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jueves, 12 de diciembre de 2019

Una conversación sobre nada


La ficción a veces presenta una conversación larga, divagante y aparentemente improvisada entre los personajes sobre algo que no tiene sentido (como botones sueltos de una camisa). Cuando esto sucede, ellos le dedicarán tanto esfuerzo intelectual como los miembros de un equipo de debate, lo que lo hace aún más inútil (y probablemente más gracioso).




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Tipos de conversaciones inservibles

Por supuesto, Seinfeld es la serie que hizo de estas “conversaciones sobre nada en particular” un chiste recurrente. Los personajes siempre debatían cosas como qué será lo contrario de comer un sándwich de atún (Jerry sugiere que comer salmón es lo contrario, porque nadan en la otra dirección. George racionaliza que debe ser la ensalada de pollo).

Existen variaciones. Cuando la conversación sobre nada se convierte en un argumento inusualmente apasionado, se trata de un debate de “cavernícolas contra astronautas” (como popularizó la serie de Buffy, la cazavampiros).


En How I Met Your Mother, una simple metáfora lleva a Ted, Robin, Marshall y Lily a tener una intensa pelea sobre cuál es mejor: patos o conejos.

Solo podemos ver partes del argumento real (que continuó durante bastante tiempo) pero parece que se vuelven muy, muy intensos sobre todo, y la discusión abarca desde los méritos de los animales como mascotas, comida, amuletos de buena suerte y competidores en un combate a muerte dentro de una jaula de acero. 

Ted Viejo (en el futuro) lo describe como la peor pelea que hayan tenido.


La conversación también podría tratarse sobre quién ganaría en una pelea hipotética. En la hermosa película Stand by Me (1986), los chicos hablan sobre qué animal es Goofy y si Mighty Mouse podría vencer o no a Superman.

Este tipo de preguntas aparecen mucho en los comics. Es el medio que se caracteriza por debates del tipo “¿Podría Batman vencer a los X-Men, o necesitaría la ayuda de Spider-Man para enfrentarse a Gambito?”. Se ha dicho que este tipo de preguntas son el estilo propio de autores como Brian Michael Bendis, clásico autor de Marvel.

En la vida real solemos meternos en conversaciones seinfeldianas cuando estamos en espacios incómodos y reducidos, como un ascensor. Por eso no es tan raro que discutamos sobre el clima, que es decididamente, menos incómodo que quedarnos en silencio o haciendo ruiditos extraños.

Tarantino y sus conversaciones (no tan) inútiles

Dos de las mejores películas del año estuvieron plagadas de conversaciones sobre nada. En The Irishman hay una discusión sobre un tipo de pescado que se extiende por varios minutos.

Once Upon a Time in Hollywood tiene todavía más casos. Por ejemplo, mientras resuelven los detalles más finos de sus asesinatos planeados, los cultistas de Manson de repente se ponen a discutir el papel de Rick Dalton como estrella de televisión.

Quentin Tarantino es muy famoso por utilizar, frecuentemente, conversaciones sobre nada en sus producciones. Hasta podríamos decir que es una de sus marcas de autor. Generalmente estas charlas vienen seguidas de algún acto ultra violento.

En Pulp Fiction son célebres los intercambios sobre el “masaje de pies” y la “Royale con queso”. Tarantino las usa para subrayar cuán deslumbrados se han vuelto los personajes hacia una rutina diaria que la mayoría de las personas consideraría espantosa, o al menos extraordinaria.


La conversación sobre los masajes de pies, aunque aparentemente seinfeldiana, en realidad sirve a un propósito, ya que Jules (Samuel Jackson) está tratando de enfatizar cuán peligroso y celoso puede ser el gánster Marsellus Wallace, particularmente con respecto a su esposa Mia (Uma Thurman).

La discusión de “Like a Virgin” y los hábitos de propinas en Reservoir Dogs y cualquier conversación en el bar en Death Proof son otros ejemplos conocidos. Pero incluso entonces, para Tarantino las conversaciones tienen un propósito.

