En 1981,
siete de las cintas con más recaudación eran 100% originales, dos décadas
después (en el 2011) no
tuvimos ninguna. Es oficial: Hollywood
le ha cerrado la puerta a historias originales. Incluso Christopher Nolan
tuvo dificultades para llevar Inception
a la pantalla grande (aunque, se ha dicho, está basado
en una historia del Tío Rico).
► Es feo tener que decir “Hollywood” como si fuera una sola cosa, una masa uniforme, una
identidad indivisible. Hay mucho talento allí, grandes directores que siguen
creando sus propias historias (Woody
Allen y los Hermanos Coen, por
decir algunos), pero su grueso está comandado por agentes comerciales y burocráticos
que solo piensan en el dinero.
¡Y está bien que sea así!
El cine es un negocio, y no dejará de
serlo. Está certificado que una secuela (más o menos exitosa) es plata
asegurada. El público es parcialmente culpable. Es ley de oferta y demanda. En Argentina, por ejemplo, todo lo más visto
durante el 2013 fue cine puramente comercial, pochoclero.
Parece increíble, pero hay sagas que aparecieron en
el 2000/2001 y siguieron dando continuaciones hasta el 2011 (El
juego del miedo, Harry
Potter, Rápido y Furioso).
Lo que a mí más me llama la atención, sin embargo,
no son las sagas, precuelas, reboots
y remakes, sino la influencia de la
Literatura. Cada vez hay menos lectores y, sin embargo, cada vez hay más historias basadas en obras literarias. Hay un
eterna dicotomía entre si “es mejor el
libro o la película”, y la realidad es que uno de los principales problemas
de la adaptación de novelas es que se pierde material. El cine y la literatura son lenguajes distintos. Muchas veces
se fusionan, se mezclan… otras veces se acuestan y después no se llaman al día
siguiente.
En el mundo cinematográfico prima la imagen por encima de la palabra,
mientras que en el literario es básicamente la palabra. Lo que hace que un
libro sea más profundo y más rico que una película es lo mismo que hace que una
puerta de madera que cruje provoque más miedo que un
payaso sosteniendo globos bajo una alcantarilla: la imaginación es (y siempre
será) mucho
más poderosa que la vista.
Creo que es importante complementar el Cine (sea el comercial o el indie) con una buena dosis de Literatura. Tomar
la pastilla roja para descubrir que hay todo un universo literario detrás
del cine, que es maravilloso y que muchas veces las películas no logran
ajusticiar. Que la película sea mediocre o vacía, no implica necesariamente que
el libro también lo sea.
El Gran
Gatsby (F. Scott Fitzgerald, 1925) es una novela fantástica y uno de los más grandes clásicos de la literatura
americana. Su adaptación más famosa (escrita por Francis Ford Coppola en
1974, y protagonizada por Robert
Redford) me dejó deseando bastante. Está lejos de capturar la emoción y
todos los simbolismos que presenta la novela. Lo de Buhrman y su Leonardo Di Caprio hace un tiempo fue un poco más interesante.
Algo similar me pasó con Un mundo feliz (Aldous Huxley, 1932).
La adaptación
cinematográfica de 1998 –que salió directamente al cable– es triste y
para el olvido. La vi de chico, por casualidad (y creo que por Space), y luego me enteré que
estaba basada en uno de los libros de ciencia ficción más importantes del
universo entero. Me animé a leerlo (tenía
no más de 14 años) y resultó ser uno de los textos que marcarían mi vida y
muchas de mis pasiones futuras (aprendí a amar la ciencia ficción y las
sociedades distópicas). Huxley: un
genio total. Las películas de Harry
Potter por otra parte, son visualmente impresionantes, pero ninguna le
hace verdadera justicia a los libros. Las dos primeras adaptaciones están
bastante bien en cuanto a “fidelidad”… y creo que todas capturan correctamente
la esencia del “mundo mágico” que creó J.K
Rowling.

El cine es y siempre será, junto a la literatura, una de mis grandes debilidades. Pero
son peras y olmos. Manejan sensaciones y
lenguajes distintos. Es una pena que muchas veces se distorsione la esencia
del autor en adaptaciones que lo dejan mal parado, vacío o como alguien que “se
vendió por lo comercial”.
También es una pena que el Cine no pueda crear cosas
originales, sin recurrir a lo ya escrito. Aún con la marcada tendencia a no leer textos con más de 140 palabras
y la preferencia hacia lo rápido y visual, todavía creo que los libros
tienen mucho para enseñarnos, sin la necesidad de convertirse en una comercial
película.
Hay todo un universo, escondido
entre fragmentos de papel, para complementarse con ese maravilloso
fanatismo que genera el Cine.
Estudios dicen que una novela adaptada al cine eleva el 30% sus ventas. Lo que sucedió
este año con la impecable primera temporada de True Detective y el libro de horror cósmico de Robert Chambers sobre el Yellow King, –un libro que hoy, 120 años
después, se
convirtió en un best-seller–, es simplemente impresionante. Es un claro
ejemplo de cómo el cine (o la televisión) alarga la vida de un libro y
le da una segunda oportunidad.
► ¿Qué opinan? ¿A Hollywood
se le acabaron las ideas y, por eso, se la pasa robando de libros, secuelas y reboots? ¿Les gusta que la cada vez tengamos menos lectores y más
adaptaciones cinematográficas?
………………………………………………………………………………………………….
=>> Otros posts que combinan el CINE y la
LITERATURA (y les pueden interesar): “¿Sueña Phillip Dick con ovejas
eléctricas?” (un post sobre la
influencia de Blade Runner); “Cuando el Cine supera a la literatura” (un análisis de El
Mago de Oz, la obra de 1939); “Les miserables” y las adaptaciones
al cine de grandes clásicos; Top Five de Citas
Incorrectas (del Cine y la Literatura)
………………………………………………………………………………………………….
► Podés seguir las
nuevas notas y novedades (además de humor y críticas de cine) en mi
fan-page: http://www.facebook.com/sivoriluciano. Si te gustó, ¡compartilo o deja un comentario!