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lunes, 5 de noviembre de 2018

“The Galley Slave” (1978), una novela de Drago Jančar


En el 2015 tuve la suerte de poder recorrer Europa por un mes entero. Uno de los países en los que caí –y del cual llegué a enamorarme una y otra vez– fue Eslovenia. Ljubljana fue una ciudad a la cual me costó decirlo adiós. Fue también ahí adonde conseguí The Galley Slave, una novela muy conocida del país que, sin embargo, a mí no logró hechizarme como esperaba.




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Un recorrido literario por Europa

La cosa fue más o menos así. Mientras viajaba por Europa quise leer textos de cada país en el que estaba. En Italia leí algunas cosas de Claudio Magris, en Praga compré Un médico rural (gran antología) en la misma casita donde vivió Kafka y aproveché a empaparme con la filosofía de Milan Kundera (La insoportable levedad del ser).

Pero quería leer algo de literatura eslovena, así que llegué hasta una librería y le consulté a la piba qué podía recomendarme (que estuviera en inglés).

Luego de charlar un rato sobre mis gustos literarios, descubrí que no hay demasiados policiales o sci-fi´s eslovenos. Me conformé pagando 8 euros por una copia de The Galley Slave (“El esclavo de la galera”), best-seller escrito por Drago Jančar, uno de los mayores exponentes de la literatura eslovena.


The Galley Slave, Drago Jančar (1978)

Me lo vendieron como un “thriller de ficción histórica”, y ciertamente es ficción histórica, aunque de thriller tiene poco y nada. Quizás por eso tardé más de tres años en decidirme a leerlo. Y la verdad es que me costó mucho terminarlo.

Odio aburrirme con la lectura y con esta novela me pasó en un 80%. Pero ya llegaremos a eso.

De qué trata “The Galley Slave”

Si tengo que promocionarlo de algún modo, The Galley Slave funciona como una suerte de Gladiador (con Russel Crowe) que ocurre sobre el fin de la época medieval. El protagonista es Johan Ot, un vagabundo forzado a un constante escape de las fuerzas de la Santa Inquisición.

El porqué tuvo que huir de su tierra natal, y bajo qué horribles circunstancias, es algo que no se le explica con claridad al lector.  Mientras Johan se topa con la Iglesia, el poder político, la mafia y la superstición, se preocupa únicamente por una cosa: no morirse.

Todo esto parece fascinante si realmente nos llevara a algún lado, pero la verdad es que la novela no tiene un hilo conductor definido o personajes con los que nos podamos identificar. El protagonista es especialmente reservado, haciendo que gran parte de la obra sea descriptiva y engorrosamente barroca.


Drago Jančar, o cómo hacerte sufrir en 400 páginas

Me refiero a “barroca” en el estilo más formal de la palabra, en oposición a lo clásico. En el barroquismo literario, las ideas no se enuncian naturalmente, sino de forma rebuscada y artificiosa. El idioma se tortura, se retuerce en su sintaxis, se enturbia su caudal con neologismos (palabras nuevas) y barbarismo. Es, por ejemplo, la literatura de Stendhal o esa novela extraña de Ray Bradbury, La feria de las tinieblas.

The Galley Slave es otro caso de barroquismo donde se suma que el texto original está en esloveno y yo leí una traducción al inglés que complicaba todavía más la lectura con términos antiguos y complicados.

Si todo terminara este minuto…

La trama es, casi en su totalidad, un viaje escabroso y tortuoso tanto para el protagonista como para el lector. Cuando Johan Ot llega a un pueblo donde parece que las cosas se están poniendo interesantes, es obligado a irse. En un punto se suma a un grupo de mercantes, y termina separándose. Sobre el final del libro finalmente se convierte en esclavo de una galera, para finalmente escapar y ser azotado por la Peste Negra.


Las galeras del Rey como penas de muerte...

En el medio hay algunos episodios interesantes que invitan a la reflexión. Uno de los mejores capítulos ocurren mientras Johan es esclavo en aquel barco. Pero son pequeños oasis en un desierto.

Hay una frase del libro que resume al protagonista, a este hombre de pocas palabras, sufrido y de vida dura.

“I get the feeling you must have gone through a lot,” Adam said with a note of curiosity in his voice a while later, when their horses were swaying their way through the snow again.
“If it all ended this minute, it would be too much,” Johan Ot said. “But it won´t,” he added a moment later.
And it didn’t.

Ese diálogo ocurre sobre el primer tercio de la obra. Y realmente la cosa no termina. Johan Ot la pasa realmente mal, con hambre, siendo golpeado, esclavizado y maltratado durante más de 400 páginas. ¡Qué manera de sufrir!

Así, The Galley Slave pinta un panorama brutal y vívido sobre las amenazas de la Europa medieval tardía, reflejado a través de los ojos de un vagabundo rebelde que atraviesa todas las tierras eslovenas, desde una Austria controlada por el Ducado de Estiria hasta la zona veneciana que dominaba toda la costa adriática, en una interminable aventura por sobrevivir.

Incluso, en un momento, Johan Ot pasa por Bled, un hermoso pueblo en Eslovenia que es famoso por su lago glacial que tiene una isla donde hay una iglesia con una gran campana que, supuestamente, cumple deseos.


Yo y mi amigo Ángel en Bled, Eslovenia (2015)

Lamentablemente, nada es lo suficientemente interesante (o intrigante) como para justificar tantas páginas.

La sospecha está en todas partes

Al menos voy a bancar esto: la novela retrata bien una época donde la sospecha era el principal sentimiento. Las mujeres eran quemadas por ser consideradas brujas, toda nueva religión o culto era tratado como una adoración al demonio, los pueblerinos sospechaban de cualquier persona nueva que entrara a su ciudad.

Drago Jančar publicó la novela en 1978, por lo que muchos interpretaron la historia como una alegoría sobre vivir en una brutal ocupación comunista. Si bien es cierto que Yugoslavia (adonde se concentraba todo el territorio esloveno) tuvo un régimen más benigno y menos opresivo que, digamos, Rusia.


Es un concepto muy posible, pero creo que más bien retrata exactamente lo que dice que retrata: la Edad Media. Una época sin ningún tipo de pensamiento racional (eso llegaría con la Modernidad) y ultra supersticiosa.

Palabras finales

Jančar es una figura central de la ficción eslovena y un autor muy prolífico que ha incursionado en diversos géneros. Además de novelas, tiene relatos y obras dramáticas. Pasó un tiempo en prisión, durante la Yugoslavia socialista, y por eso es entendible que su obra se refiera a la confrontación individual de instituciones represivas.

En lo personal, The Galley Slave no es una novela con la que pude conectar y me costó muchísimo terminarla.

Si me esforcé por llegar a la última página fue porque quería saber cómo terminaba y así poder marcar en mi álbum de figuritas literarias la de “leer una novela de un autor esloveno”. Ahora ya lo hice y me parece que todavía necesito buscar algo más de ese país tan maravilloso como exótico. Sea del mismo autor o de otro diferente.

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5 comentarios:

  1. Lindo comentario... ( es de esperar que no se entere el autor esloveno.. )

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    1. Me ha pasado que los autores lean estas reseñas de sus libros. =/
      Pero bueno, por una invitación a Eslovenia se cambia un poco el review.

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  2. La primera noticia que tengo de este señor.
    Me hiciste recordar "Un médico rural", antología que leí hace mucho, y que debería repasar.
    No me diste muchas ganas de ir por Jancar (¿Juan carlos?), pero está bien las no recomendaciones o avisos de ¡Precaución!

    Tu foto en Bled tranquilamente puede pasar por San Martín de los Andes, pero te creemos
    Abrazo!

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  3. Hay gustos para todo. Yo he disfrutado de este libro de principio a fin. Alerta de cómo los de arriba pueden joder a los de abajo sin que puedas hacer otra cosa que intentar escapar de sus garras. Cuestión de gustos.

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    1. Cuestión de gustos, definitivamente. En mi caso no conecté emocionalmente con la historia, pero va a quedar en mi recuerdo para siempre por ese viaje a Eslovenia que hice por esos años.
      ¡Gracias por pasar!

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