No pienso retractarme de la nota sobre Dragon Ball Super que escribí en el
2015 (5
motivos por los que Dragon Ball Super apesta).
En aquella época, la esperada continuación de los
eventos de Dragon Ball Z estaba mal
animada, repetía las mismas historias de las dos películas (La Batalla de los Dioses y La Resurrección de Freezer) e insultaba
a los fans con relleno estúpido, personajes actuando muy lejos de sus
contraparte en Z y.. ¿dije que estaba realmente muy mal animada?
Sin embargo, contra todo pronóstico ahora está
acercándose a su tercero año en emisión (casi cien capítulos).
Lo que es
todavía más llamativo es que es una de las series de animé más populares y su más
explosivo arco argumental (la Saga
de la Supervivencia Universal) está por arrancar con todo.
Es el primer animé que veo los fines de semana
cuando se estrenan los cuatro que estoy siguiendo en la actualidad.
Dragon Ball
Super me genera tanto odio como amor. Pero cuando genera amor, genera mucho
amor. El último episodio fue uno de los buenos: nos reunió nuevamente con
Freezer, el Freezer villano que todos conocíamos (no el que habían masacrado
con su resurrección) y brindo muchos encuentros memorables (Roshi y Karim,
Piccolo y Androide N° 17, Freezer y Goku, etc).
***
Estos son los motivos por los que creo que Dragon Ball Super no sólo ya no apesta
(tanto), sino que además es bastante genial. Por cierto: #Spoilers.
***
Los arcos
argumentales hasta ahora
La comunidad en general está de acuerdo en que Dragon Ball Super comenzó a levantar (y
mucho) cuando llegó el primer arco argumental completamente nuevo: El
torneo del Universo 6.
Esto significa, en esencia, que puede comenzar a
verse Dragon Ball Super desde el
capítulo 28 (habiendo visto antes las dos películas predecesoras) y no te
perdés de nada. Es más, hasta yo recomiendo hacerlo para no decepcionarse en
demasía.
“El torneo del Universo 6” (19 episodios) tuvo sus
momentos olvidables (hay que acostumbrarse a desenchufar completamente el
cerebro con esta serie, o las desilusiones van a ser grandes) pero también
brindó muy buenas peleas.
El climax de Goku
contra Hit fue cuando, por primera
vez, sentí que estaba reviviendo Dragon Ball Z en sus mejores momentos.
Además, Vegeta recuperó su estado de personaje cool,
conocimos el multiverso, a otros dioses (¡el debut de Zen-Oh!) y a algunos personajes con habilidades interesantes.
Luego llegó la Saga
de Black Goku, lo mejor que le pasó a Super
hasta ahora.
Son 30 capítulos bien animados y, en general, muy
satisfactorios. El regreso de Trunks del
futuro, un misterio atractivo, nuevas transformaciones y peleas muy
copadas: Vegito Vs. Zamasu, la pelea cooperativa de Goku y Trunks contra
Zamasu, etc.
Post-Black Goku llegaron mini arcos y rellenos de
todo tipo. Algunos son muy divertidos, otros son obras maestras de la comedia
(¡el episodio de Baseball está al nivel del mítico capítulo donde Goku y
Piccolo aprenden a manejar!) y unos tantos para el olvido.
El nuevo y venidero arco argumental, un torneo
masivo donde 120 luchadores van a competir en una misma arena para asegurar la
supervivencia de su universo, está por dar comienzo. ¿Qué mejor momento para
hablar de lo que hace que Dragon Ball
Super sea (ahora) una gran serie?
***
Captura el
espíritu del Dragon Ball original
Para aquellos que crecimos con Dragon Ball Z, el animé original que muestra la juventud de Goku
está medio perdido en la memoria. Lo vi todo por Magic Kids, pero no está cerca
de la cantidad de veces monstruosas que vi DBZ.
Una de las cosas que Dragon Ball Super hace muy bien es recuperar ese espíritu
aventurero que tenía la original. Más allá del fanservice nostálgico (ya
hablaremos de eso luego) acá nos brinda pequeñas aventuras que expanden el
universo de la serie, mostrándonos más el día a día de cada personaje y sus
conflictos.
