The
Lighthouse es una de las películas ninguneadas por los Oscars que
representó una de mis
favoritas del 2019. Mientras la veía recuerdo haber pensado en lo
interesantes que son los faros como símbolos dentro de la ficción. Hoy toca
hablar un poquito sobre eso.
***
Hermosos pero inútiles
Los faros han existido por mucho tiempo. En un
momento fueron invaluables para la industria de la navegación, asegurando que
los barcos llegaran al puerto sin chocar contra los arrecifes o la costa.
Sin embargo, los avances tecnológicos han hecho que
los faros sean, en su mayoría, obsoletos. El sistema de posicionamiento global
(GPS) y la navegación de largo alcance (LORAN) prácticamente eliminaron su uso
en el envío comercial debido a que las nuevas tecnologías son mucho más precisas
y baratas de usar y operar.
Hoy los faros son sitios históricos y trampas para
turistas. Los únicos lugares que quedan donde tienen un uso serio son aquellos
donde la radio podría no funcionar, donde las condiciones del mar cambian
radicalmente, o en lugares como puertos con entradas estrechas o montañas
submarinas rodeadas de crestas.
A pesar de su inutilidad actual, se han utilizado
como escenarios en historias desde la antigüedad… y vienen tomando empuje en la
modernidad, a menudo dentro del género del terror.
Podría deberse a que la pequeña cantidad de
personas necesarias para operar un faro conduce a relatos sobre reclusos que
trabajan allí y van perdiendo el anclaje con la realidad, justamente como
ocurre en la película de Robert Eggers.
The
Lighthouse: paranoia y soledad
The
Lighthouse es una producción definitivamente distinta a todo lo que se vio
en 2019. No sólo en el aspecto visual (se filmó en locación, con condiciones
climáticas súper adversas, una relación de aspecto de 1.19:1 y cámaras
deliberadamente antiguas en blanco y negro) sino también respecto a su
narrativa.
A finales del siglo XIX, dos fareros –un novato Robert
Pattinson y un viejo experto interpretado por Willem Dafoe– trabajan juntos en
una misteriosa isla perdida de Nueva Inglaterra, esperando a un relevo que
podría nunca llegar.
Es muy común que, en la ficción, los faros se
encuentran en una isla solitaria o en un acantilado distante que los hace
aislados y espeluznantes. Si le agregamos un poquito de niebla siniestra
rodando en la costa, tenemos la atmósfera ideal para un relato escalofriante.
Agregue sal, pimienta y niebla a gusto...
The
Lighthouse no es una película especialmente terrorífica, si bien tiene
algunos momentos perturbadores que van más por el lado del thriller
psicológico. Tampoco tiene un guion complejo. El corazón está en la tensión
acumulada por el dúo protagónico.
Lo que hace muy bien el director (que ya había
tenido su primera gran incursión en el cine con La bruja en 2015) es
aprovechar un montón de referencias históricas y literarias para llevar
adelante la trama.
Está parcialmente basada en una historia real.
Además, trata la relación del hombre con Dios, una latente dinámica de poder
como filosofaba Foucalt, mucha
locura estilo Edgar Allan Poe y una clara influencia de dos autores: Lovecraft e
Ingmar Bergman.
H.P.
Lovecraft es una inspiración en cuanto a la mitología que presenta el
relato. Las criaturas con tentáculos y las sirenas que vemos indican que la
isla podría ser el hogar de los Profundos, antiguos dioses marinos del autor
que se aparean con los humanos para crear especies híbridas.
También está el cuento The White Ship, donde el narrador es un farero perdiendo la
cordura. Aunque, al tratarse de Lovecraft, nos queda la duda de si su soledad
no lo habrá hecho más sensible a lo sobrenatural.
Top 3 de lugares horribles para quedarse atrapado: un faro, un sótano y la sala de espera del Banco Francés...
Bergman está muy presente por los temas
existenciales que trabaja. Si conocés algo de la filmografía del sueco, es
inevitable no recordar obras como Persona
(1966) o Through a glass darkly (1961), que tienen muchísimas
similitudes.
Hay quienes han encontrado símbolos junguianos y
temáticas homoeróticas en la película. El faro es, indudablemente, un símbolo
fálico. Para otros cinéfilos (y el mismo director), The Lighthouse es una reinterpretación moderna de los mitos de Proteo y Prometeo. Como sea, reflexionar sobre los significados ocultos es
un experimento fascinante.
