (especialmente en comparación con Italia) pero no se engañen. Se puede hacer un viaje barato, o tan caro como uno quiere. Yo me quedé con ganas de ir a la ópera, al Teatro Negro de Praga, a Kutna Hora y al Pub Crawl. Para hacer todo eso habría necesito más tiempo (quizás dos días más) y alrededor de 150 dólares extra. Además, hay muchísimos otros lugares para conocer alrededor del Corazón de Europa.

Creo que sería un buen lugar para vivir, y todos los locales con los que charlé estaban bastante a gusto. Creo que ir en invierno fue una suerte. El frío fue duro, pero soportable. Tuvimos temperaturas de -4° que se sentían en los huesos, pero me contaron que inviernos anteriores habían llegado a -20°. Por otro lado, todos están de acuerdo en que Praga en verano es un caos de gente.

Hay mucho para hacer en la ciudad: museos exóticos (hay museos de cera, de torturas, medievales, de espejos), muchos bares de comida típica, shows callejeros (está repleto) y una buena cantidad de lugares para visitar. Es una ciudad para perderse entre sus callecitas y, sorprendemente, es muy fácil ubicarse. No recomiendo estar solo uno o dos días. Conocí a mucha gente que estaba así, de pasada. No se llega a conocer nada en profundidad y hacés todo a las apuradas. Lo mejor (lo que recomiendo) es planificar una estadía de, por lo menos, tres o cuatro noches. Solo así uno puede llegar a entender cómo funciona la ciudad y qué secretos esconde.

Un lugar al que volvería sin dudarlo.


Consejos generales

- Viajar en tren es costoso, pero se pueden conseguir buenos descuentos preguntando por anticipado. Nosotros conseguimos el tramo Ljubljana-Praga por 49 EUR, sacando con una semana de anticipación. Otra buena opción es viajar en Bus con Student Agency, que hace tramos internacionales a muy buen costo.
- Ritchie´s Hostel está muy céntrico, te atienden de diez y las piezas son lindas. Tiene un problema importante que es el wi-fi, que únicamente llega al área alrededor de la recepción. Su “área social” es muy chiquita también. Por fortuna, es económico. Pagamos 50 EUR por 5 noches, y está a solo unas cuadras del casco antiguo de la ciudad. Otra ventaja es que ellos te cambian los euros por coronas (la moneda checa) a una buena tasa (1 EUR = 26 CZK).
- Una de las grandes ventajas de los hostales es que son atendidos por locales. Ellos siempre van a poder darte consejos sobre lugares para comer y beber, o distintos recorridos. Además, los hostales siempre tienen mapas y folletos a disposición para el turista.

- Hay solo 2 o 3 casas oficiales de cambio en Praga que no cobran comisión. Preguntar a un local o a la gente del hostel para saber cuáles. Una de ellas está bien céntrica, a pocos metros de la Old Town Square. En Ritchie´s Hostel te cambian a una tasa muy pasable (1 EUR = 26 CZK). En la casa oficial te cambian 1 EUR = 27,6 CZK, pero es mucho más cómodo hacerlo directamente en el hostel, a cualquier horario y por la plata que uno quiera cambiar.
- Nunca cambies dinero en la calle. Hay varios marroquíes que te ofrecen tasas increíbles y te terminan dando dinero bielorruso que no vale absolutamente nada. Como uno nunca vio una corona en su vida, puede caer en la trampa fácilmente. Siempre cambiar en las casas oficiales (hay 2 o 3 en todo Praga que realmente no cobran comisión) o directamente en los hostels.

