Cada vez con más frecuencia vengo sintiendo que los
héroes de la ficción son poco interesantes. Pareciera que son creados específicamente
para una audiencia que necesita conectarse con algún falso ideal de moralidad.
Esto hace que los héroes protagonistas terminen siendo bastante superficiales y
vacíos. Predecibles, incluso.
Por suerte, cada tanto aparece uno que hace que me
cuestione todo lo que creo entender sobre lo que significa ser un héroe (no necesariamente
un “súper” héroe, tema de debate para otro día).
¿Cuál es la línea que distingue a un héroe típico y
estándar de uno más “imperfecto” y, por lo tanto, más creíble? Porque, al final
del día, son estos personajes menos perfectos los que se quedan más en nuestra
mente, al no funcionar únicamente como una fantasía utópica de moral
intachable.
En otras palabras: ¿qué hace en un héroe se sienta “real”?
***
La definición
de un héroe
Para poder responder a ello, vale la pena primero
ponernos un poco técnicos y definir qué entendemos por el término “héroe” (al
menos, que entiendo yo).
Para los propósitos de esta nota, digamos que un
héroe es un lente a través del cual experimentamos una historia (y la fuerza
motivacional de la misma).
Además de querer proteger al mundo y a sus personas
por encima de su egoísmo e individualismo, tiene que ser alguien excepcional (Harry Potter es un mago, Neo es el elegido) o en busca de un
objetivo excepcional (Frodo es un
hobbit común y corriente, pero es el encargado de llevar el anillo hasta el
Monte del Destino).
Esa última característica es la que separa a un
protagonista de un héroe-protagonista. Nina
Sayers, en El cisne negro, es una
protagonista, mientras que La Novia
de Kill Bill tiene más los rasgos de
una heroína (si bien lejos del sentido tradicional).
Los cuatro
tipos de héroes
Con esta definición en mente, podemos comenzar a
pensar en los tipos de héroes que aparecen en las obras de ficción. Una forma
sencilla de hacerlo es crear dos categorías extremas, que luego formarán una
grilla 2x2. En una primera escala tenemos “identificable vs. poderoso” y en la
otra “virtuoso vs. amoral”.
El héroe identificable es aquel que
prácticamente no tiene poderes especiales y es bastante parecido a cada uno de
nosotros. Una persona regular, corriente. Sus habilidades se acercan a las que
puede tener cualquier ser humano. Me viene a la mente, una vez más, Frodo Bolsón (de El Señor de los Anillos), o Shinji Ikari, de Evangelion,
y el protagonista de mi segunda novela, El
Alma Dividida.
Del otro lado, y opuesto al héroe identificable,
está el héroe poderoso. One-Punch Man, Superman, Goku, Dr. Manhatttan (de Watchmen). Son héroes que nos remontan a los
mitos griegos, seres supremos que funcionan como ejército de una sola persona,
con habilidades capaces de alterar drásticamente al mundo que los rodea.
Pero en este punto hay que hacer una aclaración
importante. Un héroe es tan poderoso como su contexto lo permite. Dentro de su
universo, Gregory House y Sherlock Holmes son todopoderosos
porque su nivel de inteligencia y conocimientos técnicos les permiten estar por
encima del resto para resolver los misterios más imposibles.
Ahora: si pusiéramos a Sherlock en Namek para enfrentarse
a Freezer, no duraría ni un minuto.
En el universo de Dragon Ball Z,
Sherlock Holmes no es más que un civil más, sin ninguna habilidad especial que
le asegure su supervivencia o superioridad.
Lo mismo pasa al revés. ¿Se imaginan a Goku insertado en un capítulo de Dr. House? Por más que sea capaz de
elevar su ki para levantar piedras, volar y disparar rayos, no serviría para
analizar síntomas, descubrir enfermedades extrañas y, al final del día, salvar
una vida.
A eso me refiero con ser poderoso dentro del
contexto del universo que nos están mostrando. Si Superman viviera rodeado de otros superhombres con sus mismos recursos,
no sería un héroe poderoso. Pero, en la Tierra, es un Dios entre hombres.
Vamos con la otra escala, “virtuoso vs. amoral”.
El virtuoso es un héroe con la fibra moral
más pura, son optimistas, perseguidores de la justicia y la paz: Superman, Capitán América, Deku de
My Hero Academia.
Del otro lado tenemos a los héroes considerados amorales.
Son justicieros y vengadores que puentean la cuestión moral cuando se interpone
en sus objetivos. Uno de los ejemplos más clásicos es el Punisher, Frank Castle.
Entiendo que estos rasgos no son mutuamente
excluyentes entre sí. Se puede ser todopoderoso y, aun así, identificable. Ser
o no ser moral tampoco es lo contrario de ser virtuoso. Lo que quiero decir es
que, a gran escala, podemos distinguir que un ser con infinitos poderosos no
nos va a llegar del mismo modo que alguien ordinario como nosotros.
La grilla de
héroes
Con esas cuatro características heroicas en mente,
al combinarlas aparece todo el espectro de superhéroes que las ficción nos ha
brindado a lo largo del tiempo. Goku
y Superman son virtuosos y poderosos,
mientras que Dr. Manhattan es tan
poderoso como amoral.
Deku se
encuentra en la esquina entre virtuoso e identificable y, como tenía que ser, Batman ocupa el lugar central, siendo
un equilibrio entre la fortaleza y la moral.
Fíjense qué interesante resulta esta grilla con
sólo algunos pocos ejemplos. Se vuelve evidente que el arquetipo de héroe es el
estilo “Superman”, correspondiente al cuadrante superior derecho que es el de
mayor concentración.
Gran parte de los héroes de nuestra ficción son muy
similares, ya sea en películas de superhéroes, videojuegos, shonen japoneses o comics
americanos (Marvel, DC, etc). Poderosos. Virtuosos. Semi-dioses. Comienza a
aburrir un poco.
El motivo de esta concentración tiene mucho que ver
con lo que teorizó Joseph
Campbell en su obra El héroe de las
mil caras (1949), un atemporal
clásico que expone el sendero del héroe, un patrón narrativo que se ha
encontrado en las historias y leyendas populares, y que luego evolucionó hacia
la narrativa de ficción que conocemos hoy.
Para Campbell, el héroe suele atravesar aventuras muy
parecidas en prácticamente todas las culturas, desde la antigua Grecia hasta
las leyendas indígenas de América. La tríada argumental es: Separación, iniciación y retorno,
cada parte con su buena cantidad de subfases.
Las más grandes historias de la ficción
contemporánea han hecho uso de este camino narrativo que se ha convertido en un
modelo a seguir. Star Wars, Matrix, El Señor de los Anillos, El
Mago de Oz, el Universo Cinematográfico de Marvel y todas las películas de
Disney siguen esta receta argumental.
Claro que el libro de Campbell nunca quiso ser una
guía narrativa. No fue más que una observación de ciertos patrones que se iban
repitiendo en cada mito y leyendo de la antigüedad: Hércules, Odiseo, Edipo, etc.
La necesidad
de nuevos héroes
Hoy el universo de ficción está necesitando la
llegada de nuevos héroes que se alejen de aquel paradigma clásico. Si volvemos
a la gráfica, el cuadrante inferior izquierdo está, en esencia, vacío. Son muy
pocos los héroes que podamos sentir tan mundanos y amorales como nosotros
mismos.
Son pocos los héroes que sienten tan reales como el
verdulero o el vecino, alejados del modelo de fantasía donde el héroe es
siempre una buena persona haciendo buenas cosas porque es bueno. La vida, lo
sabemos, es mucho más compleja. Y nosotros –espectadores y lectores cada vez
más activos y exigentes– queremos que la ficción sea, también, mucho más compuesta.
Por eso cuando llegan los mal llamados “antihéroes”
revolucionan tanto al mundo. Light
de Death Note con el animé, Deadpool en el séptimo arte, Walter White en la televisión, con esa
obra enorme que es Breaking
Bad.
Son personajes liberados de las ataduras del héroe
tradicional. Incluso en menor medida, Deku
(de My Hero Academia) y Shinji en Evangelion son muchísimo más identificables, porque son débiles,
frágiles y, en definitiva, más humanos. Son este tipo de protagonistas los que
elevan una serie hacia otro nivel.
Ellos –como vos y como yo– no pueden resolver sus
problemas con fuerza y habilidades dignas de un Dios. Sufren, los asedian cosas
que no pueden controlar y tienen una capacidad muy limitada para afectar al
mundo que los rodea (haciendo que, cuando realmente modifican al mundo gracias
a su poder de voluntad y esfuerzo, sea mucho más significativo).
El problema
de la imperfección
También queremos a un héroe que tenga fallas y
debilidades. Pero esta cuestión ya es más enredada de lograr. Primero porque
hay una falsa creencia de que un héroe imperfecto puede ser más identificable.
Esto no es necesariamente cierto.
Volvamos a Superman,
que siempre termina siendo el héroe modelo para golpear. ¿Cuál diríamos que es
su gran debilidad? La kriptonita, claro, que lo deja sin poderes. Pero esa “falla”
no es de su personaje, sino más bien un plot
device, una herramienta argumental para darle algún desafío y riesgo a un
personaje técnicamente invulnerable.
Superman no cambia su personalidad debido a la
presencia de kriptonita. (Ok, esto técnicamente no es correcto. Algunos tipos
de kriptonita sí cambian su personaldiad. La roja, por ejemplo lo deja sin
inhibiciones.)
Digamos que la kriptonita no cambia en Superman su
forma de ver y entender al mundo, no altera si termómetro moral. A los ojos de
cualquier lector promedio, sigue siendo un ser perfecto al que cualquiera
querría aspirar.
Ahora comparemos a Superman con la versión
alternativa creada por el genio de Alan
Moore. En Watchmen, Dr. Manhattan
era antes Jon Osterman, un científico simple que –luego de un accidente
molecular– se convierte en un inmortal y omnipotente superhéroe sin ningún tipo
de fallas aparente.
Su debilidad, sin embargo, es cómo los poderes le
cambiaron su forma de ver al mundo. Sus ojos pueden detectar a los átomos
vibrando. Experimenta presente, pasado y futuro al mismo tiempo. Conoce todos
los misterios de la ciencia y el universo.
Como resultado, Dr. Manhattan se vuelve, progresivamente, menos humano. Llega un
punto en el que ya no le es posible conectarse con los deseos y anhelos del
hombre, y toda la vida terrestre deja de importarle porque es, lisa y
llanamente, minúscula en escala.
“We're all puppets, Laurie. I'm
just a puppet who can see the strings.”
― Alan Moore, Watchmen.
Esto le brinda al personaje una perspectiva
diferente. Un superhéroe con un concepto del bien y el mal completamente
diferente a lo que se había visto antes.
Palabras
finales
En los últimos años, mi tendencia ha sido la de
engancharme con héroes más complejos que se alejan del estereotipo del mito
griego. Cuanto más distanciados del muerto de Superman, mejor.
Por eso sigo recomendado Watchmen siempre (¡y atentos a Doomsday Clock, que
viene muy bien!). Tampoco me canso de recomendar el animé My Hero Academia, que es relativamente nuevo pero que ya demostró,
con sus dos temporadas, que es algo fresco y diferente.
Y, especialmente, sigo disfrutando muchísimo de Batman en los comics, el único
superhéroe que encuentro perfectamente equilibrado entre los cuatro rasgos característicos
que reflejan la moralidad y fortaleza. La corrida actual en DC Rebirth es muy disfrutable, al igual
que lo fue su época de New 52.
***
► Una última aclaración:
esta nota intenta ser un acercamiento general hacia los tipos de héroes y no
tiene que ser interpretada como algo universal y herméticamente sellado.
