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viernes, 14 de julio de 2023

El transgénero en la ficción (y un extraño sincronismo)

 

Ha habido una mayor conciencia de la diversidad de géneros en los últimos años. La ficción también ha comenzado a ocuparse de representar estos temas con mayor respeto. En esta nota hablamos un poquito de eso… y les comparto un extraño sincronismo que viví en estos días.

 



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Lo trans: brevísima introducción

Lo del extraño sincronismo no es únicamente un (poco sutil) clickbait. Resulta que me topé con ficciones transgénero en tres cosas separadas que estoy experimentando actualmente: (1) una novela de Haruki Murakami (Kafka en la Orilla), (2) un videojuego narrativo (Tell Me Why) y (3) un animé (Tengoku Daimakyou). Pero ya llegaremos a eso.

Vayamos por parte. Una de las grandes ideas equivocadas sobre esta temática es la confusión entre género y sexualidad. Con frecuencia se asocian o combinan erróneamente. Los bebés con pene son niños y los bebés con vaginas se denominan niñas. La naturaleza, por supuesto, es más complicada que eso.

En este sentido, “transgénero” es un término general que se puede usar para referirse a todas las personas cuyos géneros no coinciden con el sexo que se les designó en función de factores médicos o biológicos.



Esto incluye, por ejemplo, a las “mujeres trans” (mujeres que son designadas como hombres al nacer), “hombres trans” (hombres designados como mujeres al nacer) y a personas no-binarias que no se identifican completamente como hombres o mujeres. Incluye también a personas sin género/neutros, que no se identifican con las identidades de género establecidas. Claro que hay muchas variaciones más, como el género fluido.

Es común en japonés describir a las personas transgénero como “[X] de cuerpo, pero [Y] de corazón”, que es como el personaje de Kikunojo expresa su identidad de género en el animé One Piece, por mencionar un ejemplo.

 

El revolucionario caso de Ranma ½

Recuerdo que de chico me impresionaba mucho el concepto de Ranma ½. Hoy puedo entender lo revolucionaria (y polémica) que era aquella historia.

Ranma ½ es un manga/animé que mezcla cuestiones de género con una comedia romántica y artes marciales. Es una de las propiedades intelectuales más populares, conocidas e influyentes de la década de 1990. Hoy ha caído un poco en el olvido, pero no deja de ser un gran clásico.

La historia sigue a Ranma Saotome, quien acaba de ser comprometido (a la fuerza) con Akane Tendō, una artista marcial talentosa y poco femenina. Pero él tiene sus propios problemas con los que lidiar.




En un viaje de entrenamiento ridículamente imprudente con su padre, Ranma accidentalmente cayó en un manantial maldito. Ahora su cuerpo se transforma en el de una niña cuando se salpica con agua fría. El agua caliente revierte la transformación, pero no antes de que un caso de identidad equivocada haga que la relación entre Ranma y Akane tenga el peor comienzo posible.

Todo en Ranma ½ es súper bizarro, picante y divertido… y se pone cada vez mejor cuando empiezan a aparecer otros personajes que también cambian sus cuerpos con agua fría o caliente (porque resulta que cayeron en otros pozos de aquel manantial maldito).

La serie animada lleva el tropo del "harem" a su extremo. El elenco principal cuenta con más de una docena de personas atrapadas en una compleja red de amor, odio, deber, honor y rivalidad.



El transgénero en el cine

Aceptar la propia identidad de género, o incluso reconocer su existencia, puede llevar un tiempo, pasando por varias etapas de negación. Este período parece recibir la menor cobertura en la ficción convencional, que se ocupa principalmente del comienzo o el final (o el final cercano) del camino.

Una película clásica, en este sentido, es Boys Don’t Cry (1999). Las mujeres trans se hicieron más populares como objetos de largometrajes y documentales a lo largo de la década de 1990, pero no fue hasta finales de la década que una película importante se centró en un hombre trans.

El relato está basado en la historia real de Brandon Teena, violado y asesinado en Humboldt, Nebraska, en diciembre de 1993 después de que dos conocidos descubrieran que era trans. Boys Don't Cry protagonizó a la ganadora del Oscar Hilary Swank como Brandon, quien lucha por encajar en la comunidad local mientras mantiene en secreto su identidad de género.



También en 1999 –aunque del otro lado del charco– tuvimos a la española Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar. El director a menudo usaba personas trans en sus películas y tenía una actitud progresiva hacia el casting. Esta película probablemente sea la mirada más sostenida y sensible de Almodóvar sobre la vida de las mujeres trans.