- Lokal es un muy lindo restaurant en Praga para cenar cocina típica. Se encuentra ubicado en la calle Dlouha (literalmente: Long Street) y tiene platos tradicionales a un muy buen precio. Los chechos van muchísimo a comer ahí, y el lugar está bastante lleno, lo cual es una garantía de su calidad.
- No pueden irse de Praga sin probar absenta aunque sea una vez. La bebida es muy fuerte (y se dice que tiene efectos alucinógenos en grandes cantidades) pero es una de las marcas registradas de la ciudad. Hay varios bares que preparar específicamente este particular trago.
- En Praga hay muchísimos Walking Free Tour para hacer. Personalmente recomiendo el de White Umbrella, que tienen salidas todos los días a las 10 hs. Todos los chicos son unos genios y son una Wikipedia viva. Hacen que la caminata sea muy entretenida y te cuentan detalles fascinantes de la historia de República Checa. Al final del tour uno pueda dejar la propina que considere adecuada.
- El Beer Tour de White Umbrella te lleva a recorrer cuatro bares tradicionales. Cuesta 250 CZK y sale todos los días a las 19 hs. En cada bar probás una cerveza diferente, y mientras tanto te van contando curiosidades varias de esta popular bebida.
- Praga es muy segura, pero por las noches se convierte en una suerte de mini-Amsterdam, especialmente alrededor de Ciudad Nueva. Ahí se pueden ver varios cabarets, chulos y gente ofreciendo drogas. No hay nada de qué preocuparse, aunque tampoco es la zona más linda para andar de noche.


- Praga es tan económica como todos me habían dicho. Se puede conseguir cerveza en bares por 1 EUR o 1,5 EUR, el hostel nos costó 10 EUR la noche y comer es muy barato. La tecnología no es la excepción. Daniel, el muchacho del tour, nos contó que se puede “vivir” con 500 EUR (unas 13.000 coronas checas). En relación a Croacia o a Eslovenia, me parece que los costos son similares. Pero sí es muchísimo menos costoso que la sobrevalorada Italia. Eso sí, no esperen que el checo común hable inglés.
- El tour al Castillo de Praga, con la gente de White Umbrella, es otra de las visitas obligadas. Cuesta 250 CZK y nos llevó una simpática chica española (Ana) a las 15 hs. El tour está excelente, y Ana sabe muchísimo.
- Praga es un excelente lugar para ver Opera, pero es muy difícil conseguir entrada. Me habían dicho que si compras sobre la hora podés conseguir tickets mucho más baratos (hasta un 70%). Así que me arriesgué. Me salió mal. Estaba todo vendido. Si realmente tienen ganas de ir, saquen entradas con anticipación.
- El teatro negro de Praga es costoso, pero es una de las atracciones específicas del lugar que ofrece la ciudad. Si sos estudiante podés conseguir tickets por unos 22 EUR (en lugar de los 35 EUR normales).
- El tour a Kutna Hora es costoso, pero interesante. Entre otras cosas, es posible visitar la Catedral hecha de huesos humanos. El tour cuesta unas 700 CZK, pero uno puede tomarse un tren (300 CZK ida y vuelta) y conocer el lugar por sí mismo.
- El jazz es una constante en Praga, y muchos bares ofrecen shows en vivo para disfrutar de esta música junto a una buena cerveza.
- Praga es una ciudad para pasear a pie. Más del 80% de las zonas turísticas están bien concentradas. Para algunos desplazamientos se puede usar el tranvía o el tren, que están perfectamente señalizados. En los hostel reparten folletos en todos los idiomas para manejarse en transporte público sin problemas.
- No recomiendo estar solo uno o dos días en Praga. Conocí a mucha gente que estaba así, de pasada. No se llega a conocer nada en profundidad y hacés todo a las apuradas. Lo mejor (lo que recomiendo) es planificar una estadía de, por lo menos, tres o cuatro noches. Solo así uno puede llegar a entender cómo funciona la ciudad en todas sus formas.

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sábado, 21 de febrero de 2015

[EUROPA 2015] – Parte VIII: El largo adiós a Ljubljana


Estoy en el tren a Praga (pasando por Viena). Acabo de sufrir una pérdida dura: me dejé “La insoportable levedad del ser” en el tren anterior. Es caótico, en el primer tramo tuvimos que hacer muchas conexiones y nadie nos explicaba nada. En el apuro, dejé el libro sobre el asiento. No era mío. Voy a tener que comprar otro para poder terminarlo y, especialmente, para poder devolverlo. Quizás alguien lo encuentre y sea feliz.

