En un ingenioso giro argumental de
la novela negra, éste es el relato de cómo una ama de casa despechada se ve
obligada a tapar el asesinato accidental de su infiel esposo. Análisis de Tuya (2005), de Claudia Piñeiro.
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Claudia Piñeiro es una de las
autoras argentinas más conocidas, con numerosas novelas y obras de teatro que
han trascendido el pequeño ámbito literario. Cuánto vale una heladera, su primera obra dramática publicada en
2004, es fantástica. La hicimos hace varios años con mi grupo de Teatro.
En cuanto al cine, recuerdo haber
disfrutado bastante de Las viudas de los
jueves (2009). También tuvimos Betibú, en 2014, y Las grietas de Jara (2017), que todavía me las debo. Del
mismo modo, Tuya tuvo una (lamentable)
adaptación con Andrea Pietra y Jorge Marrale, pero ya llegaremos a eso…
La adaptación cinematográfica de Tuya....
Me topé con esta novela corta
(cortísima) de pura casualidad. La descargué a mi ebook y la leí prácticamente de un tirón en esta pandémica época.
Se compone de capítulos muy breves que van variando tanto el punto de vista
como el estilo narrativo y la voz narradora.
En su premisa creo que es muy
creativa, quizás no tanto en su resolución que la sentí un poco más apurada.
Aun así, considero que la novela es muy sólida. Vayamos por parte.
Nadie se salva de la muerte, los impuestos y los cuernos
«Una está preparada para que un hombre la cague, eso es un clásico. Y si nunca te cagaron vivís toda la vida con la espada de Damocles sobre la cabeza porque sabes que un día, más tarde o más temprano, te van a cagar.»
Tuya explora las miserias de la clase
media-alta argentina, en este caso en un contexto bien noventoso. Todo parece indicar que el conflicto lo va a
generar el descubrimiento, por parte de la ama de casa Inés Pereyra, de una carta firmada con lápiz labial que denota una
relación extramatrimonial.
Sin embargo, Inés no le presta
demasiada atención, justificando todo el tiempo el accionar de su marido (a
quien adora ciegamente). Las justificaciones que brinda ella son tan mediocres
que uno no puede evitar reír y sentir lástima en partes iguales.
«Si había habido otras, quería decir que nuestro matrimonio era más fuerte que sus escapadas higiénicas. Hay gente que se va tres días a un spa a que lo masajeen, otros a que les hagan baños de barro o de placenta de tortuga. Ernesto, evidentemente, necesitaba otro tipo de descarga. Una tiene el deber de comprender. Y a pesar de su vicio, Ernesto siempre había vuelto.»
El verdadero problema se presenta
cuando su marido, sale apurado luego de recibir una llamada nocturna. Inés lo
sigue y descubre que él se junta con su secretaria, a quien termina matando por
accidente.
Acá es donde aparece el primer
punto de giro, que me parece fantástico: contra todo lo esperado, Inés decide
encubrir a Ernesto y olvidar el episodio. No sólo eso, empieza a tapar todas
las huellas que el inútil de Ernesto
va dejando en la desesperación, incluyendo esconder todas las pruebas del affair y lavar el auto con las huellas y
restos de ADN.
«¿Cómo una puede sentirle el gusto a lavar los platos, a barrer o a planchar, cuando tiene entre manos algo tan importante como el encubrimiento de un asesinato?»
Los giros y situaciones únicas no
paran de llegar. Realmente logran que la historia se sienta diferente y
extremadamente llevadera. En el medio hay una trama secundaria con Lali, la hija adolescente que tiene sus
propios quilombos. En otra ironía dramática de la obra, ella termina
enterándose del drama de sus padres, mientras que ellos ignoran completamente el
suyo.
Lo estilístico en Tuya
La técnica de la novela la vuelve
algo memorable. Tengo adoración por el policial (junto al sci-fi está
entre mis preferidos) y Tuya es
un buen exponente argentino del género. El tema es que es muy difícil escaparle
a los clichés y elementos comunes cuando ya todo está contado.
Por eso cuando leo algo así me
llama la atención. La mayoría de los capítulos están narrados en primera
persona desde el punto de vista de Inés. Son los más jugosos en cuanto a la
sátira social que se busca. Ella resulta ser una talentosa anti-detective,
cubriendo las cagadas de su esposo huella por huella. Pero de mentalidad es
bastante limitada (aunque también tenemos que ponernos en época).