El conflicto inicia con los intentos de Manuela (Cecilia Roth) por encontrar al padre de su hijo Esteban, quien murió en un accidente de tránsito. El secreto es que ella nunca le dijo a Esteban que su padre era una mujer trans y trabajadora sexual, Lola. El argumento en todo momento otorga a las mujeres trans un nivel de dignidad y respeto que rara vez se había visto en el cine mainstream.

En los años siguientes comenzaron a florecer otras producciones claves del género trans. Transamerica, con Felicity Huffman de Desperate Housewives, resonó mucho allá por 2005. Todavía más impacto tuvo The Danish Girl (2015), que puso a Eddie Redmayne en la lista de los actores más codiciados de la época.

Lo más interesante de La Chica Danesa es que es una de las pocas películas (al menos que yo haya visto) donde se trabaja, muy prolijamente, el tema de la transición. La atracción de Einar Wegener por su esposa, por ejemplo, disminuye a medida que lucha con su identidad alternativa como Lili Elbe, y eventualmente desaparece por completo a medida que realiza la transición completa.



También deberíamos nombrar Tangerine, de 2015. Esta película de Sean Baker, con sede en Los Ángeles, fue filmada en su totalidad en tres iPhone 5S y sigue la historia de una trabajadora sexual transgénero que se entera de que su novio proxeneta la ha estado engañando con una mujer cisgénero. Sin-Dee se entera de esto al salir de prisión y se enfurece tratando de encontrar a la mujer (o mujeres, como resulta) que la agraviaron.

 

La representación en Argentina: XXY

En Argentina hay una película fundamental en este tópico: XXY (2007), de Lucía Puenzo. Soy el primero en admitir que esta obra no me gustó; sin embargo, no se puede objetar su impacto cultural y social. Cuenta la historia de un adolescente intersexual con un punto de vista perspicaz.

Protagonizada por grandes figuras como Ricardo Darín, Valeria Bertuccelli y Germán Palacios, la película se convirtió en un éxito en los países de habla hispana. De hecho, ganó el Premio Goya a la mejor película en español y el Premio de la Crítica en Cannes.

Ahora bien, no es estrictamente una película sobre una persona transgénero porque Alex en realidad es un adolescente intersexual, lo que significa que nació con genitales masculinos y femeninos. Sin embargo, plantea algunas preguntas interesantes que son relevantes cuando se piensa en estos temas.



XXY muestra a Alex luchando con la decisión de qué genitales quiere que le remuevan mediante una cirugía. En otras palabras: debe decidir si quiere ser “hombre” o “mujer”. Uno podría plantearse por qué hay una necesidad de elegir. Pero acá reside el conflicto: los padres de Alex lo presionan en su elección para que sea más aceptado en la sociedad. ¿Suena familiar?

La película representa muy bien una situación compleja y luego la trata con el máximo respeto, teniendo siempre en cuenta la perspectiva de Alex y sin dar respuestas fáciles.

 

Lo transgénero en la pantalla chica

En la TV hay algunos ejemplos modernos interesantes para mencionar. Por ejemplo, en Nip/Tuck (una serie SÚPER adelantada a su época) tenemos al personaje de Ava Moore que interpretaba Famke Janssen.

Ella es una depredadora sexual que tiende a buscar parejas significativamente más jóvenes que ella o incluso menores de edad. La razón de esto es que Ava es una mujer transgénero con una cavidad vaginal incompleta, y esperaba que los hombres sin experiencia no pudieran notar la diferencia.

En Friends, se supone que el padre de Chandler es un drag queen gay, pero interpreta a una mujer trans (ser interpretado por Kathleen Turner, una sex symbol de la década de 1980, complica aún más las cosas).

El padre de Chandler es el protagonista de un programa ficticio llamado “Viva Las Gaygas”. Las drag queens que actúan profesionalmente son muy, muy buenas, y algunas se han hecho cirugía plástica en la cara y se han depilado. La madre de Chandler señala específicamente que su padre todavía tiene pene, por lo que no se ha sometido a una cirugía de reasignación.



Por último, podemos mencionar a Transparent, una serie dramática de Prime Video de 2014 creada por Joey Soloway. Jeffrey Tambor (actorazo) interpreta a Maura, la matriarca de los Pfeffermans, una familia judía con sede en Los Ángeles que tiene sus propios problemas individuales con la identidad.

Maura está luchando por salir finalmente como una mujer transgénero de unos 60 años. Alrededor suyo tiene otros quilombos: su ex esposa Shelley está tratando de mantener con vida a su segundo esposo y su hija mayor Sarah es una madre casada de dos hijos que engaña al esposo con su ex pareja lesbiana de la universidad.