Los faros en
la ficción
La altura también hace que un faro sea un escenario
ideal para un clímax de escalada… como ocurre en el desenlace de Shutter Island (2010), el intrigante thriller de Martin Scorsese con Leonardo Di
Caprio.
Tanto el libro como la película tienen un faro en
la isla donde se ubica el manicomio. Durante todo el argumento nos preguntamos
si contiene el sistema séptico de la isla o si será un laboratorio secreto
donde el personal realiza experimentos con los pacientes. En realidad es la
oficina del médico jefe.
Poe
tiene una historia no terminada llamada The Light-House que, como era de esperarse, trata sobre la
creciente paranoia de un farero, obsesionado por creer que la estructura va a
colapsar. Robert Bloch escribió su propia conclusión del relato, llevándolo en
una dirección completamente diferente.
La sexta temporada de Lost revela un faro aleatorio donde hay elementos místicos (como un
reloj que puede espiar a las personas). Está en un área aislada que
aparentemente se encuentra a solo minutos de uno de los principales escenarios
de la temporada 1.
Oh, Lost, cómo apestaste sobre el final...
Volver a encender un faro es una búsqueda común de
héroes. Uno de los primeros episodios de Pokemon
tenía a Ash y compañía visitando el faro de Bill, que inicialmente parecía
embrujado. El capítulo mostraba la primera aparición de uno de los pokemones
legendarios, Dragonite.
Por su parte, Aquaman
es hijo de un farero, y generalmente se lo representa viviendo en el viejo faro
cuando no está bajo las olas. Aparte de eso, es un faro común y corriente.
Shaggy
realiza un divertido comentario meta en Scooby-Doo
y la Maldición del Monstruo del Lago (2010):
“Nuestro primer sospechoso resulta ser el guardián de un faro viejo y espeluznante. Sabes, solo una vez desearía haber encontrado un misterio que comenzó en una alegre sala de exhibición de futones”.
Sin embargo, los faros no necesariamente tienen que
estar embrujados para ser buenos para un entorno. Pueden ser tan atmosféricos
por sí solos, como ocurre en la serie The
Affair, que mencioné como una
de mis favoritas de la década.
El pequeño pueblo de Montauk, donde ocurre gran
parte de la acción, tiene un faro que representa un lugar clave para Noah Solloway y Alison Lockhart.
El faro en Montauk, elemento clave en la serie The Affair
En los
videojuegos y la vida real
Los videojuegos suelen utilizar los faros como
locaciones. En BioShock
(2007), un faro en medio del Atlántico contiene una
estación de batisfera que conduce a la utopía destruida.
Uno de las mejores secciones de Half-Life 2 es “Lighthouse Point”, donde
el faro no es tan notable, excepto por el almacenamiento de una loca cantidad
de misiles teledirigibles.
Diddy Kong
Racing, para Nintendo 64, tiene uno de los mejores usos. Hay un faro en la
playa de Timber´s Island que no parece hacer nada, hasta que le ganás a Wizpig
y los 4 Trofeos del Gran Premio. Entonces el faro se convierte en un cohete que
te lleva al quinto mundo secreto… ¡en el espacio!
El críptico pero simpático indie Fez (2012) tiene un nivel hermoso con un enorme faro. Es un juego súper interesante para analizar al que le debo algún post.
El faro en Fez (2012)
¿Y en la vida real? El faro de Alejandría es el más famoso del mundo, ya que fue
considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Durante varios años
fue la estructura más alta hecha por el hombre, antes de que un terremoto y un
incendio la destruyeran.
El término en español se lo debemos a Egipto, de
hecho. Proviene del griego antiguo (pharos),
haciendo referencia a la torre de señales de la isla de Faro, en Egipto.
Según el “Lighthouse Directory” –un sitio web sobre faros de todo el mundo,
mantenido por el matemático Russ Rowlett y alojado por la Universidad de
Carolina del Norte … porque Internet is beautiful– actualmente
hay más de 18,600 faros en todo el mundo. 71 de esos faros (un modesto 0.38%) estarían
ubicados en Argentina.
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