Paranoia y conspiraciones en “Something in the Dirt” (2022)

 

Una historia fascinante, divertida y, en ocasiones, obtusa sobre la búsqueda de sentido. Análisis de Something in the Dirt (2022), el gran regreso de Benson y Moorhead a la ciencia ficción.

 

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Un cenicero flotante…

En la superficie, esta película trata sobre un extraño cenicero de vidrio que flota con luces y dos tipos incómodos que hablan pelotudeces sin sentido durante 115 minutos. Sin duda es eso, aunque también es mucho más.

Lo nuevo de los cineastas independientes Justin Benson y Aaron Moorhead es algo difícil de digerir... pero para mí funciona en muchos niveles. Soy un gran admirador de estos muchachos. Estuvieron detrás de Moon Knight (una de las pocas cosas decentes que sacó Marvel en los últimos dos años) y la mayoría de sus películas son muy creativas, especialmente Resolution (2012) y The Endless (2017), que es excelente.

Lo que me fascina de este dúo es su habilidad para encarar conceptos lovecraftianos, relacionados con el horror cósmico, y bajarlo a tierra. Más allá de todas las locuras conspiranoicas y los eventos inexplicables que se presentan, las obras de Benson y Moorhead son sobre sus personajes… y eso permite identificarse mejor. También logra que el aspecto del horror indescriptible funcione mejor.

El tema con Something in the Dirt es que es difícil de recomendar porque es bastante lenta, especialmente durante la primera mitad. Una buena parte del tiempo parece que nada está pasando, aunque si uno empieza a prestar atención se va notando un descenso gradual hacia la locura en los protagonistas.

Hay una transformación muy sutil de ambos personajes, que por cierto son los mismos Benson y Moorhead actuando en un espacio muy reducido debido a las restricciones del COVID-19. En la segunda parte acelera muchísimo y se pone tremenda, pero hay que bancarla hasta llegar a ese punto.

 

Documentando lo paranormal

Ésta es una película hecha con dos mangos y eso lo re banco. La historia se centra en John y Levi, dos vecinos que no tienen adonde caerse muertos. Un día como cualquier otro, son testigos de un evento sobrenatural en su demacrado edificio en Los Ángeles. Entonces, deciden que documentar lo paranormal podría inyectar algo de fama y fortuna en sus vidas desperdiciadas.

Something in the Dirt habla muchísimo sobre nuestros tiempos, aunque explicar bien por qué sería entrar en terreno de spoilers. Si voy a decir que es única por su habilidad para mover, de manera muy orgánica, la narrativa múltiples veces para cambiar el foco y la manera en que vamos entendiendo lo que realmente está ocurriendo.

Todo el tiempo estas reconfigurando tus pensamientos sobre lo que estás mirando, incluso juzgando la trama y sus personajes de diferentes formas. Como si constantemente te estuvieras cambiando los lentes a una mejor graduación para ir “viendo mejor”.

Por mencionar un ejemplo (mini spoiler por acá) primero pensamos que son dos personas creando un documental para pronto descubrir que estamos viendo, de hecho, el documental ya creado y que, por motivos que se revelan más tarde, algunas cuestiones tuvieron que ser recreadas con efectos especiales. 

Un aspecto muy loco que pone en duda todo lo que estuvimos experimentando hasta ese momento.

 

Los intertextos con Under the Silver Lake

El escenario de Los Ángeles y las conspiraciones omnipresentes de misterio me recordaron a Under the Silver Lake, una gran producción de David Robert Mitchell de 2018 que analicé en esta nota.

Sin embargo, a diferencia de la obra con Andrew Garfield, Something in the Dirt profundiza más en el tiempo y el espacio mientras logra un tono tan personal como claustrofóbico. Casi toda la acción –sobrenatural y de otro tipo– ocurre en un departamento de dos habitaciones.

Mientras John y Levi buscan respuestas a los eventos paranormales (las sospechas incluyen a una antigua Sociedad Pitagórica, visitantes extraterrestres prehistóricos y gusanos cerebrales) la pareja intenta documentar sus hallazgos para sacar una buena tajada. Sin embargo, también ambos son muy propensos a la mentira y al espectáculo. 

