La grabación de una película de clase Z sobre
muertos vivientes se ve interrumpida cuando llega un auténtico apocalipsis
zombi. Nada es lo que parece en One
Cut of the Dead, la película recomendada del día.
...Una mirada hacia la literatura, el cine, los cómics, la TV y otros vicios personales. Había un blog mejor, pero era carísimo.
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jueves, 9 de febrero de 2023
One Cut of the Dead: zombies y metacine
miércoles, 30 de septiembre de 2020
Villanos en videojuegos (ft. Zombie Night Terror y X-Morph Defense)
Ésta es una especie de secuela de una nota previa que hice sobre el atroz encanto de los villanos como protagonistas en el cine y la televisión. En este caso, un repaso por los videojuegos donde nosotros somos los chicos malos. ¿Cuáles son los más memorables?
domingo, 6 de noviembre de 2016
“La cena”: César Aira y los zombies en Pringles

Un hombre y su madre (con quien vive) van a cenar a
casa de un amigo. Al regreso, el protagonista está viendo televisión a la noche
y, gracias a una transmisión en directo, se entera de que la ciudad de Pringles está siendo
invadida por una horda de Zombies que se escaparon del cementerio. A partir de
ahí, se desata el caos.
***
#SpoilerAlert: se revelan detalles de la trama y
algunos giros argumentales de la historia. Quedan advertidos.
***
Fiel al estilo de Aira, La cena es un texto muy cortito (se divide en tres partes y tiene
apenas unas 130 hojas) y tiene un importante componente ensayista. El mismo
autor ha afirmado que sus libros son ensayos que disfraza de novelas para que
no lo tomen por loco.
Su literatura es bastante particular e inclasificable.
Link a La Cena (de César Aira) en versión PDF => DESCARGAR
En este caso, nos encontramos con una obra de
género fantástico que mezcla el terror y la comedia, la literatura y la
televisión, el cine y la ficción. La narración fantástica se hace presente a
través de una pantalla, con un programa en directo de la televisión de Pringles
en el que una reportera trasmite un suceso extraordinario.
Lo curioso es que los muertos, a diferencia de los
zombies conocidos por todos, abren el cerebro de sus víctimas y parecen
absorber su endorfina. Sabemos que aquellas sustancias que el cuerpo produce de
forma natural son utilizadas para atenuar el dolor y producir sensación de
bienestar (por eso se las conoce como “las hormonas de la felicidad”).
Apenas comencé a leer La Cena me encontré con una característica que también había notado
en Cómo me hice monja (gran historia
que reseñé
en esta nota): una necesidad casi obsesiva de buscar la raíz de cada
razonamiento, de tomar un hecho cotidiano y alargarlo hasta convertirlo en un
pequeña teoría (el rasgo ensayista que subyace en cada texto de Aira).
Acá la historia arranca con el hijo perdedor y su mal
arriada madre en la casa del amigo del protagonista, un adinerado y
coleccionista de juguetes.
La madre y el amigo se ponen a hablar de la gente de
Pringles y ya en esta primera conversación vemos algo que da muestras de la idiosincrasia
de pueblo: vincular apellidos de los vecinos, salpicar la charla de nombres
azarosos. “La mujer de tal...”, “El farmacéutico de calle Stegmann que salía
con la kiosquera de 25 de mayo”. “El casado con la de Pérez...”.
Y así siguen
por largo rato, mientras el protagonista se pega un aburrimiento bárbaro.
¿Para qué puede llegar a servir saber de memoria y
recordar con una precisión de reloj, a lo largo de los años, los nombres de los
vecinos y familias del pueblo? Lo ingenioso de la historia es que se convierte
en la clave para vencer a los Zombies. Pero no me quiero adelantar.
Me paso algo muy loco mientras leía esta novela. Estaba
en el sillón, calentito, tapado, leyendo, y en la mesa mi mujer y su hermana
(ambas nacidas y criadas en Pringles) tomaban mate y hablaban sobre gente de Pringles
que obviamente no conozco, nombres que me eran ajenos. Y es precisamente lo que
sucede en la historia (y que justamente estaba leyendo en ese preciso momento).
El paralelismo entre la ficción y la realidad del momento me pareció increíble.
Me pregunto si Aira no habrá vivido situaciones similares.
La segunda parte es un delirio maravilloso, una
versión de El
regreso de los muertos vivos, de George
Romero, que transcurre en Pringles. Para alguien como yo, que conoce
bastante el pueblito, fue genial ver cómo Aira describe la invasión mencionando
los lugares más importantes del lugar. Permite hacerte una imagen casi real de
los eventos.
En medio de esta fusión absurda de fantasía y
ensayo, el autor se hace un lugar para introducir comentarios sobre la sociedad
del pueblo, su idiosincrasia y la poco equitativa distribución de las endorfinas.
Eventualmente, los zombis son derrotados o, mejor dicho, obligados a volver a
sus tumbas cuando los más viejos comienzan a identificarlos y a llamarlos por su
nombre. “Ese de ahí es Aurelio, el hijo del panadero González”. “Aquel es
Roberto, uno de los monaguillos”. De esa manera, aquel saber inútil que
cohesionaba la memoria colectiva es el que impide la desaparición de esta
comunidad.
