Las adaptaciones de King están más vigentes que
nunca. Este año ya estrenó Cementerio de Animales
–una película que alteró el final original del libro– y tenemos primer trailer
de IT: Chapter Two. No sólo eso, sino
que se vienen varias
cositas más del Maestro del Terror en 2019.
Aprovecho la oportunidad para hablar de un pequeño
clásico de culto de Stephen King: el caso de Riding the Bullet. ¿Cómo es esta adaptación en relación a su fuente
literaria?
***
De rutas y
accidentes
19 de junio de 1999. Stephen King, como todas las
mañanas, salió temprano a dar un paseo alrededor de su casa en Lovell, Maine. Caminaba tranquilamente
por el costado de la ruta cuando una Dodge Caravan celeste se lo llevó por
delante. El conductor, un tal Bryan
Smith, había perdido el control del volante porque su perro lo distrajo.
Aquel trágico momento (que casi mata al autor,
quien estuvo meses enteros recuperándose) le sirvió de combustible para sus
propias tramas.
El incidente lo empujaría a terminar de escribir su
monumental saga de la Torre Oscura, a llevar adelante On Writing (su
propia biografía) y a concebir Cazador de Sueños, una novela donde
un accidente automovilístico es el disparador del conflicto.
Hay quienes han estudiado que toda la narrativa de
King tiene sus bases en accidentes de esta índole. Mientras que Misery (una de sus primeras novelas) nos
habla de un escritor con las piernas destrozadas por un accidente en auto (y
luego secuestrado por una admiradora demente), Cujo, una obra de 1981, cuenta la historia de un enorme perro que
se vuelve loco y aterroriza a un niño.
También existe otro precedente: Christine, novela protagonizada por un vehículo
maldito (un Plymouth 58). Creer o reventar.
En el año 2000,
durante su recuperación, a King se le ocurrió la idea para Riding the Bullet, un libro que saldría exclusivamente en formato
digital y se convirtió, rápidamente, en otro gran best-seller.
El thriller, mitad road-movie, mitad historia de
fantasmas, tiene como protagonista a Allen
Parker (Jonathan Jackson en la adaptación), un joven que decide hacer dedo
por más de 100 millas para poder visitar a su madre, quien ha sufrido un paro
cardíaco y está grave en el hospital.
Por supuesto –fiel a la naturaleza del autor– el
relato (que pueden
leer acá en apenas una o dos horitas) parece simple a primera vista, pero
está lleno de finas complejidades. Por ejemplo, el hecho de que una de las
personas que levanta a Parker es George
Staub (David Arquette en la película), quien parece ser un fantasma en
busca de algo de diversión.
El caso de
Riding the Bullet
En el 2004,
el director Mick Garris falló en adaptar esta fascinante novela corta en una
película exitosa.
La obra tenía todos los condimentos para
convertirse en otra El resplandor o Carrie. Sin embargo, se quedó corta
tanto en recaudación como en la opinión de la crítica profesional, con menos de
un 30% de reseñas positivas en Rotten Tomatoes. Hay quienes, sin embargo, la
consideran un verdadero clásico de culto.
Mick Garris nunca fue un director especialmente
competente, aunque no podemos negarle su apego a la obra de King. De hecho, no
existe ningún otro director que haya adaptado tantas obras de King como él.
De las muchísimas adaptaciones de King, Garris dirigió
Sleepwalkers (1992), Pet Sematary Two (1992), una miniserie basada en The Stand (1994), la serie con Pierce Brosnan Bag of Bones (2011), Quicksilver Highway (1997) y una miniserie que intentó ser más
fiel a la obra original de El Resplandor
(1997) que la adaptación de Kubrick.
Por cierto, recordemos que King detesta
la adaptación de Kubrick y públicamente ha alabado esta versión de Mick
Garris que se apega mucho más a su material fuente.
Siendo honesto, Riding
the Bullet no es una película
terrible, pero no le ayudan para nada las pésimas actuaciones (algunas a nivel Tommy
Wiseau), drásticos cambios respecto al libro y presupuesto acotado. Son estas
cosas, sin embargo, las que también la ayudan a elevarse a status de culto.
Adaptación
vs libro
En mi opinión, el gran problema con esta adaptación
es que pierde toda la sutileza que tenía la novela corta a partir de
modificaciones en los personajes y metáforas utilizadas. Por ejemplo, los
personajes de Allen y su madre, Jean
Parker, se alteraron demasiado.
En el libro, Jean Parker se describe como una mujer
que se ve mucho más vieja de lo que en realidad es. Tiene cara y ojos cansados
de la cantidad de turnos de mesera que toma, fuma como si no hubiera mañana y
tiene sobrepeso. Su relación con su hijo es de abuso tanto físico como
psicológico, aunque la crió solo y siempre guardó dinero para su Universidad.
«Cuando me pegaba, la quería tanto como cuando me daba un beso. ¿Se entiende? No, yo tampoco. Pero no pasa nada. Dudo que puedan resumirse las vidas, ni explicarse las familias, y ella y yo éramos una familia, la más pequeña que hay: una familia de dos (…)»
Toda esa relación compleja se deja de lado en la
película, donde lo único que permaneció fue la adicción a los cigarrillos de
Jean. Lo que es peor, el rol es interpretado por Barbara Hershey, una adorable
y delgada mujer que nunca maltrató a su hijo.
