No estoy llorando, solo me entró algo de nostalgia
en el ojo. El año pasado el cine nos regaló dos grandes películas para conocer
a Christopher Robin, el hijo real del autor de Winnie Pooh y quien en verdad
inspiró los relatos de este oso de peluche tan adorado.
***
El
live-action que no sabías que querías
Dentro de la enorme cantidad de remakes y
reinterpretaciones de clásicos
de Disney que vienen saliendo (¡y los que están por venir!), Christopher Robin –estrenada en 2018–
es uno de las más interesantes.
La película reimagina al protagonista de los
cuentos de Winnie Pooh: el niño
Christopher Robin se embarcó en innumerables aventuras en el bosque de los Cien
Acres con sus animales de peluche, pero ahora creció y perdió el rumbo.
Como director, Marc
Foster es un realizador extraño que yo no logro encasillar en ningún
estilo. Dirigió una de zombies (Guerra
Mundial Z, 2013), una de Bond (Quantum
of Solace, 2008), una genial comedia metatextual como es Stranger than Fiction (2006) y thrillers
del estilo Stay (2005) y All I See Is You (2016).
Quizás la película de este director que más se le
acerca a esta propuesta es Finding
Neverland (2004), hermosa (y tristemente subvalorada) biopic que cuenta la
relación del creador de Peter Pan
con la familia que inspiró estos relatos.
Una de las actuaciones más honestas y sobrias de Johnny Depp antes de terminar de
descarrillar por completo.
Por suerte, para Christopher Robin el director la jugó seguro y fue con Ewan McGregor, quien representaba la
opción perfecta para el rol protagónico. Un actor carismático que sabe
balancear los momentos de comedia y drama y es muy adecuado para las historias
de fantasía. Si les queda alguna duda, vean Big
Fish (2003), de Tim Burton, una
de mis grandes películas
favoritas de toda la vida.
Acá es posible conocer a Christopher Robin en su
versión de ficción. El actor hace un trabajo físico impecable y muy demandante,
ya que el 80% de la película se la pasa hablando con animales hechos por
computadora. Todos los personajes de Winnie Pooh (una serie con la que crecí)
están recreados con mucho realismo y fidelidad hacia los originales.
Ahora: está bastante claro que la película funciona
más para el adulto nostálgico que para la nueva generación de chicos que
probablemente desconozcan a Pooh. Por este motivo quizás Christopher Robin no
fue un súper éxito de taquilla.
A este hecho hay que sumarle la bizarra prohibición
que sufrió en China, un país que
–por increíble que parezca– es capaz de levantar
o lapidar la taquilla.
Al parecer el oso Pooh está siendo usado en memes
para burlarse del presidente chino Xi
Jinping, con quien habría un regordete parecido.
Como película infantil, es bastante añiñada y
clásica. Tiene sus momentos emotivos mezclados con una ligera dosis de humor y
un cierre moralista en el que todos aprenden a ser mejores personas (menos el
villano de turno). La escena inicial es grandiosa y también disfruté mucho de
ese final tan lacrimógeno entre McGregor y el osito Pooh.
El biopic
que no sabías que querías
Otro opción todavía más interesante para conocer a
Christopher Robin (en este caso, al verdadero) es el drama inglés Goodbye Christopher Robin, que salió en
2017 y no tuvo estreno en cines argentinos. Es un biopic que retrata el curioso
origen de los personajes literarios creados por A.A. Milne.
Además, está Domhnall
Gleeson, y eso siempre es un plus.
No mucha gente conoce la historia detrás del oso
amante de las siestas y la miel. Lo cierto es que Milne solamente publicó dos
libros infantiles: Winnie-the-Pooh (1926) y el segundo, que finalizó
abruptamente la historia de estos personajes: The House At Pooh Corner (1928).
El tema es que, en 1966, Disney adquirió los derechos del personaje y tuvo la potestad
para comercializar más libros, series animadas, películas y todo tipo de merchandising.
Winnie Pooh fue la manera que encontró el autor
para conectar con su hijo, a quien no vio crecer porque estuvo peleando en la
Primera Guerra Mundial. Las historias de Winnie, Igor, Tigger, Piglet y los
demás, era un juego infantil entre ambos.
Al publicar los libros, tuvieron un éxito sin
precedentes. Cuando la prensa descubrió que el protagonista de los libros,
Christopher Robin, era un niño real, le hicieron la vida imposible.
Literalmente la familia no podía salir sin ser
acosada por los medios. Todos querían tener un pedacito del niño porque era
noticia en toda Inglaterra. Es famosa la foto en la que un dueño del zoológico
puso al niño junto a un oso para atraer más público. Una escena que se retrata también en la película.
Goodbye
Christopher Robin retrata muy bien el origen de los libros y todo el
infierno que vivió el padre. Domhnall Gleeson la rompe en un papel protagónico
complicado. Su personaje no solo está acomplejado por los traumas de la guerra,
sino también porque no sabe cómo conectar con su familia y tiene sentimientos
encontrados por explotar a su propio hijo.
Es fascinante también el trabajo del pequeño Will Tilston. Las escenas de Tilston
con Gleeson son realmente hermosas y llenas de mensajes. Capturan situaciones
muy emotivas y complejas en las relaciones entre padres e hijos.
Todos ubicamos a Winnieh Pooh, al menos en
imágenes, pero la curiosa historia detrás de su libros no es tan conocida. Esta
biopic recrea muchas situaciones de este caso con precisión, incluso los
momentos más incómodos y vergonzosos.
Me encantó esta película y la recomiendo
especialmente como complemento de la reinterpretación que sacó Disney con Ewan
McGregor. Ambas películas forman una sola: ficción y realidad, las dos caras de
una misma moneda. Son una excelente forma de conocer a Christopher Robin.
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=>> Otras notas sobre CINE
en el blog: “Los
secretos de Under the Silver Lake”; “Frances
Ha y el encanto de filmar en blanco y negro”; “La
otra historia: el final de Searching explicado”; “El
final de Una Separación explicado”; “Tu
grito me suena: el grito Wilhelm en el cine”; “Aprendiendo
a crecer: Edgar Wright y la trilogía Cornetto”.
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