¿Te gusta mucho el animé y querés que más personas ingresen a este maravilloso
mundo? En esta nota repaso algunas técnicas y recomendaciones para motivar a
otros a ver más animé.
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Todos los que crecimos en los años ´90 (o principios del 20000s) nos topamos con animé en la TV, aunque por esa época quizás no lo tuviéramos tan diferenciado de la animación occidental.
En Argentina, los casos más famosos de animés que calaron hondo en la cultura popular son la franquicia de Dragon Ball y Saint Seiya (Los Caballeros del Zodiaco), a tal punto que las nuevas películas —por más malas que terminen siendo— aún tienen un mercado importante para las salas de cine local.
De hecho, por más floja y olvidable que me resultó Dragon Ball Super: Super Hero, la película dominó la taquilla argentina cuando estrenó en agosto 2022, llegando a vender casi 300.000 entradas (que es una bocha para nuestros cines).
En aquella gloriosa infancia también era supér común ver animes traídos por Cartoon Network o Magic Kids (más tarde Animax y Locomotion). Naruto, Pokemon, Slam Dunk y Salir Moon siguen siendo muy queridos en nuestro país.
Pero la animación japonesa (que es un medio, no un género) continuó evolucionando hasta convertirse en una industria millonaria y plagada de producciones increíbles.
Hablé un poquito sobre por qué ver (y amar) el animé en esta
otra nota. En lo que quiero centrarme ahora es en algunas pequeñas técnicas
y recomendaciones para lograr que OTRAS personas vean más animé. Veamos qué
sale.
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Lo bueno, si breve, dos veces bueno
Yo tengo 36 años, soy padre de dos bestias y tengo tres laburos. Aunque muchas veces termino clavando alguna peli de tres horas, como la última de Scorsese, Killers of the Flower Moon, la verdad es que cada vez me cuesta más. Y especialmente si pienso que una peli de tres horas prácticamente son seis capítulos de animé.
La primera gran ventaja de mirar animé es que los episodios tienden a durar entre 18 y 22 minutos. La duración es ideal para meter algún break en el laburo, durante el almuerzo, transporte al laburo… o cuando sea. ¡Yo a veces hasta me clavo un capítulo mientras vuelvo caminando de un trote! Se consumen rápido y, si los episodios están bien hechos, te dejan siempre con ganas de más.
Es cierto que hay animés eternos (muchach@s, ¡One Piece ya lleva emitidos 1091 episodios!), aunque también hay muy buenas historias contadas en doce o trece episodios. Yo creo que, para el espectador más casual y novato, hay que empezar por ahí.
Van algunas recomendaciones aleatorias. Fooly Cooly (el original tiene 6 episodios, la secuela otros 6) es un delirio absoluto. Odd Taxi (13 episodios) es un intrigante slice-of-lice con un crimen y personajes antropomórficos.
Death Parade (12 episodios) plantea un escenario oscuro sobre la humanidad y lo que ocurre después de la muerte. Si Anohana (12 episodios) no logra movilizarte, chequeate el pulso porque puede que estés muerto. Erased (13 episodios) es un misterio emocionante con viajes temporales.
La lista de animés cortos, por supuesto, podría seguir: Violet
Evergarden (2018), Puella Magi Madoka Magica (2011), A
Place Further Than The Universe (2018), Terror In Resonance
(2014), Paranoia Agent (2004), Cyberpunk: Edgerunners (2022), Serial
Experiments Lain (1998). Hay realmente para todos los gustos.
La regla de los tres episodios
Una vez que enganchaste a tu presa con buenos y cortitos animés, es hora de ir por más. Algunas de las mejores historias alguna vez concebidas son japonesas, pero hay que entender bien qué genero nos interesa. Por más increíble que sea Full Metal Alchemist: Brotherhood, no te vas a clavar sus 64 capítulos si no te interesa la fantasía medieval y la magia.
Por eso yo siempre recomiendo seguir la REGLA DE LOS TRES EPISODIOS. La idea es muy simple: darle a un animé tres capítulos para decidir si vas a seguirlo o no.
