Si hablamos de películas sobre un
grupo de personas aisladas socialmente (que viene bien para los tiempos de
hoy), 12 Angry Men me viene
inmediatamente a la cabeza. Doce extraños, que forman parte de un jurado, deben
convencerse uno a otro para determinar si un chico que fue acusado de asesinar
a su padre es culpable de homicidio.
***
Una duda razonable
Inicio con un disclaimer: entre películas
para la televisión, adaptaciones al cine y obras de teatro, hay muchas
versiones de 12 Angry Men. En este
caso, me baso en la galardonada película de 1957, dirigida por Sidney Lumet y
protagonizada por el mítico Henry Fonda.
La obra presenta un drama judicial
con un enfoque único. En lugar de ver cómo se resuelve el juicio, el espectador
tiene la posibilidad de observar los eventos tras puertas cerradas, en la sala
de jurado. Algo que muchos años después haría también la olvidada Tribunal en Fuga (2003), con John Cusack
y Gene Hackman, aunque ésta lo hizo en formato de thriller.
«Sólo intento exponer una duda razonable»
Todo comienza por el final. Más
exactamente, con el final de un juicio. El jurado, compuesto por doce hombres
desconocidos entre sí, se reúne a deliberar el caso. Se hacen los votos
preliminares y el resultado es 11 a 1 a favor de un veredicto culpable.
Once miembros del jurado están
convencidos de que el chico latino es un asesino. Sólo el jurado #8 (Henry Fonda) tiene sus dudas y se
atreve a abrir el diálogo contra el resto.
Es absolutamente fascinante ver
cómo, poco a poco, el protagonista comienza a plantear conjeturas que van
agrietando la seguridad inicial del resto. El director logró plasmar un relato
intenso, y en tiempo real, que nunca aburre. Al contrario, el suspenso y la
tensión van en un aumento progresivo. No es fácil realizar una cinta basada
enteramente en diálogos que genere este efecto.
La importancia del diálogo en 12 Angry Men
En la película –hoy en el puesto #5
de IMDb.com– se respira un
evidente aire de teatralidad,
lógicamente porque fue adaptada de una obra de teatro de Reginald Rose.
Henry Fonda, simbólicamente vestido de blanco, es el responsable de plantear el
debate.
Expresa: «ningún jurado debería declarar a
un hombre culpable, a menos que esté seguro de su ello». Así, 12 Angry Men nos habla sobre la sociedad
misma.
Los personajes son todos números,
personas sin distinción, cada uno con la capacidad de emitir un juicio y
brindar razonamientos. El problema es que afloran sus complejos y prejuicios.
La película invita a reflexionar que la duda siempre está presente, y
revitaliza la importancia de obtener pruebas contundentes, de debatir
abiertamente, de tomarse el tiempo.
En el apuro por volver a nuestra
cotidianidad, muchas veces no nos damos un tiempo para masticar lo que se nos
presenta como verdad.
El cine como ejemplo
La película es constantemente utilizada
en talleres de negociación y escuelas para ilustrar la dinámica de equipo y las
técnicas de resolución de conflictos. A lo largo de la historia se puede
identificar cómo se generan argumentos y contra-argumentos, cómo va fluctuando
el liderazgo del grupo y la transformación que van viviendo los protagonistas.
En ese sentido, 12 Angry Men es genial para estudiar las
falacias lógicas y la mentalidad de grupo. Y el elenco es realmente
sobresaliente, cada actor presentando varias capas de profundidad y todo un
abanico de emociones dentro de un pequeño cuarto.
Se siente la disconformidad, se
comparte el entusiasmo y es inevitable tomar partido en la decisión. Son 90
minutos de tensión.
La cinta es también muy
interesante a nivel cinematográfico. Por ejemplo, al principio las cámaras
están posiciones todas por sobre el nivel de los ojos, y montadas con lentes de
gran angular, para dar una apariencia de gran distancia entre las personas (no
se conocen, se desconfían, quieren sacarse de encima la situación).
A medida que la historia progresa,
las cámaras van bajando al nivel ocular y brindando más primeros planos. Sobre
el final, casi todas las tomas son muy cercanas, ampliando el sentimiento de
claustrofobia.
Palabras finales
Si vas a ver una única película
vieja (y en blanco y negro) en tu vida, que sea ésta. Si bien ya ninguna de las
estrellas que filmaron 12 Angry Men
se encuentra con vida, sigue siendo una de las más emblemáticas de la historia
del cine. Sin bombas, ni persecuciones, pero con una cuota de suspenso
hábilmente dosificada, grandes diálogos y un guion sólido para saborear.
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en el blog: “The
Sunset Limited y el mito de Sísifo”; “Videodrome:
entre McLuhan y lo reprimido”; “Explicando
el final de El ladrón de bicicletas”; “Los
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– Machina es un mundo sin ciencia ficción”; “Story
of a film: an Oddisey, una película de Mark Cousins”.
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Excelente nota Lupa..
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