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lunes, 13 de noviembre de 2023

“Memorias impuras”, una novela de Liliana Bodoc

 

El Virrey ha muerto. Mientras la ciudad de Álbora se prepara para el funeral, una revolución se gesta en silencio. Reseña de Memorias impuras, una fascinante novela doble de Liliana Bodoc que podríamos considerar “la Game of Thrones argentina”.




***

 

El caso Bodoc: un descubrimiento tardío

Conocí a Liliana Bodoc (como autora, claro) durante mi adolescencia. En la secundaria tuve una profesora de Literatura que nos hizo leer Los días del venado como tarea. Quedé tan encantado con la historia que terminé leyendo, por mí mismo, toda la trilogía de la Saga de los Confines.

Bodoc, que lamentablemente falleció en 2018, es un caso de estudio más que interesante. Ella comenzó a escribir de grande. De hecho, su primera novela la publica a los 40 años. Y, aun así, rápidamente se mostró como la revelación argentina en el género de la épica y la literatura fantástica.

La autora decía que Tolkien era muy machista y con una visión demasiado eurocéntrica. Por eso su literatura busca “latinoamericanizar” el género de fantasía épica y brindarle el protagonismo que se merecen a las mujeres y las minorías.

Sus libros la rompieron, ganando innumerable cantidad de premios y siendo traducidos a muchísimos idiomas. “Me gusta la idea de recuperar la dificultad de la lectura. Nos enseña como lectores y como personas”, solía decir ella en entrevistas.


 

Memorias impuras: dos libros en uno

Memorias impuras es, en realidad, dos libros en uno. Bodoc primero escribió “Los padres” (en 2007) y luego su secuela, “Los huérfanos” (2013). La edición que me pasó mi amigo Facundo es una de Alfaguara que junta las dos partes en un único libraco. Esto me pareció lo mejor, porque el final de “Los padres” te deja recontra manija para saber cómo continúa la historia.

Básicamente, en la segunda parte tenemos un salto temporal de unos 14 años, donde ahora el foco está puesto en los hijos huérfanos de los protagonistas del inicio: Mizquiel, Anas y… más tarde, un polémico Cuevas (en un giro interesantísimo). Pero evitaremos detalles en esta reseña…

El argumento se sitúa en un virreinato curiosamente similar al del Río de la Plata, una entidad político-territorial que estableció la Corona española en América del Sur como parte integrante del Imperio español, allá por 1776.

La cosa va más o menos así: luego de la muerte del virrey regente, su esposa Junia se ha quedado con el poder. Su primera orden es la de encerrar a Bérnaba, una hermosa mujer mestiza que ha sido la amante del Virrey por años. Ella está aprisionada (junto a sus dos hijos) en un calabozo donde cualquiera que lo desee puede acudir a pasar la noche con ella.

En el Virreynato de Álbora, controlado por la Metrópoli, sus habitantes viven todo tipo de injusticias. Si bien los hacendados tienen un buen pasar, los esclavos y trabajadores son explotados hasta la muerte. Al calor de la injusticia se va formando la Logia Bagual, un grupo de rebeldes que espera romper el círculo abusivo.

La historia de este pueblo es narrada por un cronista quien, años después y por pedido de su abuelo, revisa los hechos y los va revelando a su manera. Así, tenemos un relato dentro de un relato.


El mundo de Bodoc es uno donde coexisten tres razas: los crudos (blancos), los mitimaes (mestizos) y los cue cués (negros esclavos, lo peor de la escala social), todos anhelando algún tipo de independencia, amparados en una profecía relacionada, de alguna forma misteriosa, con Bérnaba.

 

Intriga política y misticismo

La novela tiene de todo: mucha intriga política, algo de magia (muy sutil), grandes personajes que cambian de bandos y giros inesperados en cada página. Amé a personajes como el odiable consejero Cayo Catarina u otros que terminás queriendo, como la alcahueta Cusi (que pronto se convirtió en una de mis heroínas favoritas).

Otra cosa que disfruté un montón de Memorias impuras es que las distancias y la falta de tecnología son parte fundamental de la trama, como ocurría hábilmente en las primeras y mejores temporadas de Game of Thrones. Hay situaciones muy copadas donde estas cuestiones se convierten en dispositivos narrativos para generar tensión y suspenso.

Un ejemplo concreto es una trampa que plantean los mitimaes al nuevo virrey en el segundo libro, un artilugio que sólo podría haber funcionando en un mundo como éste, donde la comunicación es muy difícil de establecer y la información tarda días en llegar de un lugar a otro.

En el texto hay un trabajo inmenso con el lenguaje. Realmente está deliciosamente escrito. También encontramos varios recursos narrativos magistrales y mucha poesía en prosa. De algún modo, todo funciona como una suerte de thriller histórico que toma los mejores elementos de magia, misticismo y política que tienen las más renombradas sagas de fantasía épica.

Otro aspecto atractivo de la obra es que, si bien es una novela muy larga, los capítulos en sí son cortitos (dos o tres hojas a lo sumo). Generalmente, cada episodio se centra en el punto de visto de uno u dos personajes, lo que permite tener claridad y una lectura más atomizada.


En comparación, los capítulos de la anterior novela que había reseñado para el blog (Kafka en la Orilla) eran de 20 minutos… como ver un capítulo de animé. Yo siempre prefiero episodios cortos, porque es más fácil encontrar huequitos para leer y todo avanza con más dinamismo.

 

La intensidad de Memorias impuras

Pese a la brevedad, los capítulos compactan muchísima información y son muy intensos. Hay que estar súper atento y prestar atención, porque cada episodio va expandiendo la historia e introduciendo cada vez más variables y revelaciones. 

Todos crean imágenes muy nítidas y, vale aclarar, no apuntan a un público particularmente juvenil. Ya desde las primeras páginas nos topamos con momentos de mucha crudeza, maltrato y sexo.

En lo personal, encontré muy original que la historia gire alrededor de un Virreinato, un elemento distinto y bien escaso dentro de la literatura fantástica. 

Las cuestiones temáticas que atraviesan el libro (poder, discriminación, sometimiento, revolución, etc.) pueden analizarse desde el Virreinato del Río de la Plata, o -¿por qué no?- cualquier otro.


Palabras finales

Con Memorias impuras, Liliana Bodoc nos transporta a un mundo increíblemente entramado. Sus personajes parecen reales de lo bien que están construidos. La obra es muy rica en metáforas y en imágenes simbólicas que nos sumergen en sueños.

¿Había espacio para una tercera parte? Supongo que nunca lo sabremos. El final es redondito y concluye satisfactoriamente cada arco argumental y de personaje. Sin embargo, también da espacio a continuar expandiendo este universo.

Escribir fantasía épica a partir de raíces latinoamericanas es todavía algo nuevo todavía. Y, en este terreno, Liliana Bodoc es la referente absoluta. Ésta es una de mis lectura favoritas de 2023.

 

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=>> Otras NOTAS SOBRE LITERATURA en el blog: “Los días del venado, una novela de Liliana Bodoc”;  Un planeta llamado Traición, la fantasía épica de Orson Scott Card”; “Murakami y un despiadado país de las maravillas”; “Mundo Disco (I): el Color de la Magia”; “La tragedia griega en Kafka en la Orilla”. <<==

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