Asghar
Farhadi probablemente sea el director y guionista iraní más famoso. En este
momento la cartelera está exhibiendo Todos
lo saben, su última producción (esta vez en terreno español) con Penélope
Cruz, Javier Bardem y Ricardo Darín.
Tiene numerosos premios alrededor del mundo, entre
los que se destacan dos Oscar a la mejor película extranjera por The Salesman (2016) y A Separation (2011), la película que
quiero explorar hoy.
***
Objetivos irreconciliables
Nader y Simin son un matrimonio iraní con una
hija adolescente. Simin, la madre, quiere abandonar Irán en busca de una vida
mejor. Es una cultura demasiado restrictiva para que su hija pueda crecer con
libertades y derechos. Sin embargo, Nader desea quedarse porque es más
conservador y además tiene que cuidar a su propio padre, quien sufre de
Alzheimer.
Debido a estos objetivos irreconciliables, ella le
pide el divorcio. El problema es que las leyes del país no le permiten a la
mujer separarse legalmente (o siquiera llevarse a su hija) sin el
consentimiento del padre. El tiempo apremia porque la visa de trabajo que a
Simin tanto le costó conseguir está por vencerse.
Este conflicto, en apariencia minimalista y
doméstico, va a provocar repercusiones fuertes cuando Nader no tenga más
remedio que contratar a Razieh, una
mujer humilde, para cuidar a su padre. Una negligencia por parte de ella
dispara el argumento (y misterio) principal de la película.
***
Antes de continuar me gustaría aclarar que pienso
colocar #spoilers en la nota.
Si no vieron Una
separación, les recomiendo que antes lo hagan y luego vuelvan acá. Es,
realmente, una historia excelente. Y no lo digo sólo yo. Se encuentra en el
puesto #9 en la lista de las “mejores películas del siglo XXI” (según
la BBC) y en el #110 de IMDb.com.
***
Una seguidilla de malas
decisiones
Lo fascinante de Una separación es que muestra muchas cosas al mismo tiempo. Tiene
al prohibitivo sistema político y cultural iraní como telón de fondo para
construir un drama de divorcios, tenencias, jueces y el Alzheimer. Pero es
también la tensión entre lo tradicional y lo moderno, una íntima inspección de
la ética humana y un misterio atractivo.
Este drama comenta sutilmente las diferencias
psicológicas y culturales de clases sociales confrontando a dos parejas que
provienen de mundos diferentes. Pero más allá de eso, es un rompecabezas armado
con mucho suspenso y giros argumentales característicos de la novela de
detectives. Una fusión muy rara que, curiosamente, funciona a la perfección.
El conflicto surge por una combinación de mala
suerte y malas decisiones. Debido a que Simin desea emigrar, su relación con
Nader entra en crisis. Ella se va del departamento, forzando a Nader a buscar
una cuidadora para su padre. Razieh
es de familia pobre y tradicionalista. Ella necesita el trabajo, pero nunca
confiesa estar embarazada.
Muy pronto se siente abrumada con el cuidado del
padre, quien sufre de incontinencia urinaria, una patología que Nader o
desconocía u omitió decir. Razieh incluso llama a una línea telefónica
religiosa para saber si limpiar a un viejo desnudo y todo meado sería un
pecado.
En un descuido, el anciano se escapa de la casa. Ella
corre a buscarlo y lo encuentra al otro lado de una carretera muy transitada.
Esta escena parece intrascendente, pero es la clave para resolver un enigma
cuidadosamente elaborado.
Al día siguiente, Nader y su hija adolescente (Termeh) regresan a casa más temprano de
lo normal, descubriendo al anciano inconsciente en el piso de su dormitorio y con
uno de sus brazos atado a la cama.
Cuando Razieh regresa, se niega a admitir adonde
fue o por qué ató al padre de Nader. La discusión va subiendo de temperatura,
especialmente porque Razieh exige que se le pague la jornada y Nader la acusa
de haberle robado dinero (de hecho, más tarde nos enteramos que lo había tomado
Simin).
Debido a que Razieh sigue insistiendo en recibir su
paga y alegando inocencia, Nader la expulsa del departamento. Entonces ella
supuestamente cae por la escalera (ni nosotros ni Nader lo vemos suceder). La
caída sufrida genera un aborto involuntario. Razieh perdió al bebé. Luego comienza
una investigación para determinar las verdaderas causas del aborto y la
responsabilidad de cada parte.
Ahora: ¿realmente Nader empujó a Razieh por la
escalera o ella resbaló por sí sola? ¿Por qué ella salió aquel día (dejando
atado al anciano… y casi matándolo en el proceso)? ¿Quién tiene la culpa del
embarazo perdido? ¿Ella, que nunca avisó del mismo, o él, que aparentemente la
empujó? ¿Fue realmente un empujón? ¿Sabía él sobre el embarazo? ¿Qué esconde
cada parte?
¿Podemos conocer la verdad?
Nietzsche diría que no, que no
hay hechos, sólo interpretaciones. La verdad no existe, es la mentira más
perfecta, es un ideal inalcanzable. Si hay una verdad significa que hay
respuesta última a todo.
La película trabaja con maestría esta temática.
Quizás la verdad no existe, pero la mentira definitivamente sí (por paradójico
que parezca). Y son esta acumulación de mentiras, falsas acusaciones y
dificultades para encontrar puntos medios las que van incrementando la tensión
entre las dos familias perjudicadas en el conflicto.