Esto creó una desconexión con la crítica y
espectadores que habían leído el libro y esperaban algo más parecido a Kathy
Bates en el rol que a Barbara Hershey, quien no tiene la profundidad emocional
para brindar los matices que precisaba el personaje.
Luego tenemos el tema de Allen Parker, un estudiante introvertido de 21 años que suele
sobre-analizar las cosas.
La versión cinematográfica es súper exagerada,
donde directamente no queda lugar a la sutileza. En el libro, el personaje deja
en claro que tiene una “relación complicada” con la muerte. En la película, directamente
dibuja retratos oscuros sobre la parca, ve a la muerte acechándolo todo el
tiempo, habla con su propio doble (que representa su conciencia) y tiene
tendencias suicidas.
En la escritura, menos suele ser más. Mick Garris,
quien escribió el guión de la película, nunca comprendió este concepto tan
simple. Cambió el motivo por el cual Allen Parker no puede ir en auto a ver a
su madre, introdujo un sinfín de subtramas secundarias que sólo alargan
innecesariamente el metraje y agregó a dos amigos drogones que no tienen ninguna
razón para estar ahí.
El caso de Riding
the Bullet es interesante para estudiar como NO hacer una
adaptación. La película funciona mucho mejor cuando se agarra firmemente del
material fuente y evita ser tan literal. El libro es tan hermoso como ambiguo,
mientras que en la adaptación todo está demasiado “ahí”, sobreexplicado y
–demasiadas veces– rozando lo ridículo.
La Bala como
metáfora de viaje
La Bala es una montaña rusa enorme que Allen quería
montar de chico. Le rogó a su madre que lo llevara. A mitad del verano, con un
calor infernal, él y Jean Parker hicieron la fila durante horas y horas para
poder subir. En el momento de hacerlo, Allen se asustó y no quiso montar la
bala. Furiosa, su madre lo abofeteó frente a todos sus amigos. Luego volvieron
a casa en silencio.
El protagonista describe aquella situación traumática
de memoria en el libro. La Bala sirve como metáfora de sus miedos en la vida.
El viaje junto al fantasmagórico George
Staub se asimila mucho a aquella situación que él nunca pudo olvidar. La
Bala es el leitmotiv de toda la
novela y es especialmente relevante para lo que se quiere contar.
¿Y en la película? Se incorpora, nuevamente, de
forma muy literal, como parte de una persecución que nunca ocurre en el libro.
Es entendible que Mick Garris precisara meter algunas modificaciones a una obra
que, prácticamente, ocurre todo arriba de un auto o en la memoria del
protagonista, pero sus intentos de evocar terror y aprovechar las metáforas de
la historia fallan terriblemente.
Conclusión
Además de ser un relato sobre fantasmas (tanto
reales como simbólicos) Riding the Bullet es un texto hermoso y
emotivo sobre un hijo tratando de entender las acciones y motivaciones de su abusiva
madre. La adaptación falla miserablemente en crear personajes fieles al texto y
en representar el verdadero significa detrás de La Bala.
A la película le fue muy mal en la taquilla, juntando apenas unos $100,000, y es generalmente
considerada como una de las “malas adaptaciones de Stephen King.”. Sin embargo,
algunos fanáticos la siguen bancando. Para ellos, es una extravagante producción
de bajo presupuesto que logra entretener pese a su pésima ejecución (o, quizás,
gracias a ella).
Yo me inclino más hacia ese lado. Amé la novela
corta y siento que es muy superior a su adaptación, pero admito que Mick Garris
encontró algunas formas originales (y baratas) de contar visualmente una
historia muy sencilla que ocurre, prácticamente en una localización y en la
cabeza del protagonista.
Pese a ser súper ridícula y obvia, por momentos
también es endemoniadamente divertida y sus últimos 20 minutos son realmente
fabulosos. Al menos, sirve como excelente caso de estudio para analizar las
eternas dificultades de llevar un texto literario a un largometraje.
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spoilero de Avengers: Endgame”; “Reinvención
vampírica: los logros de Entrevista con un vampiro”; “30$
de taquilla: el misterio de Zyzzyx Road”; “Análisis
de Rashomon, de Akira Kurosawa”; “Holy
Motors y la fusión de géneros”; “The
Sunset Limited y el mito de Sísifo”.
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Hola Lucho! Acá coincidimos por fin, al menos en forma tangencial.
ResponderEliminarAcabo de terminar de leer It, y estoy enganchado con King, a quien (como ya te mencioné muchas veces) lo consideraba inflado por la crítica, y por Hollywood, pero que ahora estoy reivindicando.
Tengo que volver a ver la película original, para luego ver el Chapter 1 y la que viene.
Todo esto que me contás hoy acerca de Riding the bullet lo pateo para más adelante, pero se que continuaré con King. ¡Tengo un mundo por descubrir!
Abrazo cráneo!
Tengo post de IT dando vueltas. Gran novela. Literalmente, porque es recontra larga. Pero está realmente piola y tiene muchísimas cosas para analizarle.
Eliminar¡Abrazo!