En fin, finalmente dejé Eslovenia. El país me encantó y pasé los puntos más altos de mi viaje ahí. Viene siendo un viaje muy movilizador. Pero dejemos mejor esto para las conclusiones. En mis últimos tres días en Ljubljana pasó lo siguiente:

Día 15.5 18/02 – Recorriendo Ljubljana en el “último día” de Angelito.

Volvimos de Croacia y cambiamos de hostel. Nos pasamos a Hostel Tressor. Está bastante bueno. Ubicado en pleno centro (¡al lado de los Kebab!). Pagamos 14 EUR por la pieza compartida con 10 camas. Las habitaciones son muy amplias, cómodas. ¡Y están calentitas! No recordaba lo que era sentir calor. El lugar es un banco que fue remodelado para convertirse en hostel. 

Como puntos negativos: el wi-fi no llega bien a las piezas y no cuenta con lugar para cocinarte. Hay buenas áreas sociales, pero la mejor de todas (que está en el primer piso) cierra a las 22 hs.

Otra cosa que no me gustó del hostel es que las camas son medio duras, de chapa, ruidosas, y están separadas con cortinas. Eso hace que se pierda un poco la esencia de un hostel, pero se gana en privacidad.


Recorrimos la ciudad. Todavía no había tenido la oportunidad de pasear bien de día. Comimos un Kebad en la calle, compramos unos regalitos y pasamos por algunos lugares muy pintorescos sacando fotos.

Por la tardecita volvimos al hostel ¡y era la muerte! Muy poca gente, y definitivamente nadie interesante. Como personajes a considerar, conocí a Grady (flaco de USA) y a “Tommy” (un francés igual a Tommy de los Power Rangers).

A la mañana siguiente Ángel tenía su vuelo a Turquía, así que no queríamos acostarnos tarde. Salimos a tomar una copa de vino en Daktari Bar (nuestro barcito de cabecera) y luego una copa más en Centrale Station. Ahí nos pusimos a charlar con una brasilera (mientras el novio marcaba territorio). ¡La chica resultó que conocía a Juan, el argentino de Postojna!

Me gustaría que noten que, en el título, “último día” está puesto entre comillas. AMPLIAREMOS.

Personajes bizarros del momento

- Grady, estudiante de 21 años de Michigan. Muy simpático. Estaba muy solo. El viernes salía para Croacia.
- Tommy, ¡el francés igual a Tommy de los Power Rangers!
- La brasilera que conocía a Juan, el tour guide argentino de Postojna + su novio marca terreno.

Día 16 19/02 – Minigolf en Tivoli Park, “Compañeros” y un vuelo cancelado.

Nos levantamos a las 7 am y después de ordenar un poco nos dispusimos a hacer el último mini viaje en el Renault Captur: 20 km hasta el aeropuerto. Lo dejé a Angelito alrededor de las 9 am y volví a dejar el auto de una vez por todas. Me preocupé un poco porque el flaco de la concesionaria chequeó que estuviera todo bien y tardó bastante.

Finalmente solo, me tomé mi tiempo para caminar por las callecitas de Ljubljana. Entré a una librería y compré “The Galley Slave” de Drago Jancar (16 EUR), en inglés, claro. Se podría decir que es una de las tres novelas más famosas de Eslovenia. El autor fue una de los instrumentos clave para la independencia de Eslovenia. Tenía más ganas de comprar “Alamut” (de Vladimir Bartol). Es la novela de ficción histórica más popular del país (pronto va a ser adaptada en Hollywood) y fue la inspiración para los juegos de Assasin´s Creed. ¡El problema es que salía mucho más cara y era inmensa! La última novela súper conocida del país es “Minuet for guitar” (de Vitomil Zupan). De las tres, me resultó la trama más interesante, pero también era un libro demasiado pesado para cargar durante 15 días más.