Tomemos Reservoir Dogs (que mencioné por acá en relación a los macguffins). El Sr. Orange pasa la escena actuando como el chico nuevo que intenta encajar, y también él es quien le dice a su jefe lo que está sucediendo: está revelando información privada. Muchas otras pequeñas pistas dan una idea de las personalidades y las relaciones.

Un último caso tarantinesco. En Django Unchained (2012), el Klan tiene una discusión de casi tres minutos sobre la practicidad de las bolsas que llevan en la cabeza, ya que aparentemente los agujeros para los ojos estaban fuera de lugar.

Sobre Seinfeld

Hablemos un poquito de Seinfeld antes de continuar. Fue una sitcom que se emitió desde 1989 a 1998 y tenía un concepto revolucionario para la época: era un programa sobre nada. Incluso se jactaba de su lema: “Sin abrazos, sin aprendizaje” (no hugging, no learning).

Más de una vez mencioné que se trata de mi serie favorita de todos los tiempos. Se centraba en cuatro individuos absortos en sí mismos y obsesionados con las minucias de la vida moderna. 

La idea de que los personajes pasaran episodios enteros haciendo y resolviendo básicamente nada (con todo el humor basado en los eventos del slice-of-life y sus discusiones sobre protocolos sociales intrascendentes) no tenía precedentes.



Seinfeld fue tan disruptivo, de hecho, que fue copiado sin piedad. Sigue siendo muy difícil describir a la generación más joven cuán enorme fue aquel espectáculo en los años 90 (y qué tan meméticos se volvieron sus argumentos y dichos).

Parte de lo que contribuyó a la autenticidad del tema “sobre nada” fue el hecho de que gran parte de las tramas se basaban en historias personales de las vidas de Larry David, Jerry Seinfeld y varios miembros del equipo de redacción.

Hay varias “conversaciones sobre nada” en Barry, la serie de HBO que arranqué a ver hace poco. Y tienen sentido que así sea debido a su bizarra premisa: un sicario con una crisis existencial comienza a tomar clases de teatro. Pronto sus dos mundos comienzan a mezclarse y colapsar.


Donnie Darko (2001) presenta una inversión interesante. Durante un intercambio sobre Los Pitufos, Donnie se enoja por la inutilidad de la discusión y hace que todos sus amigos se vean como idiotas con argumentos más que certeros.

Otros casos de conversaciones sobre la nada

Hay otros casos de charlas sobre nada importante en la ficción que me divierten mucho. Monty Python y el Santo Grial (1975) abre con una larga discusión sobre la capacidad de carga de varias golondrinas y la habilidad de los cocos para migrar. El tema vuelve a aparecer hacia el final de la película.

En American Psycho (2000) hay una escena infame que involucra una pelea por las tarjetas de presentación y aparecen reflexiones sobre cantantes pop y la cultura de los años 80 entre el personaje principal y las personas que asesina.

Suceden con una frecuencia deliciosa en Gilmore Girls, generalmente entre escenas relevantes para la trama. Aparece en Friends, con conversaciones sobre por qué Donald Duck usa una toalla después de bañarse, o por qué no hay un superhéroe llamado Goldman.


Por último, por lo general surgen en torno a temas nerd en The Big Bang Theory. En un episodio, por ejemplo, comienzan a hablar sobre quién sería el personaje más genuinamente heroico del Universo Marvel, siguiendo las líneas del médico que le da a Wolverine su examen de próstata.

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2 comentarios:

  1. Aguanten las conversacion sin proposito. Desde tiempos inmemoriables que la gente hace estas cosas para "socializar", y cuando uno lo hace, "sos un boludo por preguntar cosas como, cuantos gatos se necesitan para hundir una isla pequeña?"
    Deberian haber mas series como Seinfeld que son graciosas y puntos. No hay moralejas, no hay dialogos que trascienden el entendimiento humano y la capacidad mental para reintegrarse con el universo. No hay tramas super ocultas o metaforas de monstruos que se refieren al malo o a la sociedad o a la comida procesada. Son diálogos inconexos con todo. Como la vida misma.

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    1. El motto de Seinfeld se aplica perfectamente: no hugging, no learning.

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