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miércoles, 21 de diciembre de 2022

De repente, golpes en la puerta…

 

Siempre que quede una sola alma viviente en la Tierra en un escenario apocalíptico, sabemos que no importa cuán solitario parezca, igualmente quedarán otras personas dando vueltas. O quizás zombies. En otras palabras, por más solo que estés… existe la posibilidad de que alguien llame a la puerta.





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Los cuentos de Fredic Brown

The last man on Earth sat alone in a room. There was a knock on the door.” Así comienza Knock, uno de los relatos de terror más interesantes de la historia de la literatura. Fue publicado por el gran Fredric Brown en 1948. Ese mismo año publicó también uno de mis cuentos favoritos de toda la vida: Gritos en silencio.

Fue gracias a Brown, de hecho, que se me ocurrió hablar sobre cómo la ficción utiliza la idea de los golpes en la puerta para generar tensión. Esta nota viene, en realidad, inspirada por dos posts anteriores.

Primero que nada, por una vieja entrada adonde recomendé algunos textos de Brown, como Aprendan geometría y El final. Y, en segundo lugar, porque yo mismo hace poco escribí un cuentito que gira en torno a golpes en la puerta: La hospitalidad desierta. Un cuento que, dicho sea de paso, seguramente forme parte de mi tercera temporada del podcast.

¿Qué? ¿Todavía no escuchaste los cuentos de mi podcast? Acá te dejo el LINK, así evitamos este momento incómodo.




Los golpes en la puerta (en la ficción)

Los ruidos fuertes, especialmente los inesperados, pueden ser extremadamente molestos. Igual de incómodo para muchos es la idea de tratar con invitados “no invitados”, o dejar accidentalmente a alguien que no es de confianza en nuestra casa. La ficción ha sabido combinar estos dos miedos para generar suspenso ante una situación tan mundana como alguien llamando a una puerta.

Encontramos un primer ejemplo en un relato del escritor y guionista Etgar Keret. En 2010 publicó una antología que incluye De repente llaman a la puerta, una historia muy divertida en la que diversos personajes se van metiendo a la casa de un escritor (que no puede escribir) para intentar robarle un cuento.

Con mi grupo de teatro este año tuvimos la posibilidad de adaptar este cuento (junto a otros dos):


 « –¡Contame un cuento! –me ordena el hombre con barba y ojos desorbitantes que está sentado en el sofá de mi salón. Reconozco que la situación me resulta bastante incómoda, porque verán, yo escribo cuentos, pero no los cuento. Y además tampoco los hago por encargo.» (Keret, 2010)


El problema con los golpes en la puerta suele ser que el ruido no se va a detener por más de unos pocos segundos; todo lo contrario, se va a hacer más fuerte y más rápido. Resonando por toda la casa mientras el propietario, con mucha razón, trata de evitar la confrontación del otro lado.

A veces, la única forma de detener los golpes es directamente abrir la puerta, lo que solo genera problemas cuando el verdadero miedo proviene de quién está al otro lado, como cuando Keanu Reeves le abre la puerta a Lorenza Izzo y a Ana de Armas en aquella olvidable película de 2015 (Knock, Knock).

Sin embargo, incluso si los golpes desaparecen, no hay ninguna promesa de que una presencia maligna no esté tratando de ingresar a la casa por otro lado. De hecho, se producirá más horror (y misterio) si se descubre que no hay nadie detrás de la puerta.

En la mayoría de los casos, la persona en la puerta será alguien peligroso y poco confiable, o al menos, no bienvenido. Hay ejemplos de esto en infinidad de ficciones, desde Mulholland Drive hasta El cuervo de Edgar Allan Poe, pasando por The Haunting of Hill House, The Black Phone, etc.

Sin ir más lejos, el nuevo film de M. Night Shyamalan (que tiene muy buena pinta y estrenará en 2023) se titula Knock at the Cabin. Por acá les comparto el trailer:

 


Por supuesto, el relato codificador de este dispositivo argumental es La Pata de Mono, el famoso texto de W. W. Jacobs que, históricamente, es uno de mis posts del blog más consultados (se ve que me lo usan muchos alumnos de Lengua y Literatura de la secundaria).

El argumento es archi-conocido, especialmente por la cantidad de veces que fue reutilizado y parodiado en otras obras (como en Los Simpsons). El relato culmina cuando el hijo de los protagonistas llama a la puerta principal de la casa. Nunca llegamos a verlo, pero se supone que es un zombie horriblemente desfigurado por un accidente.

 

La psicología de los golpes en la puerta

Independientemente de la hora del día o de la noche, cuando un extraño llama a la puerta, siempre va a ser incómodo o incluso aterrador.

La reacción negativa y agresiva a los estímulos externos, como los golpes en la puerta o llamadas telefónicas entrantes, al parecer son un síntoma principal de la privación de serotonina, que, a su vez, está relacionada con la depresión y un montón de otros problemas de salud.

Los psicólogos han definido a este trastorno como fonofobia, el miedo a los sonidos fuertes. Es más común en personas nerviosas, tímidas o asustadizas y comparte una serie de síntomas con otros trastornos de ansiedad: cambios de humor, desmayos, sudoración, mareos, etc.

En la ficción funciona por la misma razón por la que el terror es más efectivo cuanto menos se muestra: nuestro cerebro dispara reacciones emocionales más fuertes ante lo desconocido e incierto. Es más terrorífico un ruido debajo de la cama que un monstruo al que podemos ver con nuestros propios ojos.



De todas maneras, si alguien llama a tu puerta, lo más inteligente siempre va a ser no ignorar el llamado. La mayoría de los robos residenciales, por ejemplo, comienzan cuando alguien llama a la puerta principal o toca el timbre. Si el ladrón no obtiene respuesta, asume que no hay nadie en casa y pateará la puerta para abrirla o atravesará una ventana lateral para poder entrar, lo cual puede volverse verdaderamente aterrador en poco tiempo.

 

¡Tu puerta estaba abierta!

La ficción muchas veces presenta el caso contrario. Una situación común en un programa de TV con tiempo limitado es que un personaje aparece repentinamente en la casa de otro sin explicación, como Kramer en Seinfeld.

Podría interpretarse simplemente como una abreviatura para indicar que el personaje, de hecho, ha golpeado y lo han dejado entrar, pero la escena sería demasiado aburrida para transmitirla.

A menudo esto ocurre para generar comedia, como cuando la persona que ingresa a la casa interrumpe asuntos privados. Lo que sabemos es que, al menos en las sitcoms americanas, nadie cierra la puerta con llave en ningún momento del día.



«Jane, we've talked about this! You can't keep walking into our flat uninvited — this is not an American sitcom!»Steve en Coupling, una sitcom británica.


De hecho, el personaje de Kramer se basa casi por completo en este dispositivo argumental: es vecino de Jerry, a menudo entra sin llamar de una manera distintiva y, generalmente, se sirve comida directamente de la heladera de Jerry. Esto no ocurre con todos los demás personajes: Jerry tiene que hacer pasar a George o a Elaine porque no viven al otro lado del pasillo.

Esto se invierte en el episodio de “La Ópera”. La entrada de Kramer consiste en deslizarse por la puerta mientras la abre con un movimiento muy gracioso. Pero en ese capítulo en particular, Jerry cierra la puerta con llave, lo que hace que Kramer se estrelle contra ella.

Las puertas abiertas son particularmente comunes en los videojuegos de rol, que frecuentemente permiten que el personaje del jugador simplemente deambule por la casa de cualquier persona a su antojo. Dependiendo del juego, las reacciones pueden variar. Algunos se enfurecerán por la intrusión mientras que a otros NPC´s no parecerá importarles la presencia de tu personaje.


Un último dato de color. En la ciudad de Churchill (en Canadá), se considera una cortesía común dejar la puerta de su casa y la puerta del auto abiertas, en caso de que un extraño necesite un lugar para esconderse de… ¡un oso polar furioso! El robo de automóviles no se considera un problema ya que la ciudad no tiene carreteras que la conecten con el resto de Canadá.

Los dejo, que acabo de escuchar un golpe en la puerta. 

¡Hasta la próxima!




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=>> Otros posts sobre LITERATURA y CULTURA POPULAR en el blog: “5 motivos por los que Seinfeld es mi serie favorita”; “Una interpretación informal de La Pata de Mono”; “El cuervo: la poesía gótica de Edgar Allan Poe”; “Gritos en el silencio, un cuento de Fredic Brown”; “Aprendan geometría y otros cuentos de Fredic Brown”; “La hospitalidad desierta (cuento)”.

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