En el hostel (Tressor) reservé dos noches más, y una noche para Fran (que se quedaba conmigo el viernes a la noche para salir el sábado bien temprano a Praga). Al parecer, reservar directamente con el hostel es dos euros más baratos que hacerlo por booking.com. ¡Tarde me vengo a enterar! Pagué 12 EUR la noche contra los 14 que había pagado por booking.

Resulta que a Ángel se le canceló el vuelo

Así que terminó volviendo en bus. Hay buses cada hora que salen del aeropuerto (a 20 km del centro de Ljubljana) y te dejan en la estación de tren. Cuestan 4 EUR. Él estaba de muy mal humor porque iba a poder viajar a Turquía recién a la noche, ¡para llegar a las 3 am! 

Almorzamos algo (sopa de arvejas con una copa de vino) y esperamos a Fran que llegaba 15:30 hs.

Jugamos un minigolf en Tivoli Park. Estuvo tremendo, ¡y es más difícil de lo que parece! Ganó Ángel con 70 golpes en los 18 holes, yo quedé segundo con 81. Fran apestó con 91. Verdaderamente estuvo muy divertido.

Después caímos a una confitería. Pedí un “hot chocolate”, que pensé que sería una buena chocolatada; terminó siendo una de las peores decisiones de la historia. Te lo sirven en un bol y lo comés con cuchara, como si fuera un postrecito caliente. Un asco. Para peor: ¡el café siempre te lo sirven frío! Si un argentino se aviva y pone una buena cafetería en Eslovenia (que haga también facturas: tortas fritas, medialunas, churros, etc.) se llena de plata. ¡Los eslovenos no saben lo que es bueno!


Cayó más gente a la pieza, pero todos con poca onda. Grady sigue siendo el más copado del lugar.

Tomamos unas birras con Fran y Ángel y los acompañé a ambos a la terminal. A la vuelta me crucé a Erba (la indonesa) que estaba esperando a un amigo. Siempre está esperando a amigos, pero nunca le vi a ninguno. Suspicious. Había mucho frío, pero se veía algo de gente afuera.

Alrededor de las 20 hs el hostel tenía muy poca onda. O por lo menos eso parecía. Estaba por irme a acostar (tipo 20.30 hs) cuando descubrí que en uno de los rincones había un par de extranjeros reunidos. Así que nos unimos a ellos con Grady. Había franceses, un griego, chicas de Eslovaquia y una de Chipre. Eran todos estudiantes de intercambio (Erasmus Mundus). Abrí mi champagne (que me había regalado Damiana, la host-mum de Fran) tomamos algo de vino barato y terminamos todos saliendo a un boliche (“Compañeros”). ¿Quién habría dicho que Eslovenia se ponía un jueves? El lugar era muy chiquito, pero tenía su magia. Y estaba lleno. Volví a casa alrededor de las 3 AM.

Día 17 20/02 – Último día en Eslovenia.

Me levanté tipo 10.30 hs

Desayuné matecito con un croissant. Salí a dar una vueltita por el centro, me compré un buzito. Recorrí los puentes, el mercado central. Me encantó Eslovenia y me sentí un poco triste caminando, sabiendo que estos lugares no los voy a volver a ver en muchísimo tiempo.

Recorrí Tivoli Park. Anduve como una hora por unos increíbles senderos de puro bosque (casi la mitad de Eslovenia está cubierta por bosques). Después me senté en un banquito a almorzar un sanguchito y una ensalada de frutas. Escuchaba música y veía pasar a la gente. Un buen momento de reflexión personal.

Volví al hostel como a las 15:30 hs y me tiré a tomar unos mates y ver una peli de Woody Allen que me encantó (Manhattan Murder Mistery). (En algún momento saldrá mi crítica). A las 17 hs llegó Fran y nos fuimos derecho para la casa de los experimentos, otra de las grandes atracciones que ofrece Ljubljana.

