Siendo que mañana, 29 de mayo, vuelve Arrested
Development a Netflix con su temporada
5 (luego de la cuarta que se estrenó en 2013) me pareció un buen momento para
repasar esta producción que representa una de las grandes
series de mi vida.
***
Una familia
de inútiles
Si tuviera que nombrar las tres sitcoms que adoro y
más me han marcado, ni lo dudo. Son Seinfeld
(mi serie
favorita de todos los tiempos), Coupling
(su versión inglesa, claro) y Arrested
Development.
Algunas series comienzan y pronto eclipsan a
cualquier otro programa. El guión es más inteligente, el humor es más
divertido, la edición es magistral y la calidad actoral superior. Arrested Development fue todas esas
cosas para mí, al punto que volví a ver la serie completa repetidas veces.
En pocas palabras, trata sobre los Bluth, la
familia más egocéntrica del mundo tratando de convivir y superar la crisis que
se genera en su compañía constructora cuando George Bluth, padre de los cuatro hermanos protagonistas, es
encerrado por sus manejos turbios.
La serie se ríe de todo sin filtro, aunque lo hace
de forma sutil (no como Family Guy,
por ejemplo), y lo mejor es que se ríe de sí misma. Todos los personajes son
inútiles, horribles, amorales y odiosos… ¡pero de eso se trata!
Adelantada a
su tiempo
Creo que nunca hubo una comedia tan compleja como
ésta. Definitivamente estuvo adelantada a a su tiempo. Allá por el 2003, luego de tres temporadas alabadas
por la crítica, completando 53 episodios, la cadena Fox decidió cancelar la
serie.
A pesar de ganar premio tras premio, sus ratings
seguían bajando. Esto fue un problema para los creadores. El espectador común
prefería una sitcom más directa y sencilla (como Friends o Two and a Half Men)
que algo tan enredado. Querían reírse de cosas tontas, no tener que estar
prestando tanta atención para encontrar chistes ocultos.
Este fue uno de los motivos por los que amé Arrested Development. Requería de toda
tu atención, te invitaba a ser un espectador activo y despierto. Los episodios eran
22 minutos a full, compactando chistes, alusiones, chistes recurrentes,
parodias, one-liners y momentos geniales.
Muchas veces volví a ver un mismo capítulo para
poder captar todo el humor (hay cosas que sólo te llegan al volver a ver la
serie). Además era totalmente continuada. No podías agarrar un capítulo de
mitad de segunda temporada y entender todo lo que viene sucediendo. Desde la
primera escena se creaba un código con el espectador y surgían cuestiones
recurrentes que hacían que cada nuevo episodio sea aún mejor.
Las tramas siempre tenían un final inesperado
(bizarro y divertido) que tenía total lógica cuando lo pensabas. Cada tanto
aparecían grandes estrellas de cine haciendo roles chiquitos, y estrellas
“olvidadas” que tenían papeles estúpidos por un par de capítulos.
Eso sí, el humor se disfruta muchísimo más si saben
inglés (mucho eufenismo y juegos de palabras)
Los actores de
Arrested Development
Un poquito sobre los actores: Jason Bateman y Michael Cera
saltaron a la fama instantáneamente con la serie (y son muy buenos en sus roles)
pero no eran el alma de la historia.
Si bien todos estaban muy bien, mis preferidos
siempre fueron Will Arnett (GOB) y David Cross (Tobias Funke). Lejos, los dos que
más me hacían reír; tenían una química especial entre ellos y para con el
resto.
Disponible
en Netflix
En resumen: esta es una serie excelente, de las
mejores que he visto, y que está disponible en Netflix. El final, hasta su tercera
temporada, cierra perfecto y no queda para nada inconcluso, a pesar de que la
terminaron por cancelar.
Sin embargo, casi una década desde la finalización
prematura del show, en 2013 Netflix confirmó que sacaría una cuarta temporada
de unos 15 episodios más. Fue una de las primeras producciones originales del
gigante del streaming y una noticia que, en su momento, me emocionó muchísimo.
¿Qué tal fue esta cuarta temporada? Y… digamos que
las críticas (y los sentimientos) fueron mixtos y hasta controversiales.
***
Arrested Development:
análisis temporada 4
Hoy en día, los revivals de series viejas son
muchísimo más frecuentes. Twin
Peaks Tercera Temporada, X-Files,
Prison Break, Gilmore Girls, etc. Pero hace 5 años esta práctica no era tan
común.
Lo que le pasó Arrested
Development no había pasado (casi) nunca en la historia de la TV. Se
canceló forzosamente en su tercera temporada, a pesar de tener un buen número
de fans… y revivió milagrosamente 7 años después.
Durante este periodo, cosechó fans que la elevaron a
la categoría de “serie de culto”. En lo personal, como ya dije, creo que es
excelente, sin desperdicios, inteligente, infinitivamente creativa. Ahora: ¿la
cuarta temporada –este resurgimiento del ave fénix– está a la altura de su
registro histórico? Esto era lo que todos nos preguntábamos antes del
relanzamiento de la mano de Netflix.
