Desde
hace más de tres décadas, Mariano Cohn y Gastón Duprat han forjado una alianza
creativa en el terreno del cine y la TV. Juntos, desplegaron una combinación
única de ingenio, frescura conceptual y un sarcasmo penetrante. En esta nota,
reseña de “El artista” y un repaso por el cine de la dupla Cohn-Duprat.
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El cine de la dupla Cohn Duprat
Los geniales creadores del exitazo El encargado (que puede verse por Star+) y películas fascinantes como El hombre de al lado (2009), El ciudadano ilustre (2016) o Mi obra maestra (2018) han sabido salir del cine experimental para generar un sello propio que, a esta altura, ya es internacional.
El año pasado, con su serie Nada, lograron convencer al mismísimo Robert De Niro para unas breves, pero carismáticas, intervenciones con Luis Brandoni. Como serie, Nada realmente no me volvió loco… aunque escucharlo a De Niro explicar términos bien argentinos fue un placer.
Mariano Cohn y Gastón Duprat son dos tipos que no paran. Al día de hoy, tienen más de 50 formatos para la pantalla chica y unos 20 títulos, al menos como productores, para el cine.
Los personajes de esta dupla suelen ser todos muy “snobs” y brillantes, y ahí es donde muchos argentinos seguramente nos sentimos tocados. Es muy difícil no identificarse con el Oscar Martínez de El ciudadano ilustre o el perverso y maquiavélico Eliseo de Guillermo Francella en “El encargado” (inteligentemente traducida como “The one in charge”).
En su obra, Cohn y Duprat han sido muy astutos para leer la idiosincrasia argentina y concebir personalidades irritantes pero, extrañamente queribles, como ocurre con Rafael Spregelburd y Daniel Aráoz en El hombre de al lado.
De hecho, esto es algo así como un leit-motiv que atraviesa toda la obra de estos autores: enfrentar dos personalidades diametralmente opuestas (Daddy Brieva y Oscar Martinez, Francella y Brandoni, Francella y el puma Goity).
Gastón Duprat dijo en una entrevista: “Nuestra obra trata temas como la impostura de ciertas profesiones, la diferencia entre lo que algunas personas piensan que son y lo que son, y la distancia entre la verdadera ideología y la ideología política”. Nunca mejor explicado.
De
ellos lo que todavía me falta ver es Competencia oficial, de 2021. Y le
tengo muchas ganas a su última serie que se estrena pronto por Star+, Bellas
Artes.
Reseña de “El Artista”
Una de las producciones más viejitas y, si se quiere, experimentales, de la dupla Cohn-Duprat es El Artista (2008), que tuve la posibilidad de ver, por primera vez, en una hermosa función al aire libre el verano pasado, en mi ciudad Bahía Blanca.
La proyección se llevó a cabo en 2 Museos como parte de la actividad “Verano para armar” de enero 2024. Estuvo buenísimo porque podías llevarte tu mate (o comprarte unas birras artesanales ahí mismo) y elegir entre sillas o unas mantas en el piso. Nosotros llevamos unas empanaditas y nos hicimos la noche.
La historia sigue la vida de Jorge (Sergio Pángaro), un enfermero que trabaja en un geriátrico / hospital psiquiátrico (no queda muy claro si es una cosa o la otra. O ambas). Al hombre se le acaba de morir su vieja y su edificio tiene manchas de humedad por todos lados.
Su monótona vida se ve alterada cuando comienza a robarle los dibujos a un anciano del lugar (impresionante Alberto Laiseca en un rol en el que no dice ni una palabra).
Por cierto, una particularidad de esta obra es que prácticamente ninguno de los intérpretes son actores de profesión. Sergio Pángaro es músico y Alberto Laiseca fue escritor y narrador. Los personajes secundarios también son actores no-profesionales.
La cuestión es que Jorge pronto se convierte en un importante artista, introduciéndose en el mundo del arte contemporáneo sin entender realmente qué está pasando. Así, se ve transportado desde el frío entorno del geriátrico hasta las lujosas galerías de arte en Buenos Aires, donde comienza a codearse con ácidos críticos, exuberantes galeristas y fogosas admiradoras.
Por
supuesto, los problemas aparecen cuando resulta que esconder el secreto se
torna cada vez más complicado.
La dicotomía entre “arte” y “artista”
Además de tener de directores y guionistas a Mariano Cohn y Gastón Duprat, se sumó la pluma de Andrés Duprat, hermano de Gastón y actual director del Museo Nacional de Bellas Artes. Andrés, de hecho, también tiene un pequeño papel en la trama.
