Entre los pasillos del Palacio Imperial, donde los secretos se esconden detrás de abanicos y sonrisas, Maomao se abre paso con la astucia de una detective. Reseña de Los diarios de la boticaria, primera temporada.
***
Un nuevo tipo de protagonista
Esta serie de 2023 (disponible tanto en Netflix como en Crunchyroll) ofrece una intriga eficaz, sino que cementa con elegancia a un nuevo tipo de protagonista femenina en el panorama del animé contemporáneo: introspectiva, no sexualizada y, sobre todo, pluridimensional.
Vi la primera temporada por recomendación de un amigo. Son 24 episodios y ya está disponible una segunda entrega de capítulos.
La historia comienza con Maomao, una joven criada en un barrio de burdeles que es vendida como sirvienta al harén del emperador. Aunque parece resignada a su nuevo rol, su conocimiento en medicina y venenos la convierte en una pieza clave para resolver misterios de salud que afectan a la corte.
A diferencia del modelo clásico de “chica mágica” o heroína guerrera, Maomao piensa, deduce y analiza. Es el tipo de personaje que observa en silencio mientras los demás hablan, y cuya fuerza radica en su cabeza, no en una espada ni en un escote.
Y eso no es casualidad: Los diarios de la boticaria encarna una nueva era de protagonistas femeninas como también lo hacen Frieren, Zenshu o la entrañable Suzume.
Todas estas historias comparten un aire de melancolía y profundidad que parece responder a una necesidad generacional: queremos personajes que sientan más de lo que gritan, que se desenvuelvan con calma en vez de precipitarse hacia la épica.
Frieren, por ejemplo, nos cautiva no por su poder mágico, sino por su
duelo silencioso con el tiempo y la muerte. Suzume, por su parte, no salva el
mundo en minifalda, sino con ternura, tristeza y una silla con patas rotas.
La boticaria detective
En ese sentido, Maomao es la anti-Bulma, la anti-Sailor Moon: no busca enamorar a nadie ni ser deseada, sino resolver problemas y mantenerse fuera del radar. De hecho, literalmente se coloca pecas con maquillaje para ser “menos deseada”.
No hay fanservice (al menos no de la protagonista), ni escenas innecesarias de baño, ni enamoramientos forzados. Su vínculo con el enigmático Jinshi se cocina a fuego lentísimo, sin clichés, y más desde la admiración mutua que desde la tensión romántica.
Esta primera temporada también se beneficia de una ambientación exquisita en un pseudo Oriente imperial, con diseño de fondos y vestuario de lujo, y una animación que, sin ser deslumbrante, acompaña con sobriedad y detalle el ritmo pausado del relato.
Las intrigas se suceden en episodios casi autoconclusivos, como
mini-casos clínicos, donde Maomao siempre tiene una mirada afilada para
ofrecer. Y eso, en un medio donde muchas veces se premia el grito antes que el
gesto, es una revolución silenciosa.
Palabras finales
Los diarios de la boticaria no sólo se ve con gusto, sino que deja algo picando en la cabeza. Es un testimonio del cambio de paradigma que atraviesa al anime actual: queremos más Frieren, más Suzume, más Maomao.
Queremos menos protagonistas diseñadas como pósters y más personajes que
nos hablen de verdad, desde su mundo interior. Y si eso viene con un frasquito
de veneno y un acertijo médico, mucho mejor.
***
=>>
Otros posts sobre ANIMÉ en el blog: “Dragon Ball Daima y el
problema con las legacy sequels”; “¿Cómo iniciarse en
"Neon Genesis Evangelion"?”; “Frieren: el animé que
destronó a FMA: Brotherhood”; “Zenshu y el poder creador
del arte”; “Suzume, el regreso de
Makoto Shinkai” <==
***
► Podés seguir las novedades en mi fan-page: http://www.facebook.com/sivoriluciano. También estoy en Instagram como @viajarleyendo451. Si te gustó la nota, podés invitarme un cafecito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario