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domingo, 20 de junio de 2021

Oficinas tóxicas: la relevancia de Office Space (1999)

Divertida en los años 90 y un clásico de culto ahora. Más de 20 años después, Office Space sigue siendo relevante.



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Quienes hayan trabajado alguna vez en una oficina es imposible que no se identifiquen con Office Space. La comedia creada por Mike Judge tiene gustito a “los 90” por todas partes (la tecnología antigua, el soundtrack rapero, el bug Y2K) pero hoy sigue soportando el paso del tiempo y ha madurado como un buen vino.


El trabajador promedio en su laberinto

Todos hemos bancado tareas abrumadoras por un sueldo miserable en algún momento de nuestras vidas, pero nadie la está pasando tan mal como el protagonista de Office Space, Peter, quien está atrapado en una especie de cápsula del tiempo corporativa.

Su vida laboral está encadenada a la tendencia gerencial de la década de 1990 de que todos los trabajos podían funcionar como engranajes en una línea de montaje, lo que convirtió a muchos entornos profesionales en cárceles de papeleo y terminología a la manera de los malditos informes TPS.

Con sus futuros socios de un crimen de guante blanco –Michael Bolton y Samir– Peter intenta esquivar a su jefe socialmente inepto (Lumbergh) y perder el mayor tiempo posible. El gracioso trío trabaja como lo haría una rata en un laberinto que no tiene ningún queso al final.

La comedia de Mike Judge realmente dio en el clavo con la descripción de los trabajadores ordinarios de clase media en un entorno de trabajo corporativo.



Yo mismo comencé a trabajar en el área de Tecnología de la Información en 2013 (hoy la consultoría SAP siendo mi trabajo actual) y, si bien las condiciones han cambiado mucho, algunos de los aspectos anticuados que ya mostraba Office Space en 1999 se mantienen vigentes. ¡Hasta en mi laburo hubo una época oscura en la que cada viernes echaban a alguien diferente!

Con la pandemia algunas de estas cuestiones se han flexibilizado. Sin embargo, muchas grandes empresas siguen insistiendo en regulaciones estrechas, la idea de trabajar para cumplir horarios en lugar de para satisfacer objetivos, las tácticas burdas de motivación y los controles diarios de un jefe Shang-Tsung chupa-almas.


Office Space y los reportes TPS

Office Space inicia con una desopilante escena en la que a Peter se le llama la atención numerosas veces por distintas jefaturas, debido a que olvidó llenar el “reporte TPS”. Un chiste recurrente que se mantiene a lo largo de toda la película.

El argumento nunca revela el significado de la sigla “TPS”, pero en los extras del DVD se explica que significa “Totally Pointless Shit” y es una referencia a todo el papeleo tedioso e inútil con el que tienen que lidiar los trabajadores de oficina.



En la vida real, esos reportes representan la “Especificación de procedimiento de prueba” y se usan ampliamente en empresas de software como manera de asentar las configuraciones realizadas sobre un sistema o desarrollo.

Por supuesto, este documento sería completamente inútil para Lumbergh, un tipo que ni siquiera está involucrado con el testeo (lo que demuestra, aún más, lo insoportable que es el personaje).


La visión de Mike Judge

Ahora, vale preguntarse, ¿sigue existiendo el mundo de aquel espacio de oficinas en 2021? El escritor y director de Office Space tuvo una visión increíble para captar un momento cultural y ensartarlo hasta que no quede nada más para satirizar.

De hecho, entró en el léxico de la cultura pop con Bevis and Butthead de MTV en 1995, y luego lideró el gran éxito de HBO que fue Silicon Valley (serie recomendadísima). El currículum del realizador nos demuestra que es un barómetro de las cosas ridículas que aceptamos como normales en el trabajo.

Sin embargo, la limitación de crear las sátiras laborales más memorables de dos generaciones diferentes es la rapidez con la que caducan las referencias y escenarios. Bevis y Butthead se sienten como personajes de otro tiempo y lugar.

Del mismo modo, Office Space nos muestra cómo ha cambiado el mundo laboral en función de cuánto ha envejecido el mundo laboral de aquella película. Sigue siendo divertida, hay que admitir, porque podemos identificarnos con la configuración más que con el remate.



Los jefes ya no son tan propensos a actuar como Lumbergh y los miembros de la Generación X y los millennials están mucho más dispuestos a dejar las malas situaciones para buscar oportunidades mejores. De hecho, los jóvenes hoy saltan de trabajo más que cualquier generación anterior.

Está claro que los espacios de trabajo tóxicos no han desaparecido por completo, como indica el movimiento #MeToo, por ejemplo.


Fantasía de venganza en los 90

Una gran razón por la que Office Space se ha mantenido relevante es la fantasía de crear un plan elaborado para darle duro al jefe y/o compañía que nos lastimó. En este sentido, la obra funciona como una fantasía de venganza de cuello blanco, llena de bromas inteligentes.

Más de dos décadas después, todavía se mantiene como una joyita de la comedia. Hay una razón por la que alcanzó el status de clásico de culto. Afortunadamente, es menos probable que el arte refleje la realidad desde aquella vez en la que Mike Judge prendió fuego al mundo con una comedia disparatada que señalaba los absurdos del empleo moderno.


El trabajo es mejor ahora que en los 90, hay que decirlo. Incluso cuando no es así, tenemos muchas más opciones para llevar nuestros talentos a otro lugar. Así que siéntase libres de llevarse la engrapadora Red Swingline cuando limpien su escritorio y se dirijan a un lugar mejor.

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BONUS TRACKA Day at the Office: una aventura hipertextual en español realizada en Twine como parte de mi proyecto final del curso "Introducción al diseño narrativo de videojuegos".

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=>> Otras NOTAS CINÉFILAS en el blog: “A Glitch in the Matrix, de Rodney Ascher”; “El bebé de Rosemary y la modernización del terror”; “Dos películas sobre Christopher Robin”; “Touch of Evil y el memo de Orson Welles”; “De la risa al llanto: el síndrome de Tom Hanks”.

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2 comentarios:

  1. Me he reído con esta review, tengo que volver a ver esta joyita. Muchas gracias por la reseña.

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