Los episodios que le devuelven el status a Gohan o a Krillin son maravillosos. También lo son el encuentro entre Trunks del futuro y Gohan o los
episodios enfocados en Piccolo y Vegeta. Si bien no todos estos rellenos
son buenos, las peleas han tomado un lugar más secundario, y la fantasía y el
humor subieron a la cabeza.
Sin ir más lejos, en Super volvieron también los torneos.
En el Dragon
Ball original tenías un torneo zarpado luego de cada gran arco argumental,
y eran excelentes. Los Tenkaichi Budōkai
Tournaments generaban peleas entre compañeros, nuevos enemigos y diversión
asegurada.
A partir del éxito de aquella clásica serie, meter
torneos en un animé se volvió un tópico común. Lo hiieron Naruto, One Piece,
Fairy Tail, The Seven Deadly Sins y My Hero Academia, entre tantos otros
animés.
Dragon Ball
Super recuperó estos torneos que estuvieron inexistentes en Dragon Ball Z
(los juegos de Cell y el torneo N° 31 no cuentan realmente). De hecho, el
torneo entre el Universo 6 y el Universo 7 marcó el momento en el que Super
valió la pena en serio.
El
fanservice (no del tipo que estás pensando)
Akira
Toriyama y el resto del equipo entienden que le deben todo a sus fans, y
por eso están dándonos exactamente los momentos que queremos ver.
Han deshecho todo lo desastroso de los primeros dos
arcos, devolviéndonos la esperanza. ¿Gohan
es un pelele que no quiere pelear? Ahora volvió a su forma más fuerte (la que
tuvo al pelear con Magin Boo). ¿Krillin
está con pelo y labura de policía? Ahora volvió a ser el buen Krillin de
siempre.
¿Qué me dicen de Yamcha? Nos encanta reírnos de él, así que Toei Animation hace
exactamente eso. Le dan más duro que al abuelo de los Simpson. ¿Querían grandes
encuentros? ¿Roshi volviendo a sus raíces de peleador? ¿La Super Saiyajin
mujer? Ahí tienen todo.
Admito que no todo funciona, y que varias veces
meten la pata bien hasta el fondo. Pero lo cierto es que le están metiendo pila
para que la cosa funcione. Dragon Ball
Super es un producto para fans, y los fans están respondiendo cada vez
mejor. Honestamente, la serie ya es otra cosa en comparación con su desastroso
comienzo.
El regreso
de la diversión
Como resultado de todo lo anterior, tenemos un
animé que es divertido, a veces sorprendentemente ingenioso y cada vez mejor
animado. Además se ha vuelto muy metatextual, muy consciente de sí mismo.
En este momento, es un producto bueno porque está
evolucionando y respondiendo a su audiencia. Se ríe de sí mismo, no se toma
demasiado en serio y brinda buen entrenamiento semana a semana, exactamente
como cuando éramos chicos.
Al final del día, Dragon Ball Super dejó de apestar porque se mejoró la calidad
(desde aspectos técnicos) y especialmente porque reconoció sus errores y
trabajó para mejorarlos.
Hoy me dan ganas de ver cada capítulo siguiente,
aunque me enoje que la transformación en Super Saiyajin sea “sentir una picazón
en la espalda”, que algunos rellenos sean un insulto a la inteligencia o que el
diseño de personajes nuevos deje mucho que desear.
Es el animé que amo odiar y odio amar.
Ojalá que la cosa siga así para la serie. Estoy con
muchas expectativas de ver cómo trabajan con este nuevo arco argumental.
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102: ¿Cómo continuar viendo animé?”; “Lista
TOP-5: los mejores animés del 2016”; “5
motivos por los que Dragon Ball Super apesta”; “Redimiendo
a Dragon Ball GT”; “Macross
Zero: la precuela de Robotech”; “Grimgar
renovó el animé de fantasía RPG”.
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