Una misteriosa mujer conduce por las solitarias
noches de Escocia seduciendo a hombres y arrastrándolos hacia una oscuridad que
los desintegra. Esta es la premisa del sci-fi de terror Under the skin, la película que se convirtió, rápidamente, en una
de las favoritas del año 2013.
Under the
skin es extraña por donde se la mire.
Basada ligeramente en la novela
homónima de Michael Faber, le tomó
10 años al director Jonathan Glazer
terminarla y tuvo a varios reconocidos actores atados al proyecto, entre ellos
Brad Pitt.
Finalmente, el protagónico lo tomó Scarlett Johansson,
quien parece ser una especie de alienígena explorando a los hombres de nuestro
mundo (y, simultáneamente, explorándose a sí misma).
► En
esta nota vamos a analizar esta historia y, especialmente, la temática de lo
humano como algo que infecta, que absorbe progresivamente a todo lo que toca.
***
#SpoilerAlert – se revelan algunos detalles importantes de la
trama (aunque no el desenlace). La película está disponible en Netflix, así que
no tienen excusa para verla y después volverse para acá para entender qué
demonios vieron.
***
Son muchas las cosas que resultan llamativas en
esta película. Por ejemplo: el primer diálogo aparece recién en el minuto 13,
hay toneladas de referencias a grandes historias de ciencia ficción (por
ejemplo: la saga Terminator) y los muchos
desnudos de Scarlett Johansson (que no uso ningún doble) no generaron
polémica por su nivel artístico.
Sin embargo, la más llamativa de todas, en mi
opinión, es lo experimental a la hora de filmarla. Gran parte de los personajes
fueron interpretados por actores no profesionales (incluyendo al motociclista Jeremy McWilliams) y varias escenas son
conversaciones espontáneas que se filmaron con cámara oculta en la calle.
Aunque no pudo recuperar el presupuesto inicial de
13 millones, fue universalmente alabada por la crítica que no paró de elogiar
la tensa música de Mica Levi, la
intensa actuación de Johansson y la maravillosa dirección de Glazer.
El argumento involucra a la protagonista atrayendo hombres
hacia una casa con una negrura constante. Allí los sumerge en una especie de
líquido negro donde el interior de sus cuerpos se desvanece y queda sólo la
piel flotando. Ni siquiera en los momentos más claros de la cinta es posible
saber con precisión qué está pasando, y prácticamente nadie tiene un nombre
dentro de la narrativa (a excepción de la familia en la playa, los McClellands,
aunque hay que prestar atención a un sutil anuncio de radio para captarlo).
La protagonista tiene una falta total de emociones
y su único objetivo es seducir a los hombres hacia el extraño líquido negro.
Muchos vieron algo de feminismo en esta historia (y, de hecho, lo hay) pero me
parece que el director buscó hablar de la humanidad en general, sin hacer
distinción de sexos.
El giro
argumental más importante llega a mitad de la historia, cuando ella conoce a un
hombre con la cara desfigurada. El director se negaba a utilizar prótesis y
maquillaje, así que el equipo de producción contactó a la organización Changing Faces, quien ofreció al
actor Adam Pearson (un hombre con neurofibromatosis)
para el rol. La escena es una de las más desgarradoras y reveladoras de la
película, porque es el punto donde vemos el cambio en la alienígena.
Luego de esa experiencia (la mujer se arrepiente y
deja ir al hombre antes de atraerlo al vacío) comienza a verse en el espejo, a
observar a la gente en su vida cotidiana y a intentar comer un pedazo de torta
(que termina vomitando).
En esencia, el ente (sea una criatura mitológica o
un ser extraterrestre) ha sido contagiado por lo humano, un elemento que ha
sido utilizado muchísimas veces en la ficción. A veces se lo llamó el “Síndrome de Pinocho”: la idea de querer
experimentar la humanidad en todo su esplendor. La mujer intenta comer, tener
sexo y hacer otras cosas relacionadas con el ser humano. En ninguna de ellas
tiene éxito.
Esta temática de lo humano como algo contagioso
aparece de forma literal en películas como La Guerra de los Mundos (2005), donde la humanidad vence a los alienígenas
con agua (el elemento más esencial para la vida), y más usualmente de forma
simbólica en películas como Ex
Machina (una de las mejores del 2015).
En Inteligencia
Artificial (2001), el niño robot
David (Haley Joel Osment) sólo quiere ser normal y poder vivir igual que un
humano. El androide Sonny en Yo, Robot (2004) también muestra señales de haber
sido contagiado por el virus de lo humano. Por cierto, esta última película es
muy atractiva para analizar desde el punto de vista de las preguntas
perforantes (del
cual hablé en esta nota).
En algún punto, el robot Ultron (James Spader) de Avengers: Era de
Ultron (2015) –que también
protagoniza Scarlett Johansson– menciona que no tiene cuerdas ni ataduras
(comparable a la idea de Pinocho convirtiéndose de una marioneta a un niño de
verdad).