La tercera parte es bastante más breve y de
carácter reflexivo. Gracias a una sutileza narrativa, nos enteramos de que el
protagonista pudo haber soñado todo porque se durmió viendo la película de Romero
la noche anterior.
Allí conocemos un poco más su personalidad y se revela que
su amigo, el coleccionista de juguetes con plata, no le interesa en lo más
mínimo, sino que lo necesita para encarar un negocio en el futuro.
► La Cena nos habla de una posible invasión de zombies en Pringles
pero, en realidad, son otros los temas que emergen del subtexto. La estupidez
social, las líneas difusas entre ficción y realidad, la apatía, la manipulación
mediática. La obra puede ser desmenuzada desde varias líneas de pensamiento, y
creo que eso la convierte en una propuesta muy rica.
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=>> Otros ANÁLISIS LITERARIOS en el blog: “Joyland:
una novela de Stephen King”; “Un
verano para recordar: mi primera novela”; “Cazador
de sueños, una novela de Stephen King”; “The
egg: el pequeño relato viral de Andy Weir”; “Cómo
me hice monja, una historia de César Aira”.
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notas y novedades (además de humor y críticas de cine) en mi
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jueves, 20 de octubre de 2016
Juan de los muertos: zombies en Cuba

Recuerdo que junto a El gato desaparece (de Carlos Sorín)
fue la producción latinoamericana que más me gustó. Se trata de una delirante
comedia de terror que tiene la particularidad de ser la primera (y única)
películas de zombies en Cuba.
La crisis de
los zombies en Cuba
Esta comedia es una historia completamente loca,
pero que funciona a la perfección. Juan (Alexis Díaz de
Villegas) es un cuarentón que nunca hizo nada en su vida. Sin embargo,
cuando el apocalipsis zombie desata su furia sobre Cuba, él encuentra una forma
de enfrentar a los muertos-vivos y hasta hacerlo redituable. Monta un negocio
bajo el lema: “Juan de los muertos: matamos a tus seres queridos”.
La ambientación es tan genial como triste. Las cosas
están tan mal por allá que los protagonistas ni siquiera se
sorprenden cuando todos se convierten en zombies (o “disidentes” como
ellos los llaman). Este enfoque me pareció muy creativo.
Y si a esto
le sumamos un humor inteligente, políticamente incorrecto y grosero, el
resultado es un potencial clásico del género.
Quizás peca de tener algunos
minutos de relleno sobre la mitad y que los personajes a
veces se fuerzan demasiado para ser graciosos. Pero son detalles que no
tiran abajo esta gran producción del cine independiente. Desde lo técnico, me
sorprendieron los efectos especiales (con un aire muy comiquero) y el trabajo
de maquillaje. El soundtrack suma bastante y las actuaciones son memorables (incluso
las de los “disidentes”).
Homenaje a
los grandes maestros
La cinta nunca oculta que está parodiando a la
brillante comedia inglesa Shaun of the Dead
(que, a su vez, es una parodia de Dawn of the Dead,
el clásico de George Romero de 1978). Lo que la hace especial es que, con la
excusa de una invasión zombie en La Habana, se muestra una visión metafórica de lo
que es vivir en Cuba bajo el régimen comunista.
La película del argentino Alejandro Brugués no
para de hacerte reír y tiene situaciones muy ingeniosas. El director
es fanático del género zombie y se nota. Acá se divierte con estas criaturas
pero también se las ingenia para homenajear a los grandes maestros.
Por
ejemplo, en una escena en la que los sobrevivientes quieren escapar de Cuba en
una balsa (cualquier parecido con la realidad…) aparecen muertos bajo el agua,
como en Land of
the Dead (también de Romero), una de las pocas historias que exploran la
posibilidad de zombies acuáticos.
Palabras finales
En definitiva: Juan de los Muertos puede jactarse
de ser única al presentar zombies en Cuba.
Es un refrescante combo para esas
historias de zombies que tanto nos gustan y recomiendo que la tengan
en cuenta para pasar un rato divertido y, especialmente, si son asiduos al
género.
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=>> Otros post sobre ANÁLISIS DE CINE en el blog: “Holy
Motors y la fusión de géneros”; “El
simbolismo en Eyes Wide Shut”; “Dr.
Stangelove y el extraño amor por la guerra”; “Unbreakable:
una obra maestra del cine de superhéroes”; “Cazador
de sueños, una historia de Stephen King”.
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martes, 28 de julio de 2015
“This book is full of spiders”, una novela de David Wong
En el 2012
me encontré por casualidad con una película delirante que mezclaba terror y
comedia de un modo fascinante. Resultó que esta cinta, John Dies at the End, era la
adaptación cinematográfica de una novela de Jason Pargin, quien se maneja
en la web bajo el seudónimo de David
Wong.