Un conflicto en el que, dicho sea de paso, queda
metida la hija adolescente de Nader y Simin, así como los profesores de su
escuela.
Los grises morales abundan en Una separación. Todos los personajes se van metiendo más en dilemas
morales que ponen en tela de juicio a sus creencias religiosas, obligaciones
familiares y leyes. Todos los personajes son llevados hasta su límite ético.
El director Farhadi comentó en una entrevista que,
mientras filmaba, le dijo a cada actor que su personaje estaba en lo cierto,
que su verdad era la verdad. Esto es porque todos actúan con honestidad
bajo su propio sistemas de creencias éticas y religiosas.
La película construye a sus personajes con tanto
cuidado y empatía que no es raro que cambiemos una y otra vez de posición a lo
largo de su desarrollo. Las sorpresas argumentales –y la unión de elementos que
en su momento parecían no tener importancia– terminan por llevarnos a entender
la forma de actuar de cada uno.
El final de “Una separación”
explicado
Sobre el final se revela que Nader sí sabía del
embarazo de la empleada, pero lo escondió. Termeh no tuvo otra opción que proteger
a su padre con una declaración falsa. De todas formas, resulta que la clave estaba
en aquella escena en la que Razieh fue a buscar al padre que se había escapado.
La película, hábilmente, nos retiene la información
pero deja pistas para que podamos descubrirla si tenemos la suficiente astucia.
Un auto atropelló a Razieh aquel
día, y el bebé se perdió debido a eso. Nader no es culpado por la muerte del
niño por nacer, aunque la separación con su esposa ya es inevitable.
El desenlace es bastante agridulce, quizás uno de
los más poderosos que vi en mi vida.
De nuevo en el tribunal de familia, Nader, Simin y Termeh
se encuentran vestidos de negro (lo que en la cultura persa significa que ocurrió
un fallecimiento en la familia… en este caso, el del abuelo con Alzheimer).
El juez le pide a la niña que decida si quiere
vivir con su madre o su padre. Ella, llorando, dice que ya tomó la decisión
pero pide a sus padres que esperen fuera de la sala. Los créditos empiezan a
pasar, la pareja espera la decisión en silencio. Ambos están físicamente
separados.
Como audiencia, nunca llegamos a saber qué decidió
la niña.
La decisión: ¿Nader o
Simin?
Entonces… ¿a qué padre elige Termeh? La película
nunca expresa si ella piensa emigrar con la madre o quedarse en Irán con su
padre. Tiene sentimientos encontrados por los dos debido a todo lo que sucedió.
Estamos ante lo que probablemente sea una de las
decisiones más traumáticas para un niño: tener que elegir entre sólo uno de sus
dos padres.
Si bien es un final abierto y ambiguo, es también
bastante perfecto. Inicialmente Una
separación nos lleva a creer que la madre (Simin) es la que está en falta, la que desea escaparse de la
familia y de las responsabilidades. Su pelo rojo, el cigarrillo y su actitud
moderna son elementos que la establecen como una mujer de pensamiento libre y
progresista, una que no dudaría en salir del barco antes de que se hunda.
Nader,
en cambio, es la epítome de la bondad y la decencia. Un hombre de valores tradicionales
que prefería morir con honor en batalla antes de salir corriendo.
Más tarde, la película nos va complejizando las
personalidades de ambos. Él no tiene tanto drama en mentir para salvar su
propio pellejo, y su esposa realmente sí se preocupa por su familia. Es
perfectamente natural: son humanos defectuosos. A medida que la historia
avanza, Termeh va sintiendo menos respeto por su padre y un poco más de cariño
(y entendimiento) por su madre.
Todos en la película tienen un poco de culpa en el
conflicto. De hecho, hay más de una separación en Una separación: además del distanciamiento de la pareja, hay una
separación madre-hija y una padre-hija. En el desenlace, ambos padre son,
básicamente, lobos peleándose desalmadamente por su carnada (Termeh). Ninguno está verdaderamente
preparado para comprometerse.
Entonces… ¿a qué padre elige Termeh? La respuesta,
en realidad, no es importante. No es lo importante. En esta separación,
la niña no perdió a un padre, sino a los dos…
Palabras finales
Una
separación califica dentro de las mejores películas que vi en mi vida. Un
acercamiento realista y muy humano a conflictos éticos y religiosos. Por sobre
todo, es una propuesta de misterio de una
complejidad temática que le pide al espectador de su participación activa. Un
ejemplo de buen cine fuera del circuito hollywoodense que recomiendo sin dudar.
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Gran análisis.
ResponderEliminarUna de las mejores películas de este siglo!
¡Gracias! Sin duda de las mejores.
Eliminar¡Upa! no tenía ni la menor noticia de esto. Creo que vengo un poco atrasado en cuanto a cine
ResponderEliminarSe me está haciendo difícil seguirte el tranco con las entradas. Sacás muchas y muy elaboradas... la respuesta siempre la tuvo el cine y en especial las películas de magia: gemelos o trillizos
Abrazo cráneo!
Che, pero esta peli tiene unos 7 añitos ya, eh.
Eliminar(Yo estoy atrasado en muchas otras cuestiones que aparecen en tu blog. Es imposible hacer todo).