Sucede una y otra vez en el mundo del cine. Un actor de comedia exitoso de pronto intenta hacer
una actuación en el extremo opuesto de su estilo: un rol dramático y más
oscuro. Curiosamente, este giro tiene una buena chance de tener buenos
resultados y convertirse en la marca permanente del actor. Este efecto es lo
que se conoce como el “síndrome de Tom Hanks”.
El síndrome
de Tom Hanks
Un hecho muy curioso ocurrió en el año 1993, cuando Tom Hanks tomó la decisión
de aceptar en rol híper dramático en la película Philadelphia.
Para quienes no la recuerden, es notable por ser
una de las primeras cintas de Hollywood que habló abiertamente del SIDA, y
además representó el primer rol no-cómico de Hanks. La película le dio al
actor su primer Oscar (el año siguiente ganaría otro por Forrest Gump) y a partir de ahí comenzó
a explotar su vena dramática por sobre la comedia.
Cabe preguntarse por qué un actor que ya tiene
éxito como comediante querría pasarse al lado oscuro. Lo cierto es que un actor
de drama tiende a ser más respetado que su contraparte cómica, bajo la falsa
ilusión de que es más difícil hacer llorar que hacer reír (cuando, en realidad,
es exactamente lo contrario).
Pero seamos sinceros: los actores cómicos nunca se
llevan a casa un premio de la Academia. Es muy común que luego de ver a un
actor de comedia haciendo un rol dramático, inmediatamente pensemos: ¡mirá vos,
realmente puede actuar!
Volvamos a Tom Hanks. Antes de Philadelphia era conocido por
hostear Saturday Night Live (lo
hizo ocho veces, seis de ellas entre 1985 y 1992) y por sus papeles en Bachelor Party (1984), ¡Quiero ser
grande! (1988), la serie de
TV Bosom
Buddies (1980-1982) y Sleepless in
Seattle (1993).
Y, si bien hubo excepciones, luego de Philadelphia comenzó a tener más
relevancia con películas como Rescatando al
Soldado Ryan (1998), la
fascinante Camino a la
Perdición (2002) y Captain
Phillips (2013), entre muchas
otras.
Hanks eventualmente hizo el intento de retornar a
la comedia con la remake de The Ladykillers (2004), uno de los mayores fracasos de
los Hermanos Coen, y con Larry Crowe (2011), donde hizo una dupla muy
olvidable con Julia Roberts.
Ambas películas no fueron ni alabadas por la crítica ni comercialmente
exitosas.
El caso de
Tropic Thunder
El “síndrome de Tom Hanks” fue parodiado en una
película maravillosa que funciona desde muchísimos puntos de vista: Tropic Thunder (2008). Jeff Portnoy (Jack Black) es
un actor de comedia intentando salirse del rol en el que lo encasilló la
audiencia, por lo que toma un rol más serio. Por su parte, Tug Speedman (un
impecable Ben
Stiller) es un héroe de acción que previamente intentó que los Oscar
picaran el anzuelo con un rol dramático que se le fue de las manos (y terminó
siendo el fracaso más grande de su carrera).
You
never go full retard! – Robert Downey Jr…
Otros
actores con el síndrome de Tom Hanks
Jim Carrey comenzó
su carrera con una gran variedad de pequeños papeles, pero su fama de actor de
comedia arrancó gracias a las películas de Ace
Ventura. Finalmente, cansado de ser considerado el payaso más plástico de
Hollywood, le dio una oportunidad al drama con The Truman Show (1998) y Eterno resplandor
de una mente sin recuerdos (2004),
ambas alabadas por la crítica. Su aspecto cómico, sin embargo, sigue muy
presente.
Otro caso interesante es el de Bradley Cooper. Zigzagueó entre
la comedia y el drama hasta que pegó un papel en la franquicia de ¿Qué pasó ayer?, a partir de donde se
especializó en la comedia (y particularmente: la comedia romántica). Claro,
hasta su protagónico en Silver
Linings Playbook (que le valió una nominación a los premios de la
Academia). De ahí: The Place
Beyond the Pines (gran película), American Hustle, Aloha, etc,
etc, etc.
Algo similar podemos decir de Bryan Cranston, el neurótico
“papá de Malcolm” que luego nos volaría la cabeza como Walter White en Breaking Bad.
Por el lado de las mujeres, es llamativo el giro
que pegó la vida de Anne Hathaway,
una de las veteranas de Disney. La actriz, que alguna vez participó de cuanta
comedia de Disney aparecía, está irreconocible en Les Misérables (2012), Interstellar (2014)
y The Dark
Knight Rises (2012).
La evolución
de dos directores
Para cerrar la nota, quiero mencionar a dos
directores que también sufrieron el síndrome de Tom Hanks. El primero es Woody Allen (uno de
mis favoritos). Antes de su magnum opus Annie Hall, sus películas
eran esencialmente herederas de Buster Keaton y Charles Chaplin, lo que se
entiende como “comedia física” (slapstick comedy).
A partir de ahí –si bien nunca abandonó la comedia–
el tono de sus historias fue más serio. Paródicamente, en la subvalorada Stardust Memories,
de 1980, un alien le pide a Allen
que deje de intentar hacer películas serias y simplemente cuente chistes.
El otro caso de director es el de Terry Gilliam. Comenzó
con comedias desopilantes (Time Bandits y Monthy Python and the Holy Grail), pero
gradualmente fue moviéndose hacia territorio más sombrío.
Brazil (1985) es una perturbadora obra maestra
de la ciencia ficción (si bien contiene elementos de comedia) y de ahí pasamos
al viaje temporal de 12 Monos y
el viaje lisérgico de Miedo y Asco
en Las Vegas.
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el legado de Hitchcock”; “Interpretando
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Bacherlor Party tiene el detalle molesto de algunas películas aparentemente descontroladas, libertinas, de que el protagonista no cede a la tentación con la mujer tan tentadora que fue a su despedida de soltero. Pero tal vez no esté relacionado con lo que planteas.
ResponderEliminarY en la faceta dramática también están las películas basadas en novelas de Dan Brown, interpretando al profesor Robert Langdon.
Las películas de los Coen y películas como Brazil son un poco inclasificables, comedias pero de humor negro. Incluso Time Bandits no sólo es una comedia. No lo es es el final que tiene, que no revelaré, no es exactamente de comedia.
Saludos.
Sí, che, me olvidé de las pelis de Dan Brown (se ve que las quite de mi cabeza, jaja. Ángeles y Demonios, de las tres, me pareció la mejorcita).
EliminarQué grande Terry Gilliam. Brazil es un peliculón.
Apenas leí la introducción pensé en Jim Carrey, yo soy de los que fue a ver The Truman Show de adolescente con mis compañeros del secundario "para ir a reírnos al cine". La mayoría de ellos salieron decepcionados pero a mí me voló el bocho (en ese momento no dije nada para no desentonar, ja, pero algo dentro mío cambió).
ResponderEliminarRápidamente agregaría en el plano local a Francella. luego de su actuación en El Secreto de sus ojos.
Abrazo!
Sí, sin duda Francella es un caso para incorporar. ¡Buen aporte!
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