Tenía bastantes ganas de ir, pero no quería ir solo. Fuimos con mi hermano entre las 18 y las 19h. Es realmente muy divertido: hay camas de clavos, muchísimos efectos ópticos, fenómenos físicos y químicos, espejos locos, ¡un cañón de aire! Vimos todo medio rápido porque no teníamos tanto tiempo (cierra a las 19 hs). Cuesta 6 EUR y vale la pena. El flaco que nos acompañó (Matic) era un groso. Se sabía todos los trucos de cada experimento.

Después Fran se bañó y salió con sus amigos que tiene en la capital. Yo cené pizza y cerveza, miré un episodio de Supernatural y salí a dar una última vuelta. ¡Qué fresco estaba! Se te congelaban los pensamientos. Tomé una copa de vino en Daktari, di unas vueltas por Metelkova (había flacos muy ebrios ahí) y volví al hostel. 

Ahí me escribió mi hermano (tipo 23 hs) que su joda había terminado. Lo llevé a Skelet, que es una suerte de boliche. En la pista bailaban cinco gatos locos y en las mesas había algo de gente. Tomamos una cerveza y nos fuimos a dormir ya que al día siguiente salíamos para Praga.

Impresiones generales de Eslovenia

Me voy de Eslovenia con la impresión de que es un lugar maravilloso para vivir: ordenado, seguro, tranquilo. La gente es un poco fría (las mujeres no hacen eye contact en la calle, por ejemplo) pero son todos muy amables. Es un país que todavía busca su identidad, que aún no tiene demasiadas cosas que pueda considerar “suyas”, propias, autóctonas. Son muy orgullosos de su idioma, de su historia, de sus costumbres.

Vivir en Eslovenia, sin embargo, debe ser complicado. 

Oscurece temprano, los inviernos son helados, la nieve ocupa gran parte del año. Pero la capital (Ljubljana) es hermosa, cautivante, mágica. Como diría en Argentina: tiene ese no-se-qué que me hace sentir un qué-se-yo. La ciudad enamora, en serio.

Ljubljana todavía es considerada una de las gemas mejor escondidas de Europa. En el 2014 fue nombrada “la ciudad más bella” por Tripadvisor. Hoy muchos ya la comparan con Praga, y es probable que en un par de años se convierta en un destino archi-conocido como hoy ya lo es Budapest.

Me voy del país con una imagen hermosa, y deseoso de poder volver algún día para terminar de conocer todas sus maravillas.

Consejos generales

- Hostel Tressor es un buen lugar para parar. Está ubicado en pleno centro y tiene habitaciones compartidas muy económicas. El primer día pagamos 14 EUR porque lo hicimos por booking.com, pero si uno reserva directamente con el hostel se ahorra 2 EUR (la comisión que se lleva la página). Las habitaciones son muy amplias, cómodas. ¡Y están calentitas! El lugar es un banco que fue remodelado para convertirse en hostel. Como puntos negativos: el wi-fi no llega bien a las piezas y no cuenta con lugar para cocinarte. Hay buenas áreas sociales, pero la mejor de todas (que está en el primer piso) cierra a las 22 hs. Otra cosa que no me gustó del hostel es que las camas son medio duras, de chapa, ruidosas, y están separadas con cortinas. Eso hace que se pierda un poco la esencia de un hostel, pero se gana en privacidad.