Hay series brillantes que ya te venden la idea de una, como Cowboy Bebop o la primera temporada de Sword Art Online. Y también me ha pasado muchas veces que el primero o, incluso, el segundo episodio no alcanza para comprender el contexto, conflicto principal o estilo narrativo de la serie.
A veces se necesitan tres intentos para sentir química con un animé. Por ejemplo, Death Note me parece una EXCELENTE puerta de entrada al mundo del animé (si quieren algún día discutimos el porqué). Sin embargo, te enganchás fuerte recién con el tercer capítulo… y el inicio no es tan impactante como lo que viene después. La aparición de “L” en Death Note lo cambia todo.
Por supuesto que hay excepciones. Steins;Gate se pone bueno
recién en el quinto episodio (y a partir de ahí no para). Pero, en general, yo
creo que la “regla de los 3” se cumple en muchísimos animés y es una buena
manera de saber si vale la pena verlo completo o no.
¡El animé es un medio!
A riesgo de sonar como un disco rayado, la animación japonesa es un medio para contar historias. Y, siendo así, tiene miles de estilos y géneros diferentes para ofrecer. Es verdad que hay ciertos lineamientos y tendencias, clichés o tropos que se repiten. También es verdad que los shonen (acción y peleas para adolescentes) como Dragon Ball Z, Demon Slayer o My Hero Academia son el género más popular.
Sin embargo, también es cierto que ofrece muchísimas producciones rarísimas y para todos los gustos. Si buscás sci-fi con robotos gigantes y problemas existencialistas, le entrás a Evangelion. Para comedias escolares está lleno (y yo te diría que vayas con School Rumble).
Hay obras tarantinescas como Baccano!, animés metatextuales que destrozan la cuarta pared como Re: Creators, romances que te hacen lagrimear a fondo (Your Lie in April) y prácticamente cualquier otro género y estilo que se te ocurra.
O a lo mejor querés animarte a uno de los mejores animés de los últimos
años: Shingeki no Kyojin (Attack on Titan): una historia que lo
tiene todo: misterio, mucha acción, y una animación bellísima. El desenlace llegó
a finales del año pasado y fue una de las cosas más increíbles que
ocurrieron en la animación japonesa en mucho tiempo.
Acompañar en el camino
El último tip para lograr que otra persona se motive a ver animé es acompañar en el camino. Yo lo que suelo hacer cuando quiero que alguien se cope, es decirle: “mirá, veamos juntos estos tres capítulos hoy y ves qué onda”. Así he visto Death Note unas 5 o 6 veces, porque siempre la arrancaba con alguien nuevo a quien quería introducir.
Por otra parte, hoy ver animé es más fácil que nunca. Existen varias páginas piratescas con animé (yo suelo usar mucho JKAnime, por ejemplo) y también Crunchyroll, que sinceramente no es tan caro. Adicionalmente, hay varios servicios de streaming que cada vez van ampliando más el catálogo.
En Prime Video tenés Vinland Saga, Re: Creators, Psycho-Pass, Saint Seiya: The Lost Canvas, etc. En Star+ podés encontrar Heavenly Dilusion, Undead Unlock o Bleach. Netflix tiene un montón de cosas copadas, aunque usted no lo crea. Entre ellos: Demon Slayer, One Punch Man, Cyberpunk Edgerunners, Romantic Killer y Beastars.
Pero volviendo al acompañamiento, ver algo juntos con una pareja o un amigo es una planazo para anclar al otro en el mundo del animé. Lo hacés sentir parte y después pueden charlar sobre el capítulo.
Llevo muchísimos años viendo animé (y, ocasionalmente, chusmeando algún manga) y sigo interesándome profundamente por todo lo nuevo que va saliendo, mientras voy poco a poco completando el backlog de cosas viejas. Y cuántos más seamos en la comunidad animesca, más bello será el mundo. ¿No?
¿NO?
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=>> Otros POSTS SOBRE ANIMÉ en el blog: “¿Cómo comenzar a ver animé?”; “¿Cómo continuar viendo animé?”; “¿Adónde ver animé?”; “¿Por qué ver animé?”; “Una reflexión sobre el final de Attack on Titan”; “Guía de iniciación de Evangelion” <<==
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