Uno de los mayores aciertos que tiene El Artista es que esas pinturas que se autoproclama el protagonista, Jorge, en realidad nunca son presentadas a quienes estamos viendo la película. Pensé que finalmente revelarían que son garabatos sin sentido, pero no. No muestran nada. Y está perfecto.
Acá entonces aparece un factor llamativo que estructura todo el desarrollo: la dialéctica entre arte y artista. Por un lado, el viejo Romano crea arte que no reconoce como tal. Él dibuja, en modo automático, como poseído. Lo hace desde el anonimato y postrado en una silla.
Es en realidad Jorge quien encuentra valor en esa obra y trata de sacarle provecho. ¿No es, entonces, Jorge, el verdadero artista? Podríamos hacer la similitud con un tipo que encuentra basura tirada -cosas que nadie quiere ni valora-, la levanta, la pone en un museo y luego se lleva el crédito por su atípica obra.
Lo que se logra en El Artista es que seamos capaces de sentir cierta admiración por la producción del viejo Romano sin siquiera haber visto sus creaciones. Un poco lo que ocurre en esta época de masificación mediática donde reproducimos todo lo que dice alguien más (de “mayor estatus” por su característica de crítico o influencer).
Muchas veces terminamos alabando a un escritor o director por la estima que le tienen otros o porque se han hecho una fama en el campo del arte. Me parece que esta discusión sobre los significantes vacíos en la percepción estética está súper interesante para acompañar el relato.
Dije
“interesante” y un poco me arrepentí. Porque “interesante” es una palabra
medio genérica que le digo a mis alumnos cuando no me interesa decirles nada,
cuando me los quiero sacar de encima.
Los ojos de quien la mira…
Hay quienes han encontrado en El Artista suficiente material como para explorarlo desde la sociología de Bordieu y desde la misma historia del arte (modernismo vs posmodernismo).
Y es que se ha dicho tanto, demasiado, en el intento de desentramar al arte. Hay libros, bibliotecas enteras. ¿Qué es arte y qué no lo es? ¿Cuál es el elemento que le confiere al artista ese carácter tan particular? Y es que, en el fondo, la cuestión es que la belleza está in the eye of the beholder… ¿no?
Es como se comenta en un momento de la película: “Duchamp decía que el arte no está en los cuadros ni lo hacen los pintores, el arte está en el que mira, o sea que está en vos”.
Todo este campo se explora inteligentemente en El Artista, al mismo tiempo que atraviesa ciertas convenciones con mucho humor. A ver, no es una película para morirte de risa. Esto no es Francella, no es Suar. (No es Listorti, por el Amor de Dios). Lo que quiero decir es que no es un drama.
Sin
embargo, sin ser una comedia plena, es imposible aceptar la premisa de la
historia sin, como mínimo, contemplar la posibilidad de que todo sea, en el
fondo, un gran chiste, una hermosa contradicción, una hábil parodia. Y otro
plus: El artista tiene una duración justa de 91 minutos. ¡Se pasa
volando!
Palabras finales
En verdad hay mucha riqueza narrativa invertida en este relato. No deja de ser una obrita chiquita, minimalista, aunque valiente en más de una forma. Tiene suficiente humor, climas y solvencia formal que termina siendo un oasis en el desierto de la creatividad cinéfila.
Lo que hizo la dupla Cohn-Duprat años más tarde fue mucho más profesional y nítido, más mainstream si se quiere, pero nunca dejaron de mantener este estilo sagaz y la agradable crítica al loco, loco mundo en el que vivimos.
El
Artista está disponible en CINE.AR y en Youtube, así que está
fácil encontrarla.
«Rimbaud decía que el arte en el fondo es una imbecilidad.»
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=>> Otros posts sobre CINE ARGENTINO en el blog: “Sí, hay buen cine argentino (pero hay que buscarlo)”; “El sueño de los héroes: una obra de Adolfo Bioy Casares”; “Las películas de Lucrecia Martel: intimidad y surrealismo”; “El sci-fi argentino en el cine”.
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Interesante análisis. La vi hace mucho tiempo, creo a los pocos meses de que salió, debería volver a verla y, por qué no, conseguir el libro de Laiseca también.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Deberíamos volver a hacer tantas cosas, José, pero el tiempo es vil y precario...
EliminarComo dice título de la película "cuando el futuro nos alcance" ya no podremos hacer nada.
EliminarSaludos,
J.