- En Tivoli Park pueden jugar minigolf. Es una buena forma de pasar las horas. Es económico (3 EUR / persona) y muy divertido. Abre hasta las 18 hs todos los días.
- Tres de las novelas más famosas de Eslovenia pueden conseguirse en inglés fácilmente en cualquier librería de Ljubljana. Una de ellas es “The Galley Slave” de Drago Jancar (16 EUR). “Alamut” (de Vladimir Bartol) es la novela de ficción histórica más popular del país (pronto va a ser adaptada en Hollywood) y fue la inspiración para los juegos de Assasin´s Creed. La última novela súper conocida del país es “Minuet for guitar” (de Vitomil Zupan). De las tres, me resultó la trama más interesante.
- Para llegar al aeropuerto, hay buses que salen cada hora y tardan 40 minutos en dejarte en la estación de tren (última parada). Cuestan 4 EUR.
- La casa de los experimentos es una de las atracciones de Ljubljana. Es realmente muy divertida: hay camas de clavos, muchísimos efectos ópticos, fenómenos físicos y químicos, espejos locos, ¡un cañón de aire! Vimos todo medio rápido porque no teníamos tanto tiempo (cierra a las 19 hs). Cuesta 6 EUR y vale la pena. El flaco que nos acompañó (Matic) era un fenómeno. Se sabía todos los trucos de cada experimento.
 


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jueves, 19 de febrero de 2015

[EUROPA 2015] – Parte VII: La magia de Zagreb


Estoy de vuelta en Eslovenia. Hace un ratito dejé a Ángel en el aeropuerto y comienzo una nueva etapa del viaje. Quiero recorrer un poco más de Ljubljana y ¡el sábado me voy con Fran para Praga! Pero aprovechando que tengo unos mates calentitos y buena música, acá va nuestra corta pero hermosa estadía en Croacia.

Día 14 16/02 – Un día en Croacia

Salimos alrededor de Ljubljana las 10.30 hs y llegamos a las 13 hs. Hay unos 136 km hasta Zagreb, el tramo más largo que me tocó hacer. No sabíamos qué nos deparaba en la ciudad porque todos nos habían dado críticas muy regulares. Joaquín, un argentino que conocimos en las cuevas de Postojna, nos dijo que el lugar era medio pelo. Fran tampoco estuvo muy convencido con la ciudad. Todos, de hecho, nos dijeron que Zagreb no tenía magia. ¡Qué equivocados que estaban!

En fin. Salimos. Al principio había mucha neblina en Ljubljana (que es como un pozo) pero apenas hicimos unos kilómetros salió un hermoso sol. Era un día maravilloso, fresquito pero radiante. Al auto le podíamos levantar 150 km sin que se sintieran. Ya estoy hecho todo un esloveno y le cacé la onda a la autopista. 

Cerca de la frontera con Croacia paramos a cargar combustible. 

Tuvimos que cargar diesel por primera vez porque estábamos con 1/4.  Es raro; a diferencia de Argentina acá es selfservice. Debo decir que fue toda una experiencia nueva. Resultó barato, pagamos 30 EUR por ¾ de tanque (unos 40 litros). En la estación de servicio aprovechamos a desayunar un café y un croissant.

Pasamos por la frontera y el policía fue muy macanudo. Se reía, nos miraba con ojitos divertidos. “Ah, going to Zagreb! Big city!”. Súper simpático. Misteriosamente simpático.

Zagreb es gigante. Tiene 800.000 habitantes y cuando se le suman los alrededores (zona rural) supera el millón. La entrada es tipo multitrocha y es sencillo para andar en auto, pero el centro es caótico. Es complicado porque las calles son muy finitas, el tranvía pasa por el medio (está lleno de tranvías, de hecho). Estacionamos en un parking cerca y después nos enteramos que el hostel tiene parking propio (8 EUR/día).

¡El tranvía te impacta! Los bichos están por todos lados, no esperan a nadie y se mandan nomás. Unos grandulones.

En Croacia usan el Kuna como moneda (KR). 1 EUR = 7.5 KR. Cambiamos alrededor de 30 euros cada uno, que para un día tenía que ser suficiente (o por lo menos eso nos dijeron las chicas del hostel. (Resultó que yo me gasté todo, fue una noche oscura y llena de terrores, y Ángel se volvió con varias moneditas inservibles).

