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miércoles, 12 de junio de 2019

El Túnel (1948), una novela de Ernesto Sábato


Juan Pablo Castel fue, una vez, un famoso pintor. Ahora está en la cárcel por asesinar a la única mujer que realmente lo comprendió, María Iribarne. Él va a contarte su historia de la forma más directa posible, sin ningún tipo de justificación moral… o, bueno, como él quiera contarlo. El Túnel es una de las novelas argentinas más emblemáticas y la que ocupa el análisis literario de esta nota.





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La génesis de “El Túnel”

Ernesto Sábato tenía sólo 26 años cuando obtuvo el Doctorado en Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad Nacional de La Plata. Comenzó a trabajar como investigador con una beca en París y –en aquel nicho para la creatividad– se fue involucrando con el movimiento surrealista, que terminaría por influir profundamente en su vida.

Para cuando regresó a Argentina, ya estaba decidido a abandonar la ciencia y encarar una carrera como escritor. Fue en 1943, debido a una de sus muchas crisis existenciales, cuando eligió dedicarse de lleno a la literatura.

El Túnel, su primera obra de ficción, llegaría cinco años después. Luego de ser rechazada por prácticamente todas las editoriales de Buenos Aires, fue publicada en la revista Sur, en la que colaboraban personalidades destacadas del ámbito literario como Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.


Esta novela psicológica terminó recibiendo críticas muy positivas de autores como Albert Camus, quien se copó tanto con la historia de tinte existencialista que la hizo traducir al francés. Si por casualidad leyeron El extranjero (de 1942) –o, por lo menos, mi nota sobre Camus y el absurdo– saben que ambas novelas comparten similitudes importantes.

El existencialismo y el absurdo

Los protagonistas de las llamadas “novelas existenciales” frecuentemente son personajes indiferentes y moralmente ambiguos. Creen que la existencia humana no tiene gran significado. Como Sísifo eternamente empujando una roca, la vida es absurda y sin sentido. Es esa aceptación la que les permite ser realmente felices.

En El extranjero, Meursault recibe con apatía la noticia de la muerte de su madre. No demuestra tristeza o dolor, sino que se limita a reportar el hecho de la forma más plana posible. El Túnel inicia con lo que quizás sea el spoiler más grande de toda la literatura: “Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne”.

Ambos personajes pasan el resto de sus respectivas novelas en una intensa búsqueda de una respuesta al enigma existencial, tratando de disipar también la soledad emocional en la que se encuentran.

Castel, el protagonista de El Túnel, tiene la aceptación de la crítica y la sociedad en general, pero cree que nadie comprende su arte. Interiormente se siente solo y alienta la esperanza de que algún día vendrá alguien especial, dándole la posibilidad de alcanzar la felicidad.

Fuertemente acomplejado por su propia existencia, cree encontrar en María Iribarne un alma afín que entiende su verdadera esencia. La realidad es que Castel también es un personaje absolutamente abusivo, desquiciado y acosador.


Adaptación argentina de "El Túnel", de 1952

Los muchos estudios que se han hecho sobre la obra tienden a ubicarse en dos posturas muy marcadas. Están aquellos enfocados en el perfil psicológico del protagonista y otros quienes buscan un análisis más filosófico que tiene sus huellas en los postulados del existencialismo de Sartre. Ambos análisis tienden a coincidir en que Juan Pablo Castel reúne todas las características de un ser esquizofrénico.

La estructura de “El Túnel”

El llamado “escritor del pesimismo” eligió que su obra se dividiera en 39 capítulos muy breves que promedian las tres o cuatro hojas de longitud. Esto hace que estemos ante una novela corta que puede leerse con relativa fluidez.

La narración es lineal y en primera persona, contada por el mismo protagonista en forma de racconto. Simulando a la novela policíaca (o, más probablemente, parodiándola) el primer capítulo presenta el desenlace (la muerte de María Iribarne en manos de Juan Pablo Castel) y luego van apareciendo, gradualmente, los móviles del crimen.



A medida que yo iba leyendo, se me ocurrió pensar que, quizás, la confesión de Castel había sido más simbólica que real. Quizás él había llevado las cosas hacia la muerte de María pero no era el autor material. Quizás había asumido la culpa para salvar a alguien más. A lo mejor le habían hecho la cama. Pero no, nada de eso. Es realmente el culpable, y la novela no hace nada para esconderlo.

Todo lo contrario, desde la cárcel él describe los distintos acontecimientos que justifican, a su manera de entender las cosas, su conducta. Por supuesto que estamos ante un típico caso de narrador poco confiable, como el Humbert Humbert de Nabokov (novela que, de hecho, salió después).

Entre el psicoanálisis y el policial

Lo interesante de El Túnel es que asume el crimen en sus primeras páginas, en lugar de tener la pretensión de resolverlo.

