Ver una película de Stanley Kubrick es siempre una experiencia reveladora,
especialmente cuando se la inspecciona detenidamente por segunda o tercera vez.
En ese sentido, la última película en la vida del director –Eyes Wide Shut– es una de las que puede
mirarse varias veces y siempre encontrar algo nuevo.
Finalizada apenas unos días antes de la muerte de
Kubrick en 1999, Eyes Wide Shut sigue vouyerísticamente
al Dr. Bill Harford (interpretado por Tom
Cruise) en dos noches insólitas y sexualmente cargadas a través de un
oscuro Nueva York, luego de que su esposa Alice (Nicole Kidman) le manifiesta que consideró la idea de tener un
amorío años atrás.
La película se promocionó con total secretismo y
salió junto a titanes como Star Wars:
Episodio 1 y Sexto Sentido. Como
resultado de las críticas recibió reacciones muy polarizadas. Algunos la
consideraron la peor película en la historia de la carrera de Kubrick y un
thriller erótico banal...
... algo así como “Las
locas aventuras eróticas de Tom y Nicole”.
Sólo con el tiempo (y como sucedió con la mayor
parte de las películas de Kubrick) poco a poco fue redimiéndose. Hoy, aunque la
crítica sigue dividida, se entiende que la cinta tiene un componente simbólico
(y esotérico) mucho más fuerte del que se pensaba. Varios textos (incluso
académicos) se han escrito sobre los mensajes ocultos en esta picante historia.
Personalmente me encanta esta película y creo que
los recorridos nocturnos de Tom Cruise, en los que tiene encuentros extrañísimos
y termina infiltrándose en un sociedad secreta, forman parte de los momentos más imprescindibles del cine
de los años ´90.
Ciertamente, Eyes
Wide Shut no nos habla sólo de las relaciones, sino más bien de todas
las fuerzas externas e influencias que definen a una relación.
Es sobre el
eterno “tira y afloje” entre los principios femeninos y masculinos en este
mundo moderno y confuso.
A lo mejor, también es sobre un grupo minoritario de
personas que gobiernan ese mundo moderno –una reservada elite que se comporta
de forma clandestina. Por supuesto: la película no escupe nada de esto. Los
mensajes los comunica a través de la simbología tan sutil que siempre
caracterizó al director más perfeccionista de todos los tiempos.
Kubrick adquirió los derechos de la novela austriaca
Dream Story (de Arthur Schnitzler) en 1960.
La consideró una novela idónea para adaptarla a una historia sobre las
relaciones sexuales, aunque tardaría casi 40 años en verla plasmada en la pantalla
grande.
Lo curioso es que el director murió, de forma
inesperada, cinco días después de entregar la versión final de la cinta.
Considerando el hecho de que nos habla de una sociedad secreta que elimina a
aquellos que se cruzan en su camino, algunas teorías sobre la sospechosa muerte
del director comenzaron a surgir. ¿Mostró demasiado al público? ¿Hizo enojar a
alguien en particular? Nunca lo sabremos.
► Por lo pronto, veamos algunos de los
temas que toca Eyes Wide Shut.
***
Lo primero que llama la atención es que los
protagonistas, la pareja de moda de aquella época (Cruise y Kidman) interpretan
a una pareja (Bill y Alice) más bien fría, profundamente
insatisfecha y que se mantiene unida por conveniencia. Ante nuestros ojos se
nos presenta la típica imagen de hombre capaz de proveer (un doctor reconocido
cuyo lema probablemente sea “todos
tenemos un precio” y que tiene un nombre que se traduce directamente en “billete”)
y la de una mujer hermosa y con cualidades de madre.
Aunque el primer acto (la fiesta) aparenta ser
bastante banal y servir de introducción a la historia, en realidad revela
muchísimas cosas. Conociendo la especial atención a los detalles de Kubrick, cada escena es para analizar
íntimamente. Aparecen símbolos paganos (la estrella de Ishtar, por ejemplo) que
se unifican con el ambiente navideño en el que se sitúa la historia. Ishtar era la diosa babilonia de la
sexualidad y se le rendía culto con rituales sexuales y orgías.
Este concepto aparece más tarde en la película.
Durante la fiesta, Bill y Alice se separan, y ambos
son guiados hacia la tentación. Ella conoce a Sandor Szavost, con quien baila. Él le comenta sobre una serie de
libros llamados Ars Amatoria (El arte
de amar), escritos del poeta romano Ovid
que esencialmente fueron una guía para la infidelidad discreta. Sandor toma del
vaso de Alice, y este es un truco tomado directamente de aquel libro. Tomar de
la copa de otro envía un mensaje subliminal pero claro: “Quiero intercambiar fluidos con vos”.
Otro detalle es el nombre de Sandor, que podría
llegar a ser una referencia al fundador de la Iglesia de Satán (Anton Szandor Lavey). Quizás Kubrick nos está diciendo que
este hombre que intenta que Alice le sea infiel a su esposo es parte de una
elite oculta. Sandor tiene una personalidad hiptnótica y desde la primera escena
aparenta ser absolutamente encantador.
Mientras tanto, Bill está charlando con dos
cachondas jóvenes que dicen que quieren llevarlo al lugar donde “el arco iris
termina”. Aunque la frase parece enigmática en principio, si uno observa bien es
posible notar que hay muchísimos arco iris a lo largo de la película.
Pero no nos adelantemos.
La cuestión es que ambos están en una fiesta de la
alta sociedad, en la mansión de Victor
Ziegler (uno de los acaudalados pacientes de Bill). Ziegler vuelve a
aparecer recién al final de la historia. No sólo se lo muestra rico, sino como
parte de la ultra elite. Todo parece indicar que es en este tipo de fiestas
donde “las cosas realmente ocurren” y que detrás de la fachada se esconde algo
oscuro, quizás perverso.
De hecho, Bill termina ayudando a una prostituta
con sobredosis con la que estaba Ziegler, mostrando la otra cara de la moneda.
Una mujer que, de hecho, va a tener un papel fundamental en el desarrollo de la
historia.
Aquella escena en aquel baño gigante está tambien
sobrecargada de detalles y símbolos, como el hecho de que claramente ella era
la esclava y él el maestro en una suerte de relación masoquista. Se nos revela,
por primera vez, lo que hay tras la cortina de la realidad.
El papel de Alice
(Nicole Kidman) aunque es pequeño, no deja de ser fundamental. Aunque vive con
todas las comodidades, se la ve extremadamente aburrida con su vida de madre
casera. Esto hace un paralelo claro, quizás el menos sutil de todos, con Alicia,
la historia de una niña privilegiada que estaba aburrida de su vida y terminó
en el País de las Maravillas.
Incluso, Alice aparece muchísimas veces reflejándose
a través de espejos (uno de los elementos claves en el cuento de hadas)… quizás
buscando algo más en su vida. En el mismo póster de la película aparece la
pareja besándose en un espejo y ella mirando “a través de él”.
Ahora sí: ¿qué
onda con los arco iris?
Las luces multicolores y los arco iris son una
constante en Eyes Wide Shut.
Para
empezar, el lugar donde Bill alquila el traje para ir a la misteriosa fiesta se
llama “Rainbow”. Además, casi todas
las escenas tienen multicolores debido a la decoración de Navidad (que también da
una estetica onírica y difusa). Casi todas las veces que Bill entra a una sala,
lo primero que ve son las multicolores luces navideñas, y muchas veces están
puestas en el foco de atención.
El único lugar que no tiene decorado navideña es el
palacio Somerton, casualmente el
lugar donde el ritual de la sociedad secreta está sucediendo. Somerton es un
espacio totalmente opuesto al mundo real, casi como un lugar de fantasía.
De esa forma: dos mundos coexisten en la película.
El primero, el mundo arco iris, es el más iluminado, es donde todos viven
felices y tratando de llegar a fin de mes. El otro, donde los arco iris (en
otras palabras: las luces) se terminan, es reservado, silencioso y oscuro. Allí
todos usan máscaras venecianas y llevan a cabo prácticas estrambóticas.
