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jueves, 8 de septiembre de 2022

“Crímenes del futuro” y el cine de David Cronenberg

 

Se parece a un cirujano plástico de Beverly Hills y es el maestro del body-horror. Este año estrenó una de mis películas favoritas, Crimes of the Future. En esta nota: un repaso por el cine de David Cronenberg.

 



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El cine de David Cronenberg

Me gustan mucho los directores con identidades muy marcadas. Ya saben, esos realizadores que son tan particulares que, con sólo ver una fracción de una de sus películas, queda claro que fueron hechas por él o ella. Como ejemplos se me ocurren Quentin Tarantino, Woody Allen, Wes Anderson, Stanley Kubrick y David Lynch.

La filmografía de Cronenberg siempre me resultó fascinante. El canadiense tiene un estilo muy característico. Suele centrarse en el body-horror y el fan disservice, ocasionalmente jugando con elementos surrealistas y filosofías distópicas.

Todavía hoy es considerado un director de culto (ciertamente no es de los más populares) pero en los años ´80 fue el precursor de muchos de los dispositivos argumentales más utilizados actualmente. Por ejemplo, Scanners (1981) creó el concepto del sangrado de nariz debido a un ataque psíquico y The Fly (1986) codificó las representaciones en el cine de mutaciones lentas.



Hay básicamente dos “Cronenbergs”. Uno es el visceral y transgresor, el tipo que aprovecha el cuerpo humano como un lienzo artístico. Por eso, cuando se anunció que Crimes of the Future (2022) sería la primera incursión en el género de horror corporal en 23 años, yo me emocioné un montón. Y la película no defraudó.

El otro Cronenberg es el de sus obras más recientes. Comenzando con Spider (2002) –un thriller psicológico poco interesante con Ralph Fiennes– el director trabajó algunos tópicos más sociales/políticos en dramas que resultaron más sutiles y dramáticos. Estas obras, si bien suelen tener escenas fuertes, no buscan perturbar tanto a la audiencia.

Por esa época comenzó a colaborar con algunos actores de su preferencia, como Viggo Mortensen (Eastern Promises, A History of Violence, A Dangerous Method) y Robert Pattinson (Map to the Stars, Cosmopolis). A mí este tipo de cine más “mainstream” y cargado políticamente no me interpela demasiado. Por ese motivo, no van a ser el foco de este post tampoco.

 

Censura, persecución y bio-punk

A finales de los 70 y principios de los 80, David Cronenberg a menudo entraba en conflicto por la revisión y posterior prohibición de sus películas. El tipo respondía que los censores tienden a hacer lo que solo hacen los psicópatas: confundir la realidad con la ilusión.

La persecución de los artistas se convirtió en un tema recurrente en su trabajo. Lo vemos en la fantástica eXistenZ (1999) y también en Crimes of the Future, por mencionar dos ejemplos claros. Justamente estas dos producciones son muy buenos exponentes del sci-fi bio-punk, un género que este realizador ha sabido plasmar en gran parte de su obra.

En Scanners, por ejemplo, un error farmacológico crea un extraño baby boom de niños psíquicos espeluznantes y socialmente inadaptados. Videodrome –quizás la mejor y más compleja de Cronenberg– nos muestra cómo las ideologías en guerra utilizan la tecnología de las comunicaciones para convertir a los espectadores en peones monstruosos.



Me gusta mucho también Naked Lunch, un bio-punk a través de la generación Beat, con máquinas de escribir sensibles, insectos gigantes y monstruos que te dan una tremenda creatividad a cambio de mamadas.

Mientras tanto, en eXistenZ se utilizan anfibios modificados genéticamente para crear hardware de videojuegos de tecnología orgánica y The Fly es un experimento fallido de teletransportación que fusiona a Jeff Goldblum con una mosca, con resultados terribles.

 

Las preocupaciones de Cronemberg

En estas producciones hay VHS carnosos y televisores vivientes, máquinas de escribir insectoides parlantes y pistolas orgánicas. Todo esto combinado con un terror visceral que se ocupa de explorar la transformación de la carne, las infecciones y las enfermedades.

A lo mejor parezco un loquito por disfrutar de este tipo de cine, pero me parece que vale una aclaración importante: lo que hace Cronenberg no es porno de tortura como popularizaron las películas de Eli Roth o la franquicia SAW: El juego del miedo. Son búsquedas e intenciones muy distintas.

David Cronenberg está preocupado por la inevitabilidad de la muerte, específicamente a través del envejecimiento y la decadencia transformadora que lo acompaña. Sus películas están claramente dirigidas hacia un final cínico y suelen tener desenlaces deprimentes o, en el mejor de los casos, agridulces.

