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martes, 18 de diciembre de 2018

La nostalgia ya no es lo que era (IV): tres juegos para amantes del retro


Hacía rato que no retomaba esta nostálgica saga. ¡Fue hace más de dos años cuando hablé del Contra, el Tamagotchi y el Doom! Hoy quiero referirme a una tendencia que viene desde hace un tiempito y que terminó por consolidarse este año: las remasterizaciones de cosas del pasado en un intento de devolverles la vigencia.

Disney, por mencionar el principal caso, lo está haciendo con sus muchas remakes cinematográficas y videojuegos. Es una tendencia que parece no querer parar.

En esta nota quiero reseñar tres muy buenos videojuegos actuales que demuestran el amor por lo retro: Ducktales Remastered, Castle of Illusion HD y Tanglewood.




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La nostalgia se define como ese sentimiento cuando uno quiere que las cosas sigan igual. Se forma con el griego “nostos” (regreso a casa) y “algos” (dolor o angustia). Es un anhelo agridulce por el pasado.

Los niños que crecimos en los ´90 conocemos bien a la nostalgia. Fue una época de excelentes películas de Disney, los videojuegos de 16 bits, el Pokemon, los juguetes y juegos de mesa, el Magic Kids, Dragon Ball Z y los tazos.

Increíble pensar que todo eso está volviendo en 2018. Y es que hoy la nostalgia garpa.

La franquicia de Dragon Ball vive con Dragon Ball Super (y la venidera película). Disney presentó trailers para las remake live-action de El Rey León, Aladdin y Dumbo, ¡una película de 1940!

En materia de videojuegos, Celeste ganó el premio al Mejor Juego Indie en los Game Awards 2018 y Shovel Knight o Undertale son nuevos clásicos modernos. Todos títulos que tienen sabor a 8 bits.


Disney no va a parar hasta que te hayas visto hasta la remake de La Dama y El Vagabundo

Siempre me resulta loco cómo nos aferramos a las piezas del pasado mientras esperamos nuestro futuro. Yo mismo me suelo sentir dividido entre la nostalgia por lo familiar y un impulso por lo nuevo. Más veces de las que me gustaría me encuentro a mí mismo pensando en los buenos tiempos pasados.

Vamos con los tres juegos que mencioné en la introducción.

DuckTales: Remastered

DuckTales: Remastered, es la reconstrucción en alta definición del conocido juego de NES de 1989, pero es también mucho más.

En el original, basado en la serie televisiva con ese opening tan pegadizo, Uncle Scrooge tenía que viajar por todos los puntos del mundo en busca de una serie de tesoros perdidos, ayudándose con su bastón para saltar más alto y derrotar a sus enemigos.

La versión de Family Game podías darla vuelta en menos de una hora si sabías exactamente qué hacer (en qué orden avanzar con los niveles, por ejemplo). Los speedrunners lo hacen en unos 8 minutos. En cambio, Remastered le incorpora varios cambios, extiende los niveles y presenta batallas con los jefes mucho más desafiantes.


Transilvania: de los mejores niveles del Ducktales Remastered

No deja de ser un tradicional plataformero 2D, pero tiene unos gráficos pintados a mano que remiten a la serie con mayor fidelidad. En total hay siete niveles: uno introductorio, cinco principales que se pueden pasar en cualquier orden y un epílogo (¡que me costó bastante!).

Los fans de los juegos de plataformas (como yo) tienen mucho para amar en Ducktales: Remastered, pero la aventura peca de ser demasiado corta. Con toda la furia, el juego te puede llevar unas tres o cuatro horas. Aunque hay achievements para lograr y desbloqueables para ir comprando con las joyas de cada nivel, no le agregan experiencia de juego.

Aun así, yo lo compré rebajado en Steam (habré pagado 30 pesos, no más) y la pasé muy bien, distribuyendo el juego en varios días donde me sentaba a avanzar un poquito más.

Este es un producto rehecho desde cero, lo cual brinda una extraña paradoja temporal: el lifting HD hace que el Tío Scrooge se vea más joven que hace 20 años atrás.


Hay dos o tres diferencias, ¿no?

