Moonlighter
es dos juegos en uno. El primero es el típico “dungeon-crawler”, donde vas explorando
mazmorras para recuperar ítems y matando a enemigos cada vez más duro hasta un enorme
jefe final.
El segundo es donde la cosa se pone interesante: de
día laburás con un negocio en el centro del pueblo. Durante la jornada vienen
aldeanos, héroes y caballeros en busca de lo que tenés para ofrecer. Para progresar
hay que coordinarlo todo, vendiendo los ítems que obtuviste al mejor precio
posible, evitando que te roben, mejorando el servicio y adornando cada vez más el
local.
***
Un proyecto
de Kickstarter
Este videojuego independiente, creado por el primerizo
estudio español Digital Sun, fue financiado
en una campaña de Kickstarter por más de 5000 colaboradores que aportaron $134.276
USD, más de tres veces el objetivo del proyecto.
El primer día en Steam, Moonlighter estaba
siendo jugado por 1800 personas en forma simultánea, lo cual no es poca cosa
para un producto indie. Yo no lo tenía en mi registro hasta que un amigo me
vendió la premisa durante una cena. Me enganché en seguida con la simpática
idea de comercializar de día y vencer a monstruos en dungeons de noche.
Jugamos como Will, nieto de unos de los grandes
exploradores de Rynoka, el sitio en
donde ocurre la acción. Desde lo estético, el videojuego parece muy inspirado
en títulos como The Legend of Zelda: The
Minish Cap.
La mano
invisible de Adam Smith
Cuando arrancás realmente estás súper perdido. Las
explicaciones son bastante vagas y cuesta entender cómo empezar a hacer plata.
Por ejemplo, en la primera mazmorra encontrás una amplísima variedad de ítems
que no sabés a qué precio vender.
Es una cuestión de prueba y error. Si ponés un
precio demasiado bajo, los compradores van a ponerse felices por la ganga que consiguieron
(y vos triste por el potencial margen de ganancia que perdiste). En cambio, si
el ítem es demasiado caro, se enojan y se rehúsan a comprarlo.
Nuestro personaje tiene un anotador donde va
registrando todos los precios y reacciones de los compradores, con lo cual es
posible encontrar el punto de equilibrio que da el mejor precio de venta para
cada uno de nuestros artículos.
Pero los problemas no terminan ahí: la demanda y la
oferta afectan a los precios (si un artículo está en abundancia, por ejemplo,
los compradores no están dispuestos a pagar un precio elevado). Además, algunos
clientes te van a intentar robar mientras que otros –los más adinerados– van a
querer comprar a un precio mayor del habitual. Otros quieren objetos
específicos que te van a mandar a buscar.
Con el dinero de las ventas es posible ir construyendo
nuevos negocios en el pueblo, como el herrero que te permite mejorar tu
equipamiento o un muchacho que te vende adornos para mejorar la eficiencia de
tu negocio (mejores propinas, más tiempo de espera en la fila, etc).
El objetivo del juego es superar los cuatro
dungeons mientras vamos reavivando el pueblo con nuestras inversiones.
Noches entre
mazmorras
El ciclo es bastante repetitivo, aunque eso no lo
vuelve para nada aburrido. Durante el día tenemos que manejar el local, a la
noche hay que ingresar ilegalmente a las mazmorras del pueblo, que están
prohibidas porque los exploradores perdían la vida todo el tiempo.
El significado del título Moonlighter juega pícaramente con este concepto. El shop de Will se
llama Moonlight, pero en inglés
slang “moonligther” es alguien que realiza actividades criminales durante la
noche.
Otra de las mecánicas originales que incorpora este
videojuego es un progreso basado en equipamiento en lugar de la experiencia.
Nuestro personaje no tiene un “nivel”, sino que se va volviendo más fuerte a
medida que mejora sus armas y armaduras con Andrei (el herrero) y Eris
(la hechicera).
Hay también un componente roguelike en las mazmorras. Todas tienen tres pisos con un boss, cuartos secretos y una fuente de
la vida, pero el lay-out es completamente aleatorio y cambia cada vez que uno
ingresa.
Si pasamos demasiado tiempo en un dungeon, un
monstruo baboso nos comienza a perseguir (y es capaz de matarnos de un solo
golpe). La mochila tiene capacidad limitada y algunos objetos pueden tener
maldiciones.
Además, adentro es posible encontrar unos huevos
que, al criarlos, salen criaturas que podemos llevar con nosotros para
ayudarnos en la aventura, al mejor estilo Pikachu
en Pokemon Yellow.
Realmente Moonlighter
tiene un montón de mecánicas y cuestiones para aprender, lo cual hace que
agarrarle la mano cueste un poquito al principio. Pero cada aspecto del juego
se explica de forma sencilla a partir de tutoriales, imágenes, emoticones y la
agenda de Will.
Este muchacho no tiene buenas intenciones...
Otras cosas las aprendés a la fuerza, muriendo y
probando nuevamente (al perder se pierde parte del botín que fuimos acumulando).
Las
limitaciones de Moonligther
Si bien disfruté muchísimo de este juego, que tiene
una campaña de unas 16-18 horas máximo (y luego habilita un New Game +), tiene algunos problemillas
importantes. La historia, por ejemplo, no es su fuerte. Es demasiado lineal, infantil
y básica. Sobre el final hay un giro narrativo que no llega a interesar.
Otro limitante para mí es que se vuelve bastante
evidente que algunas armas son mucho mejores por sobres las demás. En concreto
me refiero a la lanza y al arco. El arco y flecha es, sin lugar a dudas, el
mejor arma para colocar como secundaria. La lanza tiene la mejor combinación de
alcance, velocidad y potencia.
Con esas dos, no tenés necesidad de mejorar ninguna
otra, lo cual le quita bastante encanto y rejugabilidad al juego. Este tipo de
cosas no pasaban en Bastion,
que es un videojuego mucho más balanceado.
Lo mismo sucede con los monstruitos que podés criar
para que te sigan en las mazmorras. Los probé a casi todos y resultó que el “flying
golem” (uno que obtenés bastante rápido) es el mejor de todos… y por lejos.
No es mi intención criticarlo tanto porque
verdaderamente es una joyita. El estilo artístico que presenta es hermoso, la
mecánica de esquivar está muy piola, los escenarios son coloridos y el
soundtrack la rompe.
Por sobre todo, Moonlighter
es genuinamente entretenido. Mantener el negocio es desafiante, cada vez que
ingresás a una nueva mazmorra se habilitan inventivas mecánicas adicionales y
la curva de aprendizaje está muy lograda.
Es uno de esos videojuegos que podés agarrar 10
minutos para juntar algo de botín y venderlo… o meterle horas enteras para
avanzar hacia territorios desconocidos. Seguramente me vuelva a encontrar con
esta historia en un par de meses, cuando me decida a iniciar el modo New Game + que incorpora nuevas armas y
una dificultad superior.
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=>> Otros posts sobre el VIDEOJUEGOS en el blog: “Moralidad
y consecuencias en Undertale”; “El
misterio meta-narrativo de The Hex”; “Reseña
MiniDOOM2: ¡Así se hace una secuela!”; “Retro-review:
Bastion (2011)”; “To
the moon: una novela visual sobre la memoria”.
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