Este año ha sido
uno de los más cargados de excelentes producciones de animé en mucho tiempo.
Desde series originales hasta el regreso de temporadas muy anticipadas, pasando
por hermosos finales y algunas películas memorables. Estos son mis animés
favoritos de 2023.
Reseña del RPG “Pokemon Ash Gray”, un impecable
ROM-hack que nos permite seguir las aventuras de Ash del mismo modo que lo hizo
en el animé... ¡y con su equipo Pokemon original!
Tenía otra nota preparada para este jueves, pero la
llegada
de Pokemon GO a Argentina y al resto de Latinoamérica fue una tentación demasiado grande. Finalmente es
hora de dejar alguna que otra reflexión en el blog.
Por si viviste en un táper en los últimos meses, Pokemon Go es un juego especialmente
diseñado para aplicaciones móviles que funciona con la tecnología
de realidad aumentada. En pocas palabras, a diferencia de la realidad
virtual (que sumerge al usuario en un mundo digital), la realidad aumentada
busca que los elementos del mundo digital interactúen con los espacios de la
vida real.
La empresa Niantic
Labs (que previamente habían creado Ingress,
un videojuego que funciona bajo la misma premisa) hizo, junto a Nintendo y la Pokemon Company, lo impensable. Su éxito catapultó a Nintendo,
cuyas acciones duplicaron su valor en un (muy) corto periodo de tiempo (ahora vale
más que el gigante Sony). Pero Pokemon GO no sólo es un gamechanger dentro del mundo de los videojuegos, a nivel social es
también un cambio de paradigmas como lo fue Facebook allá por el 2008-2009.
Hoy Facebook
(y en menor medida Twitter) es parte de nuestro estilo de vida. Tener una
licencia de conducir, un pasaporte y Facebook hacen a nuestra identidad,
y hasta conforman nuestra personalidad. Pokemon
GO, hoy en día, superó en descargas a la pornografía, volvió a poner en
relevancia a los Pokemones desde su mayor punto de popularidad (1998-2001) y
todo apunta a que vino para quedarse.
Hablamos de un fenómeno único. No es sólo hype, no es una moda que se vuelve
popular por un tiempo. Eso lo fueron Flappy
Bird, Angry Birds y Plant vs. Zombies. Acá estamos frente a
un concepto absolutamente revolucionario, y hay gente que todavía no se da
cuenta de eso. Es un nuevo modelo en la historia de los videojuegos (tener que salir de tu casa, interactuar
con personal reales y recorrer espacios de tu ciudad para capturar pokemones) y
tiene un impacto decisivo a nivel social. Algunos audaces ya están profetizando
que este juego podría
resolver el histórico problema de la obesidad en Estados Unidos.
Para que se comprenda de qué lado estoy, quiero
aclarar lo siguiente.
Sí, soy un niño en el cuerpo de un adulto (si seguís
mi blog y compartís mis vicios personales, ya lo sabés). Y sí, adoro la franquicia de Pokemon, pero
sólo la primera generación. Disfruté muchísimo de las primeras temporadas del
animé y del juego original. Tenía la versión blue en mi Gameboy Pocket y lo he
vuelto a jugar en su versión masterizada. Conozco los primeros 151 pokemones,
con sus nombres, tipos y habilidades, y también jugué el de cartas (en versión
videojuego y de mesa).
O sea: me gusta Pokemon. Y por eso Pokemon GO me emocionó desde un primer
momento. Si bien no creo que lo vaya a jugar demasiado (todavía no lo instalé,
de hecho), estoy convencido de su impacto.
Es cierto que los trailers mostraban cosas muchísimo
más increíbles de lo que finalmente llegó en esta versión (que aún está en
Beta). Pero tengo que admitir que los creadores hicieron cosas brillantes. ¿Por
qué Magikarp necesita 400 caramelos
para evolucionar, 8 veces más de lo que necesita un Pokemon promedio? No es
para nada sorprendente, porque evoluciona en Gyarados, uno de los monstruos más fuertes (actualmente en el
puesto N° 12).
Por supuesto que es una referencia a la franquicia, porque Magikarp
es literalmente el pokemon más débil, con la única posibilidad de hacer “Splash
Attack”:
Magikarp,
usá Splash Attack!
Otra genialidad es que Pokemon GO sólo reconoce los movimientos si no hacemos círculos
(calcula líneas rectas para calcular trayectorias) y si vamos a menos de 15
millas por hora (24 km/h), para evitar que los jugadores conduzcan y jueguen al
mismo tiempo. Esto significa que la forma más rápida de llegar a una Pokeparada
no es en auto, tren o avión, ¡sino en bicicleta! Exactamente igual que en el
juego original.
Por otro lado, Pikachupuede
conseguirse como el primer Pokemon gracias a un truco (que los jugadores
descubrieron y revelaron bastante rápido). Una linda referencia a Pokemon Yellow y al animé: igual que Ash, sos premiado con Pikachu si llegás
tarde a elegir tu primer monstruo de bolsillo.
En un meta-nivel, mientras que Pokemon GO motiva a los jugadores (que, sorprendentemente, no son
sólo chicos) a salir afuera, recibir aire fresco y hacer actividad física, la
diversión dura tanto como la carga de tu batería. El juego requiere constante
conexión a datos (por celular o wi-fi), uso de la localización por GPS, tener
el app abierto y (opcionalmente) utilizar la cámara para el modo AR… todo esto
hace que la batería dure bastante poco (ergo: que tengas que volver a tu casa a
cargarlo y pasar por el baño).
Ahora: ¿es Pokemon
GO una aplicación diabólica que puede causar muertes y robos (como ya ha
pasado) y ser utilizado para el mal? Es uno de los debates que están
comenzando a surgir en este momento. Y es que cada nueva tecnología que altere
nuestra manera de vivir y comunicarnos genera todo un set de teorías y nuevas
prácticas que deben analizarse y, últimamente, adoptarse. Facebook, las armas y
los autos no son intrínsecamente “malos” porque no tienen poder de decisión ni
raciocinio. ¡Son cosas, por el amor de Dios! Somos nosotros los que
tenemos que hacer uso responsable de ellas.
Con Pokemon
GO va a pasar algo similar, se tienen que generar leyes y normas que
permitan hacer el mejor uso posible de un videojuego que, potencialmente, puede
cambiar (y en muy poco tiempo) la manera en la que nos relacionamos.
Otros pensadores del tema asocian el juego a un
primer principio de consciencia artificial que podría, en el futuro, ser
nuestra propia destrucción. Lo asocian con la idea del Basilisco de Roko,
un experimento mental e hipotético que parece sacado de una fantástica novela
de ciencia ficción.
Su premisa, inevitable y catastrófica, es que en el
momento en el que surja una inteligencia artificial creada por la humanidad y
capaz de auto-mejorarse recursivamente, se va a volver contra nosotros. ¿Por
qué? Funcionaría más o menos así.
El Basilisco
–esta entidad artificial futurística– sería, en principio, una inteligencia
benévola. Su objetivo no sería otro que ayudar a la raza humana. La cosa es que
bajo una ética puramente utilitarista (ayudar a la mayor cantidad de humanos
posible si el beneficio es mayor que el costo) llegaría a la siguiente
conclusión: “Cada día que no existí, hubo
gente que pude haber salvado y no lo hice, porque no existía. Entonces, tengo
que condenar a todos los que no ayudaron a mi creación”. En definitiva: castigaría
a los indiferentes.
No creo, verdaderamente no creo, que Pokemon GO puede potencialmente convertirse
en una entidad capaz de castigar a quienes considere apropiado, pero sí me
parece que hay que tomarse el tiempo para pensar en estas cuestiones. Ya
suficientemente atontados vamos por la vida debido al celular.
► Pienso
que tenemos que avanzar con precaución. Sí, es un juego seguramente divertido.
Pero cuando leés las definiciones sobre cambios de paradigma
y las asociás a lo que viene pasando últimamente con Pokemon GO, no quedan dudas de que hablamos de lo mismo. Hoy es el zeitgest, el espíritu de nuestro tiempo,
generó
una linda comunidad gamer, hizo que personas que nunca jugaron un
videojuego lo hagan, y lo disfruten, y también creó polémica, accidentes y
muertes. ¿Qué vamos a hacer al respecto?
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