Stephen King es, sin dudas, uno de mis autores
favoritos. Lo descubrí de chico, me fui devorando novela tras novela y sus
cuentos me volaron la cabeza más de una vez. Pero con Historias Fantásticas
(1985), me pasó algo que rara vez me sucede con él: me costó terminarla.
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Una antología menor
La colección de Historias Fantásticas no es exactamente igual que su contraparte original, Skeleton Crew. La versión en español incluye material adicional y remueve algunas de sus obras más clásicas, como “La Niebla” y “La Pata de Mono” —textos que leí por separado y que merecen su propio altar.
En su lugar, esta antología reúne trece relatos de corte diverso y resultados mixtos. El conjunto se me hizo irregular, por momentos hasta desconectado.
King siempre fue versátil, aunque esta vez esa versatilidad se siente más como dispersión. Hay cuentos donde asoma el genio de siempre, aunque también varios que se quedan muy a mitad de camino, como si les faltara esa chispa, ese pulso narrativo al que nos tiene acostumbrados.
Confieso que hubo momentos en los que me perdía en la lectura, no porque los textos fueran complejos, sino porque simplemente no lograban engancharme. Me encontraba releyendo párrafos sin poder concentrarme, o peor, cerrando el kindle para ponerme a hacer otra cosa. Y eso, en un libro de King, para mí es raro. Rarísimo.
En la introducción del libro, King reconoce que no todos los cuentos son brillantes, pero los defiende como parte del "proceso de escritura". De hecho, dice algo así como: “Hay historias acá que me gustan mucho y otras que tal vez son solo ejercicios… pero todos salieron de mí”.
De hecho, en vez de un prólogo formal el autor habla
de su proceso creativo, de cómo surgen los cuentos, del miedo como herramienta
narrativa y del cuento como forma de arte menor pero noble. Ideal para quienes
quieren animarse a escribir por primera vez.
Lo destacable de “Historias fantásticas”
Entre lo rescatable, destaco algunos relatos que sí me parecieron potentes. Disfruté bastante de “La playa”, con su atmósfera densa y su descenso a la locura en clave sci-fi. “El ordenador de los dioses” es muy divertido. Una onda Black Mirror que tiene esa mezcla entre lo cotidiano y lo sobrenatural tan característica del autor.
“Zarabanda nupcial” es un texto que ya había leído antes. Y me encanta. Es un experimento narrativo en clave policial negro que, sin ser redondo, tiene su mérito. Hubo otros entretenidos en el libre, como “Hay tigres” y “El camión de Otto”. Lamentablemente, el resto… no logra mantenerse a la altura.
El tema es que muchos de los cuentos de “Historias
fantásticas” parecen borradores con ideas interesantes y poco desarrolladas;
otros son directamente ejercicios de estilo que no terminan de copar, como
algunos poemas. Hasta las notas finales de King, que suelo disfrutar por el
tono confesional del autor, esta vez me supieron a poco.
Palabras finales
Tal vez el problema es que venía con la vara muy alta: como antología, El Umbral de la Noche me pareció una obra maestra del cuento corto, con una cohesión interna y una fuerza narrativa que Historias Fantásticas no logra replicar.
Aquel era King afilado, oscuro y preciso. Acá lo sentí más errático, como si estuviera probando cosas sin convencerse del todo.
No diría que es un mal libro. Sí uno que solo recomendaría a quienes ya conocen a King y quieren explorarlo en todas sus facetas, incluso en las menos logradas. Para quienes recién empiezan, hay muchísimas mejores puertas de entrada al Maestro.
En fin, esta fue una lectura que no me atrapó del todo y me dejó con sabor a poco. También me recordó algo importante: incluso cuando King no brilla, sigue siendo King. Y eso, en el fondo, también es parte de su leyenda.
¿Lo leyeron? ¿Qué les pareció?
¡Los leo!
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blog: “Joyland:
un coming-of-age de Stephen King”; “El
umbral de la noche: o el fin del mundo según KING”; “El
viento por la cerradura”; “Zarabanba
Nupcial”; “El
instituto: una obra de Stephen King”.
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