Ciertamente, Superman ha ido cambiando muchísimo a
lo largo de los años. Quizás el Clark Kent de la época dorada encaja bien en
esta grilla, pero el personaje fue evolucionando y volviéndose más
complejo=humano con el tiempo. (ver “¿Qué
la pasó al hombre del mañana?” para un ejemplo concreto).
Del mismo modo, en Dragon Ball Z Goku es más amoral de lo que aparenta al principio. Esto
es especialmente cierto en el manga y el animé original japonés (mucho de ese
aspecto de su personalidad se perdió con el doblaje latino).
A Goku le
importa poco la pérdida de vidas humanos o de
universos completos si tiene la posibilidad de luchar con alguien más fuerte
que él (algo que quedó bastante evidente en los últimos episodios de Dragon
Ball Super).
"¿Todos los universos que pierdan van a desaparecer por completo?
¡Joya! Mientras pueda pelear con Jiren, dale nomás..."
¡Hasta el próximo post!
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tres tipos de ciencia ficción (según Asimov)”; “El
laberinto como tema en la literatura”; “El
misterio en la literatura: simbología y ocultismo”; “Explorando
el primer tomo de Batman (1940)”; “Watchmen:
la deconstrucción de los superhéroes”; “Tirando
la moneda (en la ficción)”.
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Muy interesante.
ResponderEliminarComo detalle cómico, Goku le teme a las inyecciones, así que huiría espantado de Dr. House y buscaría una pelea con Freezer.
Es curioso que Sherlock Holmes podría ser un antecedente de Batman, por su habilidad deductiva. Incluso Batman ha usado una tercer personalidad para infiltrarse, como Holmes. El detective no es de los heroes impolutos, siendo sus metodos a veces criticados por Watson, como en Un escándalo en Bohemia.
Batman es el heroe a quien piden ayuda heroes más poderosos.
Y la clasificación se vuelve compleja cuando lo de poderoso depende de un elemnto externo, como el Anillo de Poder de Green Lantern. Curiosamente, Batman ha usado anillos de Espectro Emocional.
Otro detalle curioso, en los inicios era más amoral, no respetaba la vida de los criminales. Ese detalle de amenazarlos sin matarlos era propio de la primera etapa de Superman, que era menos poderoso.
Algunas ficciones proponen cierta dificultad en elegir lo moral. Holmes ha elegido no revelar al autor de un asesinato, por encontrar alguna justificación, como defender a una mujer de su esposo.
Y también está el tema de los personajes que se alejan de la humanidad, para seguir a unos principios dificiles de entender, es el caso de los Guarianes del Universo, creadores del Green Lanter Corps.
Interesante entrada.
Demiurgo, mucha información copada tiraste.
EliminarTenés mucha razón en todo, y especialmente en el hecho de que los superhéroes han ido cambiando muchísimo a lo largo del tiempo. Como decís vos, Batman al principio mataba a los criminales (lo hace en el primer número, de hecho) y Superman no era tan poderoso. De hecho, Superman no volaba en los primeros tomos, sólo saltaba muy alto (algo así como John Carter en aquella novela de Burroughs).
Me hiciste reír con lo de Goku. Fue una analogía muy creativa. ¡Me había olvidado que le tiene miedo a las inyecciones!
Un saludo grande.
Hoy en día me quedo con la revolución de los antihéroes. O de los héroes al estilo personajes de Soriano, o el Pereira de Tabucchi o incluyo el que estoy leyendo hoy, el Wallander de Mankell. Todos detectives con sobrepeso, con problemas de alcohol u otros vicios, quilombos familiares, etc... pero que en algún momento se la juegan
ResponderEliminarAguante Walter White
Abrazo!
La nunca bien valorada "novela policial negra". Tenga algún cuentito escrito con ese tipo de detectives. Y he leído también algo de Raymond Chandler.
EliminarDesde The New 52 (2011), Batman se viene convirtiendo en un detective un poco más cerca de Philip Marlowe que nunca.
¡Saludos!