Pongamos el foco en The Fly por un momento, quizás su obra más icónica. Cronenberg ha declarado que es una alegoría del envejecimiento, con toda la decadencia que inevitablemente conlleva. Siendo esto los años 80, muchos críticos y fans compararon la película con la epidemia del SIDA. El mismo protagonista habla sobre su propia condición como “una extraña forma de cáncer”.



¡The Fly lo tiene todo! Es una película de monstruos / terror corporal de ciencia ficción, un thriller psicológico y una tragedia romántica. También tiene momentos ligeros que se acercan a la comedia romántica, si bien progresivamente se torna más oscura.

Pero al final del día, el arco del personaje de Seth (Jeff Goldblum) es un coming-of-age. El tipo tiene treinta años y, debido a su intelecto y al aislamiento autoimpuesto, nunca ha conocido el amor antes de su relación con Verónica (Geena Davis).

Cuando el enamoramiento choca con su pasión por el trabajo, comete un error trágico y su cuerpo comienza a “madurar” de manera horrible a medida que se vuelve más fuerte, más viril, emocionalmente inestable y violento en las primeras etapas de su transformación. Luego, cuando se da cuenta de lo que realmente le está sucediendo, su mejor “yo” resurge. El problema es que ya es demasiado tarde; no puede contener el deterioro físico y mental que viene con su transformación.

 

Hablemos de Crimes of the Future

Ver Crimes of the Future en 2022 sin ningún contexto es como agarrar Game of Thrones en la temporada 3, el capítulo de la Boda Roja, y esperar entender qué catzo está sucediendo. Se trata del gran regreso del canadiense David Cronenberg al género que lo hizo más famoso: el body-horror.

Como venimos diciendo, es un segmento del terror que puede ser muchas cosas: divertido, inquietante, reflexivo e incluso profundo. Sin embargo, hay un elemento clave en todas las ficciones de body-horror: cosas asquerosas que revuelven el estómago.

¿De qué va Crimes of the Future? En un mundo donde los seres humanos han evolucionado más allá del dolor y la enfermedad, la cirugía se ha convertido en un arte escénico. Allí, el popular artista Saul Tenser (Viggo Mortensen) permite que su socia Caprice le extraiga neo-órganos frente a pequeñas y exclusivas multitudes.



Desde eXistenZ de 1999, el director no había retomado sus raíces e incluso sus últimas producciones ya exploraban otro tipo de historias (y no fueron especialmente bien recibidas). Crimes of the Future estrenó en Cannes y generó varias polémicas. Se reportó gente descomponiéndose durante las funciones, por ejemplo.

A mí me encantó y creo que está entre lo mejor del año. Tiene la extraña sensualidad de Crash (1996), algún que otro guiño a The Fly (1986), varios puntos en común con eXistenZ (1999) y comentarios sociales en línea con Videodrome (1983) y Scanners (1981). En otras palabras: es ideal para un fan del Cronenberg más visceral.

El diseño de producción y los efectos prácticos juegan un papel importante en una película que no es fácil de ver bajo ningún punto de vista. Desde su críptica escena inicial, la obra ofrece efectos visuales que se quedan en tu mente.

Hay que tenerle paciencia, porque la trama se va desenvolviendo muy de a poco y el ritmo es parsimonioso. No me extrañaría que varios quieran abandonarla en los primeros 20 minutos, porque se entiende poco y nada. Afortunadamente, todo comienza a tener sentido pronto y el misterio acaba siendo muy satisfactorio al final.

La ambientación es bio-punk, con un montón de máquinas que parecen haber evolucionado por sí mismas en lugar de ser construidas. Es un mundo sin enfermedades y sin dolor, lo que significa que nadie se lava las manos ni se preocupa por lastimarse. Cortar a la pareja es el nuevo sexo.

El tono es el de un policial negro más bien tranquilo. Progresivamente las piezas van encajando unas con otras haciendo que el guion termine funcionando como un mecanismo de relojería. Realmente disfruté de todas las astutas vueltas narrativas que tiene la trama.



Crimes of the Future logra todo lo que se propone: es asquerosa, psicológicamente estimulante, restringida en todos los aspectos correctos y, en general, una película completamente satisfactoria. No será para todo el mundo, pero para mí representa uno de los mejores exponentes de este 2022. Si no la vieron, está a dos clicks de distancia.

 

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=>> Otros posts sobre CINE y POST RELACIONADOS en el blog: “Videodrome: entre McLuhan y lo reprimido”; “El viaje al inconsciente en Naked Lunch”; “El gigante ahogado y las adaptaciones de Ballard en el cine”; “La complejidad narrativa de SAW: El Juego del Miedo”; “Análisis de Twin Peaks: Fire Walk With Me”; “El Bebé de Rosemary y la modernización del terror”.

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1 comentario:

  1. Buena nota Lu ! Me parece un tanto escatologica.. para mi eh.. para mi !

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