Hay muchísimo para comentar (y aclaro…#SpoilerAlert)
pero voy a tratar de ir a los puntos más importantes sin revelar los grandes
giros argumentales de la historia.
La temporada 4 es extremadamente ambiciosa (la
serie siempre lo fue) y trae a todos nuestros personajes favoritos en 15
capítulos que relatan un gran evento desde distintas perspectivas. Adaptarse a
este efecto
Rashomon cuesta un poco, pero el pay-off es más que satisfactorio. La forma
muy particular con la que se relata esta temporada es única, original, y genera
un valor de “revisión” gracias a que recién entendemos cosas de la primera
mitad de episodios en la segunda mitad.
Así, esta temporada 4 se estructura como un juego
de cajas chinas, donde cada capítulo encaja dentro del otro. Estas muñecas
rusas, esta latente intertextualidad, es el eje central.
Sí, la serie es MUY diferente… pero esto no es
necesariamente malo. Debía renovarse, arriesgarse a algo distinto. En su
momento no compartí la idea de mandar todos los capítulos juntos al aire (yo
elegí verlos muy de a poco, por ejemplo) aunque entiendo que ante esta nueva
edición “por internet”, era necesario concebir un nuevo formato.
Recordemos que, allá por 2003, Netflix recién nacía
con su revolucionario modelo de streaming donde todo el contenido de la
temporada se volcaba de sopetón.
“Nuevos
contenidos van de la mano con una nueva forma”, o por lo menos así debería
ser. Celebro que a partir de esto se pueden explorar nuevas temáticas y tener
niveles de profundidad distintos. Inclusive, el modelo de la cuarta temporada
fue un modo ingenioso de resolver el problema de que los actores tenían
dificultades para coordinar estar en el mismo lugar al mismo tiempo.
En varios lugares leí descontentos respecto a la
serie porque no se engancharon con el “estilo de la historia” y la abandonaron
en el quinto o sexto episodio. ¡Grave error! Es como salir de una película a la
mitad. Los episodios de la temporada 4 están indisolublemente unidos… y hay
giros realmente increíbles –y muy bizarros– (estoy pensando en la historia de Maeby, el Fakeblock, Tony Wonder… entre
otros grandes revelaciones).
En cuanto al humor… aunque perdió algo de sutileza creo que se
mantuvo bastante fiel. Viendo episodios por segunda vez (vi la temporada 4 dos
veces) capté chistes que había perdido en el camino. Conocer cómo sucedieron realmente
ciertos eventos incrementa el nivel de humor.
Esto era lo que los fanáticos esperábamos, y lo
pudimos encontrar: aunque hay que escarbar todavía un poco más esta vez. La
tensión se va acumulando hasta el último episodio, y la trama en general se va
puliendo conforme se llega al final.
Aun así, el final tipo cliffhanger es discutible. A su vez, admito que hay un toque
dramático que no terminó de convencer. Entre los personajes nuevos, un gran
problema fue Isla Fischer (Rebel Alley) que tiene un rol clave en la historia que
nunca genera las consecuencias buscadas. Pero hay que tener paciencia, porque
el creador Mitchell Hurwitz admitió
que esta es la primera parte de la historia que quiere contar (sobre el final
esto resulta ser más que obvio).
La temporada 4 me dio una especie de tristeza y
nostalgia. Es como encontrarse con un amigo que no ves hace 7 años. ¿De qué
hablar? ¿Cómo comenzar a recuperar el vínculo? Hay historias de relleno y poco
interesantes (las de Lindsay y George Sr., especialmente) y hay muchos momentos
que, sinceramente, no funcionan.
En situaciones particulares me decepcionó (hay
capítulos muy mediocres) pero en el “todo” está más que bien. Al final del día,
cada episodio contribuye satisfactoriamente al final, especialmente los que
tienen a Buster, Tobias y Gob Bluth como protagonistas.
También hay ideas muy divertidas: el Fakeblock,
“Cinco de Cuatro”, la pared para los mexicanos. El guión, cuando uno lo piensa,
es EXCELENTE. Perfectamente consolidado al detalle y enfocándose en lo que cada
personaje hizo luego del final de la tercera temporada (que cerraba genial, en
mi opinión).
La verdad es que, al final del día, disfruté
muchísimo de la temporada. Mantiene la esencia de la serie y se conserva como
una de las más intelectuales y sólidas. Continúa basando su comedia en dobles
intenciones, tramas intrincadas, chistes terriblemente desubicados (aunque
sutiles), flashbacks, juegos de palabras y callbacks.
La temporada 4 no fue perfecta, el ritmo no fue
siempre correcto… pero Arrested
Development siguió logrando lo impensable: ir más allá de las fronteras de
una sitcom común y corriente. Por eso siempre seguirá siendo legendaria.
Vamos
a ver qué pasa con la temporada 5.
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