Es cierto que Under
the skin puede tornarse un poco pesada por su atmósfera intensa y opresiva
y la constante confusión argumental que presenta, pero es una obra maravillosa
desde lo técnico y funciona como un gran
homenaje a los grandes directores surrealistas.
El estilo y las referencias a Stanley Kubrick son bastante evidentes. La música y la atmósfera
son muy 2001: Odisea en el
espacio, y también lo son el ingenioso lenguaje no verbal que presenta y
los mensajes subliminales. En una ocasión hablé del simbolismo
oculto en Eyes Wide Shut, y creo que Under
the skin tiene mucho de eso también.
David Lynch
está muy presente, por la abundancia de escenas oníricas y surrealistas. El hombre
deformado parece ser una referencia hacia su película The Elephant Man (1980). Incluso ahí hay un desfigurado que
habla sobre la belleza interior del ser humano.
Por último, si bien no vi todas las películas de Lars Von Trier, algunos han reconocido
el estilo del director danés en la devastadora escena de la playa (que queda en
tu mente un largo rato) y en la escena final en el bosque.
==> Under the
skin es una fabulosa obra artística de ficción repleta de ambigüedades y extrañezas.
Te puede no gustar, o incluso aburrir, pero no te deja neutro bajo ningún punto
de vista. Es horriblemente hermosa y visualmente inquietante. Cautivadora y
aterradora en partes iguales. Y dentro de la temática de lo humano como algo
contagioso, es uno de los mejores ejemplos para analizar y debatir.
► OFF-TOPIC: “CIELOS LEJANOS DESDE LA
VENTANA”
Hace un tiempo reseñé “Cielos
lejanos desde la ventana” en mi fan-page. Se trata de una obra de danza
teatro dirigida por Natalia Martirena que se estrenó en junio en mi ciudad (Bahía Blanca). La traigo a colación porque, curiosamente, trabaja
la misma temática que Under the skin.
En el año 1977, el científico Carl Sagan y sus compañeros en la NASA enviaron un disco de oro junto
con el Voyager. Contenía saludos en más de 50 idiomas, música de jazz y
clásica, sonidos de ríos, de barcos, de guerra, fórmulas matemáticas, sonidos
de chimpancés, monos, elefantes, caballos, risas, llantos y un sinfín de cosas
más.
A partir de esa premisa, la bailarina, coreógrafa y
vicedirectora de la Escuela de Danza, Natalia Martirena imaginó qué habría
pasado si un grupo de exploradores alienígenas encontraran el disco e
intentaran descifrarlo. La pregunta que se pone en tela de juicio –y que sirve
de leitmotiv de toda la obra– es qué tan contagioso puede llegar a ser “lo
humano”.
Más tarde voy a subir la reseña de la obra al blog,
porque me quedó gustando y creo que vale la pena dejarla documentada en este
diario de vicios personales.
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para entender The Mirror, de Tarkovsky”; “The Sunset
Limited y el mito de Sísifo”; “Rope, la
controversia de Alfred Hitchcock”; “El viaje
el inconsciente en Naked Lunch”; “Dogville y
los defectos socialmente modelados”.
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Es una interesante premisa. Y que además actúe Scarlett le da un notable interés para verla. Algo experimental puede requerir una tan buena actriz. No es la primera vez que hace de un personaje que quiere experimentar lo humano. Ya lo hizo en La isla, donde era un clon, aislado como otros clones de ciertas experiencias, que empieza a experimentarlas con el otro protagonista, con cierta torpeza.
ResponderEliminarLa idea del extraterrestre que empieza descubrir algo que no tuvo en lo humano, ya sido planteado en la ciencia ficción. Tal vez insinuando que es el precio del avance, un precio tal vez demasiado caro.
Es curioso que está mujer fracase en aspectos humanos y que uno de esos aspectos sea aquel que finge ejercer para atraer víctimas.
Interesante premisa.
Saludos.
¡Me había olvidado de La Isla!
EliminarMuy buena reseña Lu... Al margen.. "lo deja ir ? " para mi el "sistema" alienigena no lo absorbe y lo devuelve.. y ahí ella recapitula.. bah.. digo.. Saludos !
ResponderEliminarIgual los motoqueros lo interceptan en la casa al deforme y lo hacen crema. Una lástima. Pero sí, buena peli, extraña, hipnótica.
Eliminarah.. muy buena peli.. me gusto !
ResponderEliminarLa tengo en mi top 10 de las pelis que amo. En su planteo es extraña y misteriosa como pocas. Por su belleza formal y ni hablar del soundtrack.
ResponderEliminarAlguien escribió por ahí que la escena onirica perturbadora podría ser la sensación que experimenta la alienígena al tener sexo. Vaya uno a saber.
Peliculón, ¿no?
EliminarEste año el director sacó una nueva peli (The Zone of Interest). Aún no la he podido encarar.
Gracias por pasarte.
¡Saludos!
Paso pero sabelo ,me quedaría a vivir ... estás iluminandome con tu blog
Eliminar¡Qué lindo saberlo! Para la próxima, dejá un nombre para matar el anonimato.
EliminarSaludos.