Mi sorpresa, en realidad, fue doble. No solo me
encantó John Dies at the End, sino
que además el autor era uno de los genios detrás del sitio web Cracked.com, que sigo hace varios años. David Wong es un humorista tremendo y
sus posts en la página siempre están entre mis preferidos (acá pueden leerlos).
Por eso, cuando me enteré de su segundo libro (“This Book Is Full of Spiders: Seriously,
Dude, Don't Touch It”) lo descargué en formato ebook, en inglés, y lo encaré. La
historia es una continuación de la anterior. La primera parte presenta a John y Dave, dos fracasados e inadaptados que viven en la ciudad de Undisclosed. Debido a que han tomado una
suerte de salsa drogona que les ofrecieron en una fiesta, pueden ver cosas que
otros no: monstruos, demonios, puertas fantasmas, todo tipo de creaturas. Pasan
sus días realizando exorcismos con métodos poco ortodoxos y estudiando las
puertas de la ciudad, que les permiten transportarse desde un punto remoto a
otro. Ah, y viendo extraños seres grises que parecen ser quienes controlan la
ciudad desde las sombras.
This Book is Full of Spiders
comienza un par de meses después de los eventos John Dies at the End (que
probablemente no murió en el final), y allí las cosas se vuelven todavía más
extrañas.
Una noche Dave
se despierta con una araña gigante intentando inyectarle veneno a su cerebro y
que solo él puede ver (debido a los efectos de la droga soy sauce que tomó). Las arañas comienzan a multiplicarse y resulta
que pueden “poseer” a las personas. El gobierno intenta frenar la epidemia, John accidentalemnte le manda fotos de
sus genitales a Dave y, mientras tanto, grupos anti-zombies comienzan a
movilizarse. El detective Lance Falconer
llega para resolver el caso al lado de los “héroes” y un perro (Molly) parece ser la clave de la
salvación.
La verdad es que la novela es 25% terror y 75% comedia. Especialmente el primer tercio, cuando
las cosas están recién comenzando, la historia es muy graciosa por los diálogos
astutos, el humor picante y las situaciones que se generan a medida que crece
la epidemia. Es una suerte de historia de H.P.
Lovecraft con la picardía que caracteriza al escritor. De hecho, es como
leer un extenso artículo de Cracked.com, pero con narrativa.
David Wong
detiene ocasionalmente la trama para insertar sus comentarios mordaces y
estudiar en detalle ciertas circunstancias que desarrollan aún más la
personalidad de los protagonistas John y Dave.
La historia se divide en tres grandes secciones que
son cuentas regresivas hacia eventos importantes. El primer libro comienza 48
horas antes del brote epidémico, el
segundo 8 días y medio antes de la
masacre en el Asilo Ffirth y el tercero 12 horas antes del bombardeo aereo a la ciudad de Undisclosed.
Una verdadera carrera contra el tiempo.
Los zombies hoy son extremadamente populares, y las
comedias de zombies todavía más. “Shaun
of the Dead” (2004), “The Cabin in
the Woods” (2012), “Zombieland “(2009)
o la impecable “Juan de los Muertos” (la
primera película sobre zombies cubanos) han demostrado que el tema da para
hacer buena ficción.
Sin embargo, en “This book is full of spiders” el género está deconstruido. En el
libro, los fans de las películas de zombies sienten que finalmente tienen
chances de poner en práctica lo que aprendieron viendo el cine de George Romero solo para descubrir que
están horriblemente poco preparados para enfrentar la realidad (por supuesto:
mueren sencillamente y de formas muy horrorosas)
Otra cuestión interesante (y que suma al factor de comicidad) es que tanto John como Dave son un
par de inutiles que solamente complican las cosas. El hecho de que John
queme la casa de Dave (en un intento de detener el brote) es exactamente lo que
provoca la epidemia de arañas. Incluso, el villano (que se revela solo al final
de la novela) comenta que los intentos de ellos de “salvar el día” solo empeoraron
las cosas, y que sin su intromisión su malvado plan no habría sido posible.

La historia en sí es lineal, pero guarda algunos atrapantes
giros argumentales y está plagada de referencias geeks a la televisión
contemporánea, al cine y a la ciencia ficción. La
cancelada serie de culto Firefly y la saga de Aliens, por ejemplo, se
referencian directamente.
► Sin
entrar en demasiados detalles sobre la trama, es muy entretenida. Es lectura
ágil, grotesca, ideal para los fans de lo bizarro y las comedias de terror. No
creo que sea un libro absolutamente indispensable o fundamental, aunque se las
ingenia para poner en relieve algunas cuestiones sociales, generar discusiones
pseudo-científicas (se explora la temática del número de Dumbar, por ejemplo) y
darle un giro de tuerca al género epidémico y de zombies.
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=>> Otras notas sobre NOVELAS en el blog: “Los
hermanos Karamazov, de Fyodor Dostoevsky”, “Cazador
de sueños, de Stephen King”, “La
insorportable levedad del ser, de Milan Kundera”, “Tokio
Blues, de Haruki Murakami”, “Cuna
de gato, de Kurt Vonnegut” <<==
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