Hace unos días, durante el almuerzo, charlaba con
una amiga del laburo sobre todo tipo de cuestiones existenciales. Desde el solipsismo (“solamente
existo yo”) hasta la idea de que podríamos ser parte de una simulación (o de un
experimento alienígena) y ni siquiera nos enteraríamos porque no podemos
conocer la verdad. No
realmente. En el medio surgieron los terraplanistas y las aceitunas.
Aproveché ese tema (el de los terraplanistas.
Porque para las aceitunas ya tengo
otros relatos) para improvisar este texto. Como me suele pasar, mezclé un
poco de filosofía barata con algo de humor. Lo importante es que, mientras lo
escribía, me divertí mucho. Y espero que ustedes también lo hagan. Acá va.
Versión narrada por ACÁ.