En materia de reconocimientos literarios, el año
pasado fue bastante importante para mí. Y quizás lo más loco fue el Primer Premio que recibí por mi obra “Del texto a la vida” en el “Concurso 2015
de monólogos y guiones teatrales”.
Viaje a La
Plata, hubo una ceremonia de premios (¡con comida y chupi!) y conocí a
muchos escritores fascinantes y a críticos del teatro.
La iniciativa tuvo como objetivo crear un espacio
para pensar en nosotros. El tema que se trabajó fue: ¿cómo somos?, entendiéndolo como un juego de espejos que nos
devuelve nuestra imagen desde distintos ángulos, deseos, idiosincrasia, sueños,
miedos, torpezas, fracasos, logros, etc.
Ayer finalmente salió la antología del Colegio de Escribanos de Buenos Aires
donde se publicó mi primera obra de teatro. La misma incluye los cuatro textos
ganadores (dos primeros premios en guiones y dos en monólogos) y tres menciones
especiales para cada categoria.
En total hay una decena de obritas
absolutamente recomendables para los amantes del teatro argentino.
Por supuesto que todos los textos ganadores tienen
muchísima calidad, a tal punto que me pregunto qué le habrán visto al mío. Por
ejemplo, el primer premio a monólogos (“Tokio
veinteveinte”, de Santiago
Maisonnave) tiene un balance muy adecuado entre la comedia y la tragedia.
El protagonista es un maratonista preparándose para las olimpiadas del año
2020, y a medida que entrena va haciendo comentarios ácidos (Facebook y las
relaciones de hoy, por mencionar uno) y va fluyendo entre distintas
problemáticas personales que vive. Es muy argentino y me encantaría verlo en
escena.
También sería muy lindo ver representada “Pasa volando”, de Liliana Rodriguez, que se llevó el segundo premio en monólogos. Es muy original y me parece muy
interesante cómo describe el camino mental que hace un escritor para crear a
sus personajes.
Una gran sorpresa para mí fue “Crispín: tu propio cuento” (de Leandro
Ezequiel Schmit) que obtuvo el segundo premio en la categoría de
guiones teatrales.
Una obra extensa y con una puesta en escena grande y
magistral que, en un tono más bien infantil, nos lleva por la vida de Crispín
dentro de un circo, y cómo se va relacionando con cada uno de los personajes.
Esta historia es realmente muy interesante, y prefiero no contar demasiado para
no arruinar las sorpresas.
Las menciones de honor son igualmente valiosas.
Especialmente disfruté “Mar del plata”
(de Paula Carolina Bonpland)
que es el monólogo de un hombre desauciado porque su mujer siempre quiere ir a
la costa. Se vuelve extremendamente reflexivo y hasta existencial, es
angustiante pero tiene mucho de comedia y de realidad. Me sorprendió cómo la
autora se logra meter en la mente de un hombre, con sus deseos y miedos.
En cuanto a mi historia, se las adjunto y aprovecho
para comentarles un poco de qué va. Si bien el adjunto en PDF no es la versión final (tiene un pequeño error de tipeo sobre
el final), es prácticamente la versión definitiva que salió en el libro:
“Del texto a
la vida” es una pequeña obra en dos actos con una puesta en escena muy
simple y tres personas. Tendría una duración de unos 30-40 minutos.
Dionisio,
un anciano sentado frente a su computadora en la comodidad del hogar, comienza
a narrar la historia de Alan, el feliz
trabajador número 217 de una empresa donde cada día oprime botones en su
teclado. El trabajo de Alan es muy sencillo: debe decidir –apoyado por
herramientas matemáticas– qué empleado merece quedarse y cuál ser echado. Jamás
ha cuestionado las políticas de la compañía (“el orden establecido”) hasta la
aparición de Eliana, a quien se
rehúsa a dejar ir.
La desobediencia de Alan sorprende a Dionisio,
quien se muestra como el verdadero autor de la historia de los empleados y no
comprende cómo su obra puede actuar contrariamente a sus deseos. A partir de la
conversación entre ambas partes (creador y creaciones), Alan y Eliana terminan
por comprender una abrumadora realidad: no son más que personajes de un texto
que está siendo escrito. La revelación cuestiona los fundamentos existenciales
de los protagonistas y motiva una rebeldía en contra de lo ya escrito, del
destino marcado y de su propio creador.
De alguna forma, la historia es una suerte de “Adán
y Eva moderno”. De hecho, coloqué muchísimas referencias a esa historia en el
desarrollo. Pero el verdadero origen –por extraño que parezca– estuvo en un
ensayo del francés Roland Barthes (“De la obra al texto”, 1971). En este escrito, Barthes pone de
relieve las diferencias entre la obra y el texto, y propone la idea de la
pluralidad del texto. El escritor comenta, por ejemplo, que el texto aparece
como un hecho del lenguaje => teje relaciones, es polifónico, hace ecos, tiene
resonancias con otros textos (intertextualidad).
Me gustó mucho esa idea (me
pareció hasta poética) y me pareció que, en cierta forma, se parece mucho a la
vida.
Para Barthes,
un texto se presenta como una diseminación de sentidos. Incluso
etimológicamente hablando, texto significa “tejido”. Es un entretejido de
voces, de sentidos. Empezamos a desarmarlo, a desplegarlo. Y si es un
entretejido, podemos entrar por varios y distintos lugares. Existen varias
líneas de análisis. Este fue el puntapié inicial para crear el trasfondo, si se
quiere, filosófico que rodea a “Del texto
a la vida”.
Para devolver el texto a toda su pluralidad, a toda
su diferencia, hay que deshacerlo y reescribirlo. Y quizás, la vida es también
un entretejido de voces, y no un ente superior que nos dicta el quehacer.
Realmente me gustaría que mis lectores pueden
chequear mi obra y comentarme qué les parece, y qué les lleva a pensar.
Ciertamente fue eso lo que busqué: que lleve al lector a pensar en sus propias
experiencias de vida, a preguntarse si lo que está haciendo ahora mismo lo
acerca un poquito más hacia la persona que quiere llegar a ser.
O no sé, quizás estoy delirando demasiado y no es
más que una obrita divertida y llevadera que tuvo la suerte de ser reconocida.
A lo mejor no hay mucho para desenredar ni descrifrar, pero eso sería una pena,
porque entonces pasamos de ser lectores críticos a simples pasivos.
► Como sea,
sólo espero que quienes lean “Del texto a
la vida” le encuentren algún sentido en su propia vida, y les haga pasar un
momento ameno.
Nada más.
«La culpa de
Eva fue la de querer conocer, experimentar, investigar, con sus propias
fuerzas, las leyes que reglan el universo, la tierra, su propio cuerpo, de
rechazar las doctrinas impuestas desde arriba, en unas palabras Eva representa
la curiosidad de la ciencia contra la pasiva aceptación de la fe.»
Margherita
Hack (Astrofísica y divulgadora científica, 1922-2013)
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paseo por el soliloquio de Hamlet”; “A
puerta cerrada, de Jean-Paul Sartre”.
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Felicitaciones!! Definitivamente me bajo la obra, hace mucho que no leo nada de teatro. Me alegro muchísimo de que te haya ido tan bien, es un premio muy merecido :D
ResponderEliminarSaludos!
Yo también te felicito. He leído textos tuyos y sé que escribís bien.
ResponderEliminarY seguro que tenés méritos para merecer el premio.
Saludos.
Hola, me gustó muchísimo ésta obra. Mientras la leía pensé un tanto en la obra de la creación y después pensé en las relaciones que tenemos con nuestros padres. La describiría como un regalo de adultez. La bajé hace mucho a mi compu, hasta hoy pude leerla. Me encantaría verla un día en escena ó adaptada al cine.
ResponderEliminarGracias por compartirla.
¡Gracias, gracias, gracias!
Eliminarquisiera poder trabajarla, es decir realizar el montaje, como va lo de los derechos de autor con este texto.
ResponderEliminar¡Hola! Te contacto por privado y coordinamos. Sería un honor.
EliminarFelicitaciones !!
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