 

Kiruko en “Tengoku Daimakyou” (animé)

Ahora sí: hablemos de mi extraño sincronismo. Digo “extraño” porque –hay que admitirlo también–  la temática transgénero no es algo que yo busque activamente en la ficción.

Siempre me gusta tratar de experimentar un poco de todo, pero lo trans no es algo que me interpele particularmente. Del mismo modo que me ocurre con la Segunda Guerra Mundial o la política de Estados Unidos, hay temas que no me interesan lo suficiente como para consumirlos de manera constante.

Y, sin embargo y sin querer, me terminé enganchando con tres obras de medios diferentes que trabajan la cuestión trans. En el primer caso, estoy mirando un animé de 2023 llamado Tengoku Daimakyou. El título podría traducirse como “Heavenly Delusion” y lo pueden encontrar en Star+.



Si tuviera que resumirlo de alguna manera, diría que son dos historias en una. Por un lado, un grupo de niños parece estar en una instalación/prisión que recuerda The Promised Neverland. Por otra parte, dos adolescentes recorren Japón en un survival horror pos-apocalíptico muy al estilo The Last of Us, con enormes y rarísimos bichos incluidos.

La temática trans aparece, justamente, en este segundo relato. En los primeros episodios se revela que el personaje de Kiruko, pese a verse como una mujer, en realidad se siente un hombre en su interior. Hay un motivo muy llamativo para esto, pero no lo voy a revelar acá porque… spoilers.

Vale destacar también que muchos de los niños de la guardería tienen una apariencia bastante andrógina. Un ejemplo importante es el protagonista, Tokio (quien se ve igual que Maru, el compañero de Kiruko). Tengoku Daimakyou viene muy sólido y se los recontra recomiendo. Pronto saldrá reseña completa.




Oshima en “Kafka en la Orilla” (literatura)

Luego tenemos el caso de Kafka en la Orilla, una novela de Haruki Murakami de 2002. Voy por la mitad de esta obra que tiene varios toques de fantasía y mucho surrealismo. Al igual que en Tengoku, acá también tenemos dos tramas separadas que, sin embargo, están entrelazadas.

El primer arco narrativo sigue a “Kafka” Tamura, un quinceañero que se escapa de casa para evadir una profecía edípica. El segundo nos pone frente a Nakata, un anciano mentalmente lento que tiene la capacidad de hablar con los gatos.

Como es habitual en la obra de Murakami, la música, la sexualidad, el género y los gatos son gran parte de la discusión. Uno de los personajes secundarios más importantes del libro es Oshima, un hombre transgénero, intelectual, y hemofílico de 21 años. Oshima es bibliotecario y se convierte en el mentor de Kafka mientras lo guía hacia las respuestas que busca en su viaje.



Cuando termine de leerlo armo reseña, pero les adelanto que lo estoy disfrutando bastante. Muchas más, de hecho, que lo último que había leído de Murakami (“El fin del mundo y un despiadado País de las Maravillas”).

 

Tyler en “Tell Me Why” (aventura narrativa)

En el último ejemplo de este sincronismo loco, en paralelo a la lectura de Murakami y el animé de Tengoku, estoy jugando Tell Me Why, una aventura narrativa de 2020 donde la temática trans es, directamente, central a la trama.

Tyler Ronan mató a su madre en defensa propia cuando era un niño. Ahora es el año 2015 y Tyler, de 21 años, finalmente deja atrás su pasado en el centro residencial Fireweed para reunirse con su hermana gemela, Alyson, después de diez años de ausencia.

Mientras vuelven a visitar el hogar de su infancia en la ciudad rural de Alaska de Delos Crossing, descubren las incertidumbres que rodearon a la muerte de su madre y la infancia difícil que tuvieron, lo que desencadena la búsqueda de una solución investigando la ciudad y sus residentes.

Durante su viaje, los gemelos redescubren su vínculo telepático y desarrollan la capacidad de manifestar y debatir visualmente sus diferentes recuerdos de los mismos eventos.



Tell Me Why es el primer juego de un estudio importante (DONTNOD Entertainment, en este caso) que presenta a un protagonista transgénero en la forma de Tyler. Para asistir con su representación, la organización de defensa LGBTQ GLAAD estuvo muy involucrada con el desarrollo del videojuego.

Hay mucha tela para cortar en esta historia que vengo disfrutando un montón. Acabo de terminar el primer capítulo y ya estoy con ganas de saber cómo continúa. A cada momento se revelan nuevos y jugosos secretos. 

¡Ampliaremos!

 

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