El Hostel Chillout es genial. Tiene una excelente vibra, te atienden perfecto, es económico (pagamos 11 EUR cada uno) y está súper bien ubicado, en pleno centro y a pasitos de upper town (el casco histórico de la ciudad). Las chicas del hostel son muy divinas. Incluso notamos que Croacia tiene a las personas más amigables de todo nuestro viaje hasta ahora.


Dejamos nuestras cosas y salimos a pasear por upper town.

No nos dieron ganas de subir por el teleférico. Es el más segundo más corto de Europa y llega hasta la parte alta de la ciudad en unos 55 segundos. Lo hicimos a pie, por escaleras. (Luego de haber subido 400 y pico de escaleras en el Duomo de Florencia, unas 100 escaleras no son nada).

Entramos al Museo de las Relaciones Rotas (entrada 24 KR). 

Es un museo moderno que presenta objetos relacionados con rupturas amorosas (un hacha, una foto, un zapato, un corcho, una canción, etc.) y la anécdota que la acompaña. Algunas son graciosas o irónicas, otras son hiper mega deprimentes. ¡Con algunas historias me dieron ganas de cortarme las venas con una galletita Traviata! Es interesantísimo, pero no leímos todas las historias. Compramos unos regalitos y seguimos.

Vimos algunas iglesias muy peculiares (la capilla de San Marco, por ejemplo, que se ve en la foto) y tomamos un cafecito por ahí. 

Ángel se sintió muy incómodo en un momento porque unas pibas miraban demasiado, y hasta se terminaron cambiando de lugar. Entonces me dijo: “fíjate que no hay personas de color en Croacia”. Era cierto. Son muy rubiecitos y blanquitos de piel, no morenitos como quien las habla. Me quedé pensando si quizás son un toque racistas. Sin embargo, a la noche hablando con varias croatas llegué a la conclusión de que no es así. De hecho, repito, los croatas son extremadamente amables. Hombres y mujeres por igual.

Pedimos agua para el mate en un lugar que, de casualidad, se llamaba Argentina Caffe. Paseamos por el centro, que es precioso. ¡Croacia es ligeramente más barato que Eslovenia! No mucho, un 10% o 15% quizás. Sin darnos cuenta, llegamos hasta una zona de bares repleta de gente, gente muy simpática porque los croatas son divinos.

A la tardecita escribí el post de Eslovenia mientras Angelito clavaba alta siesta. No cenamos, tomamos un litro de vino de previa mientras yo tocaba un rato la guitarra (¡primer hostel que encuentro con guitarra!) y salimos a volarnos la peluca. La noche nos sorprendería mucho más de lo que esperábamos.


Salimos a Alcatraz (un barcito) y a Peppermint (boliche donde se pagaba entrada de 21 KR = 3 EUR). Esperábamos una noche relajada y terminó siendo tan bizarra como divertida. Repleta de aventuras. Como el carnaval todavía no terminó, se veía a mucha gente disfrazada: Wolverine, un teletubbie, cowboys, Batman y Poison Ivy (ambas minas). Todos le ponían mucha onda a los disfraces. La cerveza en los bares era extremadamente barata (12 KR el medio litro). Eso sí: ¡La gente fuma mucho! Está permitido fumar adentro, a diferencia de Eslovenia.


Recién al día siguiente notamos al flaco que está giving us the finger atrás.


Zagreb se pone, ¡y eso que era martes! 

La gente es demasiado amable y se ríen mucho. Me pasaba algo raro. Siento que en Croacia éramos exóticos para bien (queda el misterio de por qué esas pibas miraban tan mal en el café). La noche fue extremadamente divertida porque terminamos hablando con un montón de gente. Un flaco quiso golpearme y terminamos abrazados, había un teletubbie que parecía enchufado a 220v (por como bailaba), se nos acercó una francesa, le pedí a Batman (que era una chica) que diga “I´m Batman!”, y se re copó. Íbamos y veníamos entre el bar y el bolichín. En una de esas vueltas terminamos conociendo a dos flacos croatas con los que tuvimos algunas aventuras locas que incluyeron a la policía. Buena noche. Buena noche.