En este sentido, se diferencia de la novela policial tradicional. Para continuar con los intertextos a la literatura rusa, funcionaría más como la segunda mitad de Crimen y castigo, donde Dostoievski reflexiona sobre la tragedia de la conciencia y la culpa que siente uno luego de un asesinato.

Sábato no era un amante del policial. Lo detectivesco implica establecer una rigurosa cadena causal de acontecimientos que confluyen en un crimen. Es un universo de leyes inexorables y estrictamente racional. Pero en la novela policial, dice en su ensayo Uno y el Universo, “se descartan los elementos irracionales o demoníacos que no se pueden plegar al esquema”.


El autor no está interesado en la “explicación” del crimen como posesión de lo verdadero. La novela no busca que un lector se regocije (o haga catarsis) con el descubrimiento del asesino, para poder ser procesado, enjuiciado y dispuesto como el trofeo de una investigación exitosa.

"Ahora estaban hablando de novelas policiales: oí de pronto que la mujer preguntaba a Hunter si había leído la ultima novela del Séptimo círculo. —¿Para qué? —respondió Hunter—. Todas las novelas policiales son iguales. Una por año, está bien. Pero una por semana me parece demostrar poca imaginación en el lector."

De esa forma, hay algo muy artificioso en la narración de El Túnel. Hay algo del efecto de distanciamiento de Brecht también. Descartado el enigma de la muerte de María Iribarne, podemos centrarnos en lo que Sábato nos quiere contar: la historia de este pobre tipo y cómo su psicología enferma lo llevó al asesinato.

La crítica de Sábato a la novela policial se cristaliza en el personaje de Castel, que superficialmente parece un hombre racional (posee capacidad de abstracción y tiene la pensamiento lógico) pero que, en su interior, su modo de razonar es distinto al que dicta la norma. Las conclusiones que extrae son más propias de los paranoicos.

En fin, hay mucha tela para cortar en este aspecto.

¿Qué significa “El túnel”?

El último tema que quería abordar es el que da nombre al título. No hay ningún túnel literal en la obra, sino que hace referencia a la oscuridad adonde Juan Pablo Castel dice encontrarse. Él mismo describe la metáfora sobre el final:
«(…) en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles»

El túnel representa ese mundo encajonado de Castel, donde siente que nadie puede comprenderlo. Camus decía que sólo existe un problema filosófico realmente serio: el suicidio. Castel no dice explícitamente querer quitarse la vida, pero aquel pensamiento se recorre entre líneas de forma muy marcada.


Simultáneamente, la idea de un túnel hermético con sólo una entrada (el nacimiento) y una salida (la muerte), nos habla de una idea de destino fijo y predeterminado. En su cabeza, Castel siempre estuvo destinado a terminar en la cárcel por matar a María. Nada pudo haberlo evitado.

Palabras finales

Ésta no es una novela difícil de leer. De hecho, todo lo contrario. En su superficialidad se halla un argumento directo y comprensible. Sin embargo, los lectores más avispados pueden realizar múltiples interpretaciones con los simbolismos y aspectos psicológicos que presenta. Es una obra que, aún hoy, nos sigue interpelando.

Por eso El Túnel es un verdadero clásico de la literatura argentina. Y por eso vale la pena seguir leyéndolo.

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7 comentarios:

  1. No me había percatado de la similitud con El Extranjero, y tenés mucha razón. Concuerdo.
    En cuanto leí esa parte de tu reseña pensé en Crimen y Castigo, pero en los siguientes párrafos te me anticipaste olímpicamente.
    Tendría que volver a leer El túnel, ya pasaron casi 20 años desde que la leí, ahora la vería con otros ojos.

    Sos crack, ¿lo sabés no?
    Abrazo grande cráneo!

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    1. Ja, ¡cuántas flores! Debe haber sido el Día del Padre.
      A mí me viene medio pasando al revés. El Túnel lo leí recién este año. Son esos clásicos que uno va postergando vaya uno a saber por qué.
      ¡Abrazo!

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  2. Uf, lo tienen mis viejos hace eones y a pesar de haber leído obras de este autor, se me pasó olímpicamente. Habrá que darle una oportunidad, caramba. Gracias por la reseña

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    1. ¡Caramba, qué coincidencia! Ven, juglar, acércate. Mira, quisiera cantarle a María pero el destino me ha castigado con dura mano en mi inspiración musical.

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  3. Impresionante tu blog. Ya llevo leyendo varios de los artículos publicados y me encantan. Un gusto haberlo encontrado. Seguiré dando vueltas por él y atento de nuevas publicaciones.
    Por lo demás, me gustaría recomendar, si es que no la haz leído ya, Sobre Héroes y Tumbas, de Sábato, sin duda otra de las grande novelas de Argentina. Saludos!

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    1. ¡Muchas gracias! Me debo Sobre Héroes y Tumbas todavía. Sigue en mi eterna lista de lecturas pendientes.
      ¡Saludos!

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  4. La relectura me hizo bien. Encontré similitudes entre la novela y la cantidad de casos de femicidios que aparece en la crónica roja.

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