¡Primer post del año! Hoy quiero
reseñar una novela que me encantó (y recomiendo) del gran Stephen King. Lo primero que hay que aclarar es que “Joyland”, a
diferencia de su provocativa tapa de misterio y la difusión que se le hizo como
“la nueva novela de terror de King”, es más una historia coming-of-age con un trasfondo de enigma sobrenatural. Se ubica en 1973, durante una temporada de verano y
otoño de Devin jones, un estudiante
de 21 años que toma un trabajo temporal en el parque de diversiones “Joyland”
en un intento de olvidar a su primer amor que acaba de dejarlo.
Lo interesante de “Joyland” es
cómo va conectando varias situaciones que vive el protagonista: su relación con
sus nuevos amigos, sus tareas diarias en el lugar, cómo aprende a vivir solo y
manejar su propio presupuesto. También, ha medida que vemos cómo se convierte
en adulto, comienza a desentramar un asesinato no resuelto que, aparentemente,
ha dejado a la víctima rondando la Casa de los Horrores como un fantasma.
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En este link pueden descargar “Joyland” en versión PDF y en
español: http://goo.gl/ZZdTKA
NOTA: Aclaro que este post no contiene
spoilers, así que si no leyeron “Joyland”, igual pueden chequear
tranquilos el review.
Esta novela está más en tono con
el relato corto de Stephen King “The Body”
–convertido luego en la cinta “Cuenta
Conmigo” (1986)– que con su bibliografía de terror. Siempre pensé que King
es mucho más hábil para retratar la niñez y el duro paso por la adolescencia
que como “maestro del horror”. Lo mejor que he leído de él (“IT” y “Cazador de Sueños”, entre otras novelas) tiene un foco importante
en el pasaje hacia la adultez, y el autor lo trabaja con sutileza y soberbia.
Configurada en capítulos muy
breves, “Joyland” se lee con mucha
fluidez. Es una suerte de carta de amor hacia la infancia, hacia la nostalgia,
y trata las clásicas temáticas que fascinan a King: los años ´70, las
problemáticas adolescentes, los pequeños eventos sobrenaturales de la vida
cotidiana, el día a día en el barrio. El parque de diversiones, excelentemente
descripto, es mágico, un lugar único que vende “diversión”. El tipo de lugar al
que solíamos ir de chicos y deseamos siempre volver de adultos.
“Joyland” está muy atada a un lugar y a
un tiempo (principios de los años ´70) pero es, por sobre todo, una novela de
personaje. Es un gran acierto que esté narrada en primera persona por un Devin Jones mucho más viejo (y sabio).
El protagonista nos relata la experiencia increíble que vivió aquel verano y
nos va brindando pequeños destellos de su presente (y del presente de otros
personajes). Soy fan de esos juegos de idas y vueltas que hace Stephen King en la mayoría de sus
relatos.
Por sobre todo, Devin es muy
humano, real. Es el arquetipo de chico tímido, sencillo, común, con el que
mucho pueden identificarse. Todos hemos sentido la melancolía y la crueldad de
la primera gran ruptura que él siente.
“I'm not sure anybody ever gets completely over their first love,
and that still rankles. Part of me still wants to know what
was wrong with me. What I was lacking.”
(― Stephen King, Joyland)
(― Stephen King, Joyland)
Por otra parte, está acompañado de
una gran variedad de personajes secundarios maravillosos que enriquecen
muchísimo la historia: sus amigos Tom
(quien termina absolutamente perturbado por algunas cosas que le suceden) y Erin (con quien Devin experimenta una
mezcla de atracción y amistad), sus vecinos Annie y Mike (que juegan
un rol clave en la trama), la adivina Rozzie
Gold y su mal-llevado compañero de trabajo Eddie.
Claro que, como hablamos de
Stephen King, el elemento sobrenatural tiene que estar presente (aunque en este
caso es más parte del paisaje). El fantasma de una joven asesinada ronda la
Casa de los Horrores y Devin (muy) poco a poco va desenredando la verdad. Sin
embargo, la realidad es que esta trama se desarrolla de forma casi secundaria y
se vuelve perceptible solo a partir de la mitad del libro. La historia va por
otro lado. No es un relato sobre fantasmas y un whodunnit sobre quién es el verdadero asesino, sino sobre crecer y
“dejar ir”. El final es absolutamente perfecto y, tengo que confesarlo, me hizo
llorar.
Cuando lo terminé recuerdo que me
dije a mí mismo “Ojalá fuera más chico”.
“Ojalá tuviera 13 o 14 años otra vez”.
Es el tipo de libro que te inspira a querer volver a vivir los momentos de
diversión que tuvimos de chicos. La pluma de King siempre me pareció muy
potente porque es un narrador sobresaliente que sabe cómo llevar una historia
que combine varios elementos (horror, misterio, aventuras), pero que siempre
tenga un sentido de humanidad en el
fondo. Todo el argumento es muy emotivo sin llegar a querer forzar la
empatía del lector, sin querer ser pretensioso.
Enseña a apreciar un poco más esos
momentos especiales de nuestra vida porque, como dice:
“(…) some days are treasure. Not many, but I
think in almost every life there are a few.
That was one of mine, and when I'm blue -- when
life comes down on me and everything looks tawdry and cheap, the way Joyland
Avenue did on a rainy day -- I go back to it, if only to remind myself that
life isn't always a butcher's game.
Sometimes the prizes are real. Sometimes they
are precious.”
(― Stephen
King, Joyland)
Si Joyland fuera solo un popurrí de clichés (un parque de diversiones
encantado, una chica asesinada, un asesino entre los protagonistas) quizás el
libro sería una pérdida de tiempo. Pero es mucho más que eso. No creo que se
convierta en uno de los grandes libros de King, pero sí definitivamente en uno de mis favoritos.
Stephen King compactó varias
dimensiones en esta novela de lectura veloz que recomiendo completamente.
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=>> Otras notas sobre STEPHEN KING en el BLOG: “Mientras
escribo” (ensayo, 2000); “Un
análisis minucioso del libro de Jack Torrance”; “R.L
Stine: el Stephen King de los niños”; “IT
(Eso)” (novela, 1986) y “LISTA
TOP-FIVE: Una historia entre sueños”.
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