Personajes bizarros del momento

- El policía macanudo de la frontera.
- Los tranvías: rápidos, grandotes, ingratos, si quieren pasar lo hacen. Kind of bullies, actually.
- Dora y Martina, las recepcionistas simpáticas del hostel.
- Croatas de la noche: un croata que se me hizo el malo y terminamos a los abrazos, un teletubbie que parecía enchufado a 220 v (por como bailaba), Batman y Hiedra Venenosa, ¡Wolverine!, los dos flacos que conocimos en la calle y les cayó la policía. ¡El barman igual Jeremy Renner!

Día 15.5 18/02 – La vuelta a Ljubljana

Nos levantamos tipo 10 hs. Salimos a buscar café y algo de pastelería que llene el estómago. Hicimos el check out sin demasiadas ganas porque nos habría encantado estar un día más en Zagreb. Sacamos el auto y nos volvimos para Ljubljana en un viaje tranquilo y con buena música. ¡Hasta la próxima!

Impresiones generales de Croacia

Nos quedamos con ganas de conocer más de Croacia, sus costas y sus bosques. Desde el hostel organizaban un tour muy interesante y barato que duraba todo el día. ¡Supongo que será la próxima! Zagreb es una metrópolis gigante y tiene mucha magia. Hay varios museos e iglesias, pero es más un lugar para recorrer centros comerciales y disfrutar de noche. Las chicas del hostel nos contaron que Alcatraz (el bar al que fuimos) se pone todas las noches, aunque sea día de semana.

Los croatas son increíblemente amables, muy sonrientes, graciosos. Gente divina, ciertamente. Muy mirones también. Me dio la impresión de que es gente muy cálida y sonriente. Los eslovenos son muy amables, pero no ríen tanto y son bastante más fríos.


Definitivamente recomiendo Croacia como un destino para visitar. Es económico, a la altura de Eslovenia, pintoresco y con linda gente. Me parece que dos o tres noches pueden ser suficientes para conocer Zagreb y un poco de la costa (que dicen que es hermosa). ¡No faltará oportunidad de volver!

Consejos generales

- Si paran en Ljubljana (Eslovenia) pueden conocer Zagreb (en Croacia) que está solo a 136 km. Hay buses directos. ¡Vale la pena! Buena gente, gran metrópolis. Croacia tiene a las personas más amigables de todo nuestro viaje hasta ahora.
- En Croacia se usa el Kuna como moneda (KR). 1 EUR = 7.5 KR. 30 euros al día (225 KR) es suficiente para pasar un día. El país es barato, un 40% más barato que Italia (aproximadamente). Una cerveza fresquita en un bar a la noche nos costaba 12 KR (1,6 EUR).

- Recomiendo ampliamente el Hostel Chillout. Tiene una excelente vibra, te atienden perfecto, es económico (pagamos 11 EUR la noche) y está muy bien ubicado, en pleno centro y a pasitos de upper town (el casco histórico de la ciudad).
- El casco histórico de la ciudad (upper town) tiene lindos senderos, iglesias y varios museos. Puede recorrerse a pie en un par de horas. Para llegar uno puede subirse a un económico teleférico o subir unas escaleras.
- En Zagreb hay un Museo de las Relaciones Rotas (entrada 24 KR). Es un museo moderno que presenta objetos relacionados con rupturas amorosas (un hacha, una foto, un zapato, un corcho, una canción, etc.) y la anécdota que la acompaña. Algunas son graciosas o irónicas, otras son deprimentes. Es interesante para hacer una parada rápida y seguir.

- Alcatraz (un barcito) y a Peppermint (boliche donde se paga entrada de 21 KR = 3 EUR) son buenas lugares para ir a la noche. La cerveza en los bares es barata (12 KR el medio litro). Eso sí: ¡La gente fuma mucho! Está permitido fumar adentro, a diferencia de Eslovenia.

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