Lo que vemos en pantalla no es confiable y es posible que realmente no haya ocurrido nada fuera de lo normal.

Y éste es exactamente el punto. Something in the Dirt en realidad es una película sobre dos hombres que alcanzaron la mediana edad sin haber logrado nada memorable en su vida. John está acabado profesionalmente y es miembro de un culto evangélico del apocalipsis. Mientras tanto, Levi es un delincuente sexual registrado (por razones tanto divertidas como trágicamente burocráticas) abrumado por la culpa en la muerte accidental de su hermana.

La exploración del misterio que los rodea funciona como vehículo para su propia autorrevelación. Hay una escena muy conmovedora (cerca del final) que tiene a los dos sacando los trapitos al Sol, explicando cómo ambos son perdedores. Mientras intercambian acusaciones, cada elemento del departamento flota siniestramente, lo cual podría ser tranquilamente una metáfora porque la naturaleza de los eventos extraños se mantiene siempre ambigua.

 

Colgando de un hilo (argumental)

Tampoco tiene sentido tratar de reconstruir los diversos misterios presentados en la trama, ya que Something in the Dirt está perfectamente feliz de dejar varios hilos colgando, incluso el principal. Digamos que es más sobre el viaje que sobre el destino. Esto puede decepcionar a algunos espectadores que quizás prefieran un cierre más redondo.

Por eso me parece que vale la pena aclarar nuevamente este punto: en última instancia, la película está más preocupada por sumergirse en sus elementos temáticos y la exploración de personajes que en desenredar un misterio.

Lo que realmente hace que Something in the Dirt haya funcionado para mí es la dinámica entre Levi y John. Benson y Moorhead tienen una gran química en pantalla (lo que no sorprende si se tiene en cuenta su larga trayectoria laboral). Realmente te venden la incómoda amistad entre estos dos dispares residentes de Los Ángeles.

La naturaleza más relajada, y de espíritu libre, de Levi contrasta perfectamente con la naturaleza reservada y abotonada de John. Sin embargo, a medida que pasan más tiempo juntos y revelan más sobre sí mismos, está claro que ambos tienen mucha más mugre bajo la superficie.

Su asociación traza un arco perfecto y hasta construye a uno de ellos como el antagonista durante el clímax, persiguiendo el misterio para su propio beneficio y tratando de eliminar al otro en el proceso.

A pesar de que aparecen otros personajes en papeles menores, esto es principalmente un show de dos personas. A menudo, las mejores escenas son solamente Levi y John conversando sobre sus vidas y sumergiéndose en algunas cuestiones existencialistas.

Ellos van rebotando por numerosas conspiraciones y teorías sobre cosas como la vida extraterrestre o el cerebro en un balde (la vida como una simulación), sin formar nunca una tesis convincente, pero haciendo todo lo posible para unir varias fuentes dudosas. John, en particular, se aferra tanto a lo que escucha en los podcasts o lee en los foros que ignora la realidad de una situación que se desarrolla justo frente a él.

 

Consideraciones finales

Como para ir cerrando esta reseña amorfa, Something in the Dirt es una historia súper intrigante sobre tratar de encontrar significado en lo mundano. La vi luego de armar mi top de películas favoritas del 2022, pero sin duda habría entrado en ese listado.

Es una obra de ciencia ficción tragicómica que utiliza sus elementos paranormales para contar un relato muy humano sobre lo que la obsesión puede hacerle a una persona.

Something in the Dirt puede dejar muchas preguntas sin respuesta –y puede que no siempre sea una narrativa cohesiva– pero los personajes centrales y su dinámica son lo suficientemente atractivos como para hacer que todo se sienta refrescante. Ésta es una de las buenas.

Como último comentario: en los créditos finales, los realizadores dedican Something in the Dirt a "hacer películas con amigos". Necesitamos más de este cine.

¡Hasta la próxima!

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