Claro que toda esta simbología no es fundamental
para comprender la trama. Pero como pasa con otras cintas de Kubrick (El
Resplandor y Dr.
Strangelove, por ejemplo) hacen que la experiencia cinéfila sea mucho más
intensa y emocionante.
Entonces, el significado críptico de las modelos,
aquello que le dicen a Bill sobre “llegar
adonde termina el arco iris”, muy probablemente se refiera a “ir hacia
donde la elite se reúne”. Y otro dato: cuando le dicen esto a Bill, hay un
árbol de Navidad tras ellas.
El conflicto se dispara luego de la fiesta. Alice,
quien rechazó a Sandor, le cuenta a Bill que estuvo muy cerca de serle infiel.
Los sentimientos de celos, traición, inseguridad y humillación comienzan a
emerger en el protagonista, quién se embarca en una salida nocturna que terminará
por cambiar su vida.
Hay muchísimo para analizar en esta película, y
llevaría varios posts (o uno muy extenso): el rol de Nick Nightingale como guía hacia lo oculto, la contraseña para
ingresar (Fidelio = fidelidad en
latín), las máscaras venecianas, el ritual y sus participantes, etc.
Los encuentros de Bill con cada una de las mujeres
son todos fascinantes y muy locos, cada uno expone temáticas diferentes. Ni
hablar de cuando él se infiltra en la sociedad y experimentamos algunas de las
escenas más bizarras que el cine brindó después de las películas de David Lynch.
La conspiración que parece estar detrás de todo nos
termina llevando hacia un final que muchos nunca llegaron a comprender, aquella
escena con Bill y Alice tranquilos haciendo compras, y una última palabra que
termina de cerrar magistralmente la temática de la película. Pero prefiero no
arruinar tanto la trama y permitir que los lectores le peguen una mirada. No
tiene desperdicio.
¡Hasta la
próxima!
► OTROS ANÁLISIS CINÉFILOS DE KUBRICK:
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tema en la literatura”; “Reflexiones a
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es lo que era (I): Doom (1993)”.
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Otra cosa que encuentro curiosa es que es ella quien se llama Alice, pero es él quien "cae" en el hueco del conejo, y comienza a darse cuenta cuan profundo es...
ResponderEliminar¡Buen dato! Se me pasó por alto ese detalle.
EliminarEsta película recién cuando la vi por segunda vez empecé a notarle detalles. Con respecto a los arcoiris, no me había percatado de ese detalle, auqnue si de que hay escenas que están iluminadas de ciertos colores particulares de acuerdo a lo que va ocurriendo durante la trama.
ResponderEliminarEsta es una entrada para que participe el amigo JLO, fanático de Kubrick. A mí no es de las que más me gustaron de él, me sigo quedando con el estilo de Dr. Strangelove o The Killing
Abrazo!
¡Y An Orange Clockwork! Peliculón.
Eliminares cansador decirlo pero es una obra maestra al fin... una de las tantas de Kubrick.... cansa si pero es la verdad.... amo esta pelicula y es una de las preferidas de su filmografia de la que soy fan como ben dice Frodo aca arriba.... si hablamos de detalles da como para hacer no una entrada sino un libro....
ResponderEliminarse pasaba este Stanley....
y Tom esta muy muy bien pero Nicole se lo deglute en 15 minutos ja... era vivio Stanley eh.... salu2 master y comparto tu fanatismo...
Un genio el Stanley. Estoy tratando de cubrir sus películas poco a poco.
Eliminar¡Gracias por darte una vueltita!
Al final de la película en la juguetería, si notan los nombres de algunos juguetes podrán ver: una pirámide o torre de juego de mesa llamado el círculo mágico y arriba en el techo otro guiño de poder que dice escalera a todos los pisos.
ResponderEliminar¡Datazos! No me había percatado.
EliminarAhh bueno, hay varios detalles que no había captado, como los nombres, no le preste la debida atención cuando la ví.
ResponderEliminarDestaco la pieza Backwards priests, el rezo al revés que suena durante el baile añadiendole más extrañeza a esa parte que sin dudas quedará grabada en todo aquel que la vea.