Me encantó Ducktales: Remastered. Ahora yo exijo una remasterización de Quackshot, o si no me voy a poner a jugar al clásico de 16 bits, que me encantaba.

Castle of ilusión HD

A diferencia de Ducktales: Remastered (que es una remake extendida), Castle of Illusion es una reimaginación del original de Sega Genesis de 1990. Además de mejorar muchísimo los gráficos, se trata prácticamente de un juego nuevo y diferente.

En mi caso, lo viví como un hermoso viaje al pasado más glorioso de los plataformeros convencionales. Es un mix peculiar entre lo viejo y lo nuevo, porque los diseños de niveles están copiados pero expandidos en todos los sentidos.


Digna de elogio es la belleza de los fondos y texturas.

Es un juego realmente lindo de ver. Castle of Illusion era uno de los juegos más vistosos del catálogo de Mega Drive y esta remasterización hace justicia en ese aspecto.

La acción es principalmente en 2D, pero cada tanto hay momentos en 3D, como algunas situaciones de acción, los jefes, los niveles de bonus y el castillo en sí, que ahora se asemeja al castillo de Peach en Super Mario 64.

Castle of Illusion HD tiene mucho estilo y es súper divertido, con el grave inconveniente de que es todavía más corto que Ducktales: Remastered. A lo sumo lo terminás en dos horitas.

Además, me resultó demasiado fácil (hasta llegar al jefe final, donde hay un salto de dificultad importante).


Tanglewood

Lo pensás un poco y parece increíble que un nuevo videojuego para la Sega Genesis llegue 30 años después del debut de la consola.

Tanglewood es como una especie de mezcla entre El Rey León y el Lost Vikings, combinando plataformas y puzzles.


Jugás como un zorro que fue separado de la familia y desea llegar a su hogar. Lo interesante del creador Matt Phillips, un desarrollador experimentado, es que el juego no emula ser de Genesis. Es un auténtico juego de Genesis, con todas sus limitaciones de hardware y tecnológicas.

Phillips utilizó un kit de desarrollo de la Mega Drive que corre bajo Windows 95 para codificar el juego. Trabajó con las limitaciones reales del sistema. Se acercó a Sega para ver si la compañía podía licenciarle oficialmente el juego y ellos dijeron que “no” porque ya no tienen un procedimiento de aseguramiento de la calidad para sus juegos de 16 bits. Así que se mandó a hacer todo él mismo.

La reproducción física la logró junto a una compañía China que fue asistida por otra, en Canadá, que diseñó la placa de circuitos que va dentro del cartucho de plástico. Todo un verdadero dolor de cabeza y un caso ejemplar de colaboración internacional.


Mirá hacerte con uno de estos cartuchos, papá...

Básicamente, si todavía tenés una Sega tirada en tu casa y te comprás este juego nuevo, comercializado en 2018, lo podés jugar tranquilamente y sentirte que estás de vuelta en los ´90 menemistas.

¿Y, al final del día, Tanglewood vale la pena?

¡Está lindo! Yo todavía no lo terminé (creo que voy por la mitad o un poquito más) pero lo estoy disfrutando un montón. Tiene un diseño de niveles interesante, puzzles que son desafiantes sin ser imposibles, habilidades atractivas y una animación fluida.

Me gustó el minimalismo con el que se cuenta la historia, al mejor estilo Limbo. Está piola que medio tenés que ir descubriendo cómo avanzar por prueba y error. Morís seguido, pero hay suficientes checkpoints para que la experiencia no sea frustrante. Otro punto atractivo es el ciclo de día/noche..


De noche las cosas se vuelven especialmente terroríficas en Tanglewood.

En un momento aparece un pequeño zorro de compañero que complejiza las cosas. Su inteligencia artificial es a veces torpe, pero si recordamos que es un juego de Sega Genesis, termina siendo algo impresionante.

Vale aclarar que, por si acaso, el creador se preparó una versión de Steam para que pueda ser jugada en las PC´s actuales. Muy lindo el amor por lo retro, pero nadie vive de glorias pasadas. Se puede conseguir por 200 pesos, lo cual no me parece demasiado (¡estar atento a las rebajas de fin de año!)


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