«Ernesto me mentía porque me quería, tan simple y fundamental como eso. ¿Para qué contarme de una aventura extramatrimonial que ya era historia del pasado? "Ernesto es un hombre maravilloso", pensé. No como esos que se sacan la calentura afuera y después vienen a sacarse la culpa en casa.»
Piñeiro hace magia con su
protagonista, creándole una voz muy clara que nos permite entender la
psicología del personaje. El lenguaje acá es cotidiano, directo. Estos tramos
nos mantienen enganchados con una trama que crece y da vueltas mientras
entendemos qué motiva a esta mujer.
Tenemos también capítulos con
narración en tercera persona desde el punto de vista de otros personajes, un
par de episodios compuestos puramente por diálogos (conversaciones de Lali con varias
personas y amigas) y extractos de informes policiales sobre la investigación
del crimen.
Estos últimos episodios parecen
ocurrir en un futuro, cuando los eventos principales finalizaron, aunque se van
intercalando en la trama para generar tensión narrativa. Aportan algo de humor
seco por lo irónico de su contenido.
Hablemos sobre la adaptación cinematográfica
En la novela, por detrás de la
trama policial (que es interesante en sí misma) hay un trasfondo sarcástico
sobre la visión distorsionada que tiene muchas parejas sobre lo que es y lo que
debería ser el matrimonio. Se ponen en juego mecanismos sociales como el engaño
y otros temas que no puedo mencionar por miedo a spoilear la trama.
El argumento funciona como un
enredado juego de mentiras. Ernesto, Inés y Lali guardan secretos en un intento
vano de preservar dinámicas frías y acartonadas. Inés no quiere mantener a su
marido más que por apariencias y por una cuestión posesiva. Algo similar se
repite con las amantes de Ernesto. La familia como valor no tiene peso.
En otras palabras, el texto maneja
cierto nivel de complejidad que la vuelve inteligente además de atractiva. En
comparación, la película concebida por el director Edgardo González Amer es
bastante floja.
El problema no pasa por los bajos
valores de producción ni las actuaciones telenovelescas (Juanita Viale, ¡por
Dios!), sino por el forzado guion que modifica elementos actitudinales fundamentales
de los personajes.
Por ejemplo, en el libro Ernesto
es el típico esposo dependiente y boludón, pero Jorge Marrale lo interpreta de
otra forma. Es otro personaje. Gran parte de lo divertido en la novela es ver
cómo Inés tiene que tratarlo como a un hijo… hasta que llega su capítulo POV
donde él muestra la hilacha.
Como adaptación, la película sigue
los puntos de la novela hasta un final donde hay un cambio más o menos leve. La
historia secundaria de Lali se expande considerablemente (en el libro tiene un
peso alegórico antes que argumental). El tema es que un calcado tan fiel se
complica cuando la obra original está contada prácticamente en primera persona.
Es muy difícil no caer en la molesta voz en off.
Palabras finales
TL;DR: lean el libro y no vean la
película. Creo que Tuya (el libro) tiene
un gran equilibrio entre ser una lectura adictiva y temáticamente profunda.
Engancha mucho desde su primera página. Díganme si no los atrae este poderoso
inicio:
«Para aquel entonces hacía más de un mes que Ernesto no me hacía el amor. O quizá dos meses. No sé. (…) Una sabe que si el marido no la busca en tanto tiempo, no sé, se dicen tantas cosas. Yo pensé, lo tendría que hablar con Ernesto, preguntarle si le pasaba algo. Y casi lo hago. Pero después me dije, ¿y si me pasa como a mi mamá que por preguntar le salió el tiro por la culata? Porque ella lo veía medio raro a papá y un día fue y le preguntó: "¿Te pasa algo, Roberto?". Y él le dijo: "¡Sí, me pasa que no te soporto más!". Ahí mismo se fue dando un portazo y no lo volvimos a ver.»
Unas 160 páginas que se devoran en
pocas sentadas, sumadas a un estilo original por parte de la autora, hacen que Tuya sea una buena recomendación
literaria, no sólo para los amantes del policial detectivesco sino también para
el lector más ocasional.
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